En ese momento, un sonido asustó a Eos. Un teléfono móvil comenzó a sonar en las manos de Eda, quien le echó un vistazo a su hermana antes de pasárselo.—Toma, es el tuyo —explicó con una sonrisa divertida—. Es papá.Eos soltó un gran suspiro, lleno de ansiedad y emoción, y agarró el teléfono con cierta vacilación.—Hola pipi. —Saludó con un nudo en la garganta.—Hija, por fin atiendes el teléfono, —respondió Eros aliviado—. Ya Perseo habló con nosotros. Mi pregunta es: ¿te quieres casar? ¿Deseas ser su mate? De no ser así, yo mismo voy hoy mismo y te sacó de allá.Eos se mordió el labio inferior, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos.—Pipi guapo…, —titubeó—. Mi mate se ve que es un buen alfa y me ha respetado. Me prometió que puedo hacer lo que desee. Voy a poder estar con mi gente de la colonia y disfrutar del bosque. Sabes, papi, eso es lo que realmente quiero.Su padre permaneció en silencio por un momento, dejando que las palabras de su hija
El día de la boda había llegado. Se instalaron carpas en el exterior de la majestuosa mansión para celebrar la ceremonia. Se habían extendido invitaciones a los alfas de las manadas de las dos regiones, a los miembros de la colonia y a Morgan, quien bendecirá la unión entre el alfa y la ninfa.El lugar estaba adornado con flores de múltiples colores, traídas especialmente desde el Valle de las Hadas. En el momento de la ceremonia, Perseo se encontraba en el altar ataviado con un elegante traje negro, complementado con una camisa blanca de cuello alto. Este atuendo había sido confeccionado a medida por el mejor sastre que Maya encontró en Alaska. Ella, al vivir en los límites de las tierras de los lobos, había aprendido a infiltrarse junto a su esposo Duncan entre los humanos para conocer sus costumbres.Mientras tanto, Eos se encontraba en su habitación, hecha un manojo de nervios, luciendo un hermoso vestido blanco adornado con encajes de flores rosa. El velo que llevaba era una auté
Perseo mantenía a Eos sujeta con ternura por la cintura mientras ansiaba escapar del bullicio de la fiesta y llevarla a su habitación. Sin embargo, por diplomacia debía acompañar a los invitados hasta el final. Con voz suave y sensual, se acercó al oído de la bella ninfa y le confesó sus deseos más profundos.—Eres la personificación de la belleza, mi ninfa coqueta. Mi corazón anhela que esta noche termine pronto para poder llevarte a nuestra habitación y disfrutar de la verdadera celebración que nos espera.Eos dio un respingo, sintiendo cómo la piel se le erizaba al escuchar la pasión en sus palabras. Su rostro se llenó de un cálido rubor. Sabían que en el momento en que estuvieran a solas sería una celebración de amor y deseo que jamás olvidarán. Sus corazones latían con una intensidad que eclipsaba incluso el ruido y la agitación de la fiesta. Con una voz susurrante, ella respondió.—Mi alfa, ¿cómo te atreves a decirme eso aquí, en medio de toda esta gente? ¿No te preocupa que nos
El hombre, con respeto, le dedicó una reverencia y con voz ronca expresó.— Luna Eos. Le doy la bienvenida a su nueva manada. Estaré para servirle en lo que se le ofrezca.Eos agradeció con un asentimiento y luego dirigió una mirada gélida hacia las tres mujeres que se reían de forma burlona. Sin embargo, su tono de voz firme inquirió.—Y bien, ustedes tres, ¿no van a saludar a su Luna?La actitud de la ninfa no pasó desapercibida por Perseo, quien se sintió atrapado entre la emoción y el temor. Sabía que su esposa estaba celosa y no sabía si debía sentirse emocionado por su reacción o preocupado por su actitud de vaya a tomar.Las lobas se miraron entre sí y se limitaron a sonreír. Planeaban humillar a la ninfa que no formaba parte de su manada, sin embargo, desconocían por completo el inmenso poder que Eos poseía. Pronto, se darían cuenta de la verdadera magnitud de su fuerza.—Oh, perdón, Luna. Es que todavía no estamos acostumbradas a tratar con personas de otras manadas. Se rumor
Perseo caminó hacia la entrada de la majestuosa mansión, sus pasos decididos resonaban en el mármol del piso. Con agilidad, subió las escaleras.Eos, enojada no quería pasar la noche con él. En un susurro lleno de frustración, exigió.—Perseo, bájame. Estoy furiosa y no quiero dormir contigo.—Es nuestra noche de bodas, mi amor, y esta noche duermes conmigo. —Él respondió con una sonrisa traviesa en los labios.Eos estaba atrapada en un dilema, debatiéndose entre su rabia y el deseo que, sin querer, seguía ardiendo en su interior. Apenas cruzaron el umbral de la puerta, Perseo se inclinó y sus labios se apoderaron de los de ella en un beso apasionado. Un torbellino de emociones y pasión comenzó a crecer desde lo más profundo de su ser, llevándola a un lugar donde sus deseos y su furia chocaban en una danza incontrolable.Perseo ardía como un volcán en erupción. Con fuerza, cerró la puerta detrás de él utilizando la punta de su zapato y se dirigió hacia la cama, depositando a Eos con d
Cuando amaneció al día siguiente, Eos se encontraba resguardada en los brazos de Perseo, el hombre que la había hecho experimentar emociones intensas a lo largo de la noche. Mientras sus ojos comenzaban a abrirse, Perseo, le obsequió un suave beso en la frente.—Mi hermosa ninfa, estaba esperando que despertaras para bajar a desayunar. ¿Te ayudo a bañarte? —le expresó con ternura mientras se incorporaba en la cama para cargarla y llevarla al baño.Eos sentía que cada músculo de su cuerpo le recordaba la pasión de la noche anterior. Se aferró a su cuello con una sonrisa traviesa.—Lobo pervertido, no te aproveches de mi cuerpo —haciendo puchero continuó—, me duele todo.El alfa soltó una carcajada, recordando cómo ella siempre pedía más, complaciéndolo a él en las posiciones en que la colocaba. Luego, caminó hacia la tina y la depositó en ella, llenándola de agua tibia para que su cuerpo se sintiera mejor. Luego se metió en la bañera.—Mi querida ninfa, pronto te sentirás mejor —dijo m
La sangre de Eda comenzó a hervir; ella odiaba profundamente las injusticias y no podía permitir que algo así sucediera. —¿Cómo? —preguntó, con incredulidad en sus ojos. Marie soltó un suspiro de resignación y continuó: —Sí, como oyes. Lo peor del caso es que nos acabamos de enterar de que ese mal nacido le vendió estos locales a un empresario multimillonario, que quiere derribar nuestros locales y construir un enorme centro comercial en su lugar. —Eso no lo podemos permitir. —Eda sintió un nudo en el estómago al escuchar las palabras de Marie. La situación parecía sombría, y las implicaciones eran desalentadoras. —Mi niña —dijo Marie con voz temblorosa—, el juez que viene a desalojarnos nos indicó que tenemos todas las de perder porque este millonario tiene todos los documentos legales a su favor. Estos locales son un patrimonio del pueblo, y con un centro comercial, que es lo que quiere hacer este hombre, le quitará la naturaleza a este pueblo. Además, fuimos estafados por el Se
Eda se encontró sola en la oficina, enfrentándose a la desconcertante conexión que había sentido y a la enigmática figura que tenía delante. Ella tragó saliva y dio un paso hacia atrás. Nunca había imaginado que sería ella quien buscara a su mate, y había sentido las señales, como el nombre de la empresa o la agitación de su loba antes de salir del ascensor. Su corazón latía desbocado en su pecho, como si quisiera salirse por la garganta. Apenas pudo articular unas palabras.—¿Tú eres Magnus Graties? El que está destruyendo los locales comerciales en el pueblo de Blanfort. Quiero que detengas la demolición. Esos locales tienen propietarios que fueron estafados por el hombre que te los vendió.Magnus no apartó la mirada de Eda ni un momento, rodeó el escritorio y se paró cerca de ella. Sus ojos brillaban con un misterio insondable. A sus 36 años, había esperado este momento, pero nunca pensó que su mate lo encontraría a él, y mucho menos que sería una hermosa joven de ojos azules.—Sí,