Camila conducía velozmente, algo le había molestado de la charla que tuvo con Pamela, pero en sus pensamientos solo rondaba una pregunta, «si es así ¿por qué enloqueció en mis brazos?» Camila no entendía estaba confundida, «¿será que Edward sabe cómo divertirse y enloquecer a cada una de las mujeres con quien ha estado?» los pensamientos de ella no cesaban en su cabeza, trató de no pensar más en eso y siguió su camino tranquilamente después de suspirar y respirar profundamente, se sintió más relajada, pero aún no estaba clara de lo que había escuchado, por un momento pensó en el crucero, esas luces de colores que invadieron ese día el barco, despertaría algo en ella un sentimiento profundo, que quizás tenía dormido después de pasar tanto tiempo alejada de Edward, pero entonces ¿que sentía por su amado Ascanio? Siempre ha dicho que lo ama, lo extraña, pero está enamorada del esposo de su amiga Pamela.Siguiendo la ruta a donde se dirigía Camila, se estacionó en un sito, entró y pidió u
Edward la besaba con desesperación, sus manos recorrían todo su cuerpo, desesperado por poseer a esa mujer que penetró en su habitación e invadió su cuerpo sin decir un previo si o un no, no podía creer lo que estaba pasando, lo tomó por sorpresa, pero quizás la sorprendida fue ella, pues su jefe sabía cómo hacer feliz a una mujer en el sexo y más si le gustaban esas piernas largas y esos grandes senos que lo enloquecían. Por la sangre de Caroline corría por sus venas como un líquido caliente, sus entrañas ardían como fuego, no podía aguantar las sensaciones sin expresarlas, es una mujer fogosa, lujuriosa, indomable en la cama, no tiene rival para disfrutar de una inmensa pasión que la lleva al cielo y la baja en un mismo sentido. Ella había tenido otros amores, pero nunca había deseado tanto a alguien como a Edward, ese jefe que solo la miraba para que hiciera todas las cosas que a él no le correspondía hacer, nunca se atrevió a mirarla de otra manera y eso molestaba a Caroline en cie
Ya firmado y finalizado en trato, Edward se dispuso a revisar de nuevo los papeles, pues aún le quedaban dudas, pero se dio cuenta que todo se veía legalmente, tomó sus cosas, se despidió y salió del lugar, en ese momento recibió la llamada de Caroline, le contestó y solo le dijo voy en camino, pero no dejaba de pensar en lo que el Sr. Serutti le comentó, no pudo fijarse bien en su cara, pues no se dejaba ver con claridad y nunca le dio el frente para que no se fijara en los detalles, el Sr. Branner, supo cómo envolver al señor Long en ese negocio y empresa fantasma.Llegó al hotel unas horas después, Caroline lo esperaba en la entrada para asegurarse que pasara y no darse cuenta, lo saludó, preguntándole:—¿Cómo te fue?—Creo que bien…—¿Crees que bien?, hablas como si no estuvieras seguro de lo que hiciste.—Tal vez no estoy muy convencido, de haber hecho negocios con ese hombre que apenas conozco.—Debiste pensarlo antes, ya no hay tiempo, ¿firmaste unos papeles y no sabes que esta
—Sabes que desde que te vi, aquella tarde, el cual yo sí recuerdo, me quedé impresionado de tu belleza, es por eso que no pude sacarte de mi mente y enseguida que te vi, lo recordé, pero nunca pensé, que estarías hoy en mis brazos.—La verdad no recuerdo mucho tu cara, me imagino estás hablando de hace mucho tiempo, pues de ser así, este fue el mejor, el preciso, quizás no presté atención, pero es muy extraño, un hombre tan guapo no pasa desapercibido, tal vez fue de noche y estaba un poco alegre ¿sabes no? —sonrió.—Tal vez fue así, pero dime Marina, ¿Qué haces? ¿Trabajas?—Claro que sí, en una tienda por departamento, tengo mucho tiempo allí, mi cuñada es la dueña de una tienda de ropa sport y la ayudo en todo… a veces me doy unas escapadas como adolescente, pero es para fumar un cigarrillo y pensar, o verme con alguna de mis amigas, es todo y tu ¿Qué haces?—Soy, Edward Long y soy socio mayoritario de una empresa, es una sociedad donde se embarca y desembarca mercancía, es por eso
Transcurrido el tiempo de vuelo, llegaron al aeropuerto, retiraron las maletas y se dispusieron a salir, cuando de pronto el sr. Long, oyó una voz que lo llamó.—¡Edward, Edward! —era Pamela esperándolo, para él fue una gran sorpresa, no se lo esperaba, pensó que se quedaría en casa, quizás fue mejor así, Caroline no tiene que desviarse por su culpa, saludó con cariño, un beso y abrazo a su esposo, demostrándole lo mucho que lo extrañaba. Él le pregunto por sus hijas, ella le contestó y siguieron hacia el estacionamiento, donde su esposa tenía parqueado el carro.Caroline se despidió de la pareja y se alejó en busca de su vehículo. Se subió, lo encendió y luego arrancó, extendiendo el brazo en forma de despedida, igual hicieron ellos, alejándose del sitio a una velocidad bastante moderada, pues a Pam, no le gusta correr, por otro lado, para Ed es su pasión, le encanta la velocidad, se asegura del volante y se aferra a él con precisión, para que al manejar se mantenga perfecto y no per
Ya, en la tarde-noche, llegó la hora de salida, todos se fueron excepto Edward, él se quedó un rato más para firmar unos contratos, que debían estar listos para el día siguiente, la asistente se marchó sin decir una palabra, él se quedó extrañado de su actitud, pero no le dio mucha importancia, aprovechó el momento y avisar a casa que está por salir, le atendió la Sra. Dolores, luego ella avisó a la familia que el señor ya se dirigía a casa.Edward llegó sin complicación, tuvo una tarde bastante agitada, traía un apetito voraz, quería comer de todo y con un gusto de esos que solo él conoce, además Dolores cocinaba muy bien, tenía mucha sazón en todo lo que preparaba, los dulces eran exquisitos y los asados ni hablar, excelentes.—Buenas noches, ¿están listas para degustar una rica cena? Porque yo, vengo con mucha hambre.—Buenas noches mi vida, si estamos preparadas para comer, anda, ponte cómodo, mientras Lola nos atiende para poner la mesa.Violett, hizo el comentario de la sorpresa
Transcurrida la noche, las horas pasaron como en un sueño, muy deprisa, los esposos Long, bajaron a tomar el desayuno, se le notaba la felicidad en sus rostros, el amor volvió a tocar sus corazones. Violett ya estaba saliendo y su padre le preguntó:—¿Por qué te vas tan temprano y sin desayunar?—Papá, tengo que estar hoy temprano, voy a práctica de voleibol, es mi primer día y no quiero llegar tarde.—Está bien y ¿con quién te irás?—Pasarán por mí, tranquilo.—No te olvides de recoger a tu hermana, irá a natación hoy.Tomó una manzana y salió apurada, todos los demás ya estaban listos, Edward tomó su chaqueta, Pamela su bolso y salieron con Catherine rumbo al colegio, a veces ella se traslada en el transporte cuando su madre no pueda llevarla, se despidieron dándose los buenos días, junto con un beso y un abrazo.—Te llamaré al llegar cariño —le dijo Edward muy emocionado.—Esperaré tu llamada, mi amor, recuérdame un poco — dijo entre risas.Al llegar a la oficina, Pamela atendió a
El Sr. Long, contestó el teléfono, era un hombre con una voz gruesa y tono sarcástico.—Si diga, en que puedo ayudarlo.—Ya habíamos hablado usted y yo, dígame, ¿está listo para retirar la mercancía acordada anteriormente?—No sé de qué habla —acotó Edward, paseándose por la oficina un tanto preocupado.—Pase por el sitio, esa es la dirección, recuerde llegar a la hora convenida. Sea puntual se le agradece, no debe perder tiempo.—Mire señor, sin nombre, lamentablemente, no tengo que aceptar sus amenazas y tampoco de su mercancía, no sé qué quiere, mi compañía no ha recibido nada al respecto como indica, diga de una vez por todas, asuma su equivocación y por favor déjeme en paz.—Lo siento mucho, señor, pero eso no será posible, ¿o no recuerda los papeles, que usted mismo firmó con su puño y letra en Texas hace unos meses?, ¿le refresqué la memoria? Su empresa y la nuestra firmaron un convenio, ahora le toca cumplir, si no sufrirá las consecuencias.—A ver, explíquese.—Por medio de s