61. Los papeles se intercambian
—¡¿Ximena?! —Juan Carlo continúa exigiéndole. No la suelta. Los gestos demuestran desesperación mezclada con rabia—. ¿Qué escuchaste?

El enfermero junto a dos oficiales más los empujan hacia el pasillo. La puerta se cierra, y en un abrir y cerrar de ojos deja de ver a Santiago agonizando en su propia sangre. Con el cuerpo tan inmóvil Altagracia no se da cuenta que Juan Carlo la saca del lugar hasta lograr ver la luz del sol, donde la luminosidad la ciega por momentos y es un golpe directo a su realidad.

—Ximena —Juan Carlo no se ve en la necesidad de guardar las ganas de explotar con el silencio de Altagracia—. ¿Qué cosas te murmuró ese delincuente?

Altagracia engulle la saliva, dándose cuenta que sigue atontada. La fuerza de Juan Carlo en sus brazos incrementa más qué antes, logrando un efecto de molestia. Se zafa de sus dos manos.

—Tengo qué ver a Santiago —Altagracia pasa por su lado, colapsando en confusión e incredulidad. Juan Carlo la toma del hombro—. Ese hombre está muriend
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