La casa en silencio, apenas interrumpido por el sonido del agua corriendo en la ducha. Madelaine había vuelto, pero su presencia no traía consigo la calma que todos esperaban. Jamal, con la mirada preocupada, sabía que las palabras no eran suficientes para curar las heridas. —¿Está todo bien con ella? —averiguó, tratando de sondear los sentimientos de Madelaine.—En realidad no está muy bien, —admitió, con la voz temblorosa. —Incluso cuando intenta ser fuerte, sé que está rota por dentro. Es lógico que esté así; no ha pasado casi nada desde que todo ha cambiado.Jamal asintió, comprendiendo la profundidad del dolor. Las palabras eran un consuelo fugaz, y ambos sabían que la situación exigía más que eso.—Aún necesita tiempo, —dijo finalmente Jamal, como si eso pudiera aliviar un poco la carga.Madelaine se despidió con un gesto y se dirigió a la ducha, dejando atrás a Jamal, quien no podía evitar sentir una punzada de tristeza por ella.
Mónica se había sentido cada vez más distante de Dylan desde el incidente con Karla. Era como si una pared invisible se hubiera levantado entre ellos, a pesar de vivir bajo el mismo techo. Cuando Dylan le preguntó si se iría con él al trabajo, Mónica respondió con cautela.—Puedo tomar el autobús como siempre o pagar un taxi.Pero esta vez, Dylan no se marchó. En su lugar, detuvo a Mónica agarrándola del brazo y la miró directamente a los ojos. Mónica sabía que había llegado el momento de enfrentar los problemas que los separaban.—Mónica, lo siento mucho si no te conté que Karla y yo salimos por un tiempo, pero eso ya es parte del pasado. Lo que ella te haya dicho sobre mí no debería afectarte. Al fin y al cabo, yo te he elegido a ti. Tú eres la mujer que me interesa, y no estoy pendiente de si tienes dinero o no. No le hagas caso a Karla.Mónica bufó, sintiéndose insegura. —Es que tiene razón, ni siquiera entiendo cómo es que te h
Haidar regresó a su lujoso apartamento después de un día agotador en el trabajo. Marilyn, la asistente doméstica, le avisó inmediatamente que la cena estaba lista. Sin embargo, el hombre no tenía mucho apetito y se negó a comer, agradeciendo a Marilyn con un gesto ausente. Ella, preocupada, no pudo evitar pensar en lo complicado que era todo entre Brenda y su jefe. En su corazón, anhelaba que pudieran resolver sus problemas, aunque el panorama se presentaba sombrío, casi como un milagro improbable.Marilyn continuó con sus quehaceres en el piso, sintiendo que ya le quedaba poco por hacer. Sin embargo, no podía evitar sentir la falta de Alexandra, quien solía ayudarla. Tal vez Haidar, sumido en su propio revuelo emocional, no había considerado contratar a alguien más. Aun así, ella no se atrevía a mencionarlo, temía cargarlo con más preocupaciones.Tras ducharse, Haidar se encerró en su despacho y comenzó a beber. Con un vaso medio lleno sobre el escritorio, so
Esa mañana, Haidar se quedó mirando el anillo que aún ocupaba un lugar en su mano. Sabía que tendría que despojarse de él en algún momento, pero una parte de él no podía aceptarlo. La idea de divorciarse de Brenda lo llenaba de tristeza y mucha confusión, aunque la realidad era innegable.Sus ojos se dirigieron a una parte de su armario, donde había colocado los anillos que Brenda le había arrojado aquel día. Con un dolor palpitante en el pecho, se acercó y los tomó entre sus manos, reflexionando sobre la situación. Era evidente que ella no los aceptaría de regreso; todo había terminado, y no había marcha atrás.Él sabía que, desde el principio, su relación había estado marcada por problemas, engaños y verdades ocultas. Pero ahora, con el corazón hecho trizas, se dio cuenta de que era demasiado tarde para entenderlo. La confusión reinaba en su mente, y el panorama se veía cada vez más oscuro.Finalmente, resopló y se quitó el anillo, colocándolo junto a lo
Una vez que Haidar se quedó a solas, golpeó el escritorio con más fuerza, sintiendo cómo la rabia se apoderaba de él. Sus tíos no tenían derecho a decirle lo que debía hacer; en pocas palabras, estaban despreciando a sus propios hijos. Los trillizos y Brenda eran lo más importante para él, y esa relación significaba mucho más que las opiniones de Aisha e Ibrahim.— ¡Maldita sea! —exclamó, su voz resonando en la oficina vacía.Mientras tanto, Aisha subía al coche de su esposo Ibrahim, que estaba al volante. Inmediatamente, Ibrahim comenzó a hablarle sobre lo absurdo de haber ido a la compañía para pedirle a Haidar que terminara con Brenda.— Te lo dije, Haidar no sigue órdenes de nadie, y tú y yo sabemos que ya no es el pequeño que nos obedecía de niño —dijo Ibrahim, su tono serio. — Además, tiene razón: no tenemos el derecho de pedirle que se deshaga de Brenda como si fuera un objeto. No estoy de acuerdo con esa relación, pero tampoco puedo jugar sucio o pedirle desesperadamente que h
Brenda se encontraba en su departamento sintiéndose un poco más tranquila, tratando de encontrar un respiro en medio del caos emocional que había estado viviendo. Sin embargo, su día, que había comenzado de manera llevadera, pronto se convertiría en algo extraño y desagradable cuando, de repente, Aisha se presentó en la puerta.Al abrirla, Alexandra observó a Aisha con curiosidad, sabiendo que las cosas no irían nada bien. — Hola, Alexandra. Supongo que te parece extraño verme aquí. Conseguir la dirección ha sido pan comido. Sin esperar una respuesta, Aisha entró en el departamento como si estuviera en su propia casa. Alexandra sintió una ola de incomodidad al darse cuenta de que la visita inesperada no sería nada buena para Brenda, quien en ese momento estaba en su habitación, relajada.Además de que no existía seguramente una razón positiva o buena, por la que la tía de Haidar se encontraba allí. De seguro solo estaba allí para causar daño, aunque la morena no se quería precipitar
Alexandra se quedó paralizada al escuchar las palabras venenosas de Aisha. Sabía que tenía que intervenir, pero no estaba segura de cómo hacerlo sin agravar la situación. La atmósfera era tensa, y la hostilidad entre Aisha y Brenda era palpable.Brenda tomó una profunda bocanada de aire y se quedó mirando a Aisha, decidida a no quedarse callada. — Aisha, yo ni siquiera conocí a mi padre biológico. Nunca supe quién era, así que es razonable que no tenga la culpa de lo que pasó. — Aquí nadie está diciendo que tienes la culpa de lo que ocurrió, pero eso no significa que dejes de ser la hija de un asesino. No quiero ver a mi sobrino con la hija de un asesino. Es algo abominable, algo que jamás podría pasar por mi cabeza. ¿Podrías dejar de ser tan egoísta y pensar en cómo esto afecta a nuestra familia? ¡Los medios están volviéndose locos publicando decenas de artículos sobre todo este asunto! La imagen pública de Haidar está siendo arrastrada por el barro. Así que, ¿por qué no desaparece
Cuando la tarde se hizo más tarde, Alexandra decidió que era necesario llamar a Haidar para informarle sobre la visita inesperada de su tía al departamento de Brenda. No podía permanecer en silencio respecto a lo sucedido, ya que Aisha había dicho muchas cosas hirientes y casi amenazantes.—Alexandra, no me digas que ha ocurrido algo malo. Cuéntame qué pasa.Fue lo primero que dijo Haidar, sintiéndose un poco nervioso antes de escuchar la explicación de su amiga.— Haidar, te estoy llamando para comentarte que tu tía Aisha vino hoy hace casi dos horas. Apareció por aquí, y creí que era necesario contarte sobre eso.— ¿Dices que mi tía Aisha tuvo el atrevimiento de venir al departamento?— Exactamente. Y te lo cuento porque no fue nada respetuosa con Brenda. De hecho, fue bastante atrevida, pidiéndole que se alejara de ti, diciendo que no podía estar contigo porque es la hija de un asesino. Todo eso lo dijo ella, así que creí que era conveniente informarte, porque es bastante fuerte de