Ese día, Madelaine decidió tomarse un descanso y aprovechar para visitar a Brenda. Llegó al piso casi de inmediato, tocando suavemente la puerta antes de entrar. Brenda, quien estaba descansando en el sofá con una taza de té caliente en una mano, se levantó con una sonrisa al ver a su amiga.—¡Madelaine! Qué alegría verte. —Brenda caminó hacia ella con pasos lentos y le dio un cálido abrazo—. Siento que eres la única persona que se esfuerza tanto por visitarme. Debería también poner de mi parte y visitarte a ti alguna vez.Madelaine le devolvió el abrazo, riendo con suavidad.—No te preocupes por eso, Brenda. Entiendo perfectamente tu situación. Estás embarazada, y no deberías salir con frecuencia. Además, me encanta venir a verte.—Gracias por comprender. —Brenda suspiró aliviada, tocándose ligeramente el vientre mientras volvían a sentarse.Madelaine se acomodó en uno de los sillones, pero de repente su mirada se posó en las manos de su amiga. Fue entonces cuando notó algo que no ha
Haidar llegó a casa después de un día bastante ajetreado, pero no pudo evitar sonreír al darse cuenta de que había llegado a tiempo para cenar con Brenda. Ese simple hecho le alegró más de lo que esperaba. Al entrar en el comedor, vio a Brenda sentada en una de las sillas, con las manos descansando sobre su vientre mientras esperaba para comenzar a comer. Al escuchar sus pasos, levantó la mirada y sonrió al verlo.—Haidar, estás aquí —pronunció alegre y su rostro se iluminó.Él se acercó a ella y, sin decir una palabra, se inclinó para dejar un beso cariñoso sobre sus labios. Ese simple gesto hizo que Brenda se sintiera mejor, como si todo estuviera bien en ese momento.—Así es. Estoy aquí. —Haidar le dedicó una sonrisa antes de tomar asiento frente a ella.Marilyn, al darse cuenta de que su jefe había llegado, se apresuró a servirle la comida y luego se retiró, dejándolos a solas. Brenda tomó un sorbo de agua antes de romper el silencio.—Así que… dejaste los anillos sobre la mesita
Mientras Brenda se acurrucaba en el pecho desnudo de su esposo, no podía dejar de pensar en su repentino llanto de momentos antes. Ahora, con la calma instalada entre ellos, se sentía un poco avergonzada. Arrepentida, se reprochaba haberse puesto a llorar como una niña frente a él. Exhaló profundamente, intentando soltar sus pensamientos.Decidió dejar de martirizarse por ello y dirigió su atención a los anillos que adornaban su mano, la misma que reposaba sobre el pecho de Haidar. —Haidar… —comenzó con un tono suave—. ¿Cuándo nació tu ilusión y ese deseo tuyo de convertirte en padre?El árabe levantó ligeramente una ceja, sorprendido por la pregunta.—¿Por qué preguntas eso?—Nada en particular. Sólo quiero saber en qué momento quisiste tener un hijo —respondió ella, mirándolo con curiosidad.Haidar se quedó en silencio por un momento. La pregunta lo tomó desprevenido, y la respuesta que cruzó por su mente no era algo que pudiera decir tan fácilmente. "Deseé con todas mis fuerzas t
Haidar se levantó temprano esa mañana, dejando a Brenda durmiendo plácidamente en la cama. Tenía asuntos que atender, y no podía quedarse mucho tiempo. Con cuidado, salió de la habitación, se dio una ducha rápida, se vistió y salió del apartamento sin hacer ruido.Había citado a Tyler en una cafetería cercana. Cuando llegó, vio al rubio esperándolo en una de las mesas más alejadas, lo suficientemente discreta como para evitar oídos indiscretos. Tyler le hizo un gesto con la mano para indicarle dónde estaba, y Haidar se acercó con su habitual caminar seguro.—Señor Abdelaziz —saludó Tyler, poniéndose de pie por cortesía.—Tyler —expresó Haidar con seriedad, sin molestarse en devolver el gesto. Su tono era frío y cortante, y su mirada intensa no se apartaba del rubio.Tyler volvió a sentarse, algo nervioso la actitud del árabe. Haidar tomó asiento frente a él, pero no dejó de mirarlo fijamente, como si intentara atravesarlo con la mirada. Tyler, por su parte, parecía cada vez más intimi
Brenda subió al auto cuando su esposo se lo indicó, asegurándose de colocarse el cinturón de seguridad antes de que se pusieran en marcha. Durante el trayecto, notó el silencio profundo que Haidar mantenía. No era común que él estuviera tan callado, y eso despertó su curiosidad. Parecía que algo le estaba afectando, pero no quería arruinar el día con preguntas innecesarias. Quizá todo era un invento de su cabeza.Al final decidió hablar. —Estoy muy emocionada por este día. Comprar cosas de bebé… nunca creí que podría ser tan emocionante —admitió con una sonrisa cálida.Haidar la miró de soslayo, una ligera sonrisa apareció en sus labios.—Tampoco creí que terminaría involucrándome en algo como esto. De haber sido de otra forma, probablemente habría encargado a alguien más que se ocupara de estas cosas. Pero… sin duda, no hay nada mejor que hacerlo nosotros mismos.—Es lo bonito de todo esto —contestó Brenda, animada—. Podremos escoger ropa para ambos sexos: para nuestras niñas y nues
Tyler llegó a su departamento y cerró la puerta con un golpe seco. Apoyó su espalda contra la madera y exhaló profundamente, como si necesitara liberar todo el peso que sentía sobre sus hombros. Se pasó una mano por el cabello, despeinándolo aún más, y soltó un resoplido al darse cuenta de lo que había hecho. Había perdido todo. Sabía, desde el principio, que involucrarse con Marlene y brindarle la información que ella quería solo traería consecuencias negativas. Pero aun así, lo hizo, pensando únicamente en el bienestar de su hermana. La decisión se había basado en protegerla de cualquier daño, especialmente del que sabía que Marlene era capaz.Se dejó caer en el sofá con un cansancio que no era físico, sino mental. Cerró los ojos y dejó que su mente lo arrastrara al pasado, a los momentos en los que había conocido a Marlene. La relación entre ellos había comenzado muchos años atrás, cuando compartieron clases en la universidad. Por un tiempo, incluso llegaron a tener una amistad, au
Aquel día, Madelaine finalmente se había mudado con Jamal. La emoción que sentía era palpable, no cabía en su pecho la felicidad por comenzar una nueva etapa a su lado. Jamal terminó de llevar las últimas cajas a la habitación y se acercó a Madelaine, quien lo observaba con una enorme sonrisa en el rostro. El hombre no pudo resistirse y se inclinó para dejar un beso cariñoso sobre sus labios.—Te amo tanto, Madelaine —dijo Jamal con ternura—. No te imaginas lo contento que estoy de que ahora vivirás conmigo, bajo el mismo techo.Madelaine lo miró con ojos brillantes.—Bueno, aunque me da mucha curiosidad saber si soy la primera persona a la que le dices que viva contigo aquí, en tu departamento.Jamal sonrió y tomó la mano de Madelaine entre las suyas.—Realmente eres bastante curiosa —bromeó—. Pero sí, tú eres la primera novia que traigo a este lugar. Incluso yo mismo me sorprendo de estar viviendo esta etapa a tu lado.—Te lo agradezco —respondió Madelaine, emocionada—. También est
Haidar resopló por enésima vez, visiblemente frustrado.—¿Qué pasa? —cuestionó Jamal, notando el estado de ánimo de su amigo.Haidar lo miró con seriedad.—Tyler es la persona que le brindó información a Marlene. Le dijo absolutamente todo sobre la relación que tengo con Brenda, incluso sobre que seremos padres de trillizos. Todo eso ahora lo sabe por Tyler. Es un traidor.Jamal frunció el ceño, incrédulo.—¿Cómo demonios se atrevió a hacerte algo así? No comprendo cómo una persona puede dejarse corromper por el dinero. ¿Qué tanto le pudo haber ofrecido Marlene para que terminara traicionándote, a ti que le has dado toda tu confianza?—Supongo que esta vez no se trata de dinero, sino de una amenaza directa que le hizo Marlene a Tyler —explicó Haidar—. Ya sabes que Tyler tiene una hermana estudiando enfermería en Italia. La cuestión es que Marlene lo amenazó con hacerle algo a su hermana. Quizás las amenazas de Marlene solo eran para asustarlo, y no eran verdaderas, pero Tyler terminó