Al salir, su hermana la esperaba ansiosamente afuera del despacho, Eos sintió cómo la tomaba de la mano y la conducía hacia su habitación. Una vez allí, se sentaron juntas en la cama. Eda preocupada por la expresión indignada en el rostro de su hermana, no pudo contener su curiosidad y preguntó.—¿Qué pasó Eos? ¿Qué acuerdos llegaste con él?Ella miró a Eda con una mezcla de frustración y enojo antes de comenzar a hablar.—Ese alfa era un pervertido, un completo idiota dominante. ¿Puedes creer que pretende que desde esa noche durmiera en su cama? No me quiero casar con él tan rápido, haré todo lo posible para evitarlo. Esta noche, tú y yo dormiremos juntas, no pondré un pie en su habitación ni atada. Por favor, pide la cena para la habitación, no tengo intención de salir de aquí.—¿Estás segura, hermanita? ¿No crees que tendrás problemas con tu mate si no te casas? —Eda preguntó, preocupada—. Además, no comprendo por qué no lo rechazaste si eras del mismo linaje que él.Eos suspiró y
Eos salió del baño y, al abrir la puerta, se encontró con una habitación vacía, despojada de todas sus pertenencias. Un escalofrío recorrió su espalda mientras observaba incrédula de que en un abrir y cerrar de ojos ya tenga que dormir con su mate. Las lágrimas amenazaron con emerger en sus ojos, pero se obligó a mantener la calma.Caminó de un lado a otro, sintiéndose perdida y vulnerable. El silencio que la rodeaba era abrumador, y el corazón le latía con fuerza, como si estuviera tratando de escapar de su pecho. Suspiró profundamente y soltó un susurro.—Eos, este es tu destino. Él es tu mate, y no puedes negar que tu lado lobino se siente atraído por él.Después de dar varias vueltas a la habitación, ella finalmente aceptó la realidad que estaba enfrentando. Suspiró una vez más y comenzó a caminar lentamente hacia la puerta, salió de la habitación, dio pasos por el pasillo. A medida que avanzaba, sus pensamientos la consumían, y su corazón latía con una mezcla de emoción y aprehen
En ese momento, un sonido asustó a Eos. Un teléfono móvil comenzó a sonar en las manos de Eda, quien le echó un vistazo a su hermana antes de pasárselo.—Toma, es el tuyo —explicó con una sonrisa divertida—. Es papá.Eos soltó un gran suspiro, lleno de ansiedad y emoción, y agarró el teléfono con cierta vacilación.—Hola pipi. —Saludó con un nudo en la garganta.—Hija, por fin atiendes el teléfono, —respondió Eros aliviado—. Ya Perseo habló con nosotros. Mi pregunta es: ¿te quieres casar? ¿Deseas ser su mate? De no ser así, yo mismo voy hoy mismo y te sacó de allá.Eos se mordió el labio inferior, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos.—Pipi guapo…, —titubeó—. Mi mate se ve que es un buen alfa y me ha respetado. Me prometió que puedo hacer lo que desee. Voy a poder estar con mi gente de la colonia y disfrutar del bosque. Sabes, papi, eso es lo que realmente quiero.Su padre permaneció en silencio por un momento, dejando que las palabras de su hija
El día de la boda había llegado. Se instalaron carpas en el exterior de la majestuosa mansión para celebrar la ceremonia. Se habían extendido invitaciones a los alfas de las manadas de las dos regiones, a los miembros de la colonia y a Morgan, quien bendecirá la unión entre el alfa y la ninfa.El lugar estaba adornado con flores de múltiples colores, traídas especialmente desde el Valle de las Hadas. En el momento de la ceremonia, Perseo se encontraba en el altar ataviado con un elegante traje negro, complementado con una camisa blanca de cuello alto. Este atuendo había sido confeccionado a medida por el mejor sastre que Maya encontró en Alaska. Ella, al vivir en los límites de las tierras de los lobos, había aprendido a infiltrarse junto a su esposo Duncan entre los humanos para conocer sus costumbres.Mientras tanto, Eos se encontraba en su habitación, hecha un manojo de nervios, luciendo un hermoso vestido blanco adornado con encajes de flores rosa. El velo que llevaba era una auté
Perseo mantenía a Eos sujeta con ternura por la cintura mientras ansiaba escapar del bullicio de la fiesta y llevarla a su habitación. Sin embargo, por diplomacia debía acompañar a los invitados hasta el final. Con voz suave y sensual, se acercó al oído de la bella ninfa y le confesó sus deseos más profundos.—Eres la personificación de la belleza, mi ninfa coqueta. Mi corazón anhela que esta noche termine pronto para poder llevarte a nuestra habitación y disfrutar de la verdadera celebración que nos espera.Eos dio un respingo, sintiendo cómo la piel se le erizaba al escuchar la pasión en sus palabras. Su rostro se llenó de un cálido rubor. Sabían que en el momento en que estuvieran a solas sería una celebración de amor y deseo que jamás olvidarán. Sus corazones latían con una intensidad que eclipsaba incluso el ruido y la agitación de la fiesta. Con una voz susurrante, ella respondió.—Mi alfa, ¿cómo te atreves a decirme eso aquí, en medio de toda esta gente? ¿No te preocupa que nos
El hombre, con respeto, le dedicó una reverencia y con voz ronca expresó.— Luna Eos. Le doy la bienvenida a su nueva manada. Estaré para servirle en lo que se le ofrezca.Eos agradeció con un asentimiento y luego dirigió una mirada gélida hacia las tres mujeres que se reían de forma burlona. Sin embargo, su tono de voz firme inquirió.—Y bien, ustedes tres, ¿no van a saludar a su Luna?La actitud de la ninfa no pasó desapercibida por Perseo, quien se sintió atrapado entre la emoción y el temor. Sabía que su esposa estaba celosa y no sabía si debía sentirse emocionado por su reacción o preocupado por su actitud de vaya a tomar.Las lobas se miraron entre sí y se limitaron a sonreír. Planeaban humillar a la ninfa que no formaba parte de su manada, sin embargo, desconocían por completo el inmenso poder que Eos poseía. Pronto, se darían cuenta de la verdadera magnitud de su fuerza.—Oh, perdón, Luna. Es que todavía no estamos acostumbradas a tratar con personas de otras manadas. Se rumor
Perseo caminó hacia la entrada de la majestuosa mansión, sus pasos decididos resonaban en el mármol del piso. Con agilidad, subió las escaleras.Eos, enojada no quería pasar la noche con él. En un susurro lleno de frustración, exigió.—Perseo, bájame. Estoy furiosa y no quiero dormir contigo.—Es nuestra noche de bodas, mi amor, y esta noche duermes conmigo. —Él respondió con una sonrisa traviesa en los labios.Eos estaba atrapada en un dilema, debatiéndose entre su rabia y el deseo que, sin querer, seguía ardiendo en su interior. Apenas cruzaron el umbral de la puerta, Perseo se inclinó y sus labios se apoderaron de los de ella en un beso apasionado. Un torbellino de emociones y pasión comenzó a crecer desde lo más profundo de su ser, llevándola a un lugar donde sus deseos y su furia chocaban en una danza incontrolable.Perseo ardía como un volcán en erupción. Con fuerza, cerró la puerta detrás de él utilizando la punta de su zapato y se dirigió hacia la cama, depositando a Eos con d
Cuando amaneció al día siguiente, Eos se encontraba resguardada en los brazos de Perseo, el hombre que la había hecho experimentar emociones intensas a lo largo de la noche. Mientras sus ojos comenzaban a abrirse, Perseo, le obsequió un suave beso en la frente.—Mi hermosa ninfa, estaba esperando que despertaras para bajar a desayunar. ¿Te ayudo a bañarte? —le expresó con ternura mientras se incorporaba en la cama para cargarla y llevarla al baño.Eos sentía que cada músculo de su cuerpo le recordaba la pasión de la noche anterior. Se aferró a su cuello con una sonrisa traviesa.—Lobo pervertido, no te aproveches de mi cuerpo —haciendo puchero continuó—, me duele todo.El alfa soltó una carcajada, recordando cómo ella siempre pedía más, complaciéndolo a él en las posiciones en que la colocaba. Luego, caminó hacia la tina y la depositó en ella, llenándola de agua tibia para que su cuerpo se sintiera mejor. Luego se metió en la bañera.—Mi querida ninfa, pronto te sentirás mejor —dijo m