James se quedó helado de pie en el pasillo.
Sintió como si le metieran la mano dentro del pecho y le arrancaran algo con saña y mucho dolor, necesitó tomar aire y recostarse a la pared llevándose la mano al pecho mientras se repetía a sí mismo que estaba equivocado y que tenía que darle a Isabella su libertad, después de todo, él había sido el culpable del mal entendido que la había alejado. ¿Pero Mikel? ¿En serio? ¿No lo odiaba? ¿No se suponía que se estaba vengando de él?
Isabella llevó las manos hasta la corbata de Mikel, mientras el idiota la miraba como si fuera un filete a medio cocer, jugoso y apetitoso.
Las manos de Isabella acariciaron suavemente el cuello de su camisa y arreglaron con agilidad el nudo de su corbata, para luego descender a lo largo de la prenda en un movimiento seductor e insinuante.
— Ser&aac
— ¿Astrid? Pero, ¿Qué haces aquí? — Mikel reaccionó con asombro.— Vine a visitar a mi amorcito.— Hola, Astrid — Mat la miró levantando la manito.— Hola — ella contestó secamente.Isabella se petrificó al escuchar el inconfundible tono de su voz, y esta vez fue ella quien apretó con fuerza la mano de James.— James… es ella…Isabella no estaba segura de estar lista para verla, para enfrentarse a ella personalmente. James se volvió hacia Isabella y notó el terror en su mirada, luego desvió la vista hasta la mesa de la secretaria y vio a la rubia elegantemente vestida casi colgada del cuello de Mikel.—Ven — le dijo tirando de su mano con rapidez y metiéndola en su oficina.— James, no quiero verla, no creo poder actuar frente a ella — dejó salir
— Hágala pasar — James había dado la autorización para que Astrid pudiera venir hasta la oficina de Isabella.La chica Lennox se quedó impávida, petrificada como una estatua de una sola pieza.— ¿Qué? ¡No! James no me hagas esto — Isabella rogó aferrándose a las mangas de su saco — No podré, mis nervios están a flor de piel esta mañana.James la miró con seriedad, pero sin perder la ternura que sentía por ella.— Isa, escúchame… solamente tienes que seguirme la cuerda, ¿Vale? Me inventaré algo para justificar que no la recibas y los sacaré de aquí, es fácil, no te preocupes, pero debes prometerme que te preparará mentalmente para esto, hoy puedo retrasarlo, pero no creo que la próxima vez…— ¡De acuerdo! Te prometo que la próxima vez estaré preparada para actuar frente a ella — Le dijo tratando de convencerse a sí misma — James…— ¿Sí? — La mirada tierna de James y la forma en la que la sostenía casi le hacen olvidar que estaba molesta con él.— Gracias… por todo — apenas susurró.— N
La noche anterior, en algún lugar pobre de la ciudad:— Vargas, ¿Estás seguro de hacer esto? Sabes que tendrá implicaciones policiales, seguramente van a investigarte, ¿No te da miedo?Vargas levantó la mirada de la hoja de papel que tenía entre las manos.— Más miedo me da continuar en esta pobreza, amigo, tú deberías sumarte. La persona que me contrató necesita más gente que mantenga ese testimonio, así será más creíble — Explicó — Además, la paga será muy buena.El otro lo miró con duda.— No estoy muy seguro de eso, las malas lenguas dicen que el viejo Wolf nunca paga, que ha engañado a mucha gente con sus negocios turbios y que siempre se sale con la suya.— ¿De verdad, piensas eso?— Te juro que llevo años escuchándolo en la planta — García aseguró convencido.Vargas se levantó de la silla y dio un par de vueltas a la diminuta sala mientras pensaba un poco.— García, he vivido en la miseria toda mi vida, y según los médicos si no me trato pronto de mis problemas de salud no vivi
— ¿Te sientes mejor? — James le preguntó mientras le alcanzaba una taza de té caliente.Isabella asintió con la mirada e intentó llevársela a la boca, pero sus manos todavía demostraban nerviosismo.— Isa… creo que deberías tomarte unos días para descansar — Él le propuso pensando que ella lo entendería.— ¿Descansar? — Un poco contrariada.— Sí, yo…— No, James, y menos ahora cuando es la primera vez en tantos años que estoy tan cerca de mi hijo — dijo con determinación.— Entiendo que la cercanía con Maty te ilusiona, pero debes pensar bien tus próximos movimientos para no perder el norte — tomando un poco de aire antes de continuar — Creo que deberíamos tomarnos unos días; los dos — admitió — Yo también necesito poner mis pensamientos en orden, o terminaremos por tirar por la borda todo por lo que hemos trabajado tanto.Ella se le quedó mirando pensativa.— Tal vez tengas razón, hay que re planificar muchas cosas…— De eso estoy hablando.— Pero en casa, no puedo alejarme ahora de
Isabella estaba recostada en la cama con la mirada clavada en el techo mientras hacía un examen profundo de su antigua personalidad, una especie de psicoanálisis personal e íntimo en el que esperaba poder identificar los puntos a cuidar en presencia de Astrid, la próxima vez que el destino las pusiera frente a frente, cuando dos golpes en la puerta la sacaron de su concentración.— ¿Sí?— Isa, soy yo — la voz de James contestó.Ella respiró profundamente, todavía le costaba un imperio fingir delante de él, que no le importaba un carajo su presencia, ni su cercanía, cuando la verdad es que se quemaba por dentro con solo pensar en él.— Pasa… — contestó antes de incorporarse.James empujó la puerta y abrió, encontrándose con una Isabella despeinada y con el cabello todavía húmedo, me
Astrid había estado revisando algunas cosas en su habitación. Parecía que la mujer de la limpieza, estaba haciendo el trabajo a medias, abrió el cesto de la ropa sucia y estaba hasta el tope.— Será mejor que saque esto de aquí y lo deje a la vista o la muy perezosa no va a llevarlo a lavar — dijo con fastidio tomando el cesto y arrastrándolo hasta el pasillo — Mañana, esa mujer me va a oír. ¡Si no hace las cosas como le dijo, la voy a poner de patitas en la calle!Ella dejó salir con arrogancia, empujando en cesto con tanta fuerza que hizo volcar en el suelo.Soltó un par de maldiciones y se inclinó a recoger las cosas cuando vio la camisa y la corbata que Mikel había usado ese día. Tomó ambas prendas para meterlas de regreso al cesto cuando notó algo extraño y fuera de lugar.Una pequeña mancha de labial de otro tono diferente al suyo estaba en la corbata de su marido. Revisó con cuidado y tomó la camisa para comprobar que otra mancha del mismo color estaba también en esa prenda.As
Isabella había hecho de nuevo ese gesto que lo sacaba de su eje, de su centro, de su órbita.James observó como ella dejaba escapar el deseo contenido mordiéndose el labio y sintió de inmediato como una corriente eléctrica comenzaba a recorrer sus piernas y sus caderas, hasta un poco más arriba, algo allá abajo comenzó a endurecerse y él solo podía pensar en esa boca deliciosa que anhelaba con urgencia volver a saborear.Ella se mordió de nuevo, y él lo supo. Lo deseaba, pero se estaba conteniendo. Era evidente la lucha interna de Isabella entre lo que pensaba y lo que realmente deseaba.James se preguntó si podría dejar salir al hombre enamorado y lleno de pasión para darle a ella lo quería sin que hubiera consecuencias.« ¡Carajo! La deseo, ¡La deseo más que nunca! »— No te muerdas el labio de ese modo — Casi la amenazó, pero ella se mantuvo firme, clavando su mirada azul sobre su rostro, retándolo a que lo hiciera.« ¡Al diablo! Que pase lo que tenga que pasar », pensó antes de írs
En la mañana, Isabella se estiró como un gato para desperezarse.Había despertado con una enorme sonrisa en los labios, y una sensación de bienestar y felicidad tan especial que, francamente, no recordaba cuando había sido la última vez que se había sentido de esa forma.Era diferente a la primera vez que intentó tener una relación con James, seguramente por aquello de que las reconciliaciones saben mejor.Alargó los brazos hacia un lado, tanteando con cuidado en busca de James, pero la almohada estaba sola y el espacio vacío.Tomó la almohada y la abrazó contra su cuerpo, inhalando profundamente el delicioso aroma del perfume masculino de James antes de levantarse.Se dio una ducha y se arregló con un vestido corto, vaporoso y sandalias bajas y cómodas.Se aventuró a caminar por la propiedad y se impresionó al ver el paisaj