"La música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio."Victor HugoFelipe llegó a su clase de matemáticas con una mejor actitud y seguridad. Todo lo que Anna le había explicado de aritmética lo ayudaba a entender lo que él profesor Stein escribía en el pizarrón acrílico. Ya no eran acertijos mentales, ahora tenían un racionamiento lógico.Minutos después, vio entrar a Adeline, la chica por la cual suspira desde que ella llegó el año pasado al colegio. La hermosa rubia de cabello casi blanco, ojos verdes y cuerpo esbelto, pasa a su lado y se coloca en los últimos asientos. Aunque Felipe no puede verla directamente desde allí, cada vez que puede voltea hacia atrás para contemplarla.Felipe está ansioso de que aquel bloque de clase termine para poner en práctica los consejos de Anna y descubrir finalmente si Adeline siente lo mismo por él. El profesor le deja una asignación en el pizarrón para que lo resuelva para la clase siguiente. Tom
“Sabes que estás enamorado cuando no puedes conciliar el sueño porque la realidad finalmente es mejor que tus sueños”.Dr. SeussFrederick está en su habitación en espera del sermón que su padre le dará. Aunque bromeó con lo de su hermano y la profesora de piano, lo cierto es que para él, Anna era muy atractiva y lo más seguro era que Felipe sí se sentiría atraido por ella.Él mismo ya estaba interesado por conocer más sobre la joven chica, solo estaba esperando el momento preciso de verla sola y emplear sus técnicas de seducción. Frederick Venzon es el más experimentado de los tres hombres que viven en aquella casa. Su madre Emma, con quien pudo convivir durante siete años, siempre le brindó amor maternal. Cuando ella murió, él no quiso sentirse devastado y se ocupó en crecer y ser lo que su madre siempre decía debía tener todo hombre: seguridad en sí mismo, inteligente para los negocios y sexy para las chicas y aquel consejo de una madre joven e inexperta se convirtió en la verdad p
“El amor no es más que otra cosa confusa en la que todos estamos atrapados, de las telarañas no se puede salir.”AnónimoEsa mañana Felipe, no quería toparse con Verónica, por lo que todos entraran al salón de clases. Luego se acercó a ella y le entregó la libreta, dándole apenas un “Gracias”. Verónica sonrió y tomó su libreta de apuntes, mientras él fue hasta su asiento, ella la acercó a su rostro para percibir si habia rastros del perfume que usa su amor secreto.Adaline al percibir que ya no es el centro de atención de Felipe, procura acercarse a él para llamar su atención. Luego del desplante que ella le hizo aquella tarde en el salón de matemáticas, escuchó a sus compañeras hablar de la posición económica del chico, por lo cual, ella comenzó a sentir interés por él.—¡Hola! ¿Lograste conseguir los apuntes? —le pregunta con excesiva gentileza.—¡Sí, sí! Verónica me prestó su libreta.—Genial, cuando necesites cualquier cosa, solo pregúntame, estaré a tu orden. —Adaline ofreció su
“Si quieres conocer a una princesa, primero conviértete en un príncipe.”Dov Heller—¿Cómo te has sentido estos días? —preguntó él para iniciar una conversación entre ellos, que le permitiese caer en el punto exacto para él confesar sus sentimientos.—Bien, Felipe creo que ha avanzado mucho desde que hablamos días atrás. Es un buen chico. Debería darse la oportunidad de conocerlo más. —respondió ella provocando que Arthur se detuviera a reflexionar sobre lo que ella le estaba planteando.—¿Dudas que lo conozco? Es mi hijo. —dijo sembrando en ella, la duda.—No, no me refiero a eso. Muchas veces como hijos quisiéramos hablar con nuestros padres, abrirnos y decirle muchas cosas, pero terminamos no haciéndolo por miedo. Y no me refiero a Felipe, sino a mí misma. Mi madre siempre fue muy cerrada y yo hubiese querido hablarle de mis dudas, de mis miedos y nunca pude. —respondió segura de su planteamiento.—No creas que no te entiendo, creo que ya te conté de la difícil relación entre mi pa
"La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener"Gabriel García MárquezArthur llega a su oficina, Helen, su asistente le espera:—¡Buen día, Helen!—¡Buenos días, Sr. Venzon! Le estaba esperando.—Dime ¿Qué hay por allí? —le pregunta, mientras coloca su portafolio sobre la mesa y se sienta.—El Sr. Braun estuvo llamando muy temprano. Necesita comunicarse con usted.—Muy bien, devuélvele la llamada y ponme en contacto con él. ¿Alguna otra cosa?—No señor, nada más por ahora. Con su permiso.—¡Adelante!Helen sale de la oficina. Arthur no logra concentrarse en su trabajo, solo piensa en la suavidad de los labios de Anna y su piel ardiendo a cada contacto con su cuerpo.Luego de la muerte de Emma, Arthur se había sumido en una profunda tristeza, había preferido no involucrarse emocionalmente con alguna otra mujer, para no tener que vivir nuevamente el sufrimiento de perder a quien amaba.Flash back***Había pasado una semana luego del en
"Un beso mueve, dos atan, tres marcan."Marta GárgolesAnna como todos los días, se presenta en casa de Arthur para cumplir con su trabajo, ya es viernes. Es el último día de la semana. Aunque no ha vuelto a hablar con Arthur, siente la enorme necesidad de sentir sus besos no solo en sus labios, sino por todo su cuerpo.Al igual que ella, Arthur no para de pensarla y desearla. Anna se ha convertido en una especie de obsesión para él, mas no es él quien teme poseerla, es su inconsciente que trae el recuerdo de Emma. Él siente que la historia se repite con Anna.Cuando conoció a Emma, también tuvo que defenderla dd su ex, a Anna de los ladrones que intentaron perjudicaría. Con Emma todo fluyó fácilmente y sin dificultad, igualmente con Anna. Para Emma, él fue su primer hombre, y ahora tenía la posibilidad de ser el de Anna. Y hasta allí, todo era perfecto, excepto porque de pensar en que algo podría separarlo de ella como lo separó de Emma, sería insoportable esta vez.Felipe que apenas
“También es mi primera vez, siente como tiemblo, ya ves tuve sexo mil veces pero nunca hice el amor.”Ricardo Arjona—Pensé que no te vería, estaba muriendo de ansiedad por verte. —dice Anna, mientras se aferra a su cuerpo.—No he podido dejar de pensar en ti Anna, es algo más fuerte que mi propia voluntad. Quisiera que esto no fuese un simple sueño —toma su rostro entre las manos y la besa una y otra vez.—Arthur, yo tampoco puedo contenerme. Nunca pensé que podía desear a alguien como te deseo a ti.—No te imaginas como me alegra oírte decir eso. Yo también te deseo, con desesperación, con locura.Sus labios comulgan nuevamente en un intenso y ardiente beso, mientras las manos yescan cada parte de piel que van rozando el uno del otro.—¿Podemos ir a otro lugar? —pregunta un poco avergonzado por la propuesta. A pesar de que la desea, siente que la diferencia de edad entre ellos, es un pequeño abismo, que puede abrirse con el pasar del tiempo.—Sí, vamos. —responde ella, avivando en é
“Hermanos; esos mejores amigos que no tuvimos que escoger”AnónimoCuando Anna despertó, aún estaba entre los brazos de Arthur. No era un sueño. Esta vez no. Había cumplido su deseo de estar con él.—Buenos días —le comentó ella, cuando él abrió los ojos y se encontró en el hotel.Al igual que Anna, Arthur necesitaba cerciorarse de que no era un sueño. La abrazó y besó por enésima vez para sentir el sabor de sus besos y su humedad.—Eres maravillosa, Anna.—Tú me haces maravillosa. Nunca pensé que todo lo que me había imaginado contigo, fuese posible.Él la mira y sonríe:—¿De verdad me pensabas como yo a ti?—No sé desde cuándo, tú comenzaste a pensarme, pero yo desde el primer momento que te vi en el café, sentí algo muy especial, incluso irracional. Por algunos momentos soñé siendo tuya y hoy lo soy, hoy te pertenezco Arthur Venzon.—¿No te ofrece esto, una locura? Soy mucho mayor que tú. Podrías ser mi hija o la novia de Fred.—No pienses en nuestra edad. Las almas no tienen edad,