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—Doctor, ¿puede mi esposa volver a casa el día de hoy? Sinceramente no quiero que pase la noche aquí, sin embargo lo aceptaré de ser necesario.

—Entiendo completamente su preocupación señor Abdelaziz. Se completaron los estudios médicos de su esposa y puedo decirle con certeza que su estado de salud es bueno, sin embargo debe cuidarse más ahora que lleva un embarazo más riesgoso.

—Le prometo que me tomaré la responsabilidad de que así sea, no hay nada más en el mundo que me importe, que ella y los bebés.

—De acuerdo. Es evidente.

Luego de eso, ambos hombres se estrecharon manos a modo de despedida y luego el árabe salió del consultorio un poco más aliviado, incluso cuando seguía sintiendo una carga sobre sus hombros, esta había disminuido moderadamente dejándolo más tranquilo.

Mientras estaba por el pasillo del hospital, su teléfono vibró en el bolsillo de su pantalón, lo sacó y lo tomó entre sus manos dándose cuenta que se trataba de su amigo. No tenía idea de qué era lo que aho
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