Emma Spencer.
Veo como Peter frunce el ceño a lo que le dije y sin pensarlo me pregunta, “¿matrimonio por conveniencia? ¿A qué te refieres? ¿tus padres te obligaron?”
Siento como mi corazón comienza a latir fuertemente ante su interrogatorio. Rápidamente le digo, “mis padres no tuvieron nada que ver con mi decisión, es más, ellos estaban en contra.
Nunca les agradó Alberto, pero yo soy demasiado testaruda como para cambiar de opinión. La decisión pasó por lo que creí que me convenía más.”
“Perdóname querida, pero sigo sin entender.”
Suspiro y digo, “Verás, yo deseaba una familia propia. Siempre sentí que algo me hacía falta, siempre me sentí como un pedazo roto.
Ese sentimiento dejé de sentirlo cuando nació Maddie. Ni siquiera cuando me casé. Fue ella la que trajo la paz y esa sensación de pertenencia que tanto busqué.”
Veo que me va a preguntar algo cuando somos interrumpidos por el sonido de mi celular. Lo saco de mi bolsillo y veo que es mi madre. “Perdóname, Peter, pero debo contestar.”
Él me hace un movimiento de manos dándome a entender que estaba bien. “¿Aló, mamá?”
“¡Hija! ¿Dónde estás? Me tienes sumamente preocupada. Deberías haber llegado a casa hace horas atrás. Alberto no deja de preguntar por ti. ¿Qué fue lo que hizo esta vez?”
“Mamá, pase lo que pase, no dejes que Alberto se lleve a Maddie. ¡Prométemelo!”
“Emma, no lo permitiría. Pero dime, ¿qué ocurrió?”
“Alberto me engaño, mamá. Lo descubrí en la cama con su secretaria Annie. No dejes que se acerque a la casa mamá. Estoy en la casa de un amigo, intentando calmarme. iré para allá, pero por favor, mama, protégela.”
“No dejaré que se acerque, Emma. Te doy mi palabra. Llega pronto cariño. Te amo.”
“Y yo a ti mamá.” Ambas colgamos al mismo tiempo. Peter me observa atentamente y luego me pregunta, “¿Por qué Alberto se llevaría a Maddie?”
Abro mucho los ojos y la preocupación me invade. “Para Alberto, Maddie es una moneda de intercambio. Jamás ha sido un buen padre para ella. Tengo miedo de que se la quiera llevar para obligarme a regresar.”
Escucho como un rugido sale de su boca y sus ojos se tornan negros. Contengo la respiración al verlo tan feroz. Sé que debería temerle, pero por alguna razón, no le temo. “No permitiré que ese mal nacido les haga daño, Emma.”
Luego se pone de pie, extiende su mano y me dice, “Vamos a buscar a tu hija. Se quedarán conmigo, Emma y no aceptaré un no por respuesta. Este es el lugar más seguro del país. Él jamás podrá poner un pie en mi propiedad.”
Trago fuerte y sin pensarlo, tomo su mano y salimos rápidamente hacia el estacionamiento. Un hombre rubio, alto y apuesto se acerca a nosotros diciendo, “aquí están las llaves de su auto, jefe.”
Peter se gira y sin soltar mi mano me dice, “Emma, él es William. Es mi asistente personal. Se encarga de todos mis asuntos. Si alguna vez necesitas algo, él te ayudará.”
“Gusto en conocerte William.”
“El gusto es mío, Emma.” Peter frunce el ceño y se aclara la garganta. William lo mira nervioso y me dice, “perdón, Sra. Spencer.”
“Ahí está mejor. Quiero que preparen la habitación continua a la mía. La maleta de Emma está en el maletero de su auto.”
“En seguida, jefe.”
Peter me abre la puerta y me ayuda a ingresar. Es un Bentley precioso. Él se sube y lo observo con mi ceja levantada. “¿Por qué te comportaste así con tu asistente? Solo me saludó.”
“No me gusta que se dirijan a ti de forma impersonal, Emma.”
“Ah, ¿pero tu si puedes?”
“Claro que sí.”
“Y ¿por qué?”
Él sonríe ampliamente, enciende el motor, mientras me dice, “porque yo soy el jefe.” Le blanqueo los ojos y miro por la ventana. Él me dice, “¿me acabas de blanquear los ojos?”
Lo miro desafiante mientras le digo, “Sí.”
“Acaso eso es educado?”
Levanto mi barbilla, más desafiante que antes, mientras le digo, “¿y? ¿harás algo al respecto?”
Él levanta una ceja y dice, “Puede que tenga que castigarte cuando regresemos.” Me rio y le digo, “Peter, no recibo un castigo desde que tengo tres años.”
“Quizás eso es lo que necesitas, querida.”
Abro mucho los ojos y le digo, “¿te refieres a que me pondrás en tu regazo y me darás un par de nalgadas?”
Una carcajada resuena en su pecho mientras me dice, “eso no es una mala idea. Creo que lo disfrutarías mucho, Emma, incluso, más que yo.”
Muevo mi cabeza en negación. Pero debo decir que es la primera vez que me siento con la libertad de poder jugar o bromear de este modo.
Con Alberto jamás pude. Él siempre me decía que lo emasculaba debido a que era demasiado dominante. Pero ¿qué culpa tengo de que él fuera tan debilucho?
Ver a Peter dominar la situación y poder desafiarlo, hace que me sienta audaz y atrevida y si debo ser sincera conmigo misma, mis bragas se humedecieron con solo imaginar recostarme en su regazo.
Trago fuerte y miro por la ventana, evitando cualquier contacto visual con este hombre que es capaz de revolucionarle las hormonas a cualquier mujer.
“¿Por qué evitas mirarme? ¿Te da miedo sentirte atraída por mí? ¿Sientes que deseas que te domine?”
Abro mucho los ojos, giro mi cabeza sin poder creer sus preguntas. ¿Cómo lo sabe? ¿me delató mi rostro? Lo observo en estado de shock. Él me mira y comienza a reírse nuevamente.
“¿Me puedes decir que es lo gracioso? Porque para mí, nada de esto lo es.” Cruzo mis brazos, molesta.
“Sí, es gracioso, ya que puedo intuir de que has pasado toda tu vida sin que nadie te dijera que hacer. Ahora, viene un completo extraño que te hace una proposición y te das cuenta de que no lo puedes resistir. No te lo cuestiones, Dra.”
“Biológicamente, toda mujer, aunque sea fuerte e independiente, necesita tener a su lado a una persona que pueda con ella. Pues querida, déjame decirte que lo encontraste. Yo sí puedo contigo.”
Trago fuerte y siento como mi corazón late enloquecido. Me muerdo mi labio inferior, mientras respiro agitadamente. Él me levanta una ceja y dice, ¿quieres que te ayude a calmarte?”
“¡No pienso tener sexo contigo, Peter!”
Él gira su cabeza y sonríe mientras dice, “no era precisamente lo que tenía en mente, pero… ¡Me gusta como piensas!”
Siento como mi cara se enrojece en diversas tonalidades de rojo. Bajo la mirada fijándola en mis manos.
Él me toma una y comienza a acariciarla, haciendo un sonido que proviene desde su pecho como un ronroneo. Aunque parezca tan extraño, siento que mis pulsaciones disminuyen, calmándome.
Luego de unos minutos, no pude evitar decirle, “gracias.” Él sonríe y dice, “a esto me refería con calmarte.”
Asiento en silencio. Luego me pregunta, “¿Debo doblar a la derecha o a la izquierda?”
“A la derecha. Avanzas tres cuadras y a mano izquierda está el barrio. El número de la casa es 8060.”
“De acuerdo.”
Solo bastaron unos minutos hasta que llegamos a la casa de mis padres. Me dispongo a bajar, cuando él se adelanta y me abre la puerta, extendiendo su mano. Aún no puedo acostumbrarme a lo caballero que es.
Caminamos hasta la puerta cuando lo observo que está oliendo el aire. Abre mucho los ojos y veo como su color de ojos cambia y se tornan oscuros, casi negros.
Se gira violentamente hacia mí, me toma de los hombros contra la pared y grita, “¿Por qué puedo oler a mi hija ahí dentro?”
Queridos lectores. Si les gusta mi historia, no olviden agregarla a su libreria para que les avise las actualizaciones de los capítulos. Y me quieren dejar algun comentario en la portada del libro, les estaré muy agradecida. ¡Amor a todos! ♥
Emma Spencer.Peter se gira violentamente hacia mí, me toma de los hombros contra la pared y grita, “¿Por qué puedo oler a mi hija ahí dentro?”Abro mucho los ojos, respirando agitadamente sin saber cómo responder a eso. “¿Tu hija? ¿De qué demonios estás hablando, Peter? Es solo Maddie que está ahí dentro. ¡Déjame ir!”“Entonces ella es mi hija, Emma. ¡Puedo olerla! ¡Es mi sangre la que recorre sus venas!”“¿A qué te refieres con que puedes olerla? No somos animales, Peter. ¿Qué rayos te pasa? Si sigues gritando de ese modo, asustarás a todos ahí dentro, incluyendo a Maddie.”Observo como intenta calmarse mientras me dice, “ella no es hija de Alberto, Emma. ¿Cómo la concebiste? ¿Cómo te embarazaste?”“¿Cómo sabes que no es su hija?”“¡Responde la pregunta, joder!”Siento como si un poder invisible me azotara, obligándome a responder con la verdad. Respiro entrecortado, intentando soportar el dolor que conlleva, mientras el sudor se asoma por mi frente.Le digo, “por inseminación artif
Peter Bennett. Maddie me susurra, “Papi, yo sé que ellos, no son mis abuelos.” Mi agarre en ambas se tensa. Los observo detenidamente y sé de inmediato quienes y de donde son. “¿Qué demonios hacen aquí, el beta y su mujer, de la manada real del norte?” me pregunta Apolo, totalmente fastidiado por lo que estamos presenciando. “No lo sé Apolo, pero algo me dice que han sido ellos quienes han criado a Emma como suya. La pregunta es, ¿Por qué? Maddie sabe que no son sus abuelos, entonces, ¿Por qué están aquí?” “¿Acaso no es obvio? El rey Alexander tenía un plan B… Emma.” Cierro los ojos, lamentándome por lo que acabamos de descubrir. Llamo rápidamente a William por enlace mental. “William, trae a todos aquí, ¡Ahora!” No espero su respuesta. Respiro profundo, de modo de no asustar a Maddie ni a Emma, mientras digo, “John, hace mucho que no te veía. Pensé que habías fallecido. ¿Qué haces en las tierras del sur? Estas muy lejos de casa.” Miro como su cara y la de su mujer se descompon
Emma Spencer.“Durante treinta años te han buscado, porque eres la heredera legítima del trono del norte, escondida en el corazón del sur.”Esa frase resuena sin cesar en mi mente. En las últimas veinticuatro horas mi vida ha cambiado drásticamente sin poder volver atrás. La seguridad que sentía la mañana de ayer al despertar ya no existe.Nada en mi vida es cierto. Me hace cuestionarme si cada decisión que he tomado ha sido guiada por fuerzas invisibles que orquestan en contra de uno.Mis creencias sobre que uno forja su destino, ha sido destruida por completo. Un millón de preguntas me invaden constantemente, pero una es la que sobresale cada vez que pienso en toda esta situación: por qué.Luego de que se llevaran a mis padres, Peter nos llevó de regreso a su casa. Maddie no dejó de hablar con Peter sobre cómo ha sido su vida lejos de ella durante todos estos años.Yo solo me limité a observar este intercambio. Me parece sumamente extraño la confianza que ha nacido entre ellos, sien
Peter Bennett.Me duele el corazón ver a mi pareja tan triste. Entiendo perfecto por qué. Apolo no deja de aullar, dado a las emociones que sentimos, a través del vínculo de pareja, el cual, ella no tiene idea de que existe. Veo a la mujer enfrente de mí y me siento tan dichoso de que sea mía.“Comienza, desde el principio, Peter. Quiero saberlo todo.”Trago fuerte, mientras observo a mi hermosa pareja mirándome con sus ojos bien abiertos, expectante a lo que tenga que decir.Me aclaro la garganta y digo, “Existen distintas sociedades en este mundo. Los humanos son solo una de ellas. Entre ellos viven distintas criaturas, como los hombres lobos y los Lycan.”Continuo, “Nuestra cultura colabora con los humanos, pero no nos mezclamos. Esto quiere decir, que podemos hacer negocios con ellos, trabajar con ellos o para ellos, pero no nos emparejamos con ellos. Estar con un ser humano, es prohibido.”Emma me interrumpe preguntando, “¿Cuál es la diferencia entre un hombre lobo y un Lycan?”“
Parker Bennett.Aturdido por el viaje que mi hermano me obligó a emprender a las tierras del norte, me siento feliz de que concluya. Llevo meses en el extranjero y solo añoro mi cama y mi espacio.Fue un tiempo muy duro, en donde pude lograr lo que quería: información. Peter estará contento con todo lo que descubrí del Rey Harry.Me bajo del avión y estoy complacido de que William, el beta de Peter, me está esperando.“Gusto en verlo, príncipe Parker. Espero que el viaje en avión haya sido sin novedad.”Le sonrío, cansado, mientras le digo “Gracias, William. Sí, fue un viaje cómodo, a pesar de la distancia. Dime, ¿Cómo está el gruñón de mi hermano?”Veo como William comparte una sonrisa nerviosa, mientras dice, “Nuestro rey, encontró a su pareja, mi príncipe.”Me detengo en seco. “¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién es?”A decir verdad, siempre creí que yo la encontraría primero. Siempre intenté sentir consuelo en que, si no era rey, por lo menos tendría a mi pareja destinada. Pero veo que l
Emma Spencer.Jadeo en sorpresa al ver a este hombre, extremadamente parecido a Peter, mirarme desde la puerta. Se abalanza sobre mí, me inmoviliza con su cuerpo contra la pared y sus caderas se pegan a mí. Toma mis manos y las coloca por sobre mi cabeza.Me ha tomado totalmente por sorpresa, pero ha sido lo más sexy que un hombre me ha hecho sentir.Susurra en mi oído, “mía.”Su tacto y su respiración en mi piel envían miles de chispas que recorren mi cuerpo, haciendo que me derrita ante su tacto, perdiendo toda noción de raciocinio. Dejo escapar un gemido, mientras cierro los ojos.Siento como pasa su lengua por sobre mi cuello, y no puedo evitar morder mi labio. Cuando de repente, un rugido estremecedor es oído desde la puerta.Giro mi cabeza y veo a un vívido Peter mirarnos desde la mampara. Jadea pesado y puedo ver que intenta contenerse.“¿Qué carajos crees que estás haciendo, Parker?”Abro mucho los ojos, lo observo y le digo, “¿Parker? ¿Quién es Parker?”Peter, sin dejar su lu
Peter Bennett.Luego de conversar con Emma y que se quedara con Maddie jugando en el jardín, nos reunimos con Parker en mi oficina.Entra y se sienta en el sillón, colocando sus piernas sobre la mesa. Lo hace porque sabe que es algo que detesto.“¿Puedes quitar tus pies sobre la mesa? ¿Qué es lo que te pasa?”Blanquea los ojos mientras dice, “No eres nada divertido, Peter. Bien, estoy aquí. Tenemos mucho de qué hablar.”Veo como la puerta se abre y es William quien ingresa, sentándose en el sofá individual en frente de mí.Con William tenemos el trato implícito que afuera de la casa, él me llama jefe, Sr. Bennett o rey, dependiendo si estamos con nuestra gente o con los humanos.Pero dentro de la casa, él nos llama Peter y Parker, ya que creció junto con nosotros. Es mi mejor amigo.Solíamos meternos en problemas los tres, haciendo travesuras. Él siempre era la mente intelectual de los planes de evacuación. Recordar esos tiempos, me hace sonreír.Veo como saluda a Parker con un juego
Emma Spencer.Después de que Parker, Peter y William estuvieran reunidos, salieron de la oficina, encontrándonos en la cocina. Con Maddie, decidimos hornear pastelillos, dado que habíamos acordado en que visitaríamos a papá. Cielos, papá.“¡Hey calabaza! ¿Qué estás haciendo?” Le dice Peter, con una sonrisa divertida.“Papi tontito. Estamos horneando pastelillos. Mami dijo que veríamos al abuelo.”Veo como Peter me observa con la ceja levantada. “¿Ah sí?”Pongo mis manos en mi cintura, mientras digo, “¿Tienes algo que decirme, Peter?”Maddie nos mira y dice, “oh - oh… papi está en problemas.”Parker se ríe mientras le dice, “Es que papi todavía no aprende que no hay que hacer enojar a mami.”Maddie se ríe mientras le dice, “Sí, papi, tiene que aprender.”“Hum… Estoy aquí, ¿saben? Hablan como si no estuviera en la cocina.” Un mal humorado Peter les habla.“Emma, asumo que, si estás horneando, es porque vendrás con nosotros.” Me dice William. Hay algo extraño en él. Me observa cauteloso,