Capítulo 2

Eran las 9 de la mañana del día 3, del interrogatorio de Alice. Ella ya no recordaba desde que hora de la noche estaba hablando con el mismo hombre. Le repetía incontables veces que no sabía quiénes eran ellos. Sus muñecas no estaban lastimadas, pero sus costillas sí.

Aunque Maksym era un bruto, no lastimaba a las mujeres. Pidió que la chica siguiera con los grilletes, pero que tuviera movilidad. Luke miró a su amigo y luego a la cámara de vigilancia. La rubia no era muy alta, estaba bastante delgada y se veía frágil.

Sonrió, todo lo contrario a lo que le gustaba a su amigo. Maksym prefería acostarse con putas o con mujeres sin compromiso. Él no podía dar una relación, ya que todas querían el puesto de esposa.

—Ella no parece prostituta —Luke intentó hablar con su amigo—. ¿De qué parte de Europa dijiste que era?

—Norte —respondió, y siguió mirando la pantalla.

Luke asintió y empezó a buscar en su celular que países había allá. Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia, Estonia, Letonia y Lituania.

—Hay 7 países a los que ella podría pertenecer. Puede haber venido en Ferry. Voy a buscar el nombre de los pasajeros...

—Vino en barco, Luke. Un barco ilegal lleno de prostitutas —lo miró—. Busca algo para comparar su idioma. Ella cuando se queda sola suele hablar demasiado. Ahí puede estar diciendo que nos hará o como nos matará.

Luke se rió y miró la pantalla de la televisión.

—¿Esa chica tan frágil? —la señaló.

Maksym lo miró, suspiró y se levantó. Estaba cansado de no recibir respuestas de la mujer. Caminó hacia la celda y entró, haciéndole una seña a Jack para que se saliera.

—Sigue sin decir nada, jefe... —el hombre salió en silencio.

Maksym se acercó a la cama metálica con paso lento. Ella estaba metida en su mundo y no se dió cuenta de la presencia del nuevo hombre. Le dolían las costillas y sentía que tenía fiebre.

—¿De qué parte del Norte eres? —ella se sobresaltó, con la nueva voz, alzó la mirada y ahí estaba nuevamente él—. Quiero saber si alguien te está buscando.

Ella asintió, pero estaba perfectamente clara, de que nadie la buscaría.

—Finlandia... —respondió ronca—. Nadie me está buscando. Lo prometo.

Él asintió y la notó decaída. La mujer era blanca, solo que ella se estaba poniendo cada vez más pálida.

—Voy a soltarte, así podemos hablar un poco mejor y te sentirás menos presionada —aunque le explicó, a ella no le importó, el dolor en las costillas era insoportable.

Cuando tocó su piel para quitar los grilletes, la notó bastante caliente. Puso la mano en su rostro y Alice lo miró para desvanecerse frente a él.

—Mierda... —murmuró—. ¡Luke, ven aquí!

El hombre llegó corriendo al llamado de Maksym. Él la tomó entre sus brazos después de qué Luke le quitó los grilletes. La chica que estaba llevando a la mansión ardía en fiebre. No sintió culpa, pero era incómodo que ella fuera tan débil por algo tan vago como el frío o la fiebre.

***

Unos minutos después, se encontraban todos en una habitación de servicio, esperando a que el médico de la familia la terminara de evaluar. Maksym no quería problemas y esa rubia en 3 días había hecho casi el mismo alboroto que su hermana en toda su vida.

—Está baja de peso y puedo creer que tiene algunas costillas rotas. Puedes llevarla al hospital para hacer más análisis. No levanté su vestido, pero bajé sus mangas y tiene algunos moretones en sus brazos —el médico lo ve—. Hay unos viejos y otros muy recientes. La fiebre debe de ser por...

—¿De cuándo son los golpes? —ignoró el resto de la explicación del doctor.

—No te sabría decir, pero quisiera poder hablar con ella y tratarla en el hospital —insistió el hombre.

—No disfruto el maltrato hacia la mujer, viejo —lo miró serio—. Ella no sale de aquí. Así que tendrás que trasladar tu hospital a esta habitación.

—Traeré una enfermera para que me ayude a...

—¡No! —dijo tajante el mafioso—. Aquí está Nana y ella será quien te ayude.

—Pero... —la mirada del hombre lo hizo callar y aceptar el acuerdo—. Que sea ella quien le ponga una mejor ropa y así podré tratarla.

Él salió de la habitación, caminó hacia la cocina en donde vió a Luke y estaba llegando Jack. Agarró de la isla de la cocina una manzana que Nana estaba cortando.

—En la habitación vacía te espera el médico —él recibió una palmada en la mano, pero igual se llevó el tazón de manzanas.

—Ahora por tu culpa no hay tarta —se quejó la señora, pero lo miraba con amor—. Ni siquiera unos buenos días. Por eso es que eres tan amargado.

Con un hermoso contoneo de caderas, se fue su persona favorita. Su vieja y amada Nana. Los crió a Kassia y a él cuando sus padres estaban fuera de la ciudad por negocios.

—¿Qué pasó con la chica? —preguntó Luke, llamando su atención.

—Al parecer fue golpeada antes y después de venir a Polonia —les compartió manzana a los dos—. Tiene las costillas rotas también...

—Yo hablé la mayor parte del tiempo con ella, pero a todo lo que le pregunté se negaba y siento que no lo hace para mentir. Lo hace porque en serio no sabe nada de nosotros —intervino Jack.

—Es de Finlandia... Lo dijo antes de caer desmayada —hizo una mala cara ante la fragilidad de esa mujer—. No tiene buen peso tampoco.

—¿Será que está escapando de alguien de allá? —preguntó Luke.

—No sé y tu trabajo es averiguarlo —lo miró el mafioso—. Busca quién era Alice en Finlandia.

—Entonces no es espía —aseguró Jack, ganándose una mirada de odio de su jefe—. Iré a lavar el auto.

—Sí, es mejor. Solo hablas pendejadas —Luke se rió por la actitud de su amigo, pero no dijo nada—. Vamos con el doctor y Nana.

Ambos mafiosos regresaron al área de servicio y vieron la puerta de la habitación abierta. Estaba el médico, Nana y ahora, Kassia. Ellos entraron y vieron a Alice despierta.

—La espía despertó.

—Maksym... —Nana lo reprendió, él le entregó las manzanas a Luke—. Ustedes se comen todo.

—Ella me salvó la vida, hermano. No creo que sea una espía. Déjala libre y que se vaya de aquí —su hermana miró a Alice—. Podemos ser amigas. Nos veremos y saldremos juntas.

—Ella está enferma, señorita Kassia. Debe esperar a que mejore y...

—No se irá —la mirada de todos cayó en él—. Alice será observada por todos hasta que yo considere que no es una amenaza para mi familia. Nana, Alice estará bajo tu cuidado.

—Hijo, pero yo no necesito...

—Es eso, o Alice se quedará encerrada mientras está enferma —la interrumpió—. Ahora, vas a vigilarla y te ayudará en todo lo que tu necesites. ¿Tienes alguna objeción, Alice?

La chica se sentía completamente mal y no entendía por qué había tanta gente en la habitación. Solo quería dormir y esperar que el dolor de su cuerpo desapareciera.

—Alice, no me hagas hacerte la pregunta dos veces —ella lo miró a los ojos y sintió como su cuerpo tembló de miedo—. Eres demasiado débil para ser una espía... —murmuró.

—Prometo ayudar en todo lo que digan... Quisiera saber si puedo dormir unos minutos. Solo necesito una siesta para... recuperarme...

Y de la nada se durmió, Mak dirigió la mirada hacia el médico que le estaba inyectando algo.

—Necesita descansar y le tiene miedo, jefe. Esto la hará dormir unas horas. Es el tiempo suficiente para que no sienta dolor mientras voy al hospital por las cosas que necesito.

—Estaba hablando con ella, así que no vuelvas a hacer eso —le advirtió al médico—. Pueden irse de aquí. Ella no va a despertar de todas maneras.

—Hermano...

—Kassia, ve con Nana y disfruta la tarde. No te quiero cerca de esa mujer de todos modos.

Maksym miró el pequeño cuerpo de Alice en la cama mientras estaba arropada hasta el cuello. Le molestó saber que era demasiado frágil y sentía que si la mandaba al jardín se lastimaría sin razón. Con Nana estaría segura y lejos de él.

—Investiga a Alice y dime quién era ella en Finlandia —le recordó a Luke y salió de la habitación también.

De solo pensar en la rubia y todo el desastre que había hecho en 3 días, se sentía agitado y molesto.

Alice debía estar lejos y vigilada, así su hermana se mantendría al margen y la paz se quedaría en la mansión.

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