Capítulo149
Después de tomar una sopa para despejar la mente, Rey Leonidas fue acompañado por Tomasito Mendoza hacia el salón de la ofrenda. Caminaban bajo la luz de los faroles llevados por los sirvientes. Tomasito, inclinándose ligeramente, —preguntó con cautela:

—Majestad, ¿de verdad desea tomar a la General Vivar como concubina?

El emperador lanzó una mirada incisiva.

—¿Crees que le arrebataría la mujer a mi propio hermano? Aunque tuviera esa intención, la Reina Madre jamás lo permitiría. Ella y la señora Díaz de Vivar fueron como hermanas. ¿Cómo podría permitir que Isabella acabara en el harén?

Tomasito sonrió.

—Sabía que solo quería presionarlo un poco. No podría soportar que alguien como la General Vivar quedara atrapada en un harén.

Sin embargo, mientras hablaba, su sonrisa no ocultaba del todo una leve preocupación.

El Rey dejó escapar un suspiro y se llevó una mano a la frente.

—Cuando Arturo Díaz de Vivar murió en combate, antes de ir al frente, pasó por su casa. Le pidió a doña Díaz de
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