Capítulo59
"Preparar la comida" sonaba muy fresa, pero en realidad solo había dos envueltos de avena duros y dos tiras de carne seca, provisiones de fácil transporte y consumo en el campo de batalla, normalmente enviadas al frente. Siendo realistas, el ejército, acampado aquí, podía preparar gachas calientes o algo similar, pero ya era muy tarde, y encender la cocina implicaba un gran esfuerzo que no valía la pena solo para ella.

Sin embargo, tuvieron la cortesía de hervir una olla de agua caliente para que al menos pudiera beber algo tibio y entrar en calor.

La tienda era pequeña, una estructura temporal con mantas gruesas y pesadas que estaban sucias, algunas endurecidas con una gruesa capa de mugre. Al tocarla, Isabella supo que era sangre seca incrustada en las mantas.

El soldado que la había acompañado hasta la tienda era un hombre joven y corpulento, de cejas espesas y grandes ojos, con una barba descuidada. Se rascó la cabeza y preguntó:

—¿Puedes comer esto? Si no, puedo pedir que te prepa
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