A partir de este comunicado, la historia de Aleksandra y Damién será publicada.
(Le cambié el nombre porque se me olvidó que ya tenía un personaje con el nombre de Evan, JAJAJAJAJAJAJAJA. La despistada 2.0 entrando al chat XD)
Y bueno, las actualizaciones serán diarias y en esta nueva historia ustedes decidirán qué es lo que va a suceder en cada capítulo, porque aunque nunca se los dije, Sergei nunca iba a ser el malo de la trama, pero gracias a sus ideas y comentarios se me ocurrió darle otro giro a todo JAJAJAJAJAJJAJA, así que ya saben.
Entonces nos estaremos leyendo por los comentario jjsjsj
Por cierto, las preguntas y escenas que quedaron pendientes en la historia de Dasha y Alek, serán reveladas en los libros de Vlad y Logan que ya pronto estarán disponibles por acá mismo.
Sin más que mencionar, les dejo el capítulo 1 de La Obsesión Del Demonio Ruso.
Besos. :3
Dasha Petrov El agua fría cayendo por todo mi cuerpo me hizo dar pequeños brinquitos en la pequeña ducha, aun así, resistí lo más que pude y traté de eliminar todo el jabón que había esparcido por mi cuerpo segundos antes. Unos fuertes golpes en la puerta principal me hicieron cerrar la ducha de golpe y maldecir por lo bajo al recordar que hoy me tocaba pagar la renta y no tenía el dinero completo. Vladimir; el dueño del pequeño departamento donde vivía, de seguro me echaría por estar tan atrasada con el pago y si lo hacía, estaría aún más jodida. Tomé la pequeña toalla que minutos antes había dejado encima del inodoro, la enrollé por todo mi cuerpo y corrí de puntillas hasta la puerta. No abrí por obvias razones, pero eso tampoco me impidió poder hablar y dar razones de mi pago. —Vladimir lo siento, acabo de salir de la ducha y no te puedo abrir la puerta —grité a través de la misma y al no escuchar respuesta alguna, proseguí —: Tengo solo la mitad del pago, prometo trabajar horas
Dasha Petrov Cerré la puerta de mi habitación con cautela y sin pensarlo demasiado, encendí el teléfono —de Alek, el mafioso que se encontraba herido de bala en mi habitación. —, y marqué el número que me había indicado unos segundos antes de salir de mi habitación. Una vez que habíamos llegado a la casa —a duras penas— lo había dejado en mi habitación para que descansara mientras su familia volvía por él, que cabe destacar apenas y podía hablar por el dolor, pero aun así nos las habíamos arreglado para subir las escaleras del edificio sin ser vistos por algún vecino curioso. Antes de dejarlo descansando, me aseguré de colocar suficientes trapos en sus heridas para que no sangraran demasiado y así evitar una posible hemorragia. No era doctora y enfermera, pero gracias a los consejos que él mismo me había murmurado entre dientes, lo pude ayudar un poco más. Me senté en la silla de mi pequeño comedor-cocina, coloqué el enorme teléfono en mi oreja y esperé pacientemente que la person
Alek Vólkov Dos meses después. Golpeé con fuerza el saco de boxeo en un inútil intento de sacar toda la furia que corría por mis venas. Mi cuerpo se encontró cubierto por el sudor, mis músculos dolían por la cantidad de horas que tenía en el gimnasio entrenando sin tomar un descanso, pero aun así no quería parar. Uno de los cargamentos de droga más importantes que iba a la frontera con México, fue capturado por la policía y justo ahora se encuentran investigando al respecto. Varios de mis hombres se encuentran siendo interrogados en este momento y, aunque no me preocupa ser delatado, mi furia se debe a que perdimos millones de dólares por un mínimo error. Me habían llamado a tempranas horas de la mañana para informarme sobre ello y gracias a eso mi humor no era el mejor. Intenté olvidarme del tema por todos los medios, pero fue prácticamente imposible, teniendo en cuenta que la cantidad de dinero que había perdido había sido grande. Fue por ello que decidí ir al gimnasio de
Dasha Petrov Habían pasado aproximadamente dos meses desde que había vuelto a saber nada de Alek, moría por volver a saber de él, pero al final la timidez me había ganado y terminé guardando la tarjeta que me había dado Vlad dentro de mis libros más viejos. Y, aunque intenté llamarlo, luego de pensarlo —demasiado para mi gusto— finalmente no reuní el suficiente valor para hacerlo. Pero aun así eso no impidió que fuese el protagonista de mis pensamientos y más oscuras fantasías. Algo que jamás admitiría en voz alta. Salí de mis pensamientos en cuanto el Dj le subió más a la música, que cabe destacar la misma minutos antes ya sonaba lo suficientemente fuerte logrando aturdirme más de lo común. Juro que, si seguía así, terminaría por reventar me los tímpanos en un segundo, traté de relajarme como pude y continúe limpiando la mesa sucia de cerveza. Me faltaban pocas horas para poder salir a descansar, lo que me hizo sonreír por lo bajo y darme ánimo mentalmente para no salir corriend
Dasha Petrov Hundí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y salí del club, siendo recibida por una fuerte brisa y me permití cerrar los ojos durante unos pocos segundos para disfrutar de la maravillosa sensación. Los abrí nuevamente y al instante me conseguí con la intensa mirada de Alek. Como lo prometió, se encontraba fuera del club esperándome recargado en su auto con las manos en los bolsillos de su pantalón. La sonrisa en mi rostro no se hizo esperar, al igual que las mariposas bailarinas en mi estomago. Intenté que mi nerviosismo no se notara tanto y comencé a caminar hasta él, dando pasos temblorosos. —Lamento hacerte esperar tanto, me tocó limpiar algunas áreas más de lo normal —expliqué apenada al notar como me había esperado al menos dos horas luego que el club cerró sus puertas. —Te dije que vine aquí por tí, — me tomó suavemente por la cintura y acercó sus labios a mi oído —Y me iría contigo de aquí. Y sin más, besó mi mejilla tardando un poco más de lo normal en
Dasha petrov —¿Te sientes mejor? —preguntó Alek mirándome fijamente. Entrelacé los dedos de mis manos y comencé a jugar con ellos antes de asentir. Luego de estar durante varios minutos o quizá horas en medio de la calle abrazados, el frío comenzó a hacer de las suyas por lo que nos vimos obligados a subir nuevamente al auto y continuar con nuestro pequeño viaje. Desde que subimos al auto, cada tres segundos Alek me miraba o preguntaba cómo me encontraba, algo que muy en el fondo agradecía. Afortunadamente el ataque de ansiedad había cesado, pero aún así no lograba recuperarme del todo, algo que no admitiría en voz alta. —¿Tienes hambre? Negué rápidamente, continúe jugando con mis dedos sin atreverme a levantar la mirada. Me daría mucha vergüenza admitir que tenía apróximadamente un día sin ingerir alimento por lo mismo; mi falta de dinero y la presión de Vladimir por el pago del alquiler. Era consciente de que tenía que encontrar otro empleo para poder llegar a fin de mes, p
Dasha Petrov Miré mi reflejo en el gran espejo del baño de la universidad y sonreí al recordar las escenas de la noche anterior con Alek, como luego de una larga sesión de besos me había dejado en mi casa, prometiendo que al día siguiente mandaría a alguien de confianza por mí. Y, así fue como Faddei, su chofer, pasó por mí y me trajo a la universidad en tiempo record. Todo ha pasado tan rápido que la verdad no sé qué pensar. Jamás imaginé que al salvarle la vida a uno de los narcotraficantes más importantes del país, dos meses después estaría con él compartiendo una escena romántica y permitiendo que conociera más de mí y mis demonios. No negaba que sentía muchísimo miedo al saber con qué tipo de persona me estaba relacionando, pero aún así no podía negar que me gustaba más de lo normal y al tenerlo cerca se me olvidaba hasta la hora. Y lo que más me mantenía entusiasmada al respecto era su visible interés en mí, como me miraba, sus gestos y manera de tratarme. El día anterior
Dasha Petrov Abrí los ojos ligeramente al notar como los rayos del sol comenzaban a colarse por la pequeña ventana de la habitación, recordando al instante que a primera hora tenía un compromiso con Sergei; uno de mis clientes con respecto a las clases y que no podía faltar ya que recibiría un pago extra por explicarle algunas ecuaciones. Teniendo esto en mente y en contra de mi voluntad, intenté levantarme rápidamente, pero unos gruesos brazos sujetando mi cuerpo me lo impidieron, por lo que al instante mi cerebro se puso a trabajar y casi al instante llegaron a mí escenas de la noche anterior. Joder. Aún dándole la espalda a Alek, toqué sus manos ligeramente para asegurarme de que no había sido solo un sueño y solo para estar aún más segura, bajé la mirada hasta donde se encontraba su agarre y casi muero de la emoción al corroborar que si era real, que habíamos dormido juntos y que él aún dormido, seguía sujetando mi cuerpo con posesividad. Respiré tan hondo como mis pulmones me