Después de varios intentos de reanimarla, entre pellizcos en las manos y masajes en las sienes, lograron que la abuela despertara.Al abrir los ojos, todavía lloraba.—¡Dios mío! ¿Por qué permites que los niños del mundo sufran tanto? Toda la familia Díaz de Vivar ha sido masacrada. ¿Por qué las cosas tienen que ser así? ¡El destino es tan injusto y tan cruel!Isabella no podía soportar escuchar esas palabras. Rápidamente salió al exterior. Durante todo ese tiempo, las lágrimas parecían no dejar de brotar. Antes, lograba contenerlas, pero ahora, todo lo que había reprimido parecía fluir sin control.Mientras tanto, Raulito fue llevado para que conociera a todos uno por uno y finalmente a la habitación de la señora mayor.Por suerte, le habían dado la medicina para el corazón con antelación. Al verlo convertido en un niño mudo y cojo, no pudo evitar llorar desconsoladamente. Su nieto, que había sido tan saludable y regordete, ¿cómo podía haber terminado así?Este niño había sido criado
La anciana sin embargo no dijo nada directamente, pero todos entendieron que temía que Leonor dificultara las cosas para el niño.Aunque la familia Conrado había participado poco en reuniones sociales, conocían, aunque sea superficialmente, lo que ocurría afuera.Especialmente en lo relacionado con Isabella, habían estado al tanto, aunque no solían involucrarse.Sabían que la reina madre Leonor no estaba satisfecha con la elección de su nuera. Y si Isabella se llevaba a Raulito al casarse, Leonor probablemente lo rechazaría aún más.Isabella percibiendo esto le respondio:—No se preocupen ustedes que yo siempre pondré a Raulito como mi prioridad. Si la reina Leonor de no lo acepta, me iré con él de regreso a mi casa. Les garantizo a ustedes y por lo más divino que tengo en la vida, que Raulito no sufrirá ningún maltrato.Su promesa, sin embargo, no disipó del todo las preocupaciones. Después de todo, como una mujer en su segundo matrimonio, si no lograba agradar a su suegra, sería difí
Al día siguiente, desde la casa de los Conrado enviaron los platos favoritos de Raulito, además de informar que las mujeres de la familia estaban ocupadas cosiendo ropa y zapatos para él.Con dichas sinceras acciones, la familia Conrado demostraba su amor y cuidado hacia Raulito. A lo cual el niño finalmente, se sintió tranquilo. Su familia materna no lo despreciaba, al contrario, lo apreciaban profundamente.Ese mismo día, el doctor Dagel también fue personalmente, diciendo que quería revisarlo nuevamente para asegurarse de que no hubiera pasado nada por alto.Con su habilidad médica, era evidente que ya lo sabía todo en la consulta del día anterior, pero su atención minuciosa demostraba cuánto se preocupaba por Raulito.Después de que el doctor se marchara, llegó Benito acompañado por su compañero de armas y mano derecha, Cicero.Benito le explicó a Isabella que quería visitar a Raulito y pasar tiempo con él para fortalecer su relación.Raulito se mostró muy feliz con su llegada y le
Ella parpadeó y dijo:—¿Entraste antes al templo cierto?El apuesto rostro de Benito se tensó al instante. Giró el rostro y, con un gesto de cabeza testaruda, respondió:—No soy un discípulo del Templo del Conocimiento. Mi maestro siempre me ha dicho que soy su discípulo personal, no del templo.Ella sonrió, con los ojos brillando de alegría.—Esas palabras son solo autoengaño. Mi tío es del Templo del Conocimiento, y tú eres su discípulo. ¿Cómo no ibas a pertenecer al templo?, ¿cuándo entraste al templo?Benito forzó una sonrisa y, decidido a cambiar de tema, dijo:—Hablábamos de llevar a Raulito a ver a don Hermenegildo. ¿Cuándo piensas hacerlo?Isabella, apoyando la barbilla en una mano, lo miró parpadeando:—Iremos mañana.No sabía por qué, pero al enterarse de que él pertenecía al Templo del Conocimiento, Isabella se sintió mucho más relajada. Frente a él, incluso se permitió ser un poco más despreocupada.Benito la miró con escepticismo y dijo:—Soy mayor que tú, pero porque me t
Él era el principal comandante del ejército en batalla, y aunque no hubiera guerra y permaneciera en la capital, era ya de por si mucha responsabilidad. Con tantas responsabilidades militares, ¿cómo podía ocupar también el puesto de ministro de tribunal?Además, el tribunal supremo era responsable de los casos penales y de sentencias importantes, tareas que en su mayoría eran administrativas y requerían de muchas vueltas y entendimiento de leyes y todas sus trampas. ¡Pero él era un general!Y aparte, ¿por qué también tenía que ser el comandante de los Halcones de Hierro?Con un cargo administrativo y otro militar, además de ser el principal comandante del ejército en batalla, ¿cómo podría manejar tantas responsabilidades?—El talismán que me sube al cargo de comandante de los Halcones ya ha sido entregado —dijo él sin preocuparse. —Ahora el ejército de vanguardia está temporalmente bajo el mando de Guillermo León.Ese hombre, Guillermo León.Isabella lo conocía bastante bien. Guillermo
Muchas cosas no eran convenientes para ser discutidas, así que Benito decisión mejor marcharse. Isabella se quedó por mucho tiempo ensimismada en sus pensamientos. Aunque parecía haber quizás entendido algunas cosas, algunas otras seguían siendo para ella una incognita.La criada doña Filomena, al verla tan preocupada, dudó antes de acercarse, pero el mayordomo Eduardo la detuvo y le dijo:—Ve por favor a buscar algo de comida para el niño. Ha estado estudiando durante tanto tiempo que debe estar cansado.Doña Filomena miró al mayordomo Eduardo y suspiró.—Voy de inmediato.Se dio la vuelta y fue a la cocina. Mientras tanto, Eduardo se inclinó en voz baja hacia ella y dijo:—Sé que en tu corazón aun hay algo que ansias confesarle a Isabella, pero no lo hagas ahora.El momento propicio es quizás después de que ellos se casen, allí entonces soltaras lo que en tu corazón tanto aprieta.Ella asintió.—Entendido. Solo que, al verla tan preocupada, me entristecí un poco. Pero sé muy bien q
La mayoría de los parientes lejanos que aun quedaban de la familia Díaz de Vivar eran ya sea comerciantes o terratenientes, por lo que comprendían perfectamente la lógica detrás de las palabras de su tio Hermenegildo:—Un clan honorable comparte la gloria del éxito, mientras que uno en decadencia arrastra a todos con este. Aunque el título de Duque Defensor del Reino no ofrezca ayuda directa, su prestigio como pilar nos protege. Cualquiera que intente oprimir a los Díaz de Vivar lo pensará dos veces antes de hacerlo.Las palabras de Hermenegildo resonaron entre los presentes. La familia Díaz de Vivar siempre había sido unida, y tras la tragedia que casi los destruye, nadie sentía envidia.El patriarca continuó hablando, mientras Raulito, sentado a un lado, escuchaba atentamente.En reuniones previas, él, siendo tan joven, no tenía derecho a participar, mucho menos a escuchar palabras tan solemnes. Este discurso encendió en él un sentido de responsabilidad hacia su familia. Aunque aún n
El doctor Dagel asintió y dijo:—Primero, quiero hablarte sobre el progreso de la desintoxicación. Después de estos días de haberle estado administrando tratamiento, hoy le realicé un diagnóstico y está mucho mejor de lo que esperaba. Además, la inflamación en su garganta ha disminuido considerablemente y sus cuerdas vocales se ven mejor.—¿De verdad? —Isabella se mostró emocionada. Aunque el doctor Escarlata le había mencionado los avances el día anterior, escuchar el diagnóstico directamente desde la sabia boca del ilustre doctor Dagel la llenó de mucha alegría.—Eso es maravilloso. Muchas gracias por sus esfuerzos, doctor Escarlata.El joven médico sonrió con modestia, aceptando el reconocimiento sin falsa humildad. Había estado visitando regularmente y su dedicación era evidente.El doctor Dagel, tras beber un sorbo de tinto, continuó:—El segundo tema que quiero tratar, es relacionado exactamente con lo que mencionaste, es sobre su pierna. Su cuerpo ya está en condiciones adecuada