Bianca. —Necesitas dormir, te ves cansada —comentó Luka, lo escuché detrás de mi —. El aire frío va a enfermar al bebé.Mi mirada siguió varada en algún lugar de la inmensidad de agua, cargué al niño entre mis brazos pero no me moví. Mandé a Luka a que le comprara más ropita para que no tuviera frío y estuviera abrigado. Estaba demasiado mono con su gorrito de lana, pero aún así, no podía quitarme la soledad de mi corazón. Lo extrañaba. Lo extrañaba muchísimo. Tanto que ni siquiera podía respirar bien. Necesitaba saber que estaba bien. Que estaba vivo. El diablo no puede morir por el ataque de unos simples demonios. Aunque con los balazos que le metieron, eso es poco posible. Pero al menos, necesitaba su cuerpo para poder enterrarlo. Para llevarle flores y tener un lugar donde visitarlo. —Luka, el bebé no es mío —solté de repente. Luka se posicionó a mi lado en la parte del buque que estaba más solitaria, es la parte delantera, había varios agentes de seguridad marítima revisan
Este libro es la secuela de otro. Para enterarte bien, te recomiendo que leas el primero para mayor disfrute!NUEVOS RANGOSREINA.CAPO.DON.BOSS.CONSIGLIERE.SOTTOCAPO.CASSETTO.AVVOCATO.CAPORÉGIME.SOLDATO.En el transcurso de la historia entenderán más, con esta breve descripción espero que puedan entender: Use el rango de "reina" inventado, desconozco si existe o no, pero
MESES DESPUÉSDon.—¿Puedo echar a un lado las cortinas para que te dé la luz? —la dulce voz de Casandra resonó en las paredes del hospital.Carraspee.—No.No podía verla, pero durante todo este tiempo ella había adquirido una mejor salud. Sus mejillas llenas y sonrojadas ya no se veían tan desnutridas. Su cuerpo se redondeó y optó por cambiarse el cabello a castaña. Yo sé lo pedí. Sus hebras doradas me recordaban demasiado a Bianca.Cass se acercó hasta la cama donde estaba postrado. Quería que se fuera.—¿Ahora serás un vampiro? —cuestionó ella.Me di la vuelta para darle la espalda, gruñí de dolor porque la pierna aun no había sanado. Pero tampoco
Bianca.¿Alguna vez os habéis preguntado si el infierno existe? Pues sí. Existía, y estaba delante de mis ojos.La cárcel absorbía mi alma cada día. Y no podía hacer nada para remediarlo. Porque estaba encerrada en un lugar horrible.Durante los primeros días, me llevaron a una prisión más pequeña donde me torturaron, casi me mataron de hambre y me dejaron desnuda en el suelo frío mientras me tiraban agua helada. Quise matarme, era una mejor opción que sufrir toda mi vida, porque en el juicio me cayeron más de cincuenta años. Mi abogado pudo hacer algo para sacarme, pero estaba comprado por Annika así que cometió fallos para que la condena subiera.Estuve aislada mucho tiempo, en una habitación en la que solo comía una vomitiva comida y hacía mis necesidad
Bianca.Estuve un mes más en el ala de aislamiento. Me subieron unos años más la condena por matar a esa mujer. No sentí pena ninguna por robarle la vida, porque era una mala persona y me iba a hacer daño a mí. Era yo o ella. Y decidí salvarme a mí.La cárcel era como una jungla. Los depredadores iban a por sus presas, así que te tenías que convertir en un depredador antes de que te devoraran. Ahora yo era ese depredador.No salía de mi prisión. Por prevención me ubicaron en una solitaria. Mejor así. No sentía ganas de ver a nadie. Tampoco de que me acosaran después de lo que hice. Volví a robarle la vida a otra persona y ni siquiera me importó. ¿Había algo mal en mí? Sí. Ahora no tenía alma y esa era la consecuencia.Me había c
Desperté parpadeando puesto que la luz era demasiado intensa. Nuevamente escuchaba un pitido, pero era diferente al de las puertas. Abrí los ojos y enfoque a los productos de enfermería que estaban colocados por todos lados. Me encontraba en una camilla recostada. ¿Me había desmayado demasiado fuerte?El doctor se dio cuenta de que había despertado y camino hacia mí con un bote.—Qué bueno que ya te despertaste. Te desmayaste y te trajeron aquí para que pudiera revisarte —dijo con monotonía, abriendo el bote —. ¿Podrías levantarte la blusa? Quiero verificar algo antes de dar un pronóstico.Asentí en silencio.Me levante la blusa desgastada y rota. Mi barriga se enfrió por el ambiente fresco que hacía, pero resistí. El doctor me echo un gel raro y me presionó
Bianca.Sentada en la cama de mi prisión, me preguntaba si toda aquella situación podía mejorar.La respuesta estaba ante mis ojos. No. Nada mejoraría, todo iría a peor. Ahora resulta que estaba embarazada, un hijo mío y de don crecía en mi interior como una semillita. La idea me puso los pelos de punta, pero es que no era una simple idea de mi cabeza, era la realidad. Dentro de mí un ser humano vivía. Y eso me mataba.Me mataba porque quería odiarlo, como hacía con su padre. Quería detestarlo. Quería matarlo como sea. Dándome puñetazos en el abdomen hasta que ese diminuto ser se muriera. Cada día imaginaba como podían ser sus ojos, su boca. Si tendría los genes del padre o los míos. Si sería rubio. Si su destino iba a ser distinto al mío.Así que,
Bianca.Cerré los ojos. Respire muy hondo aspirando la humedad del ambiente.Cuando los volví a abrir la escena había cambiado. No había nieve. No había ese rastro del coche que trajo a Giovanni Lobo. Él no estaba. No me miraba. No había venido a por mí. Fue una cruel ilusión de mi mente agotada.Mi cabeza estaba apoyada en la piedra del túnel, me había caído y mis rodillas ardían del dolor. No había avanzado tanto como mi mente lo había sentido. Me sentía engañada conmigo misma, mi propia mente se había burlado de mí. Lo peor es que me ilusionó, sentí que estaba vivo y que había regresado a por mí.<