Capítulo 5 — El gigoló

«Me esperaré unos minutos y si no llega, me iré», se dijo Nicole tomándose un trago de su copa para llenarse de valor, cuando al voltear, vio al hombre más impresionante que había visto en toda su vida

Era altísimo, de amplia espalda y con un pecho y perfecto abdomen que se marcaba a la ajustada franela, aunque era una lástima que no podía ver los músculos de sus enormes brazos porque usaba chaqueta.

Pero ese hombre, era toda una visión, de cabello corto y claro, mirada sería e intimidante, mandíbula fuerte y definida, nariz recta y unos labios, tan perfectos…

Nicole reaccionó repentinamente, ¿qué le pasaba?, un poco más y babea el piso, ella nunca había visto a ningún hombre de esa manera, excepto por Walter, su marido.

Ese hombre tenía que ser, él tenía que ser el gigoló que Brenda, su amiga, había llamado.

Luego de beberse lo que quedaba en la copa de un golpe, Nicole tragó grueso y lentamente, con pasos cortitos, se acercó a ese atractivo hombre que se había sentado al otro lado de la barra.

— Ho… Hola… — Musitó avergonzada y el hombre de inmediato se volteó hacia ella.

*

Patrick Collins era el tercer hijo de la familia más rica y poderosa del país, pero el menos conocido, puesto que siempre llevó su vida bajo perfil.

No le gustaban las cámaras, ni los reporteros, odiaba la vida pública, por eso, desde muy joven, se cuidó de no llamar la atención de los medios, dejando las entrevistas y los eventos públicos a su hermano mayor, Albert.

Luego de haber trabajado duramente en las empresas familiares que él manejaba, sumando a las de su hermano mayor, a quien había estado ayudando por problemas personales, Patrick decidió tomarse unas vacaciones, alejarse de todo y aclarar su mente.

Últimamente, no se encontraba bien, se sentía algo decepcionado de sí mismo, su único sueño había sido encontrar a la mujer de su vida, enamorarse y formar una familia.

Él quería tener lo que tenían sus padres, un amor profundo y verdadero, que admiraba desde niño, pero no lo había logrado.

Ahora le pegaba más, pues su hermano mayor y su hermana, se habían casado recientemente, felizmente enamorados, así que solo quedaba él.

Patrick había tenido muy mala suerte, él se había enamorado, claro que sí, varias veces, pero había terminado decepcionado, pues apenas sus novias se enteraban de su apellido y de la familia a la que él pertenecía, terminaban sacando sus verdaderas caras, mostrando ambición e interés solo en su dinero y poder.

Y la última que lo hizo, fue Juliana, esa mujer le había roto el corazón a Patrick de todas las maneras posibles.

Por eso necesitaba alejarse, por eso él necesitaba un respiro, había pasado un tiempo de eso y todavía no había logrado superarlo, por lo que, esa noche, Patrick hizo algo que nunca antes había hecho, entró en un bar.

Él era un hombre muy cuidadoso, un hombre que cuidaba de su cuerpo, le gustaba ejercitarse y mantenerse en forma, por lo que, no solía consumir alcohol, al menos que se tratara de eventos y celebraciones familiares de gran importancia, donde solo consumía una copa o dos.

Pero esa noche, Patrick caminaba por la calle, algo aburrido y se encontró con ese bar, necesitaba un trago, necesitaba sacarse esas penas que lo mantenían afligido, así que decidió entrar.

Y apenas le pidió al barman un whisky doble, Patrick se sorprendió al escuchar el llamado de una desconocida mujer.

— Ho… Hola… — Tenuemente, se escuchó su voz, pero fue lo suficientemente fuerte, como para capturar la atención de él.

— Hola… — Contestó Patrick con cortesía, sonriéndole, la mujer bajó la mirada con timidez.

— Tú… Tú eres el sujeto… El hombre que esperaba, ¿verdad? — La mujer se acercó, como si hablara en secreto, susurrando, ¿qué le sucedía?, ¿a quién esperaba?, ¿acaso se trataba de algo ilegal?

— Claro… El hombre que esperabas… — Afirmó Patrick con una sonrisa ladeada. Nicole levantó la vista con nerviosismo, tragando grueso.

— Sí, el gigoló. — Soltó Nicole en un hilo de voz. — ¡Oh!, lo siento, no debí llamarte así… debo ser más prudente.

Su voz fue perceptible solo para Patrick, ella se puso roja como un tomate y se llevó una mano al rostro, ocultándolo con vergüenza.

Aunque a Patrick le sorprendió escuchar que esa mujer buscaba a un gigoló, el gesto que hizo la mujer al avergonzarse le pareció muy tierno.

Por lo que decidió continuar con la charla, con curiosidad.

— Puedes llamarme Patrick. — Le susurró él, siguiéndole el juego.

— Soy Nicole… Perdón, perdóname, Patrick… — Nicole se destapó ligeramente el rostro, sonrojada. — Nunca antes he hecho esto, estoy muy nerviosa y me da vergüenza.

Patrick sonrió ante la honestidad de la mujer, era muy sincera, aparte de tierna al sonrojarse de esa manera.

— Bueno, cuéntame… ¿Qué necesitas? — Preguntó Patrick tomándose un sorbo de su trago.

— ¿Es que Brenda no te lo explicó? — Nicole lo miró muy confundida.

— ¿Brenda?, si un poco, pero me gustaría saber más detalles, ya sabes… — Patrick se encogió de hombros como si no le importara. — Soy todo un profesional y me gusta hacer las cosas bien. — Terminó con algo de sugerencia.

De inmediato, Nicole bajó la vista sintiendo las mejillas calientes, si ese hombre ya de por sí la aturdía con su perfecto rostro y cuerpo, pues haciendo esos gestos sugerentes la iba a dejar al borde del colapso.

— Bien, bueno… No es nada complicado… — Comenzó a explicar Nicole con la vista gacha y nerviosismo. — Ya sabes que… No tienes que acostarte conmigo…

Patrick arrugó el entrecejo extrañando, ¿esta chica buscaba un gigoló para no acostarse con él?

— Vivo en otra ciudad, así que tendrías que viajar conmigo, el tiempo máximo será un mes… — Continuó Nicole. — Puede que terminemos esto antes, pero mientras dure, te pagaré un buen hotel con las comidas, de eso no tienes que preocuparte…

— Muy bien, todo eso me parece excelente… — Asintió Patrick con todavía mayor curiosidad, ¿para qué necesitaba esta chica a un gigoló por un mes y sin sex0?

— Po… Posiblemente, pases la mayor parte del tiempo en el hotel, solo saldríamos en ocasiones especiales, así que tendrás mucho tiempo libre y no tendrás que estar simulando todo el tiempo… Será solo frente a mi esposo y sus amigos o familia… Y en ocasiones así…

— ¿Frente a tu esposo? — Patrick abrió los ojos de par en par, completamente perplejo, esta vez no tuvo tiempo de disimular.

— Eh… Si… — Nicole arrugó el entrecejo, extrañada. — ¿Es que acaso Brenda no te explicó nada?

— Muy poco… Muy, pero muy poco, en realidad fue muy vaga… — Explicó Patrick, dejando a Nicole pensativa, aunque siendo justos, Brenda solía ser así. — Ella solo me dijo que me necesitaban para un trabajo muy particular… — Patrick se encogió de hombros como si nada, intentando sonar convencido. — Y que haría un viaje…

— Bien… — Nicole ya había sacado su teléfono para llamar a su amiga, pero ella no contestaba. Lo que le dijo Patrick, sonaba a Brenda, así que Nicole volvió a tomar algo de confianza. — Escucha, en general, lo que quiero que hagas es… Que te hagas pasar por mi novio frente a mi esposo… Perdón, mi exesposo… Bueno, voy a firmar el divorcio, así que no sé cómo llamarlo todavía, pero…

— Dime una cosa… — La interrumpió Patrick. — Antes de que acepte el trabajo, necesito saber, ¿por qué haces esto?

Nicole bajó la mirada aturdida, su corazón comenzó a latir con fuerza, ¿por qué lo hacía?, ni ella misma lo sabía, supuestamente había sido porque se dejó convencer de su amiga, pero… En el fondo, muy en el fondo, ella también deseaba ver a Walter aturdido, arrepentido y celoso.

— Estoy casada en un matrimonio arreglado, mi esposo nunca me quiso por diferentes razones, claro, hay una que es evidente… — Nicole se señaló a sí misma. Patrick no lo entendió, ¿qué tenía ella de malo? — Después de dos años de un matrimonio vacío, él me pidió el divorcio y yo… Bueno, yo creí… Yo pensé y Brenda dijo…

Nicole bajó la vista nuevamente, afligida y avergonzada. Patrick pudo ver una profunda tristeza en sus ojos y ese tierno rubor que de nuevo apareció en sus mejillas.

— Patrick… ¿Sabes que…? — Repentinamente, Nicole lo miró con una tenue sonrisa forzada, que no le llegaba a los ojos. — Olvídalo, yo… Yo no puedo hacer esto, es… Es ridículo… — Nicole se pasó la mano por el rostro con profunda pena. — Perdóname por hacerte perder el tiempo, Patrick, pero no será necesario que viajes conmigo, yo… Yo iré y me enfrentaré a lo que sea que tenga que enfrentarme por mi cuenta… Además, nadie se creería esto… — Los señaló a los dos. — Alguien como tú, con alguien como yo, no es posible, así que… Olvidémonos de eso, será lo mejor.

Nicole se subió el bolso al hombro ya con los ojos cristalinos y le dio una tímida sonrisa de despedida a Patrick, algo dentro de él se desmoronó, esa chica, parecía tan vacía como él y era evidente que necesitaba su ayuda.

Para eso el destino lo puso allí, ¿no?, en un lugar en el que jamás él entraría por su cuenta.

Nicole fue a darse la media vuelta, cuando alguien la detuvo.

— ¡Espera! — Patrick la tomó por el hombro. — Escucha, no tienes que hacer esto sola.

— ¿Qué? — Nicole lo miró confundida.

— Quiero ayudarte, quiero ser tu gigoló…

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