Nadia.-Siento como mi estómago ruge no había comido desde esta mañana.— Necesito algo de comer –salgo de la habitación tocándome el estómago, a medida que me acerco a la escaleras escucho susurros en la parte de abajo, al asomarme mi corazón se encoje, Lina y Emil están hablando muy cerca el uno del otro demasiado para mi gusto, no alcanzo a descubrir de que hablan, y no me importa solo no quiero verlos más así, a mí no me verán la cara. – ¿Qué hacen? –ambos voltearon a verme, fue gracioso ver como los dos perdían el color al ser descubiertos, mis ojos se fueron a Lina.— Uhm… Emil me estaba autorizando llevarte al Spa como habíamos quedado además me estaba ordenando buscar los vestidos del baile, debo irme. –veo huir a Lina por la izquierda, bajo las escaleras con mis brazos cruzados, pasándole por un lado a Emil.— Iré a la cocina –es lo único que le digo, no quiero demostrarle mis celos.— Espera Nadia –me detengo al escuchar sus palabras. –debes alistar tu maleta buscaremos el te
Emil.- Habíamos llegado en la mañana a Barcelona, España yo era partidario de descansar, pero Nadia con su típica y adorable terquedad eligió que fuéramos al lugar donde debía encontrarse la segunda pista que nos indique la ubicación exacta del tesoro de Kosov.Llegamos al Laberinto de Horta, Nadia observaba las anotaciones que ella misma había escrito, les di indicaciones a mis hombres, con los miembros de la araña roja respirándome en la nuca, mi prioridad es nuestra seguridad y que no nos estuvieran siguiendo, por eso hicimos escala en Madrid y nos cambiamos de avión.A mi alrededor, el aire olía a tierra húmeda y cipreses, y el sonido de los pájaros resonaba en la distancia, como si el propio laberinto tuviera su propia banda sonora.Caminaba unos pasos detrás de Nadia, observándola mientras avanzaba con determinación, sus ojos buscando entre los pasillos verdes, había algo en su energía determinada y concentrada que la hacía brillar, como si el lugar la estuviera llamando direct
Nadia.-Debía tener en mente que esto era parte del entrenamiento, inhale profundamente mientras caminaba hacía la barra, sentía el estómago contraído, mis pies se volvían más pesados con cada paso, pero tenía que hacerlo.“Tú puedes Nadia” mentalmente intentaba darme ánimo, giré hacía donde estaba Emil tenía la mirada fija en mí, las comisuras de sus labios apenas hicieron el esfuerzo de sonreír asumo que no quería ser como una porrista no esperaba de mi marido que elevara los dos pulgares alentándome, no sería él.Del otro lado de la barra estaba uno de nuestros guardaespaldas, lo miré y me respondió con un leve asentimiento indicándome que no estaba sola.Me senté sobre el taburete y suspiré, de inmediato capté la atención de un chico que estaba al lado de nuestro protector, el chico no apartaba la mirada de mi, así que con un leve gesto tomé mi cabello colocándolo a un lado dejando al descubierto mi cuello, cabe destacar que traté de ser lo más sensual y coqueta que podía ser aunq
Lina.-No pude aguantar más y me desvanecí soltando el llanto que había contenido al ver el cuerpo marcado de Nadia, me partieron el corazón verla temblando mientras la cosmetólogo la examinaba incluso ella estaba sorprendida.Fui fuerte por ambas, pero apenas llegamos necesitaba alejarme de ella, cuando el dragón nos vio llegar pudo ver me mi expresión lo difícil que fue, ahora estoy oculta porque no deseo que me pregunte nada.— ¿Estás bien? –detrás de mí escucho la voz de Desmond.— No, no lo estoy ¿cómo puede haber gente tan podrida en este mundo? –mis lágrimas seguían aflorando.— Emil…— No le diré nada de lo que vi… que me despida si es lo que quiere.— Lina él vio las fotos –me giré hacía él.— Eso no se compara al verla en persona.— ¿Quieres desquitarte? –fruncí mi ceño sin entender sus palabras –tenemos al doctor ¿recuerdas? –abrí los ojos de par en par, pensar en ese mal nacido encendió mi ira por completo.— Pero… pensé— No lo vamos a matar, pero podemos hacerlo vivir un
Nadia.-Entre a mi habitación atribulada, caminaba de un lado a otro estaba a punto de arrancarme los cabellos, la puerta se abrió de golpe, Emil entró cerrando con seguro, estaba vestido ahora con una sudadera y un pantalón de algodón, se veía igual de sexy aunque no tanto con la toalla, me cachetee mentalmente volviendo a la triste realidad.— Nadia –se acerca con las manos en frente como si estuviera a punto de enfrentarse a una fiera–. déjame explicarte.— No ¿cómo? ¿Cómo supiste que era yo? ¿siempre lo supiste? –negó de inmediato–. ¿entonces? –mi tono se había elevado un nivel.— Una parte de mi lo sospechaba cuando te conocí, pero… cuando llegaste aquí te investigué–. sentí un miedo recorrer mi espalda –y todo cobró sentido, cuando tu padre me salvó yo no sabía que tú eras su hija, ese día me habló de hijos, pensé que solo eran varones.— ¿Me investigaste? –sentía como el aire escapaba de mi cuerpo rápidamente.— Sí, mariposa— ¿Lo sabes? ¿Lo sabes todo?–. él bajó la mirada asin
Nadia.-Una nube blanca salía de mi boca mientras los copos de nieve caían sobre mi abrigo algunos sobre mi cabello, iba tomada de la mano junto Emil, a pesar del frío una oleada de calor se expandía por mi cuerpo solo con un simple gesto como tomarse de la mano.Ahora que sé que es él, mi primer amor, un amor un poco infantil yo tenía solo catorce años comenzaba a darme cuenta de la profesión de mi padre y como parte de la rebeldía adolescente no quería formar parte de nada.En mi mente sonrío ante la ironía porque ahora, mira en donde estoy, me preparo para ser una reina de la mafia junto a mi esposo, Emil fue esa bocanada de aire refrescante en mi vida, no fue nada sexual…fue una conexión tan electrizante que se convirtió en ese momento en la única motivación que tenía, pero nunca supe en realidad lo que él era.Me obligo a salir de mis pensamientos cuando la mano de Emil se aleja, lo veo abrir una reja de hierro, lo observo acercar su brazalete para abrir, extiende su mano.— Ento
Marko.- — ¡Maldita sea! –golpeó con fuerza el teclado del cajero al nota que ya no me queda un solo centavo, mi respiración se agita con fuerza ante la desesperación que me invade.He estado huyendo, cambiándome de una ciudad a otra, de un país a otro, después de enterarme que el nuevo líder de la mafia rumana y aliado de las triadas le puso un precio a mi cabeza, había escuchado de él, pero hasta ahora se había presentado como un fantasma, pocas personas tenían el horror de verlo de cerca. ¿El horror? Sí, cuando ese hombre se aparecía ante ti era porque había llegado tu hora de morir así de simple.Solo que no sé qué le hice a ese mal nacido para que me busque, nunca me he cruzado con ningún líder mafioso, a menos que… me haya metido con alguna mujer que le perteneciera pero ¿cómo iba a saberlo? Y si es eso ¡maldita sea cada una de las mujeres! Todas son unas perras que lo único que hacen es ocasionar problemas.Ahora ando sin dinero, tendré que volver a Italia, el único aliado que
Yuri.- — ¿Dónde está Yuri? –mi hermano volvía a repetirme la misma pregunta–.necesitamos ese puto mapa.— ¡YA te dije que no lo sé! ¿crees que no la he buscado? Me pediste que atacara al imbécil de Kosta no puedo hacer dos cosas al mismo tiempo, yo estoy poniendo mi cara frente a los ataques mientras tú estás aquí fumando tus puros y cogiéndote a tus putas.— Ten mucho cuidado por cómo me hablas –se acerca a mí intentando lograr intimidarme echándome de manera atorrante el humo de su puro en el rostro. –que no se te olvide quien es el que manda.— No sé me olvida, pero tú tienes que recordar que yo soy solo uno, ¿crees que imbécil ese se va a quedar de brazos cruzados después de este ataque?— No ha reaccionado, solo mató al alcalde y desapareció a su mujer y a su hijo, dándonos una ventaja de poner en ese puesto a alguien que esté de nuestro lado–. cierro mis ojos suspirando con frustración, solo por ser el mayor es el líder de la araña roja, solo por eso, en inteligencia deja mucho