—¡El precio! ¿Eso fue lo que significó para ti?
— Quizás al principio, pero después sucedió algo dentro de mí que cambió el rumbo y me entregué con pasión, desde ese día las cosas han cambiado un poco, me siento muy mal por haber traicionado a mi esposo, él no lo merece.
— Tal vez, pero deja te digo algo, nosotros siempre buscamos en otras mujeres cosas diferentes, amor, pasión, compañía, es difícil estar solo.
— Pero tú tienes tu novia, ¿Qué tiempo tienen con Camila?
— Un montón de tiempo — bromeó.
— Vaya, parece bueno ¿la quieres mucho? Lo pregunto por todo esto que está sucediendo.
— Ya sabes, estas cosas suelen suceder, incluso a tu marido ¿no has pensado en eso Pamela? Deberías.
Ella no hizo mucho caso al comentario de Ascanio, pero él la tomó nuevamente entre sus brazos y con un movimiento un poco brusco, la acarició con una pasión infinita, ella no pudo resistirse y accedió a su desbordado deseo, los latidos del corazón de Pamela se podían oír a lo lejos y en un abrir y cerrar de ojos estaban en la habitación del Sr. Serutti. Ella solo pensaba en lo que estaba sintiendo, sus brazos rodeaban aquel cuerpo enteramente, sus manos no paraban de tocar esos músculos tan fuertes que la enloquecía, a lo lejos se escuchaba el sonido del mar, estaban perdidos en un sentimiento profundo en el cual no querían despertar, en ese momento se escuchó un ruido que alertó a la pareja, pero en realidad no era nada, solo un simple tropiezo de alguien en la otra habitación. Sumergidos en la pasión descontrolada Pamela deseaba con locura su boca contra la suya, las caricias de aquel hombre que podría llevarla a muchos problemas con su estabilidad matrimonial.
— Mi amor, sabes que siempre he querido estar contigo a tu lado, sentirte mía en su totalidad, pero ahora perteneces a ese hombre.
— Ese hombre fue el que yo elegí para toda la vida.
— Ya no hablemos más de eso, ven abrázame, siente mi piel, no perdamos tiempo.
Se fundieron en un enorme y apasionado pico, donde los pensamientos desaparecieron de sus cabezas, los latidos del corazón se unieron en uno solo, se entregaron con una fuerza desesperada uniendo sus cuerpos, en uno solo, disfrutando de un amor prohibido como si algo los estuviera incitando a pecar.
Mientras tanto en el salón, Edward buscaba desesperadamente a su amada esposa sin dar con ella, de pronto se tropieza con Camila.
—¿Qué sucede, cuéntame que pasa? – preguntó.
— Ando buscando a Pamela ¿la has visto?
— No en realidad no la visto desde hace un rato, —comentó Camila.
Con un poco de astucia lo tomó del brazo, lo miró con ojos de deseo dando a entender que ella estaba allí para complacerlo, se acercó aún más a Edward hasta quedar cara a cara y rosando sus labios con los de él con el deseo de querer pasar bien la noche, muy sutilmente tomó las manos de Ed y las llevó a su cintura, ella posó su brazo abarcando todo su cuello.
—¿Qué haces Camila? Suéltame, necesito encontrar a mi mujer.
— Por favor Edward, ya deja de buscarla y hagamos algo nosotros, ella puede estar en cualquier lugar, quizás quiere estar sola por un rato.
— Es posible, pueda que desee estar sola, tienes razón, tomemos un trago me hace falta.
Los dos fueron hasta el bar del hotel, tomaron unas copas, Edward pidió una bebida a las rocas mientras que Camila opto por el Oporto, sus miradas se cruzaban mientras hablaban y reían de las ocurrencias que comentaban, olvidándose de todo lo que pasaba su alrededor. Ya pasada la noche, Camila estaba un poco mareada pero consciente, igual Edward, ambos salieron del bar directo a sus habitaciones, pero ella insistió que Ed pasara a tomarse el último traguito de la noche, pero todo lo tenía muy bien calculado.
— Ed pasa por favor.
— No Camila, esto no está bien.
— Tranquilo, no ha de pasar nada si tú no quieres, te lo prometo.
—¿Segura?
— Seguro que sí Edward, conversemos mientras tomamos un trago.
Ella sabía que esa noche, él se entregaría, caería en sus brazos apasionadamente, quería tener aquella fantasía que nunca tuvo con su novio Ascanio, sino con ese hombre que la enloquece solo con mirarlo, es una mujer muy creativa, apasionada, es dueña de una Agencia de Publicidad y eso la hacía muy vulnerable a la hora de entregarse a un hombre. Casi convencido del momento él, se dejó caer sintiéndose relajado, descansado de todo lo acontecido del día y parte de la noche.
Edward seguía pensando en el paradero de su amada, pero los deseos, caricias, susurros de Camila no lo dejaban detenerse ni por un instante y salir a buscarla.
— Ven amor, quiero tenerte, sentirte, estar cerca de ti, quiero sentir lo maravilloso que es estar entre tus brazos.
— Cariño recuerda, solo dijiste que tomaríamos un trago.
— Pero mi amor, te necesito ven vamos tengamos un encuentro íntimo como nunca antes, sabes que me enloqueces, no pienso perder este momento Ed, es nuestro y vamos a disfrutarlo.
Ambos deseaban estar unidos en la pasión desbordada de sus instintos lascivos, se despojaron de una manera muy erótica y sensual, Camila le desabrochó lentamente la camisa de seda blanca a Ed y bajó la cremallera de su fino pantalón, Camila se arrodillo para seguir desprendiendo la ropa de Edward, sumergida en sus deseos pasó sus manos por todas las partes íntimas de su amado, haciendo sonidos de placer y gloria. En el lujoso crucero Mc Queen, con rumbo a la Isla de Las Bahamas, los esposos Pamela Harrys y Edward Long, celebraban su aniversario de bodas por todo lo alto. Una velada digna de personas adineradas, con invitados especiales del mismo estatus social. La pérdida del hermoso collar de diamantes obsequiado, desata la ira, controversia y deseos más profundos, entre ellos. Amistades del pasado que regresan a cambiar el destino de los enamorados, afectando su felicidad de la manera más vil y cruel. Un secreto muy bien guardado, que involucra la comercialización de estupefaciente y productos ilícitos, entre otros, sale a la luz, trayendo como consecuencia la pérdida física de aquel empresario, cayendo en manos de la mafia. 20 años de casados compartiendo una historia llena de amor, comprensión, lujos, pasión, ahora invadida por la mentira y la desgracia, donde la relación parecía ser perfecta.
¿Podrán ellos superar todos los conflictos y salvar lo queda de ese inmenso amor?
—¿Te gusta mi amor? —Preguntó Camila.
— Si mi vida, me encanta cuando tienes esos detalles tan suaves y pecaminosos conmigo, me haces el hombre más feliz del mundo, sigue no pares Asssh, ah, Asssh. Amor, continua, así sigue.
Los sentidos comenzaron a involucrarse a descontrolarse unos con otros, pero la magia de la pasión no dejaba que pararan lo que ambos estaban sintiendo, Edward tomó a Camila en sus grandes brazos y la posó en el lecho para seguir amándose con desenfreno y desesperación, sin importarle lo que afuera sucedía, los amantes gozaban del pecado, de sus bajos instintos, los más bajos y perversos, fantaseando sin control.
Llegado el momento, Edward sale de la habitación de Camila y se dirige a su habitación, allí estaba Pamela dormida, satisfecha después de haber estado con Ascanio prácticamente haciendo lo mismo que su marido, el engaño los hacia felices, sin saber quién sale perjudicado de todo esto, tal vez se olvidaron de sus hijas, de esos 20 años unidos con un lazo que nadie puede desunir.
— Pamela ¿estás dormida?
— Casi — le contesta.
— Pensé que te encontraría dormida, anduve buscándote por todo el hotel y no pude dar contigo, ¿dónde has estado?
— Y tú ¿dónde estabas?
— Me estas contestando con otra pregunta Pamela ¿qué pasa? dime algo, necesito una explicación.
—Está bien te la daré luego, ahora déjame dormir, estoy cansada, buenas noches.
Pamela se sintió como ofendida, pero ella no tenía motivos para estar molesta, si estuvo con Ascanio Serutti, entregada en una pasión desenfrenada que los llevó a disfrutar en la habitación de su amante y luego a orillas de ese amplio y maravilloso mar, donde los sonidos de las olas y del viento eran como música en sus oídos, pasearon tomados de la mano, poniendo a la inmensa luna llena ser cómplice de sus deseos y la arena tibia que deja al caer el sol.
Aclarando el día, muchos de los huéspedes, se veían a lo lejos ejercitándose, quizás tratando de poner el cuerpo, mente y uno que otros pensamientos en orden, otros paseaban por el jardín, admirando lo hermoso del sitio. Mientras tanto, el señor Ascanio Serutti, disfrutaba de la sauna, es uno de los lugares donde pasa mucho tiempo. Las personas que visitan el hotel se sienten como en casa, es una manera de pensar que no están tan distanciados de sus seres queridos.En el momento en que la mañana transcurría, Edward Long, le comentó a su esposa que iría a platicar con unos amigos, pero cuando se acercó se dio cuenta que Ascanio estaba conversando con algunos de ellos, pues le llamó la atención que tuvieran algo en común. Ascanio volvió la mirada, se acercó a Edward y emitió un comentario.—Venga amigo mío, quiero presentarle a unos amigos.—Ya conozco algunos de ellos, buenos días señores el gusto es mío, —acotó Edward extrañado, balbuceando unas palabras, el cual no le prestaron atenc
Navegaron tranquilamente, todo estaba en calma, la gente caminaba de un lado a otro esperando que pasará algo, cuando de pronto se escuchó a lo lejos un sonido muy agudo que penetraba en lo más profundo de los oídos, se sentía que venía de lo más profundo de las aguas, es aterrador escuchar algo semejante, es para enloquecer, de repente comenzó a penetrar en todos los rincones del barco, una nubosidad intensa, como humo denso, no se podía ver absolutamente nada, los pasajeros gritaban para poder escucharse entre ellos, el sonido comenzó a bajar mientras se tropezaban unos con otros pidiendo disculpas, era lo que apenas se podía oír.Pamela estaba muy asustada, abrazó a Edward.—Mi amor si este es nuestro último momento, debo decirte algo…En ese instante alguien gritó—Señores, tranquilos ya todos está pasando, pronto saldremos de esta, es solo una neblina—¡Neblina…! no lo creo, esto es algo totalmente diferente, es extraño.Todos estaban sorprendidos, pero ya todo estaba volviendo a
En las familias no todos tenían que seguir los patrones de los padres, en este caso a Pamela le gusta ir a la iglesia con su madre, pero Ashley no era muy religiosa, cuando pequeña los acompañaba casi que obligada y ella poco a poco fue soltando esa costumbre, solo acudía en momentos que en verdad ameritaran su presencia.Los hombres eran pocos los que seguían la religión. Edward siendo un hombre con una espiritualidad bastante grande, con un corazón que no le cabe en el pecho, asistía muy poco a misa, quizás no se acostumbró a ir con los padres y si lo hizo fue por poco tiempo, a pesar de haber celebrado su matrimonio por la religión católica y excusándose con el exceso de trabajo.En la mansión de los Long Harrys, marchaban las cosas un poco más tranquilas, pero nunca faltaba en algún momento algo inesperado, siempre surgía uno que otro traslado para Edward, fuera del país, era parte de su trabajo, esta vez viajaría a Texas, donde la compañía tenía negocios y ameritaban su presencia
Camila conducía velozmente, algo le había molestado de la charla que tuvo con Pamela, pero en sus pensamientos solo rondaba una pregunta, «si es así ¿por qué enloqueció en mis brazos?» Camila no entendía estaba confundida, «¿será que Edward sabe cómo divertirse y enloquecer a cada una de las mujeres con quien ha estado?» los pensamientos de ella no cesaban en su cabeza, trató de no pensar más en eso y siguió su camino tranquilamente después de suspirar y respirar profundamente, se sintió más relajada, pero aún no estaba clara de lo que había escuchado, por un momento pensó en el crucero, esas luces de colores que invadieron ese día el barco, despertaría algo en ella un sentimiento profundo, que quizás tenía dormido después de pasar tanto tiempo alejada de Edward, pero entonces ¿que sentía por su amado Ascanio? Siempre ha dicho que lo ama, lo extraña, pero está enamorada del esposo de su amiga Pamela.Siguiendo la ruta a donde se dirigía Camila, se estacionó en un sito, entró y pidió u
Edward la besaba con desesperación, sus manos recorrían todo su cuerpo, desesperado por poseer a esa mujer que penetró en su habitación e invadió su cuerpo sin decir un previo si o un no, no podía creer lo que estaba pasando, lo tomó por sorpresa, pero quizás la sorprendida fue ella, pues su jefe sabía cómo hacer feliz a una mujer en el sexo y más si le gustaban esas piernas largas y esos grandes senos que lo enloquecían. Por la sangre de Caroline corría por sus venas como un líquido caliente, sus entrañas ardían como fuego, no podía aguantar las sensaciones sin expresarlas, es una mujer fogosa, lujuriosa, indomable en la cama, no tiene rival para disfrutar de una inmensa pasión que la lleva al cielo y la baja en un mismo sentido. Ella había tenido otros amores, pero nunca había deseado tanto a alguien como a Edward, ese jefe que solo la miraba para que hiciera todas las cosas que a él no le correspondía hacer, nunca se atrevió a mirarla de otra manera y eso molestaba a Caroline en cie
Ya firmado y finalizado en trato, Edward se dispuso a revisar de nuevo los papeles, pues aún le quedaban dudas, pero se dio cuenta que todo se veía legalmente, tomó sus cosas, se despidió y salió del lugar, en ese momento recibió la llamada de Caroline, le contestó y solo le dijo voy en camino, pero no dejaba de pensar en lo que el Sr. Serutti le comentó, no pudo fijarse bien en su cara, pues no se dejaba ver con claridad y nunca le dio el frente para que no se fijara en los detalles, el Sr. Branner, supo cómo envolver al señor Long en ese negocio y empresa fantasma.Llegó al hotel unas horas después, Caroline lo esperaba en la entrada para asegurarse que pasara y no darse cuenta, lo saludó, preguntándole:—¿Cómo te fue?—Creo que bien…—¿Crees que bien?, hablas como si no estuvieras seguro de lo que hiciste.—Tal vez no estoy muy convencido, de haber hecho negocios con ese hombre que apenas conozco.—Debiste pensarlo antes, ya no hay tiempo, ¿firmaste unos papeles y no sabes que esta
—Sabes que desde que te vi, aquella tarde, el cual yo sí recuerdo, me quedé impresionado de tu belleza, es por eso que no pude sacarte de mi mente y enseguida que te vi, lo recordé, pero nunca pensé, que estarías hoy en mis brazos.—La verdad no recuerdo mucho tu cara, me imagino estás hablando de hace mucho tiempo, pues de ser así, este fue el mejor, el preciso, quizás no presté atención, pero es muy extraño, un hombre tan guapo no pasa desapercibido, tal vez fue de noche y estaba un poco alegre ¿sabes no? —sonrió.—Tal vez fue así, pero dime Marina, ¿Qué haces? ¿Trabajas?—Claro que sí, en una tienda por departamento, tengo mucho tiempo allí, mi cuñada es la dueña de una tienda de ropa sport y la ayudo en todo… a veces me doy unas escapadas como adolescente, pero es para fumar un cigarrillo y pensar, o verme con alguna de mis amigas, es todo y tu ¿Qué haces?—Soy, Edward Long y soy socio mayoritario de una empresa, es una sociedad donde se embarca y desembarca mercancía, es por eso
Transcurrido el tiempo de vuelo, llegaron al aeropuerto, retiraron las maletas y se dispusieron a salir, cuando de pronto el sr. Long, oyó una voz que lo llamó.—¡Edward, Edward! —era Pamela esperándolo, para él fue una gran sorpresa, no se lo esperaba, pensó que se quedaría en casa, quizás fue mejor así, Caroline no tiene que desviarse por su culpa, saludó con cariño, un beso y abrazo a su esposo, demostrándole lo mucho que lo extrañaba. Él le pregunto por sus hijas, ella le contestó y siguieron hacia el estacionamiento, donde su esposa tenía parqueado el carro.Caroline se despidió de la pareja y se alejó en busca de su vehículo. Se subió, lo encendió y luego arrancó, extendiendo el brazo en forma de despedida, igual hicieron ellos, alejándose del sitio a una velocidad bastante moderada, pues a Pam, no le gusta correr, por otro lado, para Ed es su pasión, le encanta la velocidad, se asegura del volante y se aferra a él con precisión, para que al manejar se mantenga perfecto y no per