—Lance, no......
—¡Tienes que parar, Mía!
Sello mis labios, el corazón me duele por alguna razón, mis ojos se llenan de nuevo de agua, estos cuatro días han sido un infierno, estoy sola y lo que esperaba es que el hombre que amo, con quien me pienso casar y pasar el resto de mis días, era un saludo, palabras de aliento, que me creyera.
Pensé que estaría preocupado por mi bienestar, pero no es así, él solo me acusa sin una base sólida de los hechos. Necesito su apoyo,
—Lance ¡realmente fui secuestrada! No miento, jamás jugaría con algo como esto, ¿cómo es que piensas eso de mí? —Exclamo, cansada de tener que solo escuchar acusaciones por su parte—. ¡Casi muero, Lance, y tú solo me diste la espalda, preferiste creerle a tu secretaria que a mí, tu prometida!
Me quedo sin aire cuando termino de hablar, mi pecho sube y baja debido al subidón de adrenalina.
—No miento —repito poniéndome de pie—. Juro que en verdad me secuestraron, Lance.
—Imposible —se niega a creer una sola de mis palabras—. Si eso fuera verdad, ¿cómo es que escapaste?
Cierro los ojos una vez más, odio revivir esos momentos llenos de angustia, pese a que por las noches no puedo hacer mucho por detener las pesadillas, pero recuerdo cada instante, palabra y golpe, la persona que me encontró en la carretera me llevó al hospital, gracias a Dios tenía el seguro, por lo que me fue de gran ayuda a la hora de pagar la factura.
Me medicaron y curaron mis heridas, apenas hoy me desperté con el rostro desinflamado, mi ojo ha vuelto a la normalidad, y los moretones los puedo cubrir con una buena porción de maquillaje, pero ni con eso se me borra la mala experiencia.
—Cuando colgaste, los secuestradores se enfadaron mucho, estuvieron a punto de violarme y matarme —me saben amargas estas últimas palabras—. Cuando uno de sus enemigos vino, los mató y yo escapé en el proceso…
Mis palabras van perdiendo fuerza, aquellos ojos grises hacen que me recorra un escalofrío por toda la columna vertebral. Me quedo callada esperando a que Lance recapacite y se comporte como al principio de la relación, lo necesito tanto… pero en su lugar solo escucho a través de la bocina, un largo suspiro.
—No lo sé, Mía, todo parece demasiado extraño.
—Lance, no miento…
—De cualquier manera, vuelve tan pronto como puedas, ya he redactado el contrato de la propiedad prenupcial, lo firmaré cuando regreses —cambia de tema, dándole poca importancia a lo que me pasó.
Lo que me lleva a una sola conclusión, y es que él sigue sin creerme.
—Me he puesto en contacto con la organizadora de bodas, esa mujer que llamaste antes, he cambiado la fecha de la boda, quiero que sea antes —espeta.
Apenas y le puedo seguir el hilo de la conversación, procesando todo lo que me dice. Aturdida, inquiero.
—¿Por qué? ¿Cuál es la prisa? Habíamos quedado en una fecha y… —hablo con nerviosismo.
—No pongas objeciones, Mía, ¿puedes ser obediente por una vez en tu vida? Joder, siempre que te comportas como una cría, me pones de mal humor —expresa en un tono más alto que el de costumbre—. La boda ya está fijada para dentro de una semana, estos días que parece que te has tomado de vacaciones, me tomé la tarea de comprar los anillos y el vestido que usarás.
Tenso el cuerpo y frunzo el ceño.
—¿Qué?
—¿Acaso eres sorda? Dios.
—¿Por qué dentro de una semana? No me consultaste antes, ¿acaso mi decisión no importa? ¿Cómo es que hiciste todo eso si no me llevaste a mí a comprar el anillo y el vestido? Es decir, las medidas…
—Le pedí a Alisa que se probara los anillos, y el vestido… son casi de la misma talla, además, ¡no me reclames nada, que eres tú quien estuvo ausente durante cuatro días! No es mi culpa.
Me muerdo el labio inferior, caminando de un lado a otro dentro de mi habitación, en efecto, mi relación con Lance ya no era lo mismo, pero mi tonto corazón lo amaba.
—Lance, no es justo, no estuve ausente por diversión, yo de verdad estuve…
—Sí, sí, ya, estuviste secuestrada, ¿quieres dejar de hablar de eso?
—Es que no puedo creer que le hayas pedido algo como esto a tu secretaria —replico, incapaz de controlar los celos, el dolor y la desazón que me obligan a hablar de más.
—Alisa solo hizo lo que le pedí, en fin, ¿te vas a casar o no? ¿Sabes cuántas mujeres quieren estar conmigo? Me casaré contigo, ¿Por qué siempre tienes que ser tan cotilla, Mía?
Me dejo caer en una de las orillas de la cama, esto no es lo que esperaba, no se siente como el matrimonio de mis sueños, algo con lo que siempre he estado fantaseado durante tanto, tanto tiempo, tal vez si hablo con él a solas, sin la influencia de Alisa, él me crea y podamos arreglar este pequeño malentendido.
—Está bien. —Correcto, cuando se te ocurra regresar hablamos —Lance cuelga y me deja con una opresión extraña en el pecho. Ya me había arriesgado demasiado en regresar a mi departamento, sabiendo que esos hombres pudieran volver en cualquier momento, así que me alisto, dejando pasar las horas. Cuando se acercó la noche, decidí ir a la mansión de los Grant, una de las muchas que tienen, hablar con Lance era mi prioridad. Tomo el poco dinero que tengo para comprar un billete de ida en metro, cuando llego, la mujer que me recibe es aquella de mirada cruel y altanera, una castaña de ojos avellana que me observa con nítido enojo, Almira Grant, la madre de Lance, lo que significa que es mi suegra. —Hola… —¿Qué haces aquí? —se cruza de brazos y me impide el paso de inmediato. —Vine a hablar con Lance. Su mirada se endureció. —Lance no ha vuelto. Abro los ojos como platos. —¿No? Estaba segura que lo encontraría aquí… —Sabes una cosa, puedes engañar a todo el mundo, pero yo sé que n
Alguien llama a mi puerta de repente, un hombre que nunca había visto aquí en la empresa, pero noto que tras la puerta de cristal trae puesto un gafete que lo avala como un asistente. —¿Diseñadora Mía Bennett? —me pregunta en cuanto le doy el paso. —Sí soy yo —le regalo una sonrisa de media luna. —Soy Jonas Oliver, el presidente la busca con urgencia, por favor, acuda a su despacho inmediatamente —arguye con prisa pero un tono cordial. —Enseguida voy, gracias. El tipo asiente y enseguida desaparece de mi campo de visión. Me tomo solo un par de segundos para apartar todos esos pensamientos negativos de mi mente, cierro con llave el cajón en donde metí el paquete y me dirijo al ascensor. Tengo un mal presentimiento. Llegando, me recuerdo que a un costado se encuentra la oficina de Lance, por lo que por mi cabeza pasa la idea de pasar a verlo, solo dando cinco pasos, escucho a lo lejos un par de risas coquetas, me congelo al instante y no sé por qué, pero Alisa se viene a mi ment
MIA Me sorprende que lo sea, y sé que debe haber una historia familiar que explique porque él no parece nada viejo, de hecho pareciera que apenas cumplirá los treinta. Lance no pierde el tiempo, no importa que no nos hayamos visto desde hace cuatro días o que está el hecho de que me secuestraron, él solo tira de mi brazo con fuerza haciendo que haga una mueca que refleja mi dolor. —Seguro sabías que me han destituido y has venido expresamente a halagar a mi tío, ¿verdad? —Sisea con fuego en sus ojos oscuros, ajustando más su agarre, haciendo que sienta cómo se clavan los dedos de su mano en mi piel—. ¡Jamás imaginé esto de ti! ¡Creo que te he juzgado muy mal, Mía! La confusión vino a mí por un instante, si Lance estaba aquí, bajando del elevador, ¿de quién era la risa que escuché en su despacho? Me muerdo el labio inferior, me parece que he cometido un error ahora mismo, soy yo quien pensó que Lance estaba jugando al tonto con Alisa. Por unos segundos me atreví a mirar al tío de mi
MÍA Ambos nos quedamos en silencio. —No lo voy a hacer. —Lo harás, tengo planeado nombrarte jefe del departamento de diseño, aumentaré tu comisión por rendimiento, tengo entendido que no te han pagado bien en estos últimos años, es lo mismo que trabajar gratis. El alma se me cae a los pies al darme cuenta de que este hombre ya me ha estado investigando, ¿será él quien me mandó aquella caja? El solo recuerdo hace que me den escalofríos. —Ya no habrá retención de tu pago, he hablado con recursos humanos y he entrevistado a algunos de tus compañeros, el último proyecto salió bien gracias a ti, tu comisión será de 100,000 dólares y se te pagará junto con tu sueldo al mes —arguye con soltura, como si estuviera diciendo un proyecto que se sabe de memoria. Mi sangre todavía hierve cuando finaliza sus palabras, él prácticamente me está comprando, una sensación punzante cava en mi piel con el significado de sus palabras, Lance es lo único que tengo, es la única familia que conozco desde
MÍA—Quiero saber por qué revocaste mi posición, Lance, ni siquiera lo discutiste conmigo, así como la compra de los anillos y el vestido, ¿qué es lo que te sucede? —cambio el tema, lo que hace que levante la mirada.—Porque te vas a casar conmigo —dice furioso—. Serás la señora Grant, no tienes necesidad alguna de seguir trabajando cuando estarás ocupado cuidando de nuestro hogar, cocinarme y de darme al menos dos hijos.—¿Pretendes que sea una mujer de casa cuando me gusta trabajar? Quiero seguir adelante con mi carrera, superarme.—¡Tener hijos y un hogar es tu maldito sueño, lo hablamos hace años! —Exclama poniéndose de pie—. ¿Acaso ya no lo recuerdas?Su pecho sube y baja.—Estuviste de acuerdo antes.—Sí, pero eso no significa que deba renunciar a mi trabajo por mi familia, podemos hacer que funcione para ambos —cierro los ojos tratando de tranquilizar mi respiración acelerada—. No entiendo qué es lo que te ha pasado, Lance, antes no eras así.—¿Crees que soy el único que ha cam
—¡¿Tan rápido y has olvidado quien era tu jefe de departamento de diseño?! —Exclama la voz que ahora me parece tan familiar—. ¡Soy Roberto James!Me quedo sin habla al instante.—Roberto…—¡¿Acaso estás intentando matarme, malagradecida?!—¿Qué?—No te hagas la niña inocente conmigo, Mía, esta mañana ha sido la reunión de licitación, presenté el diseño esquemático que dejaste en el ordenador, en el que estuviste trabajando, ¡fue rechazado! —grita y puedo escuchar con tanta claridad su respiración acelerada.—Se toma un tiempo antes de seguir hablando.Me sentí confundida por el enojo inexplicable de mi ex supervisor.—¿Por qué?--¿Por qué? ¿Aún tienes el descaro de preguntar el porqué? la razón del rechazo es porque tus planos son plagiados, copiaste tres esquemas de nuestros competidores y ahora, has dejado mal ante todo el mundo, a la empresa! —brama y me dejo caer en el sofá, tratando de procesar en cada una de las palabras que me dice—. Dime un cosa, Mía, ¿cómo vas a compensar a la
NARRADOR OMNISCIENTESan Petersburgo, Rusia.Bajo los colores del atardecer de una de las ciudades más emblemáticas de Rusia, se encontraba Dimitri Sokolov, Vor y miembro importante de la Bratva, mano derecha de la actual líder. Mirando el paisaje que se le presentaba delante de él. Era un hombre castaño con destellos rubios, de ojos tan grises que eran casi blancos y de una tez pálida.—Señor.Fue interrumpido por uno de sus hombres, uno de los tantos Voyevikis que estaban a cargo de cuidar a la familia.—Tal y como lo había predicho, el UnderBoss ha regresado a Estados Unidos, a casa de su padre.Dimitri tensó el cuerpo, si su hermana menor estaba enfadada con tanta osadía que siempre había demostrado su hijo, o sea, su sobrino, él no se quedaba atrás, hacía apenas una semana que se había atrevido a menospreciar y cancelar su compromiso con Nicola Campbell, la única hija de Danilo Campbell, el capo de la mafia italiana, delante de tanta gente.No pudo esperar a hacerlo como un cabal
—Tienes 24 años, ya no eres un crío Lance, pero me parece que no has entendido cuál es tu lugar en esta empresa.—Mi abuelo…—Mi padre me ha dado la presidencia, tuvo la oportunidad de dártela en todos estos años y si no lo hizo es por algo —lo interrumpo poniéndome de pie, rodeando el escritorio hasta llegar delante de él—. No tienes la facultad ni el poder de despedir a nadie de esta empresa.—¿Qué?—Lo que oíste —refuto.Lance se pone de pie dispuesto a enfrentarme.—¿Por qué me dices todo esto?—Hablo de que no puedes despedir a la señorita Bennett, el único que lo puede hacer soy yo.Sus fosas nasales se abren y cierran debido a su respiración acelerada, cierra también los puños como si quisiera golpearme, si lo intenta, será el peor error que cometa, no solo porque fallará, sino, porque no es lo que quiere en realidad.—¡Es mi m*****a prometida y hago lo que quiera con ella! —brama.—Es mi empleada, y solo yo decido.—Eso lo dices porque te gustó, la quieres para ti, ¿no es así,