MÍA
No importa que las sombras de la noche cubran este sitio, mi destino está marcado, justo cuando pienso que no hay salida, que nadie me salvará, que Lance me ha abandonado a mi suerte y que el dolor me consume deseando que me maten rápido para evitar sufrir por una violación, la puerta principal se abre con un ruido sordo, directo, en segundos, un nuevo sonido me paraliza, detonaciones de armas,- son tres, en menos de un pestañeo los dos hombres que estaban a punto de violarme, caen al suelo, dejando un charco de sangre al instante.
El sonido comienza a difuminarse, levanto la cabeza en alto viendo como un hombre alto, vestido con jeans oscuros, una sudadera y cazadora del mismo color, lleva la capucha puesta, por lo que no puedo distinguir su rostro, la poca luz que hay, mi estado y visión tampoco ayudan mucho, merma el espacio con pasos lentos, bien estudiados.
Tiemblo en mi asiento, estoy mareada, cansada, adolorida, en mi posición solo puedo distinguir un par de ojos grises, es solo un destello pero su mirada me parece más asesina que la de los otros tipos. Levanta la mano cuando se encuentra a una distancia razonable y al instante cierro los ojos con fuerza, esperando lo peor.
—No eres Portia, solo te pareces a ella… —su voz ronca me obliga a abrir los ojos. No me ha golpeado.
Acto seguido, antes de que pudiera hablar, él solo me desata sacando una navaja, cortando las cuerdas con tanta rapidez que doy un respingo, poniéndose de pie y mirándome con esos ojos grises, a esta distancia puedo distinguir su rostro solo un poco.
—Será mejor que corras y te escondas, no vulvas por estos sitios, los cómplices de estos hombres deben saber en dónde vives —su voz es tranquila, pero no hay nada de luz ni paz de trasfondo—. Ahora.
Su tono y sus palabras no son petición ni sugerencia, suenan más como una orden, por ello, saco fuerzas de donde no las tengo y corro hacia la salida, desorientada, mareada, corro sin mirar atrás, temerosa de encontrarme de nuevo con otros secuestradores, pierdo la noción del tiempo, no sé cuánto llevo corriendo, hasta que llego a la carretera, ahí, distingo a lo lejos un par de luces que se acercan, levanto las manos en señal de ayuda.
Un auto se detiene delante de mí, y justo cuando intento dar un paso adelante, mis piernas no me responden y caigo de rodillas, perdiendo el conocimiento después, viendo únicamente ese par de ojos grises que brillan en la oscuridad de mi memoria.
*
Han pasado cuatro días desde que me secuestraron en aquella bodega, desde que aquel hombre misterioso me salvó la vida, mi móvil fue robado, por lo que tuve que recurrir a los ahorros que tenía y comprar uno nuevo, he recibido varios correos por parte de recursos humanos de la empresa, no he respondido ninguno, el miedo de que aquellos hombres pudieran regresar, se apoderó de mí y apenas he salido a la calle.
Hasta ahora, Lance no se ha tratado de comunicar de ningún modo conmigo, ni siquiera ha venido a mi departamento a comprobar nada, ni la policía, por lo que solo significa que le hizo caso a su secretaria y no intentó buscarme, pensando que en realidad estaba planeando yo todo.
Ayer cuando regresaba rápidamente del súper que está a solo una cuadra de donde vivo, vi las noticias en una de las pantallas enormes de la plaza, transmitían escenas sobre el asesinato que se suscitó en aquella bodega en la que estaba yo, solo había dos casquillos en la escena del crimen, no había vigilancia ni cámaras de seguridad por los alrededores, solo encontraron los charcos de sangre, ningún cuerpo, ni rastros que los llevaran al asesino.
Me causa escalofríos solo de pensarlo, al mismo tiempo solo dijeron que se trataba de un caso entre bandas callejeras, aseguraron seguir adelante con la investigación, pero estaba segura de que no lo harían, o al menos eso esperaba, no se habló de un secuestro, ni de huellas o algo que les diera una pista de mi desaparición, era como si todo fuese una fea pesadilla.
Lance no había denunciado mi desaparición, lo que me causó una desazón que no me ha dejado dormir. Molesta, saco mi nuevo móvil, que tal vez no es el modelo más nuevo, pero sirve, marco el número que me sé de memoria y espero a que atienda la llamada.
—¿Hola?
Su voz me estremece, pasa por mi cabeza la sola idea de colgar, no lo hago, es necesario si quiero que mi vida vuelva a la normalidad.
—Lance, soy yo, Mía —carraspeo.
Hay un breve silencio al otro lado de la línea antes de que él hable.
—Sabía que me llamarías —sisea—. Aunque admito que has tardado más de lo que esperaba, solo me buscas cuando necesitas un favor, ¿qué es ahora? ¿Tanto quieres dinero? ¿Acaso no te basta con lo que ganas en el trabajo? ¿O prefieres que te de un aumento de salario?
Cierro los puños, hay tantas cosas que quiero decirle ahora mismo, pero las palabras se me atoran en la garganta, incapaces de salir y yo de expulsarlas por la fuerza.
—Lance, yo…
—¿Has aprendido la lección? —me interrumpe, siendo incapaz como siempre, de escuchar lo que tengo que decir—. ¿Me vas a obedecer de ahora en adelante? Quiero que dejes tus juegos de mentiras de lado.
—Lance, no...... —¡Tienes que parar, Mía! Sello mis labios, el corazón me duele por alguna razón, mis ojos se llenan de nuevo de agua, estos cuatro días han sido un infierno, estoy sola y lo que esperaba es que el hombre que amo, con quien me pienso casar y pasar el resto de mis días, era un saludo, palabras de aliento, que me creyera. Pensé que estaría preocupado por mi bienestar, pero no es así, él solo me acusa sin una base sólida de los hechos. Necesito su apoyo, —Lance ¡realmente fui secuestrada! No miento, jamás jugaría con algo como esto, ¿cómo es que piensas eso de mí? —Exclamo, cansada de tener que solo escuchar acusaciones por su parte—. ¡Casi muero, Lance, y tú solo me diste la espalda, preferiste creerle a tu secretaria que a mí, tu prometida! Me quedo sin aire cuando termino de hablar, mi pecho sube y baja debido al subidón de adrenalina. —No miento —repito poniéndome de pie—. Juro que en verdad me secuestraron, Lance. —Imposible —se niega a creer una sola de mis p
—Está bien. —Correcto, cuando se te ocurra regresar hablamos —Lance cuelga y me deja con una opresión extraña en el pecho. Ya me había arriesgado demasiado en regresar a mi departamento, sabiendo que esos hombres pudieran volver en cualquier momento, así que me alisto, dejando pasar las horas. Cuando se acercó la noche, decidí ir a la mansión de los Grant, una de las muchas que tienen, hablar con Lance era mi prioridad. Tomo el poco dinero que tengo para comprar un billete de ida en metro, cuando llego, la mujer que me recibe es aquella de mirada cruel y altanera, una castaña de ojos avellana que me observa con nítido enojo, Almira Grant, la madre de Lance, lo que significa que es mi suegra. —Hola… —¿Qué haces aquí? —se cruza de brazos y me impide el paso de inmediato. —Vine a hablar con Lance. Su mirada se endureció. —Lance no ha vuelto. Abro los ojos como platos. —¿No? Estaba segura que lo encontraría aquí… —Sabes una cosa, puedes engañar a todo el mundo, pero yo sé que n
Alguien llama a mi puerta de repente, un hombre que nunca había visto aquí en la empresa, pero noto que tras la puerta de cristal trae puesto un gafete que lo avala como un asistente. —¿Diseñadora Mía Bennett? —me pregunta en cuanto le doy el paso. —Sí soy yo —le regalo una sonrisa de media luna. —Soy Jonas Oliver, el presidente la busca con urgencia, por favor, acuda a su despacho inmediatamente —arguye con prisa pero un tono cordial. —Enseguida voy, gracias. El tipo asiente y enseguida desaparece de mi campo de visión. Me tomo solo un par de segundos para apartar todos esos pensamientos negativos de mi mente, cierro con llave el cajón en donde metí el paquete y me dirijo al ascensor. Tengo un mal presentimiento. Llegando, me recuerdo que a un costado se encuentra la oficina de Lance, por lo que por mi cabeza pasa la idea de pasar a verlo, solo dando cinco pasos, escucho a lo lejos un par de risas coquetas, me congelo al instante y no sé por qué, pero Alisa se viene a mi ment
MIA Me sorprende que lo sea, y sé que debe haber una historia familiar que explique porque él no parece nada viejo, de hecho pareciera que apenas cumplirá los treinta. Lance no pierde el tiempo, no importa que no nos hayamos visto desde hace cuatro días o que está el hecho de que me secuestraron, él solo tira de mi brazo con fuerza haciendo que haga una mueca que refleja mi dolor. —Seguro sabías que me han destituido y has venido expresamente a halagar a mi tío, ¿verdad? —Sisea con fuego en sus ojos oscuros, ajustando más su agarre, haciendo que sienta cómo se clavan los dedos de su mano en mi piel—. ¡Jamás imaginé esto de ti! ¡Creo que te he juzgado muy mal, Mía! La confusión vino a mí por un instante, si Lance estaba aquí, bajando del elevador, ¿de quién era la risa que escuché en su despacho? Me muerdo el labio inferior, me parece que he cometido un error ahora mismo, soy yo quien pensó que Lance estaba jugando al tonto con Alisa. Por unos segundos me atreví a mirar al tío de mi
MÍA Ambos nos quedamos en silencio. —No lo voy a hacer. —Lo harás, tengo planeado nombrarte jefe del departamento de diseño, aumentaré tu comisión por rendimiento, tengo entendido que no te han pagado bien en estos últimos años, es lo mismo que trabajar gratis. El alma se me cae a los pies al darme cuenta de que este hombre ya me ha estado investigando, ¿será él quien me mandó aquella caja? El solo recuerdo hace que me den escalofríos. —Ya no habrá retención de tu pago, he hablado con recursos humanos y he entrevistado a algunos de tus compañeros, el último proyecto salió bien gracias a ti, tu comisión será de 100,000 dólares y se te pagará junto con tu sueldo al mes —arguye con soltura, como si estuviera diciendo un proyecto que se sabe de memoria. Mi sangre todavía hierve cuando finaliza sus palabras, él prácticamente me está comprando, una sensación punzante cava en mi piel con el significado de sus palabras, Lance es lo único que tengo, es la única familia que conozco desde
MÍA—Quiero saber por qué revocaste mi posición, Lance, ni siquiera lo discutiste conmigo, así como la compra de los anillos y el vestido, ¿qué es lo que te sucede? —cambio el tema, lo que hace que levante la mirada.—Porque te vas a casar conmigo —dice furioso—. Serás la señora Grant, no tienes necesidad alguna de seguir trabajando cuando estarás ocupado cuidando de nuestro hogar, cocinarme y de darme al menos dos hijos.—¿Pretendes que sea una mujer de casa cuando me gusta trabajar? Quiero seguir adelante con mi carrera, superarme.—¡Tener hijos y un hogar es tu maldito sueño, lo hablamos hace años! —Exclama poniéndose de pie—. ¿Acaso ya no lo recuerdas?Su pecho sube y baja.—Estuviste de acuerdo antes.—Sí, pero eso no significa que deba renunciar a mi trabajo por mi familia, podemos hacer que funcione para ambos —cierro los ojos tratando de tranquilizar mi respiración acelerada—. No entiendo qué es lo que te ha pasado, Lance, antes no eras así.—¿Crees que soy el único que ha cam
—¡¿Tan rápido y has olvidado quien era tu jefe de departamento de diseño?! —Exclama la voz que ahora me parece tan familiar—. ¡Soy Roberto James!Me quedo sin habla al instante.—Roberto…—¡¿Acaso estás intentando matarme, malagradecida?!—¿Qué?—No te hagas la niña inocente conmigo, Mía, esta mañana ha sido la reunión de licitación, presenté el diseño esquemático que dejaste en el ordenador, en el que estuviste trabajando, ¡fue rechazado! —grita y puedo escuchar con tanta claridad su respiración acelerada.—Se toma un tiempo antes de seguir hablando.Me sentí confundida por el enojo inexplicable de mi ex supervisor.—¿Por qué?--¿Por qué? ¿Aún tienes el descaro de preguntar el porqué? la razón del rechazo es porque tus planos son plagiados, copiaste tres esquemas de nuestros competidores y ahora, has dejado mal ante todo el mundo, a la empresa! —brama y me dejo caer en el sofá, tratando de procesar en cada una de las palabras que me dice—. Dime un cosa, Mía, ¿cómo vas a compensar a la
NARRADOR OMNISCIENTESan Petersburgo, Rusia.Bajo los colores del atardecer de una de las ciudades más emblemáticas de Rusia, se encontraba Dimitri Sokolov, Vor y miembro importante de la Bratva, mano derecha de la actual líder. Mirando el paisaje que se le presentaba delante de él. Era un hombre castaño con destellos rubios, de ojos tan grises que eran casi blancos y de una tez pálida.—Señor.Fue interrumpido por uno de sus hombres, uno de los tantos Voyevikis que estaban a cargo de cuidar a la familia.—Tal y como lo había predicho, el UnderBoss ha regresado a Estados Unidos, a casa de su padre.Dimitri tensó el cuerpo, si su hermana menor estaba enfadada con tanta osadía que siempre había demostrado su hijo, o sea, su sobrino, él no se quedaba atrás, hacía apenas una semana que se había atrevido a menospreciar y cancelar su compromiso con Nicola Campbell, la única hija de Danilo Campbell, el capo de la mafia italiana, delante de tanta gente.No pudo esperar a hacerlo como un cabal