Lili
Unas semanas después y el escándalo seguía ardiendo, como el primer día. Daniel dormía poco y se veía sumamente cansado. Mi padre al enterarse fue reacio por unos días conmigo, pero luego comprendió, cuando obligada le conté toda la verdad, desde los insultos y maltratos de Sandra. De ella no volvimos a saber absolutamente nada y agradecí a todos los dioses por ello. Nicolás. estaba quedándose con nosotros en la mansión, después que su esposa firmó el divorcio se ha vuelto un borracho, Santiago se ha multiplicado para hacer lo humanamente posible para seguir con las empresas de su gemelo más las suyas. El abogado encontró más pruebas en contra de Elisabeth, que morirá en la cárcel. El juez le dio cincuenta años de prisión, saldrá de ese lugar con las patas hacía delante.
LiliMeses Después...Estos últimos meses no ha sido fácil, como se lo dije a Daniel una noche; puede que haya perdido gran parte de sus cosas materiales. Pero son sólo eso, cosas desechables. Lo único que tenemos es nuestras propias manos y nuestra salud, con ello podemos lograr todo lo propuesto.De a poco se han ido levantando las empresas nuevamente, varios inversionistas decidieron invertir dinero en las grandes distribuidoras, me he metido de lleno y he logrado aprender de a poco en todo el ámbito de la única empresa con la que quedó. Sus centros comerciales, los centros informáticos; tocó rematarlos a bajos precios, para pagar a muchos empleados. Más todo lo que la ley ordena. Varias propiedades también se vendieron. Las deudas lo estaban sofocando y esa fue la solución más rápida.Me di cu
DanielLas gotas de sudor bajan por su frente, mojando la almohada de la camilla del hospital. Las venas de su cuello resaltan al igual, que el rojo de sus mejillas. Su fuerte agarré en mi mano casi clavando las uñas en mis palmas me advierte de que otro pujo más viene, cierra los ojos con fuerza mientras muerde su labio inferior casi haciéndolo sangrar.— Eres fuerte, princesa. Tú puedes. Recuerda que te amo — Asiente con la cabeza, da un grito ahogado y de inmediato un llanto se escucha, mi corazón late fuertemente de felicidad. Se me plasma una sonrisa y con ojos llorosos, veo como la doctora sostiene en sus manos a mi hija. Una princesa hermosa, que llora fuerte mientras limpian su pequeño cuerpo, luego de envolverla en una manta, la enfermera la acerca a nosotros, Lili está bañada en sudor y lágrimas.— Es una preciosa nena, mira
Lili¿Realmente que era lo bueno que sacaría vendiéndome a un desconocido?, en un principio creí que acabaría mal, que, por ser tan ingenua, mi vida sería muy diferente; donde ya no tendría ningún brillo en mis ojos.Daniel, me salvó del pozo sin salida donde caí. Es un bello ángel que me brindó todo ese amor que no sabía que existía en el mismo. La vida me dejó en claro que todo pasa por algo.Deseaba con todo mi corazón salir de casa, tener mi propia independencia, tener mi propio apartamento, obtener mi dinero que ganaría con el sudor de mi frente. Pero que erróneas expectativas me hice de cómo era el mundo fuera, sabía que existía la gente mala como Sandra. Que con sus maltratos me dejaron vacía. Lo que no sabía; es que me estrellaría con un muro, y to
Las campanas de la pequeña, pero muy bien decorada capilla sonó; dando entrada a la hermosa novia sujeta del brazo de su padre. El vestido color marfil, de corte princesa. Suavemente cayendo por los hombros hacia abajo, rozando las curvas en lugar de aferrarse a ellas, para crear una silueta elegante. Con un largo cubriendo sus pies a la hora de dar el paso. Peinada en un semi recogido trenzado, por la cual pequeña flor adorna su cabello. Su suave maquillaje más su hermosa sonrisa, la hace ver como un ángel caído del cielo para Daniel; que impaciente espera por la llegada de su futura esposa. No puede estar más feliz, y decirse a sí mismo, que, sin duda alguna, se llevó el mejor premio en aquella subasta. Con orgullo podría decir que la inocente chica sería su esposa, y quién iba a pensar que, en ese lugar, se iba a dar un amor fuerte como el de ellos. De pie junto al padre; Daniel, enfundado en un traje gris, acentuado a su buen trabajo cuerpo y con la sonris
Nota autora: La historia ya está completa, la razón del por qué aparece en "proceso" es porque estoy subiendo la obra totalmente corregida. Puede que algunos capítulos no encajen a la hora de leerlos, por lo que iré subiendo los capítulos lo más pronto posible. Muchas gracias por leerme. Ten una agradable lectura. Desde la muerte de mi madre, mi vida tomó un giro radical. Mi padre se casó con una mujer que no me quiere ni un poco. Vivir encerrada en un mar de lágrimas se había convertido en habito. Sandra; mi madrastra, me obliga a realizar los deberes de la casa y, no solo eso, no se cansa de insultarme. Lo mismo sucede con mi hermanastra; la hija que tuvo tiempo después con mi padre. El fingir que nada ocurre se volvió costumbre. A veces me cuestiono a mí misma si algún día tendré el valor de contarle a mi papá sobre los maltratos a los que soy sometida por ellas, pero es muy probable que no me crea una sola palab
El sol se escabulló por la ventana. Los luminosos rayos dieron en mi rostro, haciéndome arrugar el entre cejo. Cubrí mi rostro con el edredón. Estaba sumamente agotada y mi cuerpo no daba para más, ojalá la noche hubiese sido más larga. La puerta se abrió chocando con la pared y alcancé a ver a Sandra, hecha furia me arrebató las cobijas tirándolas a lo lejos. Su mal humor era palpable en el aire. —¡Levántate, maldita zorra! — vociferó, con los brazos en la cintura. Me levanté por inercia, con la mirada extraviada y me apresuré a preparar el desayuno para todos en la casa. Una vez acabé, pude disfrutar de una taza de café bien cargado. El día de hoy promete ser extenuante, pues no solo debo hacer los quehaceres de la casa, también debo ir a la cafetería de mi papá, ya que debo ayudarle con el inventario e insumos. No me pagan un solo centavo y, aunque me desmotiva ese hecho, planeo terminar con las tareas pendientes y así sa
Al cabo de media hora, terminé con el trabajo pendiente en la cafetería, me cambié de ropa y salí con gran ilusión con destino al centro de la ciudad. Entré establecimiento por establecimiento ofreciendo mis servicios, pero en cada lugar exigían algún tipo de experiencia. No poseo nada de lo que piden, por lo que resignada, desanimada y cansada de caminar me senté en una silla a las afueras de un restaurante lujoso. Mis pies dolían mucho y masajee mi tobillo adolorido, cuando de pronto una mujer muy elegante se acercó. Era rubia, alta, vestía un hermoso traje rojo y un escote bastante pronunciado. Pensé que sus planes eran sacarme a las patadas de donde me encontraba, pues no estaba consumiendo nada. —Lo siento mucho. Estaba descansando los pies. Llevo caminando mucho tiempo, pero ya me iba— me levanté de prisa y, con una amable sonrisa, me detuvo. —No te estoy diciendo nada, belleza. Solo vine a saludarte. Dime, ¿cómo te llamas? — hasta su voz salió en un ronroneo m
De pie frente al enorme edificio, sonreí, pues las ilusiones de una nueva vida estaban justo a mi alcance. Entré muy segura de la decisión tomada, pero antes fui al baño, donde me cambié el desgastado pantalón por el vestido blanco de flores. Solté mi cabello y este cayó en hondas a mi espalda baja. En la recepción me indicaron el décimo piso, donde Margaret supuestamente me estaba esperando. Subí al ascensor con el corazón latiendo apresuradamente, el pulso errático y mi cuerpo hecho un manojo de nervios. Una sensación agradable se esparció por todo mi cuerpo, al momento de que las puertas se abrieron, dejando a mi vista un enorme salón con un podio en el centro. Caminé a paso lento, acercándome hacia la Sra. Margaret, quien al verme se levantó y me abrazó, dejándome sin palabras. —Creí que no vendrías, linda. Pero me alegra muchísimo que hayas aceptado — se separó de mí, agarrándome del brazo y trayéndome a un sillón de cuero enorme. —Bueno, en realidad necesito el