Al cabo de media hora, terminé con el trabajo pendiente en la cafetería, me cambié de ropa y salí con gran ilusión con destino al centro de la ciudad. Entré establecimiento por establecimiento ofreciendo mis servicios, pero en cada lugar exigían algún tipo de experiencia. No poseo nada de lo que piden, por lo que resignada, desanimada y cansada de caminar me senté en una silla a las afueras de un restaurante lujoso. Mis pies dolían mucho y masajee mi tobillo adolorido, cuando de pronto una mujer muy elegante se acercó. Era rubia, alta, vestía un hermoso traje rojo y un escote bastante pronunciado. Pensé que sus planes eran sacarme a las patadas de donde me encontraba, pues no estaba consumiendo nada.
—Lo siento mucho. Estaba descansando los pies. Llevo caminando mucho tiempo, pero ya me iba— me levanté de prisa y, con una amable sonrisa, me detuvo.
—No te estoy diciendo nada, belleza. Solo vine a saludarte. Dime, ¿cómo te llamas? — hasta su voz salió en un ronroneo muy cautivador.
Es muy extraño que una mujer tan hermosa como ella se acerque a mí, pero solo por educación decidí responder su saludo.
—Soy Lili Guerrero, un placer — nos estrechamos las manos, y sonrió ladeado.
—Margaret McCann. Soy representante y me gustaría que trabajaras para mí. Claro está, sí así lo deseas. Verás, estoy en búsqueda de chicas que deseen participar en un evento muy importante que anualmente se da lugar en el sector más exclusivo de la ciudad. ¿Qué dices? ¿Te ánimas?
Sus palabras me dejaron impactada, la emoción y los nervios de tener una oportunidad como esa frente a mis ojos me llevó a tomar una decisión precipitada.
—¡Gracias! Digo, sí. Por supuesto. Precisamente me encontraba buscando trabajo. ¿Qué tengo que hacer?
—Ve a esa dirección mañana a las diez de la mañana. Allí te diré cuál será tu trabajo —recibí la tarjeta negra con letras doradas que sacó de su bolso y la miré perpleja.
—Allí estaré.
La Sra. Margaret asintió, se giró y caminó hacia el auto lujoso que la esperaba a pocos pies nuestro.
La felicidad no cabía dentro de mi pecho. Regresé a la casa con una enorme sonrisa que ni siquiera Sandra o mi hermanastra podrían borrar con sus insultos. Por fin me voy a deshacer de esa soga que ha estado atada a mi cuello. Aunque estaba llena de inseguridades, me hacía ilusión pensar en el trabajo que irán a ofrecerme.
Desperté temprano en la mañana para dejar todo hecho, no sabía qué excusa iba a darles para ausentarme de la casa, pero la hora pactada estaba cada vez más cerca. Para mi desgracia, Sandra no fue a trabajar hoy, algo que incrementó mis nervios. Me alisté casualmente y preparé un vestido veraniego en un bolso pequeño, sea como sea, iré a esa entrevista.
—Mocosa, ve de compras. Necesito que me traigas todo lo de la lista. ¿Entendido?
Tomé la larga lista entre mis manos y salí apresuradamente de la casa sin decir nada más. Mis manos sudaban solo con pensar en la entrevista. Por dentro me sentía muy ansiosa. Estoy a punto de dar el primer paso a la llamada libertad. Mi única angustia era mi papá. Es muy probable que se ponga triste si algún día no me ve regresar a la casa. Aun así, la decisión ya la he tomado.
De pie frente al enorme edificio, sonreí, pues las ilusiones de una nueva vida estaban justo a mi alcance. Entré muy segura de la decisión tomada, pero antes fui al baño, donde me cambié el desgastado pantalón por el vestido blanco de flores. Solté mi cabello y este cayó en hondas a mi espalda baja. En la recepción me indicaron el décimo piso, donde Margaret supuestamente me estaba esperando. Subí al ascensor con el corazón latiendo apresuradamente, el pulso errático y mi cuerpo hecho un manojo de nervios. Una sensación agradable se esparció por todo mi cuerpo, al momento de que las puertas se abrieron, dejando a mi vista un enorme salón con un podio en el centro. Caminé a paso lento, acercándome hacia la Sra. Margaret, quien al verme se levantó y me abrazó, dejándome sin palabras. —Creí que no vendrías, linda. Pero me alegra muchísimo que hayas aceptado — se separó de mí, agarrándome del brazo y trayéndome a un sillón de cuero enorme. —Bueno, en realidad necesito el
El día de mi cumpleaños fue maravilloso, pues compartimos juntos como hace mucho tiempo no lo hacíamos. Paseamos entre las calles de la ciudad, contemplando las casas de estilo victoriano. Caminamos por aquellas vías empinadas hasta llegar a un restaurante donde almorzamos juntos. El resto de la tarde estuvimos conversando y sentados en la banca de aquel parque que solíamos visitar junto a mi mamá, bajo el radiante y hermoso sol. Madrugué para sacar mi identificación, luego me dirigí al edificio donde Margaret me estaba esperando con el contrato en la mano. Según Margaret, los exámenes salieron bien y no podía estar más feliz. Lo único que faltaban era mis iniciales y la firma. Leí el contrato una y otra vez, donde había varias clausulas bastante específicas: “Una vez el comprador obtenga su premio, tiene todo el derecho de hacer con su obra lo que le plazca”. “El premio debe someterse a las exigencias de su nuevo dueño por los siguientes tres m
—Lili, estoy muy nerviosa. Mañana es la subasta. ¿Cómo crees que serán los hombres? — inquirió Brenda, la misma chica de mi edad que desde ese día nos hemos vuelto cercanas. —Solo espero que sea un hombre gentil. Una de las chicas escuchó mi comentario y soltó una carcajada. —No entiendo cómo Margaret trae a niñas tan estúpidas a un lugar como este. Pero dejo la sorpresa para que veas con tus propios ojos lo gentiles que pueden llegar a ser — se retiró contoneando sus caderas de un lado para el otro. —No le hagas caso, solo quiere asustarnos— le dije a Brenda. Muy en el fondo sé que nada bueno nos puede esperar. Desperté por Brenda, la única chica que considero como una amiga entre todas las demás víboras que nos rodean. Estas dos últimas semanas ha sido mi compañera de habitación. Caminaba ansiosa de un lado hacia el otro, hasta que cayó en mi cama boca abajo dando un grito frustrado contra la misma. —Me encantaría decirte que
DANIEL El día más esperado llegó, poniendo fin a mi larga espera. Mi apetito sexual es grande y cuando explote lo haré como un animal sin escrúpulos. Luego de firmar unos documentos importantes, salí hacia la mansión de Margaret, donde se lleva a cabo las subastas. Como uno de los mayores benefactores, fui uno de los primeros en llegar. Caminé por los pasillos en busca de mi presa; ya tenía enfocada a una bella rubia de pechos grandes. Todo cambió cuando vi a una pequeña y muy hermosa jovencita sostenida del brazo de la anfitriona. De repente mi corbata me sofocó y, aunque estuviera de espalda, su desnudez y su trasero me hicieron pasar saliva. Richards se acercó a ella y el muy hijo de perra tocó su piel descubierta. Eso provocó en mí celos y rabia. Esa pequeña será mía a como dé lugar. En cuanto llegué a ellos, la chiquilla estaba asustada, lo podía ver en su rostro. Esa expresión de terror en sus bellísimos ojos café claros
LILI No puede ser cierto, esto no puede estar pasándome a mí. No tengo otra opción, tengo un contrato firmado con aquella mujer y en las cláusulas está muy bien escrito que debo dejarme hacer todo lo que este hombre quiera hacer conmigo, aunque siento que voy a morir de un infarto. Jamás me habían besado, ni siquiera sabía que se pudiera sentir tan bien esa calidez y ese sabor amargo que percibí en su lengua. Brenda me explicó sobre el sexo, yo no sabía absolutamente nada sobre ese tema, pues no había hablado de eso con nadie, pero me dijo que la primera vez es muy dolorosa. El hombre con quien se fue, se veía buena gente, eso mismo me dije yo del Sr. Jackson, pero que equivocaba estuve. Me desgarró el vestido y sus gigantes manos tocaron mi cuerpo con violencia y con desespero, como si estuviera fuera de sí. Su lengua se adentraba en mi boca con fuerza, chocando los dientes entre sí, y eso que de a poco pude seguir su ritmo. En mi cab
—Sr. Jackson, estoy dispuesta a soportarlo todo — respondí tímidamente, mientras que en su hermoso rostro se formó una sonrisa que me congeló todo el cuerpo. —Perfecto — me alzó en sus brazos y salimos de la habitación. Al fondo había una enorme puerta negra, la cual abrió con el pie; una habitación oscura con todo a su alrededor decorado de negro, excepto por las paredes que eran grises, pero se podía sentir el frío entre los huesos. Me depositó en la cama, dejándome en medio de las suaves almohadas, luego se quedó parado frente mí, quitando botón tras botón de su camisa. Su pecho quedó al descubierto y por más que moría de vergüenza, no aparté la vista, es como si estuviera embrujada. Su torso quedó desnudo, reflejando unos enormes pectorales con varios tatuajes cubriendo su piel; sus brazos eran enormes y llenos de tatuajes también hasta sus muñecas. Se quitó los zapatos y quitó el cinturón, lo enrolló en su mano y lo pasó por encima de mi busto, bajando p
DANIEL Me contuve demasiado para no lastimar a Lili y que su primera vez fuera placentera, pero por más que quise, mis ganas me fallaron, estaba demasiado excitado con esa pequeña, y más con la idea de que era virgen. La tomé con furia por varios días, donde no salió de la cama, por lo cansada y adolorida que se encontraba. Debo hacer un viaje por una semana a París, la voy a dejar aquí para que recupere la fuerza, para cuando vuelva poder hacer todo lo que me plazca con ella. —Buenos días, hermosa. Debo viajar, pero en unos días volveré — dije, acariciando su mejilla. Levantó la mirada y me perdí en esos bellos ojos claros que me tienen hechizado. —Buenos días, Sr. Jackson. Está bien, por mí no hay problema. Ella no tiene la menor idea de lo mucho que me excita que me llame de esa manera. —Sabes que puedes decirme Daniel, dejemos el señor para cuando estemos teniendo sexo. —Oh, claro. Lo siento,
Al otro día, estando en mi oficina me informaron que Lili, ya había llegado. De inmediato la llevaron conmigo, Estaba concentrado con los socios hablando sobre los eventos que han ocurrido en los días anteriores del robo, hasta que unos delicados y subes golpes se oyeron en la puerta.— Adelante — Di la orden para que entrarán, la puerta se abrió, y Lili cruzó por ella; hermosa en un vestido rosa hasta medio muslo, su cabello largo lo llevaba en hondas suelto, bajando por sus pechos hasta caer sus caderas. Una sonrisa tímida se dibujó en sus labios y a paso lento entró.— Buenos días, señor Jackson, ¿Interrumpo?, porque si es así puedo esperar afuera — Dijo nerviosa, y con las mejillas encendidas. Me levanté de mi asiento y caminé hasta ella. Mirándome a los ojos, la tomé en mis brazos.<