Eran las 9 de la mañana del día 3, del interrogatorio de Alice. Ella ya no recordaba desde que hora de la noche estaba hablando con el mismo hombre. Le repetía incontables veces que no sabía quiénes eran ellos. Sus muñecas no estaban lastimadas, pero sus costillas sí.
Aunque Maksym era un bruto, no lastimaba a las mujeres. Pidió que la chica siguiera con los grilletes, pero que tuviera movilidad. Luke miró a su amigo y luego a la cámara de vigilancia. La rubia no era muy alta, estaba bastante delgada y se veía frágil. Sonrió, todo lo contrario a lo que le gustaba a su amigo. Maksym prefería acostarse con putas o con mujeres sin compromiso. Él no podía dar una relación, ya que todas querían el puesto de esposa. —Ella no parece prostituta —Luke intentó hablar con su amigo—. ¿De qué parte de Europa dijiste que era? —Norte —respondió, y siguió mirando la pantalla. Luke asintió y empezó a buscar en su celular que países había allá. Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia, Estonia, Letonia y Lituania. —Hay 7 países a los que ella podría pertenecer. Puede haber venido en Ferry. Voy a buscar el nombre de los pasajeros... —Vino en barco, Luke. Un barco ilegal lleno de prostitutas —lo miró—. Busca algo para comparar su idioma. Ella cuando se queda sola suele hablar demasiado. Ahí puede estar diciendo que nos hará o como nos matará. Luke se rió y miró la pantalla de la televisión. —¿Esa chica tan frágil? —la señaló. Maksym lo miró, suspiró y se levantó. Estaba cansado de no recibir respuestas de la mujer. Caminó hacia la celda y entró, haciéndole una seña a Jack para que se saliera. —Sigue sin decir nada, jefe... —el hombre salió en silencio. Maksym se acercó a la cama metálica con paso lento. Ella estaba metida en su mundo y no se dió cuenta de la presencia del nuevo hombre. Le dolían las costillas y sentía que tenía fiebre. —¿De qué parte del Norte eres? —ella se sobresaltó, con la nueva voz, alzó la mirada y ahí estaba nuevamente él—. Quiero saber si alguien te está buscando. Ella asintió, pero estaba perfectamente clara, de que nadie la buscaría. —Finlandia... —respondió ronca—. Nadie me está buscando. Lo prometo. Él asintió y la notó decaída. La mujer era blanca, solo que ella se estaba poniendo cada vez más pálida. —Voy a soltarte, así podemos hablar un poco mejor y te sentirás menos presionada —aunque le explicó, a ella no le importó, el dolor en las costillas era insoportable. Cuando tocó su piel para quitar los grilletes, la notó bastante caliente. Puso la mano en su rostro y Alice lo miró para desvanecerse frente a él. —Mierda... —murmuró—. ¡Luke, ven aquí! El hombre llegó corriendo al llamado de Maksym. Él la tomó entre sus brazos después de qué Luke le quitó los grilletes. La chica que estaba llevando a la mansión ardía en fiebre. No sintió culpa, pero era incómodo que ella fuera tan débil por algo tan vago como el frío o la fiebre. *** Unos minutos después, se encontraban todos en una habitación de servicio, esperando a que el médico de la familia la terminara de evaluar. Maksym no quería problemas y esa rubia en 3 días había hecho casi el mismo alboroto que su hermana en toda su vida. —Está baja de peso y puedo creer que tiene algunas costillas rotas. Puedes llevarla al hospital para hacer más análisis. No levanté su vestido, pero bajé sus mangas y tiene algunos moretones en sus brazos —el médico lo ve—. Hay unos viejos y otros muy recientes. La fiebre debe de ser por... —¿De cuándo son los golpes? —ignoró el resto de la explicación del doctor. —No te sabría decir, pero quisiera poder hablar con ella y tratarla en el hospital —insistió el hombre. —No disfruto el maltrato hacia la mujer, viejo —lo miró serio—. Ella no sale de aquí. Así que tendrás que trasladar tu hospital a esta habitación. —Traeré una enfermera para que me ayude a... —¡No! —dijo tajante el mafioso—. Aquí está Nana y ella será quien te ayude. —Pero... —la mirada del hombre lo hizo callar y aceptar el acuerdo—. Que sea ella quien le ponga una mejor ropa y así podré tratarla. Él salió de la habitación, caminó hacia la cocina en donde vió a Luke y estaba llegando Jack. Agarró de la isla de la cocina una manzana que Nana estaba cortando. —En la habitación vacía te espera el médico —él recibió una palmada en la mano, pero igual se llevó el tazón de manzanas. —Ahora por tu culpa no hay tarta —se quejó la señora, pero lo miraba con amor—. Ni siquiera unos buenos días. Por eso es que eres tan amargado. Con un hermoso contoneo de caderas, se fue su persona favorita. Su vieja y amada Nana. Los crió a Kassia y a él cuando sus padres estaban fuera de la ciudad por negocios. —¿Qué pasó con la chica? —preguntó Luke, llamando su atención. —Al parecer fue golpeada antes y después de venir a Polonia —les compartió manzana a los dos—. Tiene las costillas rotas también... —Yo hablé la mayor parte del tiempo con ella, pero a todo lo que le pregunté se negaba y siento que no lo hace para mentir. Lo hace porque en serio no sabe nada de nosotros —intervino Jack. —Es de Finlandia... Lo dijo antes de caer desmayada —hizo una mala cara ante la fragilidad de esa mujer—. No tiene buen peso tampoco. —¿Será que está escapando de alguien de allá? —preguntó Luke. —No sé y tu trabajo es averiguarlo —lo miró el mafioso—. Busca quién era Alice en Finlandia. —Entonces no es espía —aseguró Jack, ganándose una mirada de odio de su jefe—. Iré a lavar el auto. —Sí, es mejor. Solo hablas pendejadas —Luke se rió por la actitud de su amigo, pero no dijo nada—. Vamos con el doctor y Nana. Ambos mafiosos regresaron al área de servicio y vieron la puerta de la habitación abierta. Estaba el médico, Nana y ahora, Kassia. Ellos entraron y vieron a Alice despierta. —La espía despertó. —Maksym... —Nana lo reprendió, él le entregó las manzanas a Luke—. Ustedes se comen todo. —Ella me salvó la vida, hermano. No creo que sea una espía. Déjala libre y que se vaya de aquí —su hermana miró a Alice—. Podemos ser amigas. Nos veremos y saldremos juntas. —Ella está enferma, señorita Kassia. Debe esperar a que mejore y... —No se irá —la mirada de todos cayó en él—. Alice será observada por todos hasta que yo considere que no es una amenaza para mi familia. Nana, Alice estará bajo tu cuidado. —Hijo, pero yo no necesito... —Es eso, o Alice se quedará encerrada mientras está enferma —la interrumpió—. Ahora, vas a vigilarla y te ayudará en todo lo que tu necesites. ¿Tienes alguna objeción, Alice? La chica se sentía completamente mal y no entendía por qué había tanta gente en la habitación. Solo quería dormir y esperar que el dolor de su cuerpo desapareciera. —Alice, no me hagas hacerte la pregunta dos veces —ella lo miró a los ojos y sintió como su cuerpo tembló de miedo—. Eres demasiado débil para ser una espía... —murmuró. —Prometo ayudar en todo lo que digan... Quisiera saber si puedo dormir unos minutos. Solo necesito una siesta para... recuperarme... Y de la nada se durmió, Mak dirigió la mirada hacia el médico que le estaba inyectando algo. —Necesita descansar y le tiene miedo, jefe. Esto la hará dormir unas horas. Es el tiempo suficiente para que no sienta dolor mientras voy al hospital por las cosas que necesito. —Estaba hablando con ella, así que no vuelvas a hacer eso —le advirtió al médico—. Pueden irse de aquí. Ella no va a despertar de todas maneras. —Hermano... —Kassia, ve con Nana y disfruta la tarde. No te quiero cerca de esa mujer de todos modos. Maksym miró el pequeño cuerpo de Alice en la cama mientras estaba arropada hasta el cuello. Le molestó saber que era demasiado frágil y sentía que si la mandaba al jardín se lastimaría sin razón. Con Nana estaría segura y lejos de él. —Investiga a Alice y dime quién era ella en Finlandia —le recordó a Luke y salió de la habitación también. De solo pensar en la rubia y todo el desastre que había hecho en 3 días, se sentía agitado y molesto. Alice debía estar lejos y vigilada, así su hermana se mantendría al margen y la paz se quedaría en la mansión.Estar asustado era algo normal en cualquier ser humano que estuviese encerrado y le tuviese miedo a lo desconocido. Ese temor constante de que algo podrías tener o pasarte, está presente en personas con cinco dedos de frente. En el caso de Alice, ella solo quería dormir para evitar el dolor que se había despertado en su cuerpo. Abrió los ojos y pensó que se encontraba sola en esa habitación. Puso la palma de su mano en su frente para notar que tenía un poco de temperatura.—Puedo tener una infección... —murmuró, rápidamente su cuerpo se tensó y su mente la obligó a estar en emergencia—. ¿Qué enfermedades infecciosas dan fiebre?Las más catastróficas, por supuesto. Esas eran las mejores para que Alice sintiera que moriría pronto. No era común que alguien fuera así, pero años de encierro y maltratos generaron estrés, ansiedad y depresión en la joven. —Todas las que tu organismo considere que son infecciosas —la voz de Maksym, la sobresaltó—. ¿Hablaste mi idioma esperando recibir una re
El reloj estaba a favor de Maksym, pero en contra de Alice. El mafioso había recibido el armamento a la hora y en el momento perfecto. Nikolas, líder de la mafia griega y cuarto al mando del Sacerdocio, le había prometido que todo llegaría a su debido tiempo, pero Maksym era terco y desconfiado. Más que todo por los enemigos que tenía, no por su gente. —Normalmente, no te preguntaría, pero tu jodida cara amargada me jode la vida —se quejó Nikolas, al compartir un trago de whisky en celebración por la entrega segura. El mismo bar de siempre, en la ciudad en la que el polaco era dueño, estaba todo custodiado y no porque fueran débiles, simplemente, querían disfrutar un minuto de tranquilidad sin matar a nadie. —Hay una mujer en mi casa —Nikolas levanta la ceja—. Es débil y viene de Finlandia. Nadie sabe de ella y llegó a mi territorio como prostituta. —¿Y te afecta por qué? —No tiene aspecto de prostituta y la han golpeado. Tanto en su país como en el mío —se quejó—. Kassia quiere
Alice iba en la camioneta de Maksym viendo hacia la ventana. La tarde estaba cayendo y las luces en la ciudad se iban encendiendo. Ella admiraba todo y sus ojos brillaban con la luz de afuera. Maksym la observó por unos minutos y sabía que se iba a arrepentir, pero le había prometido dejar que regresara a la mansión al caer la noche. —Sal del auto —su voz gruesa la sobresaltó—. Bájate, Alice —le ordenó. Ya le ardían demasiado los ojos de tanto que los abrió en la plaza hace un rato. —¿Por qué? ¿Me vas a dejar en la calle botada para que un perro con rabia me muerda y muera rabiosa por culpa de ese animal abandonado? —le preguntó, pero todo lo que salió de su boca fue acusaciones. Él se cuestionó al verla. ¿Realmente ella podía tener esos pensamientos? ¿Cómo lograba sacar esas conclusiones con solo él haber dicho tan poco? El rostro de Alice era sereno, pero sus ojos estaban llenos de confusión y miedo. A Maksym siempre le han cabreado las mujeres como ella. Débiles y frágiles. Ante
Alice había continuado el beso, pero al darse cuenta de que era demasiado intenso para seguirle el ritmo, se alejó y se golpeó la cabeza con la pared. El ruido fue secó y lágrimas se amontonaron en sus ojos. Maksym la miró como se agachó y acarició su cabeza.—¿Estás bien? —le preguntó, imitando su posición.Ella negó con la cabeza y él suspiró para lo que ya sabía que iba a venir. 3... 2... 1...—Debo tener una contusión cerebral. Probablemente, ya se estén formando coágulos en mi cerebro —lo tomó de las manos—. ¡Voy a tener convulsiones! Alice estaba nerviosa porque sintió cosas que jamás imaginó que su cuerpo podía tener. Cosas que ella no había provocado. Sentía su intimidad húmeda y tenía deseos de ser acariciada por el mafioso que tenía enfrente.—¿Te duele mucho, Alice? Déjame revisar y veré si debo llamar al doctor —dijo sin ganas. Quería seguir besándola. Ella cabía perfectamente entre sus brazos, pero necesitaba subir de peso—. No me estás respondiendo.—Me duele... Mucho —
Maksym se fue a encontrar con las personas del Sacerdocio. Asistirían el fin de semana a una recaudación de fondos por obligación. Nadie se metía con nadie y también eran millonarios que se mezclaban con otros. No había problema en convivir y había suficientes guardaespaldas para evitar pequeños problemas.Fabrizio, líder de la mafia italiana, estaba sentado analizando los problemas que tenían sus compañeros. El segundo al mando, Kylian, líder de la mafia irlandesa, Sasha, líder de la mafia rusa, Nikolas, líder de la mafia griega y el que acababa de entrar al bar, era Maksym, el silencioso y rebelde polaco.—Mak tiene de rehén a una mujer —habló Nikolas, ganándose la atención de todos—. Le di una semana para dejarla en libertad. Estoy seguro de que esa chica es inocente.—Es mi territorio y yo decido si ella es peligrosa para mi organización, Nikolas —le respondió, al sentarse frente a todos.—¿Qué te hizo creer que ella es peligrosa? —preguntó Sasha—. ¿Ya ha hecho desastres en la man
Y como por arte de magia, Kassia empezó a aparecer en el radar de Alice y se hicieron amigas en tres días. La hermana de Maksym era su viva imagen, podía matarte sin problemas ni remordimientos, pero te hacía agonizar hasta llevarte a tomar la decisión de que le quitaras la vida. Eso solo sucedía si le sacabas el lado malo a la hermana menor.—Vamos a viajar esta noche a Miami. Los vestidos ya lo elegimos con toda la ropa que te compré ayer —le informó la chica—. ¿Alguna vez viajaste a Estados Unidos, Alice?—Nunca he salido de Europa —admitió—. Mi madre no tenía el dinero suficiente para comprarme un boleto de avión y mi padre aunque lo tuviera jamás me lo hubiese permitido.Kassia la miró mientras hacía sus maletas. Ella sanó muy rápido sus heridas, pero jamás escuchó a Nana o a Jack comentar de que se quejara. Sí, Alice era bonita, pero se parecía a las típicas rubias tontas. No, ella no era así. Solo demasiado inocente del mundo exterior. —Iré a hablar con mi hermano sobre tu p
Alice abrió los ojos de manera abrupta y se sentó en la cama para encontrar a su lado a Kassia. Nada tenía sentido para la rubia. Ni siquiera tuvo una oportunidad contra una amante. ¿Para qué su padre le permitió vivir entonces? Una piedra tenía más valor que la supuesta princesa. —¿Te sientes mejor ahora, Alice? —Kassia la sacó de sus pensamientos—. Estamos solas aquí, tranquila.Alice miró alrededor y se dió cuenta de que estaban en una habitación qué no era la de ella.—Ese Kylian... cuando yo era pequeña...—No puedo defendernos, pero puedes estar segura de que ahora estás a salvo —la interrumpió Kassia—. No pude escuchar el resto de la historia porque vine a ayudarte. Te desmayaste por la impresión y preferí...—¿Ustedes hacen eso? ¿Asesinan por dinero? —No son asesinos a sueldo. Probablemente, el papá de Kylian quería probarlo, pero ninguno en la mafia asesina por un sueldo. O sea, lo hacen por cosas grandes y si ellos ven que es necesario —le explicó, levansentándose del sill
El evento había iniciado y el Sacerdocio no tuvo que hacer demasiado para llamar la atención. Todos eran hombres de negocios y sí, la mayoría quería asociarse en los asuntos legales que ellos manejaban. Por supuesto, se sabía que eran de la mafia, pero nadie esperaba meterse con ellos.La sociedad era corrupta y ellos tenían lo mejor de ambos mundos.El único casado era Fabrizio, pero hicieron acto de presencia los hermanos De Santis, junto a sus respectivas parejas.La Cosa Nostra estaba en casa.—Don, es bueno verlo por estos lados —saludó un hombre, llamando la atención de los mafiosos.—Aysel, Alessandra, Emma y Kassia son las responsables de que nosotros estemos aquí —respondió Fabrizio, haciendo sentir incómodo al anfitrión y obligándolo a irse.—Alessa... —Kassia abrazó a su amiga, ignorando los ojos asesinos de todos—, la maternidad te ha sentado bien.—Dereck quería más, pero ya no podemos —se rieron—. Me han contado lo de Maksym...—Ella viene con Kylian —dijo, con un nudo e