Capítulo246
Al día siguiente, Benito parecía renovado, aunque tenía unas ojeras bien marcadas.

Isabella no entendía cómo lo hacía: claramente no había dormido bien, pero aun así lucía tan radiante y lleno de energía, su rostro y ojos brillaban con mucha vitalidad.

Después de platicar con Raulito la noche anterior, ahora él niño ya no le tenía tanto miedo ni recelo. De vez en cuando, levantaba la cortina del carruaje para espiarlo desde atrás.

¿él era un gallardo como su abuelo? Entonces, sin duda, debía ser un varón muy fuerte. Alguien que podía luchar contra cualquier embate enemigo.

No debía entonces por que tenerle miedo.

Raulito se repetía esto en su mente todo el camino. Poco a poco, comenzó a ver a Benito como a sus fallecidos abuelo y padre. Además, él sería su futuro tío político, era entonces familia.

Cuando llegaron a villa Hojarasca, Raulito ya se atrevía a hacer gestos con las manos a Benito, y permitirle que le tomara la mano para llevarlo a comprar bombones.

Isabella observó este cam
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