— Todos, salgan… — Ordenó Patrick y los agentes salieron de la habitación. — ¿Cielo?, ¿puedes dejarme a solas con…?, ¿con este señor? — Preguntó Nicole a Patrick, con un hilo de voz. — Amor… ¿Estás segura? — Por favor, prometo que no demoraré y puedes esperar afuera, del otro lado de la puerta. — Nicole le sonrió tenuemente a Patrick y era obvio que era fingida la sonrisa. — Está bien, por un momento… — Patrick salió con cautela, algo inseguro, aunque Henry estaba tirado en ese rincón, todavía esposado. — ¿Quién me iba a decir que no saliste tan estúpida como yo siempre pensé? — Comenzó Henry con una sonrisa burlona, apenas Patrick cruzó la puerta, saliendo. — Ah… Hasta ahora te parezco algo inteligente… — Soltó Nicole con sarcasmo, cruzándose de brazos. — Mírate, comprometida con un heredero poderoso y multimillonario, además de que te quedaste con mi empresa, con mis bienes y mi dinero, amarraste al tipo con un embarazo, no creas que no veo las noticias… ¡Y hasta bajast
—¡Señor! — Gritó la secretaria al tiempo que Walter abría con desespero la puerta de la oficina.Walter tenía que ver a Diego Ortiz, tenía que hablar con él, pero claro, Diego era un hombre muy ocupado que nunca tenía tiempo para recibirlo, hasta que Walter decidió arriesgarse y entrar por su cuenta en la oficina, a la fuerza.—¡¿Qué demon!os está sucediendo aquí?! — Voceo Diego sorprendido y evidentemente enojado.—Yo… Lo siento mucho, señor Ortiz, por entrar así, pero… — Comenzó a excusarse Walter. — Pero necesitaba verlo y no podía posponerlo más…—Ah, señor Gibson… — Diego relajó un poco el gesto, aunque todavía se podía ver su incomodidad. — Lo recuerdo, usted invirtió hace poco en la empresa, ¿no es así?—Sí, señor, así es… — Walter se adelantó, ignorando a la secretaria, quien sí seguía viéndolo con mala cara por no obedecerle.—¿Y por eso cree que tiene derecho a irrumpir en mi oficina cuando le dé la gana? — Gruñó Diego, tirándose de nuevo en su asiento, con hastí
—¿Tiene algún problema con el trabajo, señor Gibson? — Le preguntó Diego con mucha seriedad, mirándolo fijamente a los ojos. — ¿O prefiere seguir conformándose con lo que le toca de ganancias?—No… — Exhaló Walter de mala gana, apretando los puños. — No tengo ningún problema, señor Ortiz, puedo demostrar que puedo trabajar en lo que sea…Walter se giró, dispuesto a salir de esa oficina, encerrarse en un baño y pegar cuatro gritos al viento, para luego tener que aceptar el puestico que le darían, pero antes de salir de la oficina, Diego le habló.—¡Señor Gibson! Mi sobrino, Patrick Collins, le mandó a decir… — Voceo Diego y Walter se giró, perplejo. — Que espera que con esto entienda su lugar en el mundo y su propia insignificancia, lo que su arrogancia y ego no le ha dejado ver… — Soltó Diego se una forma muy casual, recostándose al escritorio mientras que metía las manos en los bolsillos de su pantalón. — Fue usted quien humilló a su exesposa por un puesto de trabajo que sabía
Patrick estaba de viaje, él era un hombre muy rico, sí, obviamente, y un importante heredero, también, pero eso no significaba que Patrick pudiera desprenderse por completo de sus obligaciones, él tenía que seguir trabajando en las empresas de su familia. Por eso, aunque desde que inicio formalmente su relación con Nicole, Patrick había dejado un gran y eficiente equipo de trabajo a cargo de las empresas que él manejaba, Patrick vivía viajando constantemente para certificar que todo estuviera en orden. Usualmente, Nicole se tomaba un par de días de su empresa y acompañaba a su prometido en sus viajes, pero por tratarse de las últimas semanas de embarazo, ambos decidieron que lo mejor era que ella se quedara en casa, descansando, para prevenir cualquier eventualidad. Y fue lo mejor que pudieron hacer, porque luego de unos repentinos dolores antes de la fecha programada, Nicole tuvo que ser llevada hacia la clínica de urgencia. — Está bien, cielo, tranquilo, ya estás aquí y todo
—Bueno, en ese caso, empecemos a trabajar, aprovechemos que mi esposo está entretenido con el señor Collins y tu prometido, seguro hablando de negocios, así que es mejor apurarnos, porque no queremos que nos interrumpan por casualidad… — Ava guío a Nicole hacia una pequeña tarima, en medio de varios espejos de cuerpo completo.—¿Entonces todos ustedes…?, ¿se conocen? — Preguntó Nicole, atónita.—Mi esposo, Alex Grand, ha hecho negocios con el señor Máximo Collins y yo mantengo contacto con la hermana de Patrick, Marianella, ella es la encargada de las tiendas de ropa y moda de la familia Collins y Sinclair, son quienes distribuyen mi marca en sus tiendas, en este país… —Oh, sí, entiendo… — Musitó Nicole mientras veía a través del espejo como Ava le iba tomando las medidas. —Bueno, Patrick le pidió el favor a su hermana para que nos pusieran en contacto, él estaba muy entusiasmado por darte esta sorpresa… — De pronto, Ava se detuvo al ver la expresión llorosa de Nicole, amba
—¿Qué tal, Nicole?, hace mucho que no nos veíamos, ¿no? — Walter intentó sonreír, pero se veía más bien cabizbajo.—Walter, no… No lo puedo creer… ¡¿Qué haces aquí?!, ¡¿en esta empresa?!, ¡¿en el extranjero?!— Nicole se levantó de golpe, señalando en lugar en donde estaba parada.—Pues aquí trabajo… — Murmuró Walter, también levantándose, con los papeles todavía algo desordenados en las manos.—¡¿Qué?!—¿Tu esposo no te lo contó?, eso sí que me extraña, porque se suponía que ustedes no se guardaban secretos… — Comentó Walter volteando la mirada con mucha seriedad.—Quizás Patrick tampoco lo sabía… — Alegó Nicole rápidamente.—¿Ah, no?, él fue quien me envió aquí, Patrick Collins me tendió una trampa con su tío para que yo invirtiera el dinero que me quedaba en esta empresa… — Explicó Walter muy seguro y lleno de convicción.—Tendría sus razones… — Nicole intentó defender a su marido.—Claro que las tuvo… Lo hizo por venganza…Aclaró Walter y por un instante, Nicole n
— Gracias, señor Ortiz… — Asintió Walter. — Creo que es todo, ¿no? — Walter le sonrió a Nicole con tristeza y nostalgia en los ojos. — Te felicito, tienes una hermosa familia… — Señaló a Olivia que estaba más atrás, esperando a su hija con los trillizos saltando. — Y veo que vienen más en camino… — Walter detalló la barriguita de Nicole. — Sí, así es y yo… — No tienes que decirme nada, Nicole… Te deseo de corazón toda la felicidad del mundo, incluso deseo que la felicidad que la vida tenga reservada para mí en un futuro, la tengas tú, porque te mereces todo… — Walter… — Nicole sonrió auténticamente conmovida. — Siempre serás el verdadero amor que nunca aprecié… Adiós, Nicole. — La voz de Walter sonó en un hilo y luego se dio la media vuelta, marchándose. * Nicole y Patrick dejaron a las bebés más pequeñas en sus respectivas cunas cuando por fin las chiquillas se durmieron, Valentina y Valeria eran dos pequeñas con carácter fuerte, quienes eran muy capaces de no dejar dormir
— ¿Hacia…?, ¿Hacía una isla desierta? — Preguntó Nicole, confundida, dejándose envolver entre los brazos de Patrick. — Cariño, eso no suena muy romántico o tentador… De hecho, creo que da algo de miedo… — ¿No te gustaría perderte conmigo en un pequeño pedazo de tierra apartado en el medio del mar, sin nada, ni siquiera ropa, solos tú y yo juntando nuestros cuerpos desnudos entre las olas del mar…? — Explicó Patrick al tiempo que sus manos se deslizaban como los tentáculos de un pulpo bajo la pijama de Nicole, haciéndole perder la noción de lo que hablaban. — Cielos… Sí… Sabes que iría a donde sea contigo… Hasta el fin del mundo… — Balbuceó Nicole, cerrando los ojos, al tiempo que se entregaba al placer que le ofrecían las caricias de Patrick. — Así me gusta… Donde sea y cuando sea… Hasta el fin del mundo… — Repitió Patrick en un gruñido al pie del oído de Nicole, para luego mordisquearle el lóbulo, causándole un estremecimiento, haciéndole soltar un pequeño y muy seductor gemido.