¿Crees en el destino? ¿En la reencarnación, no? ¿Crees que el amor pueda sellar el destino y trascender más allá de la muerte? ¿Qué harías para tener una oportunidad más?
Yo fui capaz de sacrificar mi alma y está la historia de cómo condené mi destino, para poder seguir amando a mi alma gemela en cada vida que reencarnemos.
***Hace varios siglos:
En una tranquila noche de luna llena en la casa del hombre lobo Simeón, todos esperaban ansiosos la llegada del primer bebé nacido como lobo.
La esposa del hombre lobo estaba pasando por un muy complicado parto.
—Todo está listo para recibir al bebé mi señora, un poco más y lo tendrá entre sus brazos— hablo amable la partera para darle calma.
—Por favor no dejes que le pase nada a mi amado cachorrito— le dijo Yeva preocupada.
—No diga eso su bebé es muy especial, estoy segura que se volverá un hombre lobo muy fuerte— respondió la partera sonriendo.
Pasaron muchos minutos dolorosos en los que Yeva se esforzó para dar a luz a su primer hijo, el sonido del llanto del recién nacido llenó de alivio a su madre.
Sin embargo para la sorpresa de todos resultó que Yeva y Simeón habían concebido a 3 cachorros de lobo, así el trabajo de parto se prolongó. Sus tres bebés parecían sanos, tenían rasgos humanos algo peculiares pero todos tenían la capacidad de volverse lobos.
La partera le acercó a sus tres tiernos bebés, tan pacíficamente dormidos y tan hermosos que Yeva sólo de verlos se sintió victoriosa. Estaba tan feliz y plena que en ese momento cualquier malestar parecía ser nada.
—¿Puedo pasar a ver a mis hijos y esposa?— hablo desde afuera el Alfa.
—Si ahora ella está intentando amamantar a uno de ellos— contestó la partera dejando entrar a Simeón.
El hombre lobo se quedó en shock al ver a sus tres cachorritos al lado de su amada esposa, felizmente los contempló un momento le parecía la cosa más hermosa y tierna que había visto en su vida.
—Oh me has regalado tres perfectos hijos, gracias esposa mía— le dijo Simeón abrazándola.
—Ayúdame a sostener a mis otros dos pequeños— le respondió Yeva sonriendo.
—Son tan pequeños pero tan preciosos, parece que heredaron mis dones— dijo mirando a sus dos cachorros —Y heredaron la belleza de su madre— comentó sentándose al lado de su esposa.
Dentro de una burbuja de amor y felicidad se pasaron las horas en las que Yeva alimentó y durmió a cada bebé, mientras que el padre orgulloso los acomodó a todos juntos a su lado para cuidarlos.
—Estoy muy cansada, podrías quedarte conmigo por favor— le pidió Yeva casi sin fuerzas.
—Por supuesto— enseguida contestó él y volvió a abrazarla —Oh estás muy fría, Yeva ¿Te sientes mal, quieres que pida ayuda?— le pregunto muy asustado.
—No Simeón no hace falta, sólo quédate conmigo si— le contesto sujetándolo más fuerte —¿Esposo mío, podrías prometerme que me amarás siempre?— habló suavemente recargada en el pecho de él.
—Yo siempre te voy a amar esposa mía— respondió él. sin dudarlo.
—Cuida bien a nuestros hijos, diles que su padre y madre los aman y siempre los cuidaran— le pidió casi llorando.
—Así será siempre cuidaré de nuestra familia, pero tú y yo todavía tenemos mucha vida juntos por delante— le aseguro besando su frente.
—¿Si nos encontramos en otra vida me volverás a amar?— le pregunto mirándolo fijamente a los ojos.
—Te buscaré en cada vida y te volveré a amar, tú siempre serás mía y yo siempre seré tuyo— le dijo entendiendo que esto era una despedida.
—¿Lo prometes?— le dijo. ella con los ojos llenos de lágrimas.
—Te lo juro esposa mía— contestó besándola en la boca.
Ese beso estaba lleno de un gran amor y una inmensa tristeza, les dolía hasta el alma separarse deseaban con todas sus fuerzas no tener que despedirse.
Simeón se quedó con su amada esposa hasta el amanecer, la mantuvo entre sus brazos hasta el final.
Cuando el alma de Yeva fue reclamada y llevada a su juicio ante la muerte, el inmenso deseo de no morir la mantenía atada al mundo terrenal.
La muerte es un ser caprichoso y juguetón sin dejar ser firme y certero, en ocasiones le gusta jugar con las almas que son peculiares.
—Oh Yeva dime, ¿Qué estarías dispuesta a ofrecerme a cambio de recibir mi bendición?— le dijo la muerte mirándola fijamente.
Por su parte Yeva se quedó mirando impactada a la muerte en persona, su presencia es muy imponente.
—No tengo nada que dar— respondió ella.
—Mmm que tal tu alma— le propuso la muerte.
—¿Mi alma?— dijo confundida.
—Claro dame tu alma como esclava, pero a cambio te concederé un deseo— le explicó la muerte.
—¡Acepto!— respondió feliz.
—¿Así qué, cuál será tu deseó?— preguntó la muerte.
—Muerte por favor permite que mi alma gemela y yo podamos reencarnar al mismo tiempo, para poder seguir amándonos— dijo Yeva sin dudarlo.
—Por supuesto querida tú y él renacerán al mismo tiempo— respondió sin rechistar —Oh pero eso no sería justo, que ganaría yo— le dijo con un tono de burla.
—¿Cómo? ¿Qué desea ganar?— hablo desesperada.
—Para hacerlo divertido apostemos sí, mira si ganas tú y él reencarnan una y otra vez y si pierdes me servirás eternamente solo eso, ¿Entonces tenemos un trato?— le explicó la muerte.
—Es un trato entonces— extendió su mano.
Al juntar sus manos una luz blanca brillo sellando el destino de Yeva.
—Aaa si mira una cosa más linda hay leyes que son inquebrantables, por ejemplo tu alma ha quedado destinada a perder la vida a la misma edad en la que la acabas de condenar— le dijo sin pena alguna.
—¿Qué, eso quiere decir que moriré a los 25 años una y otra vez?— alarmada preguntó.
—Exactamente, segundo tu solo pediste la oportunidad de reencarnar al mismo tiempo no juntos y tercero la muerte siempre libera del dolor y pesar a las almas así que no sabrás nada de tu vida pasada— le explicó fríamente.
—¿Que entonces qué ganaría yo con eso?— replicó Yeva molesta.
—Muchas oportunidades de volver a encontrarlo, si dices que se aman mucho no será difícil ¿verdad?— le dijo la muerte con una sonrisa cínica.
—¿Qué pasa si no lo encuentro, si no me reconoce o si él ya está casado?— preguntó insistente.
—Bueno si ustedes rompen su promesa de amarse simplemente tú pierdes, y serás mi esclava para la eternidad así de fácil— hablo la muerte autoritaria.
Sin imaginarlo logré tener una oportunidad más para seguir amándolo una vida nueva, así pasó muchísimo tiempo hasta que el turno de mi alma se volvía a repetir y podía volver a reencarnar. Animada viví mi segunda vida, luego la tercera, cuarta, quinta y etcétera. Una y otra vez durante cientos de años mi vida y la de él Alfa se juntaban, el hilo rojo del destino lograba reencontrarnos y podíamos seguir amándonos. Mi nueva vida siempre era tan distinta a la anterior al principio no importaba, pues mi esencia seguía siendo la misma y volvíamos a enamorarnos pero cada vez nos costaba más reencontrarnos, parecía que debíamos vagar por el mundo para hayarnos y amarnos cada vez costaba más. No obstante nuestras almas siempre se encontraban entre la multitud y de manera inconsciente mi alma gemela y yo al vernos entendíamos que nos deseábamos el uno al otro, hasta ahora hemos logrado vencer los obstáculos. Ya perdí la cuenta de las veces que he pasado por el mundo como una simple humana
El clan de hombres lobo de Simeón continuaron su legado volviéndose una manada numerosa y poderosa, permaneciendo como líder el primogénito de cada macho Alfa, así el Clan se dividió en la familia principal que mantenía la jerarquía superior por lo tanto los mayores beneficios y la familia secundaria que se mantenía al servicio del Alfa quién hereda el poder. Llegaron a ser la familia mágica que dominaba más territorio de la taiga siberiana, ganándose el respeto y temor de los lugareños. Mantuvieron su poder asociándose y sometiendo por la fuerza a otras familias mágicas, en el mundo sobrenatural tienen muchos enemigos siendo uno de los clanes que representa más peligro para la humanidad. Hace no mucho tiempo fueron prácticamente extinguidos por la iglesia apoyados por la monarquía Rusa que los orilló a seguir sus reglas, juraron mantenerse en el anonimato en su territorio y actualmente para las personas comunes solamente son una de las familias más adineradas e influyentes del mund
Cuando llegó la noche su amigo Nikolai se retiró dejando a Lukyan algo ebrio en su casa. El Alfa se dirigió a la cama, acostado miró por la ventana la hermosa luna llena en el cielo y su lobo se comenzó a alterar. Estaba muy inquieto, sentía la urgente necesidad de tomar su forma lobuna y correr por en medio de los árboles sin pensarlo, sin poder dormir y tampoco poder ignorar sus sentimientos no logró dominar su lado lobuno, tomó su forma de lobo alfa y saltó por su ventana. Se limitó a dejarse guiar por su alma que pedía encontrar a su alma gemela. Lukyan pudo olfatear un aroma muy familiar, él jamás había sentido antes algo parecido pero parecía que su instinto de lobo le decía que debía ir en busca de alguien, que debía darse prisa porque alguien lo esperaba cruzando el bosque. Tenía años de no estar libremente como un lobo alfa, así corría feliz a gran velocidad siguiendo el aroma que lo había vuelto loco desde que lo percibió. *En el campamento: Liz estaba muy intranquila s
Siguió sus instintos que lo estaban dominando y decidió permanecer en su forma de lobo para cuidar de Lizbeth y dar rondas de vigilancia en los alrededores, la llevaría a su casa cuando ella despertara Lizbeth no había perdido la conciencia solamente dormía, como es costumbre soñó con sus vidas pasadas que ella creía que sólo eran sueños. ***En los sueños de Lizbeth: Despertaba y a su lado estaba un gran lobo blanco durmiendo junto a ella, al parecer afuera de su hogar había una gran tormenta pero al ser cobijada y protegida por el lobo ella no sentía frío. Al voltear a su costado vio a 2 niños dormir abrazados entre si, a pesar del mal clima ellos descansaban pacíficamente. Él lobo la acercaba más y lamía su cara lo que la hizo sentir cosquillas, ella permitía que ese lobo la aprisionara y la acomodará para tenerla lo más cerca posible. —Estoy bien no hace falta que me asfixies— le habló al lobo cariñosamente —No tengo frío y los cachorros están bien tampoco pasan frío, ¿Podría
Al amanecer los amigos de Liz no encontraron rastro de ella y tampoco de Raziel, al buscarlos por los alrededores vieron al joven completamente confundido caminando sin rumbo. —¿Qué pasó Raziel, y Liz ella donde está?— le hablo Hanzel. —Ella desapareció— le respondió sin ánimos. —¿Qué dónde, cómo que desapareció?— le preguntó alterada Katherina. —En el río, yo estaba esperando su regreso y como tardaba la empecé a buscar entonces la ví— dijo tratando de calmar su agitada respiración para continuar —Pero ella cayó al río y antes de que pudiera hacer algo el lobo blanco entró al agua, cuando salió se la llevó en el hocico hacia la montaña me dió demaciado miedo y no le dije a nadie porque ni yo podía creerlo— agregó a la explicación. —¡¿Qué?!— todos los presentes quedaron en shock, nunca imaginaron que algo así pasaría. —¡¿Y qué más qué pasó con mi amiga?!— le preguntó Yelena desesperada. —Solo ví que corrió montaña arriba con ella colgando— contestó triste sin poder creerlo —Los
Él no podía dejar de verla intentando reconocerla, le parecía haberla visto antes y todo en Liz era familiar. Su aroma que acababa de oler lo volvía loco como si fuera su olor favorito, su rostro bonito le parecía haberlo visto en fotos viejas, su voz dulce creía tenerla grabada en su mente llamándolo y busco en su cuello como si ahí debería estar su marca en cambio encontró un collar peculiar. No entendía pero no le importaba ahora la tenía con él y eso lo hacía sentir feliz, ella lograba hacerlo sentir paz como nadie más. Al despertar al ver a su lado al lobo intentó volver a ponerse de pie. —No hace falta huir pequeña te prometo que estás segura conmigo, descansa o sí quieres tu ropa ya está aquí podrías vestirte si así lo deseas— habló con voz baja para no asustarla él sabía que en ocasiones podía sonar muy dominante. —Si me gustaría vestirme ¿Me darías mi ropa, por favor?— le respondió tímidamente. Él tomó las prendas, las acomodó y las dejó a su lado, ella lo miró llena de
Terminando de platicar con la señora Ivanna se quedó pensando triste, por alguna razón que no comprendía la noticia sobre Lizbeth lo había dejado preocupado. Sin saber que hacer decidió no decirle nada de lo que habló con su chamán y fue a buscarla, ahora sentía más la necesidad de estar con ella. —¿Cuándo me llevarás de regreso?— pregunto sería. —Cuando te hayas recuperado— le respondió. —Aaasi claro tienes razón— hablo desanimada. La idea de no marcharse no le emocionaba pero tampoco sufría por estar con él, ella le pasaba algo extraño su alma parecía querer estar junto a Lukyan. Lukyan recibió la llamada de Nikolai pidiéndole ayuda para realizar asuntos de la empresa de sus familias, así que tenía que dejar a Lizbeth a cargo de la señora Ivanna y los empleados de la mansión que son lobos de su manada. —Pide cualquier cosa que quieras o necesitas— le dijo poniéndose de pie. —Si está bien ¿A dónde vas?— le pregunto preocupada. —No te vayas, quédate descansando, tengo que se
Durante la cena Nikolai comenzó a hablar con Lizbeth, le contaba anécdotas de la infancia de Lukyan hasta que él se enojó. —Bueno cambiando de tema, ¿A qué familia pertenece señorita?— curioso preguntó el apellido de Lizbeth. —Mi apellido es Tremblay— respondió sin comprender la importancia. —¡¿Qué es humana?!— habló sorprendido al no reconocer ese apellido como algún clan mágico. —¿Eh?— confundida. —Quise decir que es extranjera— intentando disimular —Es que su forma de hablar Ruso parece muy natural— agregó sincero. —Bueno en realidad soy mestiza pues mi madre sí es nativa pero mi padre es Canadiense, nací aquí pero llevó el apellido de él— le explicó —Crecí en Canadá y sólo visitaba a mis abuelos una o dos veces al año, pero hace poco vine para quedarme a vivir aquí— agregó algo desanimada al recordar a su familia. —No quería ser grosero, disculpe mi indiscreción señorita— todavía sorprendido. Nikolai miró a su amigo molesto pues no le comentó nada acerca de ese detalle, los