Una hora después. El Alfa se encontraba reunido en su despacho con su Gamma, Beta y Galilea. Las hermanas descendieron con elegancia por la escalera principal y se dirigieron con pasos decididos hacia el despacho. En la entrada, un atento guardia las avistó y, mostrando el debido respeto, inclinó su cuerpo en una reverencia. —Buena tardes, princesas. El Alfa Perseo las espera, —anunció el guardia con cortesía. Las hermanas respondieron con gracia y educación mientras avanzaban hacia la reunión. Galilea, con su aguda sabiduría, percibió de la energía de la ninfa, decidió actuar rápidamente. De manera disimulada, entregó algunos documentos a Perseo, buscando distraer su atención. Su intención era clara: quería observar en vivo y en directo la reacción de Alfa ante la presencia de la ninfa. El alfa desvió su mirada hacia los papeles que tenía ante sí, los cuales contenían las cláusulas que debía firmar para formalizar la entrega de la manada. Mientras su atención se centraba en la lect
Perseo, con una sonrisa traviesa en los labios, habló con complicidad. —¡Sí! Eres mi ninfa coqueta, la que se la pasa desnuda cerca de la cascada, pero te debo castigar por enviar a ese roble a detenerme por la pata y hacerme dar vueltas por el bosque. —¡Zeus! ¿Tu lobo es Zeus? — Su tono reflejaba la mezcla de asombro y diversión por la situación, recordando con cariño las travesuras que hizo. —Sí, y tú eres nuestra mate. —Ya que estamos aquí, aprovecha y me rechazas como lo tenías planeado. No te preocupes, puedo curar mi dolor y mitigar el tuyo. Como tú eres un Alfa, puedes romper el vínculo sin ningún problema. —Sus palabras reflejaban seguridad, pero por dentro tenía una batalla de sentimientos, se sentía muy atraída por ese alfa, pero estaba dispuesta a aceptar lo que él decidiera hacer. Perseo entrecerró los ojos y una sonrisa traviesa jugó en sus labios mientras comenzaba a hablar. —Yo... Perseo Willfón, nuevo alfa de esta manada, te... —Se detuvo por unos segundos, manten
Al salir, su hermana la esperaba ansiosamente afuera del despacho, Eos sintió cómo la tomaba de la mano y la conducía hacia su habitación. Una vez allí, se sentaron juntas en la cama. Eda preocupada por la expresión indignada en el rostro de su hermana, no pudo contener su curiosidad y preguntó.—¿Qué pasó Eos? ¿Qué acuerdos llegaste con él?Ella miró a Eda con una mezcla de frustración y enojo antes de comenzar a hablar.—Ese alfa era un pervertido, un completo idiota dominante. ¿Puedes creer que pretende que desde esa noche durmiera en su cama? No me quiero casar con él tan rápido, haré todo lo posible para evitarlo. Esta noche, tú y yo dormiremos juntas, no pondré un pie en su habitación ni atada. Por favor, pide la cena para la habitación, no tengo intención de salir de aquí.—¿Estás segura, hermanita? ¿No crees que tendrás problemas con tu mate si no te casas? —Eda preguntó, preocupada—. Además, no comprendo por qué no lo rechazaste si eras del mismo linaje que él.Eos suspiró y
Eos salió del baño y, al abrir la puerta, se encontró con una habitación vacía, despojada de todas sus pertenencias. Un escalofrío recorrió su espalda mientras observaba incrédula de que en un abrir y cerrar de ojos ya tenga que dormir con su mate. Las lágrimas amenazaron con emerger en sus ojos, pero se obligó a mantener la calma.Caminó de un lado a otro, sintiéndose perdida y vulnerable. El silencio que la rodeaba era abrumador, y el corazón le latía con fuerza, como si estuviera tratando de escapar de su pecho. Suspiró profundamente y soltó un susurro.—Eos, este es tu destino. Él es tu mate, y no puedes negar que tu lado lobino se siente atraído por él.Después de dar varias vueltas a la habitación, ella finalmente aceptó la realidad que estaba enfrentando. Suspiró una vez más y comenzó a caminar lentamente hacia la puerta, salió de la habitación, dio pasos por el pasillo. A medida que avanzaba, sus pensamientos la consumían, y su corazón latía con una mezcla de emoción y aprehen
En ese momento, un sonido asustó a Eos. Un teléfono móvil comenzó a sonar en las manos de Eda, quien le echó un vistazo a su hermana antes de pasárselo.—Toma, es el tuyo —explicó con una sonrisa divertida—. Es papá.Eos soltó un gran suspiro, lleno de ansiedad y emoción, y agarró el teléfono con cierta vacilación.—Hola pipi. —Saludó con un nudo en la garganta.—Hija, por fin atiendes el teléfono, —respondió Eros aliviado—. Ya Perseo habló con nosotros. Mi pregunta es: ¿te quieres casar? ¿Deseas ser su mate? De no ser así, yo mismo voy hoy mismo y te sacó de allá.Eos se mordió el labio inferior, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos.—Pipi guapo…, —titubeó—. Mi mate se ve que es un buen alfa y me ha respetado. Me prometió que puedo hacer lo que desee. Voy a poder estar con mi gente de la colonia y disfrutar del bosque. Sabes, papi, eso es lo que realmente quiero.Su padre permaneció en silencio por un momento, dejando que las palabras de su hija
El día de la boda había llegado. Se instalaron carpas en el exterior de la majestuosa mansión para celebrar la ceremonia. Se habían extendido invitaciones a los alfas de las manadas de las dos regiones, a los miembros de la colonia y a Morgan, quien bendecirá la unión entre el alfa y la ninfa.El lugar estaba adornado con flores de múltiples colores, traídas especialmente desde el Valle de las Hadas. En el momento de la ceremonia, Perseo se encontraba en el altar ataviado con un elegante traje negro, complementado con una camisa blanca de cuello alto. Este atuendo había sido confeccionado a medida por el mejor sastre que Maya encontró en Alaska. Ella, al vivir en los límites de las tierras de los lobos, había aprendido a infiltrarse junto a su esposo Duncan entre los humanos para conocer sus costumbres.Mientras tanto, Eos se encontraba en su habitación, hecha un manojo de nervios, luciendo un hermoso vestido blanco adornado con encajes de flores rosa. El velo que llevaba era una auté
Perseo mantenía a Eos sujeta con ternura por la cintura mientras ansiaba escapar del bullicio de la fiesta y llevarla a su habitación. Sin embargo, por diplomacia debía acompañar a los invitados hasta el final. Con voz suave y sensual, se acercó al oído de la bella ninfa y le confesó sus deseos más profundos.—Eres la personificación de la belleza, mi ninfa coqueta. Mi corazón anhela que esta noche termine pronto para poder llevarte a nuestra habitación y disfrutar de la verdadera celebración que nos espera.Eos dio un respingo, sintiendo cómo la piel se le erizaba al escuchar la pasión en sus palabras. Su rostro se llenó de un cálido rubor. Sabían que en el momento en que estuvieran a solas sería una celebración de amor y deseo que jamás olvidarán. Sus corazones latían con una intensidad que eclipsaba incluso el ruido y la agitación de la fiesta. Con una voz susurrante, ella respondió.—Mi alfa, ¿cómo te atreves a decirme eso aquí, en medio de toda esta gente? ¿No te preocupa que nos
El hombre, con respeto, le dedicó una reverencia y con voz ronca expresó.— Luna Eos. Le doy la bienvenida a su nueva manada. Estaré para servirle en lo que se le ofrezca.Eos agradeció con un asentimiento y luego dirigió una mirada gélida hacia las tres mujeres que se reían de forma burlona. Sin embargo, su tono de voz firme inquirió.—Y bien, ustedes tres, ¿no van a saludar a su Luna?La actitud de la ninfa no pasó desapercibida por Perseo, quien se sintió atrapado entre la emoción y el temor. Sabía que su esposa estaba celosa y no sabía si debía sentirse emocionado por su reacción o preocupado por su actitud de vaya a tomar.Las lobas se miraron entre sí y se limitaron a sonreír. Planeaban humillar a la ninfa que no formaba parte de su manada, sin embargo, desconocían por completo el inmenso poder que Eos poseía. Pronto, se darían cuenta de la verdadera magnitud de su fuerza.—Oh, perdón, Luna. Es que todavía no estamos acostumbradas a tratar con personas de otras manadas. Se rumor