Emma Spencer.
Un rugido sale de su enorme pecho y sin pensarlo me asusto de escucharlo y me alejo de él. Peter, al darse cuenta de que me asustó se disculpa diciendo que soy muy buena para él.
Por supuesto que sé que soy muy buena para Alberto y justamente es eso lo que me enoja. Que el muy mal nacido haya sido capaz de engañarme, ¡a mí!
Creí que sabía lo que hacía cuando decidí escogerlo como mi marido, creí que sería un buen padre para Maddie, pero no. Me equivoqué y por dios, como odio equivocarme.
En el papel, era el hombre indicado, pero en la realidad, no podía ser más opuesto. Suspiro, absolutamente derrotada, mientras no puedo evitar sonrojarme de que un hombre extraño sea capaz de verme.
Se baja del auto y me ofrece su mano, la cual acepto. Y ahí están de nuevo: las chispas. Abro mucho los ojos mirándolo, mientras él solo se limita a sonreírme.
¿Qué es esto? ¿Por qué este hombre me provoca estas sensaciones, las cuales jamás he sentido con otro hombre? ¿Por qué siento como si lo conociera desde hace años? ¿Por qué me siento segura estando cerca de él?
Me quedo absorta con todas estas preguntas danzando en mi cabeza, sin tener la certeza de cuánto tiempo transcurrió estando de pie, tomándonos de la mano, mirándonos, sin decir, nada.
“¿Emma? ¿Un penique por tus pensamientos?” Salgo de mis pensamientos y lo veo mirándome con una sonrisa perfecta en sus labios. Rápidamente le suelto la mano, diciéndole, “lo siento.” En el minuto que me alejo de él, maldigo mi actitud. Me siento… sola y vacía.
Veo como su sonrisa se desvanece y en su mirada hay decepción. No puedo evitar sentirme culpable. Me aclaro la garganta, incómoda, mientras le pregunto, “¿Qué hacemos aquí?”
Él suspira, diciendo, “te traje aquí, ya que creí que necesitabas un refugio seguro donde poder quebrarte sin sentirte juzgada. Es mi casa. Aquí podrás estar todo el tiempo que quieras o que necesites. Creo que necesitas este tiempo a solas para poder decidir que harás y pensé que querías calmarte antes de ver a tu hija.”
Me quedo sin palabas. ¿Este hombre me demuestra tanta preocupación y entendimiento a lo que me está pasando, sin siquiera conocerme?
¡Por qué no llegó a mi vida antes! Suspiro, absolutamente tocada por sus palabras. Me llevo una mano al corazón y en un susurro solo digo, “gracias.” Siento como las lágrimas comienzan a salir, nuevamente.
Su cara se quiebra mientras se acerca a mí, abrazándome, diciendo, “por favor, no llores, querida. No puedo verte llorar. Se me rompe el corazón al verte en este estado.”
Le digo entrecortado, “¿Por qué haces esto? ¡No me conoces!”
“Eso es irrelevante, Emma. Eres una mujer que se acaba de enterar de que su marido le fue infiel. Yo si entiendo lo que significa ser engañado. No hay nada de qué avergonzarse.”
Luego coloca sus manos en mis hombros, me mira a los ojos diciendo, “Confía en mí, Emma. Estaré contigo siempre y te ayudaré en todo lo que necesites, te lo prometo. Puedes quedarte aquí todo el tiempo que lo requieras. Podemos ir por tu hija también. Mi casa, es tu casa.”
“No podría abusar así de tu hospitalidad, Peter. Has hecho tanto por mí en estos momentos que más lo he necesitado.”
Él me sonríe tiernamente mientras vuelve a colocar sus enormes brazos alrededor de mi cuerpo, diciendo, “y, aun así, siento que no estoy haciendo nada para ayudarte y que podría hacer más.”
“¿Más, como qué?” Escucho como una risa resuena en su pecho diciendo, “podría eliminar a tu marido, y hacer que luzca un accidente.”
Me quedo en silencio por un momento, disfrutando de su cercanía y de su aroma, a lo que digo, “en realidad, eso no sería una mala idea.”
Él se ríe más fuerte aún. Siento como besa mi cabeza diciendo, “estoy de acuerdo. No es una mala idea.”
Con esta conversación, aunque sé que es absurda, no puedo evitar fantasear en mil formas de que Alberto perdiera la cabeza. Luego le digo, “lo que propones es más real. Yo quería incendiarle el auto.”
Él deja de abrazarme levanta mi barbilla y con una ceja levantada me dice, “tus deseos son órdenes, querida. Solo tienes que decirlo.”
Frunzo el ceño ante la idea de que en verdad lo esté considerando… y, a decir verdad, yo también. ¿Qué demonios me pasa? Me suelto de su agarre, incómoda, me aclaro la garganta y le digo, “¿me invitaras a entrar?”
Él se queda mirándome por unos segundos, antes de que me diga, “si, por aquí.” Subimos cinco escalones y caminamos hacia la entrada. Él la abre y me deja ingresar.
Miro a mi alrededor y es enorme. Pienso por un momento de que, si me quedara aquí, constantemente me perdería. Me quedo congelada en la puerta sin avanzar, absolutamente intimidada por la opulencia del lugar.
Él se gira y me dice, “¿hay algo malo?” Abro mucho los ojos mientras digo, “no, es todo lo contrario, en realidad. No hay nada malo en este lugar.”
“¿y entonces?” Me muerdo el labio inferior hasta que le digo, “es solo que no estoy acostumbrada a tanto lujo. Mi vida es bastante simple, ¿sabes?”
“Hum… te hace sentir incomoda.” Me encojo de hombros. Luego pregunta, “¿Hay algún lugar de la casa en donde te sientes segura?” sin pensarlo dos veces, le digo, “si, la cocina.”
Él sonríe ampliamente mientras dice, “¿pasas mucho tiempo en la cocina?” resoplo diciendo, “no todo el tiempo que me gustaría.”
“Para mí, cocinar, es terapia. Puedo ordenar mis pensamientos y puedo decidir qué hacer. A decir verdad, mis más grandes ideas han surgido en la cocina. También fue el lugar en donde Maddie dio sus primeros pasos.”
“¿Maddie es el nombre de tu pequeña?” me pregunta, mientras me señala que lo siga.
“Sí. Maddie es mi vida. Tiene cinco años y es… un torbellino de alegría.” Llegamos a la cocina y es espaciosa. Observo maravillada alrededor fantaseando con la cantidad de pasteles que hornearía.
Me siento en la silla mientras él me dice, “¿quieres algo? ¿tienes sed? ¿hambre?”
“Solo un vaso con agua, gracias.” Él asiente en silencio mientras llena un vaso con agua purificada.
Me la entrega, se sienta a mi lado, diciendo, “espero que no te moleste que te pregunte, pero ¿Cómo o por qué una mujer como tú terminó casada con un hombre como tu marido? Por favor, explícamelo, porque me muero por saber”
Suspiro diciendo, “el matrimonio con Alberto aún es controversial. Lo escogí porque era necesario.”
Veo como frunce el ceño mientras dice, “¿Cómo puede ser necesario casarte con alguien? Eso me hace pensar que el amor no tuvo nada que ver con ello.”
Me rasco el puente de mi nariz intentando ordenar mis ideas. Nunca le he dicho a nadie del por qué me casé con Alberto, ni siquiera a mis padres. Pero por alguna razón que desconozco, no puedo ocultarle nada a Peter. Siento que si lo hiciera sería… deshonesto e incorrecto.
Suspiro fuerte y le digo, “el amor no tuvo nada que ver con mi casamiento. Fue una decisión de negocios, Peter. Fue un matrimonio por conveniencia.”
Emma Spencer. Veo como Peter frunce el ceño a lo que le dije y sin pensarlo me pregunta, “¿matrimonio por conveniencia? ¿A qué te refieres? ¿tus padres te obligaron?” Siento como mi corazón comienza a latir fuertemente ante su interrogatorio. Rápidamente le digo, “mis padres no tuvieron nada que ver con mi decisión, es más, ellos estaban en contra. Nunca les agradó Alberto, pero yo soy demasiado testaruda como para cambiar de opinión. La decisión pasó por lo que creí que me convenía más.” “Perdóname querida, pero sigo sin entender.” Suspiro y digo, “Verás, yo deseaba una familia propia. Siempre sentí que algo me hacía falta, siempre me sentí como un pedazo roto. Ese sentimiento dejé de sentirlo cuando nació Maddie. Ni siquiera cuando me casé. Fue ella la que trajo la paz y esa sensación de pertenencia que tanto busqué.” Veo que me va a preguntar algo cuando somos interrumpidos por el sonido de mi celular. Lo saco de mi bolsillo y veo que es mi madre. “Perdóname, Peter, pero debo
Emma Spencer.Peter se gira violentamente hacia mí, me toma de los hombros contra la pared y grita, “¿Por qué puedo oler a mi hija ahí dentro?”Abro mucho los ojos, respirando agitadamente sin saber cómo responder a eso. “¿Tu hija? ¿De qué demonios estás hablando, Peter? Es solo Maddie que está ahí dentro. ¡Déjame ir!”“Entonces ella es mi hija, Emma. ¡Puedo olerla! ¡Es mi sangre la que recorre sus venas!”“¿A qué te refieres con que puedes olerla? No somos animales, Peter. ¿Qué rayos te pasa? Si sigues gritando de ese modo, asustarás a todos ahí dentro, incluyendo a Maddie.”Observo como intenta calmarse mientras me dice, “ella no es hija de Alberto, Emma. ¿Cómo la concebiste? ¿Cómo te embarazaste?”“¿Cómo sabes que no es su hija?”“¡Responde la pregunta, joder!”Siento como si un poder invisible me azotara, obligándome a responder con la verdad. Respiro entrecortado, intentando soportar el dolor que conlleva, mientras el sudor se asoma por mi frente.Le digo, “por inseminación artif
Peter Bennett. Maddie me susurra, “Papi, yo sé que ellos, no son mis abuelos.” Mi agarre en ambas se tensa. Los observo detenidamente y sé de inmediato quienes y de donde son. “¿Qué demonios hacen aquí, el beta y su mujer, de la manada real del norte?” me pregunta Apolo, totalmente fastidiado por lo que estamos presenciando. “No lo sé Apolo, pero algo me dice que han sido ellos quienes han criado a Emma como suya. La pregunta es, ¿Por qué? Maddie sabe que no son sus abuelos, entonces, ¿Por qué están aquí?” “¿Acaso no es obvio? El rey Alexander tenía un plan B… Emma.” Cierro los ojos, lamentándome por lo que acabamos de descubrir. Llamo rápidamente a William por enlace mental. “William, trae a todos aquí, ¡Ahora!” No espero su respuesta. Respiro profundo, de modo de no asustar a Maddie ni a Emma, mientras digo, “John, hace mucho que no te veía. Pensé que habías fallecido. ¿Qué haces en las tierras del sur? Estas muy lejos de casa.” Miro como su cara y la de su mujer se descompon
Emma Spencer.“Durante treinta años te han buscado, porque eres la heredera legítima del trono del norte, escondida en el corazón del sur.”Esa frase resuena sin cesar en mi mente. En las últimas veinticuatro horas mi vida ha cambiado drásticamente sin poder volver atrás. La seguridad que sentía la mañana de ayer al despertar ya no existe.Nada en mi vida es cierto. Me hace cuestionarme si cada decisión que he tomado ha sido guiada por fuerzas invisibles que orquestan en contra de uno.Mis creencias sobre que uno forja su destino, ha sido destruida por completo. Un millón de preguntas me invaden constantemente, pero una es la que sobresale cada vez que pienso en toda esta situación: por qué.Luego de que se llevaran a mis padres, Peter nos llevó de regreso a su casa. Maddie no dejó de hablar con Peter sobre cómo ha sido su vida lejos de ella durante todos estos años.Yo solo me limité a observar este intercambio. Me parece sumamente extraño la confianza que ha nacido entre ellos, sien
Peter Bennett.Me duele el corazón ver a mi pareja tan triste. Entiendo perfecto por qué. Apolo no deja de aullar, dado a las emociones que sentimos, a través del vínculo de pareja, el cual, ella no tiene idea de que existe. Veo a la mujer enfrente de mí y me siento tan dichoso de que sea mía.“Comienza, desde el principio, Peter. Quiero saberlo todo.”Trago fuerte, mientras observo a mi hermosa pareja mirándome con sus ojos bien abiertos, expectante a lo que tenga que decir.Me aclaro la garganta y digo, “Existen distintas sociedades en este mundo. Los humanos son solo una de ellas. Entre ellos viven distintas criaturas, como los hombres lobos y los Lycan.”Continuo, “Nuestra cultura colabora con los humanos, pero no nos mezclamos. Esto quiere decir, que podemos hacer negocios con ellos, trabajar con ellos o para ellos, pero no nos emparejamos con ellos. Estar con un ser humano, es prohibido.”Emma me interrumpe preguntando, “¿Cuál es la diferencia entre un hombre lobo y un Lycan?”“
Parker Bennett.Aturdido por el viaje que mi hermano me obligó a emprender a las tierras del norte, me siento feliz de que concluya. Llevo meses en el extranjero y solo añoro mi cama y mi espacio.Fue un tiempo muy duro, en donde pude lograr lo que quería: información. Peter estará contento con todo lo que descubrí del Rey Harry.Me bajo del avión y estoy complacido de que William, el beta de Peter, me está esperando.“Gusto en verlo, príncipe Parker. Espero que el viaje en avión haya sido sin novedad.”Le sonrío, cansado, mientras le digo “Gracias, William. Sí, fue un viaje cómodo, a pesar de la distancia. Dime, ¿Cómo está el gruñón de mi hermano?”Veo como William comparte una sonrisa nerviosa, mientras dice, “Nuestro rey, encontró a su pareja, mi príncipe.”Me detengo en seco. “¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién es?”A decir verdad, siempre creí que yo la encontraría primero. Siempre intenté sentir consuelo en que, si no era rey, por lo menos tendría a mi pareja destinada. Pero veo que l
Emma Spencer.Jadeo en sorpresa al ver a este hombre, extremadamente parecido a Peter, mirarme desde la puerta. Se abalanza sobre mí, me inmoviliza con su cuerpo contra la pared y sus caderas se pegan a mí. Toma mis manos y las coloca por sobre mi cabeza.Me ha tomado totalmente por sorpresa, pero ha sido lo más sexy que un hombre me ha hecho sentir.Susurra en mi oído, “mía.”Su tacto y su respiración en mi piel envían miles de chispas que recorren mi cuerpo, haciendo que me derrita ante su tacto, perdiendo toda noción de raciocinio. Dejo escapar un gemido, mientras cierro los ojos.Siento como pasa su lengua por sobre mi cuello, y no puedo evitar morder mi labio. Cuando de repente, un rugido estremecedor es oído desde la puerta.Giro mi cabeza y veo a un vívido Peter mirarnos desde la mampara. Jadea pesado y puedo ver que intenta contenerse.“¿Qué carajos crees que estás haciendo, Parker?”Abro mucho los ojos, lo observo y le digo, “¿Parker? ¿Quién es Parker?”Peter, sin dejar su lu
Peter Bennett.Luego de conversar con Emma y que se quedara con Maddie jugando en el jardín, nos reunimos con Parker en mi oficina.Entra y se sienta en el sillón, colocando sus piernas sobre la mesa. Lo hace porque sabe que es algo que detesto.“¿Puedes quitar tus pies sobre la mesa? ¿Qué es lo que te pasa?”Blanquea los ojos mientras dice, “No eres nada divertido, Peter. Bien, estoy aquí. Tenemos mucho de qué hablar.”Veo como la puerta se abre y es William quien ingresa, sentándose en el sofá individual en frente de mí.Con William tenemos el trato implícito que afuera de la casa, él me llama jefe, Sr. Bennett o rey, dependiendo si estamos con nuestra gente o con los humanos.Pero dentro de la casa, él nos llama Peter y Parker, ya que creció junto con nosotros. Es mi mejor amigo.Solíamos meternos en problemas los tres, haciendo travesuras. Él siempre era la mente intelectual de los planes de evacuación. Recordar esos tiempos, me hace sonreír.Veo como saluda a Parker con un juego