Capítulo 10 — Mi Nicole

Walter tragó grueso, mientras que Patrick seguía sonriente y relajado, con la mano estirada hacia su propio rival.

— Pues yo soy Walter, el esposo de Nicole… — Resopló Walter apretando los puños a los costados, ignorando la mano de Patrick.

— Corrección, el exesposo de Nicole… ¿O no? — Lo interrumpió Patrick, señalando, con la misma mano que quedó estirada, el documento que Nicole acababa de firmar. — Porque ahora ella es mía.

— ¿Cómo te atreves…? — Fue a escupir Walter, cuando la mano de alguien lo jaloneó por el brazo.

— Cariño… — Musitó Tabitha, confundida con lo que estaba sucediendo, parecía que ambos hombres se estuvieran enfrentando y, ¿por esa mujer?

Walter pareció reaccionar al ver la expresión desconcertada de Tabitha, e intentó recuperar la compostura, pero la rabia e indignación no se le iba a pasar como si nada, pues resultó ser una descarada, su exesposa.

— ¡¿Cómo que tu novio?! — Le soltó Walter a Nicole, llamando la atención de su exesposa. — ¡Tuviste el descaro de quererme reclamar por mi relación con Tabitha, la mujer que siempre amé, mientras que tú ya te andas revolcando con un desconocido!

— ¡Eso no es así…! — Fue a responder Nicole, cuando fue interrumpida.

Patrick se irguió, mostrando sus músculos y con una expresión más seria, parafraseo las mismas palabras que escucho a ese hombre reclamarle a Nicole.

— Oye, amigo… — Patrick dio un paso al frente, empujando ligeramente a Nicole tras él en forma protectora. — Primero, no te voy a permitir que insultes a la mujer que amo… Segundo, a diferencia de otras mujeres… — Miró de reojo a Tabitha. — Te puedo asegurar que mi Nicole es toda una dama… La amo, llevó semanas enamorado de ella, persiguiéndola, conquistándola, pero ella me dijo que era una mujer casada y que no podía corresponderme… Me enteré de que vendría a firmar el divorcio, no dude en aprovechar mi oportunidad y viajé tras ella… Porque ahora que está libre, Nicole se convertirá en mi novia…

Patrick volteó el rostro, contemplando a Nicole con admiración, mientras ella se ponía roja como un tomate. Tabitha observó la escena perpleja, sintiendo como la chispa de la envidia se comenzaba a encender.

— ¡Ay, por favor!, ¿de verdad piensas que nos creeremos eso? — Preguntó Tabitha con escepticismo, para luego señalar el cuerpo de Patrick. — ¿Qué tú…?, ¿tú le andabas rogando a esa gorda?

Tabitha se cruzó de brazos sintiéndose poderosa, no le importaba que tan despectivo fue su comentario, pues para ella, no había dicho nada que no hubiera sido la pura realidad.

— ¿Gorda? — Patrick elevó una ceja, molesto.

Nicole bajó la vista con vergüenza, Patrick volteó para mirarla, la pena en su expresión provocó que se le revolcara algo por dentro y la apretó a su cuerpo.

— Pues yo solo veo a una mujer hermosa, dulce y tierna… — Murmuró Patrick sin dejar de mirar a Nicole. — Más que eso, las curvas de mi Nicole son… — Patrick se mordió el labio de forma seductora. — Ella es sensual, muy sensual…

Nicole levantó la vista con sorpresa, sintiendo como saltaba su corazón, quizás era una actuación, ¡no!, Nicole sabía que era una actuación, pero no podía evitar sentirse cautivada por las palabras de Patrick y su pulso acelerado lo demostraba.

— Esto debe ser una mald!ta broma. — Gruñó Walter entre dientes, volteando la vista, pues por alguna razón, él no soportaba ver esa ridícula escena.

— Disculpe señora… — Patrick se dirigió a Tabitha, a quien se le encendieron las orejas al escuchar la palabra señora… — Pero debería saber que a los hombres que nos alimentamos bien, nos gusta comer suficientes proteínas… — Patrick le dirigió una mirada burlona a Walter, quien de nuevo volteó el rostro con rabia. — Quien no sabe de eso, prefiere la carne deshidratada y seca…

— ¡Oiga! — Se fue a quejar Tabitha, pero Patrick no la dejó hablar.

— Si su hombre pide respeto por su mujer, yo pido respeto por la mía, así que le agradezco que no vuelva a llamar a mi Nicole de esa manera… — Patrick tomó con delicadeza la barbilla de Nicole para levantar su rostro y verla a los ojos. — Porque por dónde quiera que yo vea a mi Nicole, yo la llamaría escultural…

«Mi Nicole, mi Nicole, mi Nicole, qué cansado es este sujeto», se quejó mentalmente Walter, volteándose a mirarlos para pedirles que se marchen de su oficina.

Pero al voltear la escena fue peor, Patrick bajaba el rostro lentamente hacia el de Nicole y ella solo se sonrojaba más, sin hacer nada para detenerlo, Walter sintió como algo se le oprimió por dentro.

— ¡Ya basta! — Gritó repentinamente Walter, Nicole volteó sorprendida. — ¡Bien, eres libre y puedes hacer lo que te dé la gana, pero no en mi presencia, ten algo de pudor, por lo menos, ahora váyanse de aquí!

Patrick y Nicole se miraron por un segundo, él le sonrió con una mirada llena de seguridad.

El corazón de Nicole latía acelerado, la sangre le fluía calentándola como si le recorriera una carga de adrenalina, algo dentro de ella se infló, llenándola de seguridad.

Este era el apoyo que necesitaba, esta era la satisfacción que sentía por haber logrado, por lo menos, sacar a Walter un poco de sus casillas.

Así que sosteniendo la mano de Patrick con fuerza, Nicole se irguió y elevó el rostro hacia Walter, con cierta altanería.

— No, todavía no me pienso ir…

— ¿Qué? — Walter, que ya se dirigía a su escritorio, se volteó para mirarla, ceñudo.

— Yo no vine solo para firmar el divorcio, Walter… — Continuó Nicole.

— ¡Ya sabía yo!, piensas sacarme más dinero, ¿no es así?, pero estás muy equivocada si crees que te voy a dar un centavo para que te lo gastes con este don nadie… — Escupió Walter desde su escritorio.

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