Emma Spencer.
Peter se gira violentamente hacia mí, me toma de los hombros contra la pared y grita, “¿Por qué puedo oler a mi hija ahí dentro?”
Abro mucho los ojos, respirando agitadamente sin saber cómo responder a eso. “¿Tu hija? ¿De qué demonios estás hablando, Peter? Es solo Maddie que está ahí dentro. ¡Déjame ir!”
“Entonces ella es mi hija, Emma. ¡Puedo olerla! ¡Es mi sangre la que recorre sus venas!”
“¿A qué te refieres con que puedes olerla? No somos animales, Peter. ¿Qué rayos te pasa? Si sigues gritando de ese modo, asustarás a todos ahí dentro, incluyendo a Maddie.”
Observo como intenta calmarse mientras me dice, “ella no es hija de Alberto, Emma. ¿Cómo la concebiste? ¿Cómo te embarazaste?”
“¿Cómo sabes que no es su hija?”
“¡Responde la pregunta, joder!”
Siento como si un poder invisible me azotara, obligándome a responder con la verdad. Respiro entrecortado, intentando soportar el dolor que conlleva, mientras el sudor se asoma por mi frente.
Le digo, “por inseminación artificial.” Su agarre se suelta y ese poder invisible que siento, se suaviza, dejándome respirar normal. Jadeo por el aire que desesperadamente necesito, tocando mi garganta.
“¿Inseminación artificial? ¿Dónde?”
Jadeando, le digo. “¿Por qué quieres saber?”
“Emma, por favor contéstame! ¡Necesito saber!”
Suspiro, derrotada y le digo, “Clínica de fertilidad AltaMira.”
Veo como sus ojos se abren mucho y coloca una mano sobre su frente. Sus ojos brillan y veo como las lágrimas recorren su rostro, descolocándome. “¿Por qué lloras? ¿Qué es lo que pasa, Peter? ¡Háblame!”
“Ella sí es mi hija, Emma. Seis años atrás fui a esa clínica para que estudiaran mi esperma, ya que quería convertirme en padre y con treinta años, no había ocurrido. Nadie supo cómo, ni por qué, pero la muestra se perdió. Hubo una investigación, pero nunca supimos que fue lo que pasó.”
Me quedo absolutamente sin palabras. Cubro mi boca con una mano, mientras intento procesar lo que me dice.
Se seca las lágrimas y me dice en un susurro, “yo sé que es mía, Emma. Si quieres, podemos hacer una prueba de ADN, pero yo sé que es mi hija.”
Frunzo el ceño y me siento posesiva. “¡No te la llevarás, Peter! No permitiré que me la quites.”
Él me mira extrañado, mientras me dice “¿Qué? Jamás te separaría de ella, Emma. No, lo que yo quiero es que tomemos a nuestra hija y la llevemos a mi casa. Se quedarán conmigo y eso es definitivo, Emma. No aceptaré que sea de otra forma.”
Respiro entrecortado con mil preguntas rondando en mi cabeza hasta que nuestra conversación se ve interrumpida por una dulce voz, que proviene desde la puerta.
“¿Mami? ¿Eres tú, mami?”
Obligo una sonrisa en mi rostro, mientras le digo, “Si, nena, es mamá.”
“¡Mami! ¡Te extrañe mucho, mami!”
“Y yo a ti bebé.”
La tomo en brazos colocando mi nariz en su cuello, oliéndola. ¡Dios! Amo su olor. Acaricio suavemente su espalda, cuando de repente deja de abrazarme, se gira y veo como huele el aire, al igual que lo hizo Peter cuando llegamos a la casa y me dice, “Mami, ¿mi papi está aquí?”
Abro mucho los ojos y le digo, “¿Tu papi Alberto?”
“Mami, Alberto no es mi papi. Nunca lo ha sido.” Voy a replicar cuando Peter nos interrumpe diciendo, “Hola, calabacita.”
Ella lo mira y sus ojos brillan de asombro. “Wow, ¡Tú si eres mi papi! ¿Dónde estabas? Te extrañe mucho papi. Le pedí mucho a la diosa para que te trajera de vuelta, papi.”
Yo me quedo sin palabras. ¿Qué demonios significa todo esto? ¿Cómo es posible que ambos se reconozcan como padre e hija sin una prueba? ¿Diosa? ¡Qué es todo esto! Veo como las lágrimas de Peter recorren su rostro y le ofrece sus brazos para abrazarla.
Ella salta, sin pensarlo a sus brazos mientras lo abraza besando su cara. Maddie, jamás abrazó o besó a Alberto. Desde que era muy pequeña, huía de él.
“Sí, ¡eres tú papi! ¡Eres tú! La Diosa me dijo que fuera paciente, me dijo que podría reunirme con mi familia. Y recé, oré mucho para que volvieras, papi.”
Peter, me levanta una ceja mirándome, le pregunta a Maddie, “¿La Diosa de la Luna? ¿Te habló en tus sueños, nena?”
“¡Sí! ¡Lo hizo! ¿Cómo lo sabes?”
“Porque tu abuela Charlotte, también podía hablar con la diosa de la luna en sueños, nena.” Luego de eso, lo abraza con más fuerza que antes.
Al ver la imagen, lo único que hago es llorar con ellos. Peter no deja de acariciar su cabeza y besarle su frente y Maddie le regala su sonrisa hermosa.
Él me mira y me ofrece uno de sus brazos. Sin pensarlo, los abrazo fuertemente a ambos. Peter me susurra, “gracias, querida, gracias. Me acabas de regalar una familia.”
Sin ocultar mi desconcierto le digo, “Peter, no entiendo nada. ¿Qué está pasando? ¿Qué significa todo esto?”
“No te preocupes querida. Ya lo entenderás todo. Te lo prometo.”
“¡Aleja tus sucias garras de mi familia, maldito!”
El sonido de la voz de Alberto hace que mi sangre se congele y el miedo me recorre el cuerpo, conteniendo la respiración.
Peter, al notar el cambio en mi cuerpo, me abraza con más fuerza. Lo mira fríamente y le dice, “Jamás fueron tuyas, Alberto. Ellas siempre han sido mías. Ahora, aléjate de esta casa, sino quieres que mis hombres te saquen a patadas.”
Alberto se ríe sarcásticamente mientras dice, “¿Hombres? ¿Quién te crees que eres? Apuesto a que eres una basura al igual que Emma. Dime, ¿Hace cuanto que te la estás cogiendo?”
“Hey…” Es lo que alcanzo a decir, cuando Peter ruge de tal forma que es escuchado por todos. Un segundo más tarde, una docena de hombres salen de los alrededores y tiran al suelo a Alberto.
“Llévenselo de aquí. Ustedes saben qué hacer.”
“En seguida, Sr. Bennett.”
Los ojos de Alberto se abren y dice, “¿Sr. Bennett? ¿Tú eres el señor Bennett? Perdóneme, por favor, Sr. Bennett, no quise insultarlo.”
“Guarda silencio, Alberto. Sáquenlo de aquí.” Veo como Alberto grita clemencia, pero nadie lo escucha. Es lanzado dentro de una camioneta y ésta se marcha a toda velocidad.
Luego de eso, escucho como mis padres salen corriendo desde dentro de la casa, mirando como la camioneta sale a toda velocidad, mientras dicen, “¿Qué demonios ha pasado? ¿Ese era Alberto?”
El agarre de Peter sobre mi hombro se tensa, sus ojos vuelven a colocarse negros y escucho como Maddie le susurra, “Papi, yo sé que ellos, no son mis abuelos.”
Peter Bennett. Maddie me susurra, “Papi, yo sé que ellos, no son mis abuelos.” Mi agarre en ambas se tensa. Los observo detenidamente y sé de inmediato quienes y de donde son. “¿Qué demonios hacen aquí, el beta y su mujer, de la manada real del norte?” me pregunta Apolo, totalmente fastidiado por lo que estamos presenciando. “No lo sé Apolo, pero algo me dice que han sido ellos quienes han criado a Emma como suya. La pregunta es, ¿Por qué? Maddie sabe que no son sus abuelos, entonces, ¿Por qué están aquí?” “¿Acaso no es obvio? El rey Alexander tenía un plan B… Emma.” Cierro los ojos, lamentándome por lo que acabamos de descubrir. Llamo rápidamente a William por enlace mental. “William, trae a todos aquí, ¡Ahora!” No espero su respuesta. Respiro profundo, de modo de no asustar a Maddie ni a Emma, mientras digo, “John, hace mucho que no te veía. Pensé que habías fallecido. ¿Qué haces en las tierras del sur? Estas muy lejos de casa.” Miro como su cara y la de su mujer se descompon
Emma Spencer.“Durante treinta años te han buscado, porque eres la heredera legítima del trono del norte, escondida en el corazón del sur.”Esa frase resuena sin cesar en mi mente. En las últimas veinticuatro horas mi vida ha cambiado drásticamente sin poder volver atrás. La seguridad que sentía la mañana de ayer al despertar ya no existe.Nada en mi vida es cierto. Me hace cuestionarme si cada decisión que he tomado ha sido guiada por fuerzas invisibles que orquestan en contra de uno.Mis creencias sobre que uno forja su destino, ha sido destruida por completo. Un millón de preguntas me invaden constantemente, pero una es la que sobresale cada vez que pienso en toda esta situación: por qué.Luego de que se llevaran a mis padres, Peter nos llevó de regreso a su casa. Maddie no dejó de hablar con Peter sobre cómo ha sido su vida lejos de ella durante todos estos años.Yo solo me limité a observar este intercambio. Me parece sumamente extraño la confianza que ha nacido entre ellos, sien
Peter Bennett.Me duele el corazón ver a mi pareja tan triste. Entiendo perfecto por qué. Apolo no deja de aullar, dado a las emociones que sentimos, a través del vínculo de pareja, el cual, ella no tiene idea de que existe. Veo a la mujer enfrente de mí y me siento tan dichoso de que sea mía.“Comienza, desde el principio, Peter. Quiero saberlo todo.”Trago fuerte, mientras observo a mi hermosa pareja mirándome con sus ojos bien abiertos, expectante a lo que tenga que decir.Me aclaro la garganta y digo, “Existen distintas sociedades en este mundo. Los humanos son solo una de ellas. Entre ellos viven distintas criaturas, como los hombres lobos y los Lycan.”Continuo, “Nuestra cultura colabora con los humanos, pero no nos mezclamos. Esto quiere decir, que podemos hacer negocios con ellos, trabajar con ellos o para ellos, pero no nos emparejamos con ellos. Estar con un ser humano, es prohibido.”Emma me interrumpe preguntando, “¿Cuál es la diferencia entre un hombre lobo y un Lycan?”“
Parker Bennett.Aturdido por el viaje que mi hermano me obligó a emprender a las tierras del norte, me siento feliz de que concluya. Llevo meses en el extranjero y solo añoro mi cama y mi espacio.Fue un tiempo muy duro, en donde pude lograr lo que quería: información. Peter estará contento con todo lo que descubrí del Rey Harry.Me bajo del avión y estoy complacido de que William, el beta de Peter, me está esperando.“Gusto en verlo, príncipe Parker. Espero que el viaje en avión haya sido sin novedad.”Le sonrío, cansado, mientras le digo “Gracias, William. Sí, fue un viaje cómodo, a pesar de la distancia. Dime, ¿Cómo está el gruñón de mi hermano?”Veo como William comparte una sonrisa nerviosa, mientras dice, “Nuestro rey, encontró a su pareja, mi príncipe.”Me detengo en seco. “¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién es?”A decir verdad, siempre creí que yo la encontraría primero. Siempre intenté sentir consuelo en que, si no era rey, por lo menos tendría a mi pareja destinada. Pero veo que l
Emma Spencer.Jadeo en sorpresa al ver a este hombre, extremadamente parecido a Peter, mirarme desde la puerta. Se abalanza sobre mí, me inmoviliza con su cuerpo contra la pared y sus caderas se pegan a mí. Toma mis manos y las coloca por sobre mi cabeza.Me ha tomado totalmente por sorpresa, pero ha sido lo más sexy que un hombre me ha hecho sentir.Susurra en mi oído, “mía.”Su tacto y su respiración en mi piel envían miles de chispas que recorren mi cuerpo, haciendo que me derrita ante su tacto, perdiendo toda noción de raciocinio. Dejo escapar un gemido, mientras cierro los ojos.Siento como pasa su lengua por sobre mi cuello, y no puedo evitar morder mi labio. Cuando de repente, un rugido estremecedor es oído desde la puerta.Giro mi cabeza y veo a un vívido Peter mirarnos desde la mampara. Jadea pesado y puedo ver que intenta contenerse.“¿Qué carajos crees que estás haciendo, Parker?”Abro mucho los ojos, lo observo y le digo, “¿Parker? ¿Quién es Parker?”Peter, sin dejar su lu
Peter Bennett.Luego de conversar con Emma y que se quedara con Maddie jugando en el jardín, nos reunimos con Parker en mi oficina.Entra y se sienta en el sillón, colocando sus piernas sobre la mesa. Lo hace porque sabe que es algo que detesto.“¿Puedes quitar tus pies sobre la mesa? ¿Qué es lo que te pasa?”Blanquea los ojos mientras dice, “No eres nada divertido, Peter. Bien, estoy aquí. Tenemos mucho de qué hablar.”Veo como la puerta se abre y es William quien ingresa, sentándose en el sofá individual en frente de mí.Con William tenemos el trato implícito que afuera de la casa, él me llama jefe, Sr. Bennett o rey, dependiendo si estamos con nuestra gente o con los humanos.Pero dentro de la casa, él nos llama Peter y Parker, ya que creció junto con nosotros. Es mi mejor amigo.Solíamos meternos en problemas los tres, haciendo travesuras. Él siempre era la mente intelectual de los planes de evacuación. Recordar esos tiempos, me hace sonreír.Veo como saluda a Parker con un juego
Emma Spencer.Después de que Parker, Peter y William estuvieran reunidos, salieron de la oficina, encontrándonos en la cocina. Con Maddie, decidimos hornear pastelillos, dado que habíamos acordado en que visitaríamos a papá. Cielos, papá.“¡Hey calabaza! ¿Qué estás haciendo?” Le dice Peter, con una sonrisa divertida.“Papi tontito. Estamos horneando pastelillos. Mami dijo que veríamos al abuelo.”Veo como Peter me observa con la ceja levantada. “¿Ah sí?”Pongo mis manos en mi cintura, mientras digo, “¿Tienes algo que decirme, Peter?”Maddie nos mira y dice, “oh - oh… papi está en problemas.”Parker se ríe mientras le dice, “Es que papi todavía no aprende que no hay que hacer enojar a mami.”Maddie se ríe mientras le dice, “Sí, papi, tiene que aprender.”“Hum… Estoy aquí, ¿saben? Hablan como si no estuviera en la cocina.” Un mal humorado Peter les habla.“Emma, asumo que, si estás horneando, es porque vendrás con nosotros.” Me dice William. Hay algo extraño en él. Me observa cauteloso,
Emma Spencer.“Papá, ¿Por qué mi loba está dormida?”Es una pregunta que no puedo dejar de hacer. Veo como mi padre suspira mientras dice, “Sabía que esta conversación llegaría en algún momento.”Esa frase hace que me ponga muy nerviosa. Parker, intuyendo como me siento, se sienta al lado mío, tomando de mi mano. Dibuja círculos con su pulgar, enviando esas deliciosas chispas por todo mi cuerpo. Cierro mis ojos, concentrándome en la sensación.De alguna forma, lo escucho en mi cabeza decir, “Sé que dijiste que no querías contacto físico, pero necesitas de nosotros, tal como nosotros necesitamos de ti. Deja que te ayude nena, porque sé que esto te calma.”Cierro los ojos y asiento en silencio. Me dice, “solo concéntrate en las chispas. Deja que te invadan y respira lentamente.”Hago lo que me dice y luego de unos minutos, siento como mi pulso se relentece. Mi padre me dice, “¿Estás bien, cariño?” “¿Ah? Sí, Ahora si lo estoy.” Miro a Parker y le susurro con una sonrisa, “gracias.”Me a