Siguió sus instintos que lo estaban dominando y decidió permanecer en su forma de lobo para cuidar de Lizbeth y dar rondas de vigilancia en los alrededores, la llevaría a su casa cuando ella despertara
Lizbeth no había perdido la conciencia solamente dormía, como es costumbre soñó con sus vidas pasadas que ella creía que sólo eran sueños.
***En los sueños de Lizbeth:
Despertaba y a su lado estaba un gran lobo blanco durmiendo junto a ella, al parecer afuera de su hogar había una gran tormenta pero al ser cobijada y protegida por el lobo ella no sentía frío.
Al voltear a su costado vio a 2 niños dormir abrazados entre si, a pesar del mal clima ellos descansaban pacíficamente.
Él lobo la acercaba más y lamía su cara lo que la hizo sentir cosquillas, ella permitía que ese lobo la aprisionara y la acomodará para tenerla lo más cerca posible.
—Estoy bien no hace falta que me asfixies— le habló al lobo cariñosamente —No tengo frío y los cachorros están bien tampoco pasan frío, ¿Podrías estar más tranquilo?— besó al lobo y se acomodo entre su pelaje.
El estar al lado del lobo la hacía sentir protegida y amada, en su sueño se quedó tranquila en la calidez del abrazo.
Así despertó del agradable sueño sintiéndose feliz, hasta que regresó a la realidad y notó que estaba en un lugar extraño.
Al volver a la vieja cabaña Lukyan notó que Liz ya estaba sentada, al entrar caminó lentamente para no asustarla como la última vez al llegar a la fogata se detuvo esperando que ella tuviera la confianza de acercarse a él sin presionarla.
Ella después de observar fijamente como si lo estudiara notó qué él era el lobo de antes, él que la había sacado del agua y se acercó tímida. Al principio dudo de sus acciones pero después de ver qué él lobo no la atacó se sintió más tranquila y comenzó a acariciarlo.
De cierta manera Liz recordaba que esto lo volvía loco, Lukyan sólo se dejó llevar por su instinto de pertenencia y lamió la cara de su nueva dueña, estaba tan feliz que pedía más amor y ella lo complacía con más caricias eso lo tenía rendido a sus pies.
—¡Ay que buen perro muchas gracias!— con tono cariñoso y lo seguía mimando —¿Dónde está tu dueño eh?.
Esa pregunta lo descolocó, su única dueña sería ella y nadie más podía ser llamado así. Sin pensarlo volvió a su anatomía humana para poder aclarar el malentendido.
Ella se quedó en shock sin gritar, sólo caminó despacio hacia atrás alejándose lo más posible de él, tropezó cayendo al suelo. Lukyan se sintió culpable quizá era que la había vuelto a asustar,se hincó enfrente de ella y habló tranquilo.
—Discúlpame, parece que te asusté. Te traje aquí para que no te pase algo peor— le dijo con su voz ronca y grave.
—Eh yo esté yo emmm es que— no podía hablar con claridad tomó aire para calmarse y volvió a intentar —Aaammm si estoy muy confundida y avergonzada, es sólo que no puedo creer lo que acabo de ver— le confesó tímida mientras trataba de cubrirse más.
Se quedaron mirando un par de minutos, él la miraba como pidiendo disculpas por haber hecho algo muy malo, ella le miraba muy confundida.
Era impresionante verlo en sus 2 formas él en su cuerpo de lobo es de gran tamaño, lo que más resalta es su pelaje completamente blanco eso es muy extraño pues se supone debería ser gris, sus intensos ojos tienen heterocromía un ojo era azúl muy claro y el otro era color ámbar son inconfundibles pues tiene una mirada fría. Es muy inexpresivo como si nada le importará, era obvio que es un macho alfa muy feroz, su sóla presencia intimida sin necesidad de mostrarse agresivo te imponía respeto.
Pero su cuerpo humano no era para menos al cambiar mantenía la sedosa cabellera blanca, su rostro apuesto que era adornado por sus peculiares ojos, de estatura alta, en su espalda tiene una marca de nacimiento y posee figura musculosa casi perfectamente adaptada para ser el mejor cazador y guerrero.
Después de tomar valor titubeante volvió a hablar.
—Mmme me llamo mo LiLizbeth— tartamudeo y se sonrojó aferrándose a la cobija y tratando de no ver el cuerpo de Lukyan desvió la mirada.
—Me llamo Lukyan— se presentó mientras se sentaba enfrente de ella y se cubría.
—Creía que no había hombres lobo— dijo confundida.
—Si se supone que no— respondió sin darle importancia —Es un secreto nuestra existencia— dijo haciendo un gesto de que guardara silencio.
—Tenía la idea de que las personas como tú no deberían existir, ni la magia y esas cosas— respondió inocente.
Lukyan se quedó en silencio pensando en que acababa de mostrarse frente a una desconocida, se sentía muy estúpido al haberse expuesto de esa manera.
Ahora sentía vergüenza pero jamás dejaría que ella lo notará, el silencio fue interrumpido por Lizbeth que estaba inquieta.
—Disculpa ¿Cuánto tiempo tengo aquí?— preguntó triste al recordar a su familia.
—Unas 3 horas que te traje aquí— contestó Lukyan.
—¡¿Tanto?! Ya casi amanece me han de estar buscando, debo irme — replicó ella alzando la voz y poniéndose de pie.
—Tú no irás a ningún lado— interrumpió bruscamente a Liz.
—Pe pero— replicó e intentó caminar pero se sintió mareada al instante.
—Nada, sólo obedece— volvió a interrumpir —Acaso no ves tú cuerpo, mirá— señaló las heridas en su cuerpo, volviéndola a sentar.
—Aaah es solo que no quiero preocupar a mi mamá— con los ojos llorosos respondió ella.
—¿Y porqué te metiste al bosque sin pensarlo?— le preguntó él.
—No sé, sólo sentí que debía buscar a alguien que me llamaba— le dijo ella.
—Oh con razón antes sentí esa enorme necesidad de acercarme a ti— dijo él sin pensar.
—¿Eh cómo qué sentiste eso?— interrogó muy curiosa.
—Mmm pues cuando te vi, yo eeemmm yo también lo sentí en mí pecho— le confesó señalando su cuerpo.
—¿Qué, porqué?— dijo sin entender —¿Eeeh pero cómo? ¿Cómo sabes que soy yo a quien buscabas?— antes de que pudiera decir algo más la interrumpió.
—Aaa por tu aroma, para mi es inconfundible. Aunque no lo creas hueles delicioso igual a una deliciosa Kroshka— contestó burlonamente olfateando.
*Nota: Kroshka es una palabra en ruso que hace referencia a una galleta, se usa cariñosamente.
Al amanecer los amigos de Liz no encontraron rastro de ella y tampoco de Raziel, al buscarlos por los alrededores vieron al joven completamente confundido caminando sin rumbo. —¿Qué pasó Raziel, y Liz ella donde está?— le hablo Hanzel. —Ella desapareció— le respondió sin ánimos. —¿Qué dónde, cómo que desapareció?— le preguntó alterada Katherina. —En el río, yo estaba esperando su regreso y como tardaba la empecé a buscar entonces la ví— dijo tratando de calmar su agitada respiración para continuar —Pero ella cayó al río y antes de que pudiera hacer algo el lobo blanco entró al agua, cuando salió se la llevó en el hocico hacia la montaña me dió demaciado miedo y no le dije a nadie porque ni yo podía creerlo— agregó a la explicación. —¡¿Qué?!— todos los presentes quedaron en shock, nunca imaginaron que algo así pasaría. —¡¿Y qué más qué pasó con mi amiga?!— le preguntó Yelena desesperada. —Solo ví que corrió montaña arriba con ella colgando— contestó triste sin poder creerlo —Los
Él no podía dejar de verla intentando reconocerla, le parecía haberla visto antes y todo en Liz era familiar. Su aroma que acababa de oler lo volvía loco como si fuera su olor favorito, su rostro bonito le parecía haberlo visto en fotos viejas, su voz dulce creía tenerla grabada en su mente llamándolo y busco en su cuello como si ahí debería estar su marca en cambio encontró un collar peculiar. No entendía pero no le importaba ahora la tenía con él y eso lo hacía sentir feliz, ella lograba hacerlo sentir paz como nadie más. Al despertar al ver a su lado al lobo intentó volver a ponerse de pie. —No hace falta huir pequeña te prometo que estás segura conmigo, descansa o sí quieres tu ropa ya está aquí podrías vestirte si así lo deseas— habló con voz baja para no asustarla él sabía que en ocasiones podía sonar muy dominante. —Si me gustaría vestirme ¿Me darías mi ropa, por favor?— le respondió tímidamente. Él tomó las prendas, las acomodó y las dejó a su lado, ella lo miró llena de
Terminando de platicar con la señora Ivanna se quedó pensando triste, por alguna razón que no comprendía la noticia sobre Lizbeth lo había dejado preocupado. Sin saber que hacer decidió no decirle nada de lo que habló con su chamán y fue a buscarla, ahora sentía más la necesidad de estar con ella. —¿Cuándo me llevarás de regreso?— pregunto sería. —Cuando te hayas recuperado— le respondió. —Aaasi claro tienes razón— hablo desanimada. La idea de no marcharse no le emocionaba pero tampoco sufría por estar con él, ella le pasaba algo extraño su alma parecía querer estar junto a Lukyan. Lukyan recibió la llamada de Nikolai pidiéndole ayuda para realizar asuntos de la empresa de sus familias, así que tenía que dejar a Lizbeth a cargo de la señora Ivanna y los empleados de la mansión que son lobos de su manada. —Pide cualquier cosa que quieras o necesitas— le dijo poniéndose de pie. —Si está bien ¿A dónde vas?— le pregunto preocupada. —No te vayas, quédate descansando, tengo que se
Durante la cena Nikolai comenzó a hablar con Lizbeth, le contaba anécdotas de la infancia de Lukyan hasta que él se enojó. —Bueno cambiando de tema, ¿A qué familia pertenece señorita?— curioso preguntó el apellido de Lizbeth. —Mi apellido es Tremblay— respondió sin comprender la importancia. —¡¿Qué es humana?!— habló sorprendido al no reconocer ese apellido como algún clan mágico. —¿Eh?— confundida. —Quise decir que es extranjera— intentando disimular —Es que su forma de hablar Ruso parece muy natural— agregó sincero. —Bueno en realidad soy mestiza pues mi madre sí es nativa pero mi padre es Canadiense, nací aquí pero llevó el apellido de él— le explicó —Crecí en Canadá y sólo visitaba a mis abuelos una o dos veces al año, pero hace poco vine para quedarme a vivir aquí— agregó algo desanimada al recordar a su familia. —No quería ser grosero, disculpe mi indiscreción señorita— todavía sorprendido. Nikolai miró a su amigo molesto pues no le comentó nada acerca de ese detalle, los
Al llegar la hora de dormir Lukyan la guío a Lizbeth a la habitación principal de la mansión, él planeaba pasar la noche juntos quizá si las cosas se daban podría marcarla, la presión por la pronta separación lo estaba desesperando. —¿En qué habitación dormiré?— preguntó inocentemente Liz. —Aquí mismo— respondió mientras se desvestía. —¡¿Quieres que pasemos la noche juntos?!— sonrojada se cubrió la cara Ante la timidez de Liz el Alfa siguió insistiendo, él realmente desea que ella sea su mujer y quería que nadie pueda interponerse. —Tomaré un baño antes de dormir— se dirigió a ella —Ven un baño te ayudará a relajarte— le comenzó a desabrochar los botones. —¡¿Qué?!— se alarmó —No puedo tomar un baño contigo— le detuvo sus manos con las de ella. —Ya te he bañado antes Kroshka, tendré el mismo cuidado— le terminó de quitar el abrigo ligero. —Pero es diferente, ahora puedo hacerlo yo sóla— se aferró al vestido. —Aún estás herida así que te ayudaré— sujetó su cintura y bajó el cie
Gracias a la pastilla Lizbeth pudo dormir profundamente, pero en lugar de un sueño normal vio recuerdos vagos y confusos de sus vidas pasadas como si de una película se tratará. *En los sueños de Lizbeth: Estaba tranquila en el bosque recolectando frutos, cuando fue rodeada por varios lobos que la amenazaban gruñendo y ladrando. Con cuidado pero sin miedo se ponía de pie y intentaba caminar pero antes de poder hacerlo el líder de los lobos intervenía, él lobo blanco se acercaba a ella olfateando y examinando su cuerpo. Se agachaba para ver los ojos del lobo y notó que eran idénticos a los de Lukyan, al verse reflejada en esos ojos que la veían con alivió y amor ella también sintió mucha nostalgia y la necesidad de quedarse con él. —No pensaba huir Rurik— le habló al lobo esperando que él la entendiera. Él lobo parecía haber comprendido y le ladró a sus acompañantes, al parecer les ordenó dejarlos solos y los demás lobos obedecieron. Ella lo abrazó con fuerza y frotaba su pelaje
Lizbeth tomó la píldora y espero el desayuno que le traería Ivanna, mientras tanto pudo notar que Lukyan la observaba desde la puerta pero no entraba ni le hablaba él no quería molestarla. Reflexionó las palabras de la señora Ivanna pensando en que ella tenía razón, después de todo aunque Lukyan aparenta ser un hombre normal no deja de ser un hombre lobo y sus instintos lo dominan. Mientras más lo pensaba más notaba comportamientos caninos de Lukyan, como que le encante que le acaricie el cabello y detrás de las orejas, esa manía de estar casi encima de ella y lo feliz que es cuando lo alimenta en la boca. Era más que obvio que también tendría hábitos salvajes, como cualquier otro lobo y era parte de sus enormes diferencias entre ambos. Después de desayunar el efecto del medicamento le provoca sueño y se volvió a quedar dormida, mientras que en la mansión un lobo arrepentido caminaba desesperado de un lado a otro. Lukyan estaba muy seguro de que su lobo reclamaba a Lizbeth como par
Se quedó inmerso en sus pensamientos hasta que Liz le habló. —¿Qué ha pasado?— angustiada tomó su mano. —Nada, sólo asuntos del trabajo— respondió mirando sus manos juntas, ahora quería que esa pequeña mano llevará el anillo de su Clan. —Ah claro ¿Tienes problemas con tu trabajo?— siguió la charla. —Mi familia espera que cumpla con muchas reglas— le explicó sin darle importancia. —Aaah ¿Y las tienes que seguir por el bien de tu familia?— le dijo curiosa. —En realidad no es muy complicado, pero es para mantener el poder de la familia— respondió sin darle detalles —¿Qué negocio tiene tu familia?— preguntó y continúo comiendo. —A la industria de los diamantes, sólo eso— contestó y regresó la pregunta —¿Y tú qué harás luego de titularte?— siguió desayunando. —Mmm, mi sueño es poder trabajar como diseñadora de mi marca exclusiva— muy emocionada. Para Liz resultaba muy sencillo y cómodo hablar con él, se sentía cada vez más segura con Lukyan. Algo en su interior presentía que él lo