Capítulo159
—No importa lo que digan, en la casa del general nadie va a buscar a Isabella —dijo Theobald con el rostro frío.

Doña Rosario lo miró con frustración y suspiró.

—No es que yo quiera ir a buscarla —dijo la anciana—, pero esta casa necesita una salida. Mira el comportamiento de Desislava: ha arruinado nuestro buen nombre, ha hecho que todos hablen mal de nosotros. Es egoísta, violenta y malvada, incluso golpeó a tu padre. Si no fuera por su buena suerte, él habría muerto. Y después de eso, ¿qué hizo? Se escondió en la casa de su familia. Pues que se quede ahí. Tal como un ratoncillo miedoso, ojalá nunca vuelva.

Doña Rosario hizo una pausa y, como si un pensamiento nuevo cruzara por su mente, lo miró fijamente, disparando una sugestión.

—Si pudiéramos divorciarnos de ella… ¿Podríamos informar al emperador que golpeó a tu padre y faltó al respeto a su suegra? Tal vez podríamos pedir la anulación del matrimonio.

Theobald se malhumoro.

—No me hagas más preguntas sobre esto, madre. Ahora mism
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