Capítulo 88

En ese momento, un sonido asustó a Eos. Un teléfono móvil comenzó a sonar en las manos de Eda, quien le echó un vistazo a su hermana antes de pasárselo.

—Toma, es el tuyo —explicó con una sonrisa divertida—. Es papá.

Eos soltó un gran suspiro, lleno de ansiedad y emoción, y agarró el teléfono con cierta vacilación.

—Hola pipi. —Saludó con un nudo en la garganta.

—Hija, por fin atiendes el teléfono, —respondió Eros aliviado—. Ya Perseo habló con nosotros. Mi pregunta es: ¿te quieres casar? ¿Deseas ser su mate? De no ser así, yo mismo voy hoy mismo y te sacó de allá.

Eos se mordió el labio inferior, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos.

—Pipi guapo…, —titubeó—. Mi mate se ve que es un buen alfa y me ha respetado. Me prometió que puedo hacer lo que desee. Voy a poder estar con mi gente de la colonia y disfrutar del bosque. Sabes, papi, eso es lo que realmente quiero.

Su padre permaneció en silencio por un momento, dejando que las palabras de su hija
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