Sarah Hale ✨
Dormir en una casa que no es la mía me resulta casi imposible. Suspiré mientras me acomodaba en la cama. Miré el reloj: 4:00 a.m. La puerta de mi habitación se abrió lentamente, y vi la pequeña silueta de Emma entrar y trepar a la cama conmigo. —Es muy temprano para que estés aquí, ¿sucede algo? Emma no respondió, solo se metió entre las cobijas y se acurrucó contra mí. Le acaricié el cabello suavemente. Era increíble lo mucho que se parecía a su padre. Lo único que había heredado de su madre era el color de su cabello. Sin darme cuenta, el cansancio me venció, y me quedé dormida junto a ella. —Sarah, no encuentro a Emma… ¿podrías…? La voz de Theo se detuvo de golpe cuando entró alterado a la habitación. Su grito nos despertó a Emma y a mí al mismo tiempo. —¿Qué sucede? —pregunté mientras me tallaba los ojos. Emma, aún somnolienta, me imitó. —Emma, ¿por qué no estás en tu habitación? Me asustaste mucho —la regañó Theo, pero su voz temblaba de alivio. —Perdón, Theo… vino a mí en la madrugada y nos quedamos dormidas —expliqué mientras me levantaba de la cama—. ¿Podrías darte la vuelta? Quiero tomar mi bata. Theo, confundido, hizo lo que le pedí. Me coloqué la bata y cargué a Emma en brazos. —Vamos, prepararé el desayuno… bueno, mejor dicho, calentaré lo que Alissa dejó listo. Theo asintió y me siguió hasta la cocina. Tristán e Isaac ya estaban allí, sentados en sus sillas. —Haz que los niños desayunen. Alissa llega por la tarde. Theo tomó sus cosas y salió de la casa sin siquiera probar bocado. —Bien, niños, ¡hora del desayuno! —dije con entusiasmo. Un nuevo día comenzaba, y estaba segura de que sería mejor que el anterior. Aunque no supiera cocinar, estaba dispuesta a aprender porque tres pequeños Moretti dependían de mí. Estaba alimentando a Isaac cuando mi celular sonó. Revisé la pantalla y vi que era un mensaje de Marcus. Marcus Weston: Hola, Grillo. ¿Estás lista para hoy? Rayos, había olvidado que iríamos a ver la escuela de arte. Sarah Hale: Hola, Marcus. Lo olvidé… estoy trabajando. Marcus Weston: ¡Wow! Espera… ¿Vas a seguir trabajando con Theo? Me mordí el labio al darme cuenta de que tampoco le había contado eso. Sarah Hale: Sí, Marcus, tienes razón. Necesito ocupar mi mente en algo. Marcus Weston: Y qué mejor que Theo, ¿eh? Sarah Hale: Jajaja, Marcus, sabes que no puedo. Marcus Weston: ¿Algún día podrás perdonarme? Me quedé mirando la pantalla. Los recuerdos llegaron de golpe, tan vívidos como si acabaran de pasar. Recuerdo: —Marcus… —susurré entre jadeos. Sus manos recorrían mi cuerpo con descaro mientras dejaba besos húmedos en mi cuello, mordisqueando suavemente mi piel. Su respiración era cálida y pesada. Sentí cómo sus labios descendían hasta mis pechos mientras mis manos se aferraban a sus hombros. —Estoy embarazada, Marcus… ¿qué vamos a hacer? —confesé, preocupada. —Todo estará bien… porque yo estaré contigo. Porque te amo, Grillo —me dijo antes de besarme. —Tuviste un accidente… lo siento, Sarah, pero perdiste al bebé —las palabras de James retumbaron en mi cabeza, desgarrándome. Fin del recuerdo Sarah Hale: Descuida, Marcus. Ya quedó en el pasado. Finalmente, respondí su mensaje. Marcus Weston: ¿Puedo ir a verte? Sarah Hale: Claro. Theo saldrá de viaje y regresa hasta muy tarde. Sabía que estaba invitando a Marcus a una casa que no era mía, pero confiaba en que a Theo no le molestaría. Como si lo hubiera invocado con el pensamiento, recibí un mensaje suyo. Theodore Moretti: Sarah, regresaré tarde. Alissa sabe todo lo que tiene que hacer con las comidas y los snacks de los niños. Si tienes algún problema, llámame. Sarah Hale: Por supuesto, Theo. Dijiste que Alissa llega por la noche, pero creo que puedo encargarme. ¿Puede venir Marcus? Crucé los dedos esperando una respuesta afirmativa. Theodore Moretti: Claro que sí. De hecho, estaba por pedirle que pase por Tristán. ¿No se te complicó llevarlo a la práctica? Sarah Hale: No, el chofer nos llevó. Pero… ¿por qué lo mandas a fútbol? ¡Es solo un niño! Theodore Moretti: Sarah, no quiero ser grosero, pero yo decido cómo educo a mis hijos. Sarah Hale: Tienes razón, lo siento. “Eso te pasa por metiche”, pensé. Después de seguir las instrucciones de Alissa y calentar la comida, Marcus llegó con Tristán. El pequeño me observó con una expresión seria y desconfiada. Le sonreí con ternura; era solo un niño que necesitaba amor, me repetí. Después de seguir las instrucciones de Alissa y calentar la comida, Marcus llegó con Tristán. El pequeño me observó con una expresión seria y desconfiada. Le sonreí con ternura; era solo un niño que necesitaba amor, me repetí. —¡Hola, Grillo! —Marcus me saludó con un abrazo y un beso sonoro en la mejilla. —¿Grillo? —preguntó Emma, curiosa. —Es mi pequeño Grillo. Un animalito que necesita amor, y yo soy quien más la ama en este mundo —respondió Marcus mientras cargaba a la niña y le hacía cosquillas. Theodore Moretti 🍂 Tiré los documentos sobre el escritorio, frustrado. El papeleo del divorcio firmado por Daphne me había descolocado por completo. Mi teléfono vibró: era un mensaje de Marcus. Marcus Weston: Si llegas y tu casa está en llamas… Por un segundo, me alarmé hasta que vi la foto adjunta: Sarah y Emma estaban en la cocina, cubiertas de harina, haciendo galletas. Me relajé al ver la imagen. Saber que Sarah cuidaba de mis hijos me brindó una paz inesperada. Era extraño confiar tanto en alguien que apenas conocía… pero confiaba en Marcus, y eso me bastaba. Cuando llegué a casa, el aroma a galletas recién horneadas me recibió. La casa se sentía cálida, como un verdadero hogar. Sarah Hale ✨ Cuando Theo entró, los niños ya estaban sentados en la mesa. Marcus y yo estábamos en la cocina. —Señorita Sarah, el señor Moretti la llama —anunció Alissa al entrar. —Sí, enseguida voy. —Grillo… quiero que seas feliz. Y sé que podrías serlo con Theo —dijo Marcus antes de besar mi frente y salir. Me quedé atónita. —¿No es correspondido, verdad? —preguntó Alissa, bajando la voz. —¿Perdón? —El joven Weston y usted… —No. Solo somos amigos. Él ha estado conmigo desde que perdí a mis padres. —Lo siento mucho. —No te preocupes. Vamos, es hora de cenar. La cena fue tranquila, pero por primera vez en mucho tiempo me sentí en familia. Isaac estaba en mis brazos, Emma en las piernas de Marcus, y Tristán a un lado de Theo, como siempre, protegiendo a sus hermanos. Marcus se despidió con una sonrisa antes de marcharse. —Iré a dejar a Isaac a su habitación y regreso para recoger la mesa. —No, deja que Alissa lo haga. Vamos a acostar a los niños juntos. La sugerencia de Theo me tomó por sorpresa, pero acepté. Emma murmuró medio dormida: —Quiero dormir con Sarah… Theo me miró, buscando mi aprobación. —No tengo problema. —Bien, dejemos a Tristán. — Rumbo a la habitación de Tristán, este se despertó. —No, quiero dormir con mi papá y mi mamá. Pude ver la tristeza en sus ojos, y Theo se había quedado sin palabras. —Yo puedo quedarme con Isaac y Emma, sin problema. Mi cama es grande, claro, solo si estás de acuerdo —pregunté, considerando lo mejor para ellos. —Claro, vamos. En silencio, Theo me acompañó a mi habitación, dejó sobre la cama a Emma y salió. —Gracias por lo que haces por mis hijos. —Gracias a ti, Theo. Una vez lista, me metí a la cama junto a los niños. El día de hoy había sido muy agotador, así que pronto me quedé profundamente dormida. A la mañana siguiente Me desperté un poco desorientada, abrí de golpe mis ojos, y me asusté cayendo de la cama. —¡Carajo, Sarah! ¿Estás bien? —preguntó Theo, saliendo de la cama y ayudándome a ponerme de pie. —¿Por qué estoy en tu habitación? Murmuré, adolorida por el golpe. —Tristán quería ir a dormir contigo, pero no iban a caber todos en tu cama, así que los pasé a todos a la mía con la esperanza de que no notaran que no estabas con ellos. Pero no funcionó. —¿Cómo? —Los cargué, primero a los niños, creí que no se darían cuenta, pero comenzaron a llorar, así que luego fui por ti. —Vaya, te tomaste muy en serio lo de que querías que durmiera contigo, ¿cierto? —bromeé. Theo se sonrojó. —Iré con Alissa para pedirle el desayuno —dije, riendo. Salí, dejando a los niños dormidos aún. Eso, sin duda alguna, había sido raro. Inconscientemente, una sonrisa se dibujó en mi rostro. Oh, no, esto no terminará nada bien.Sarah Hale ✨Baje rápidamente a la cocina, había sido muy raro despertar al lado de los niños y Theo, solo llevo dos días aquí y ya las cosas están intensas. -Buenos días señorita Sarah.- saludo Alissa. -Hola Ali, solo llámame Sarah.- -No, desde ahorita debo ir practicando, en un futuro puede que tenga que llamarla señora Moretti.- dijo de forma burlesca. -Estas loca Alissa, vamos preparemos el desayuno.- dije mientras buscaba un mandil para ayudar a cocinar. -Ya está todo listo, y perdón pero el señor Moretti me dijo que no debía dejar que hicieras nada, que yo sola debo encargarme de todo.- Iba a protestar ante lo mencionado pero Emma entró a la cocina y me dio los brazos así que la cargué, la pequeña niña recostó su cabeza en mi pecho. -Emma es una niña muy linda, al igual que Tristán ellos son solo bebés.- mencionó la chica, sabía que lo decía por lo de mis pinturas y por supuesto que los entendía. -Lo sé Ali, iré por Isaac para desayunar.- -Es sábado, el
Theodore Moretti🍂Las estúpidas cenas del trabajo siempre se me hacen demasiado tontas, o tal vez las odiaba desde que mi esposa me abandono. - ¿Te veremos esta noche amigo? - pregunto Sebastián, el más joven de mis socios. -No lo sé, me gustaría quedarme en casa con los niños, sabes que no me gusta asistir a estas cosas. - -Deberías buscar una acompañante, eres soltero. Piénsalo amigo. - Luego de eso Sebastian se fue dejándome solo. sus palabras me dejaron pensando, buscar una acompañante a mi mente vino Sarah, ella es una buena chica, de una familia muy prestigiosa, o bueno eso es en el mundo mágico, pero sin duda ella podría ser mi acompañante, de camino a casa paso por una tienda sin duda alguna era de las favoritas de Daphne, en el mostrador hay un elegante vestido negro, sin duda a mi esposa le abría lucido sensacional, sin pensar más en ello entro a la tienda y lo compro. Una vez llego a la entrada de mi casa veo a mi amigo y a Sarah, ellos se veían muy juntos co
Theodore Moretti 🍂Me despierto y siento algo cálido entre mis brazos. Al abrir los ojos, sonrío al ver a Sarah dormida, con su cabello desordenado sobre la almohada. Parece tan tranquila que no quiero moverme, pero finalmente me deslizo con cuidado para no despertarla y me meto a la ducha.El agua fresca recorre mi cuerpo mientras repaso en mi mente todo lo que pasó anoche. Fue mágico, más de lo que imaginé. Salgo de la ducha con una toalla alrededor de mi cintura, y al entrar en la habitación, veo que ella comienza a despertar. —¿Cómo te sientes? —pregunto mientras me acerco a ella con una sonrisa. —Desorientada… Creo que bebí demasiado vino —murmura mientras se talla los ojos, aún con voz ronca por el sueño.Me agacho para quedar a su altura y le doy un beso suave en los labios. Ella se congela por un segundo antes de separarse. —No hagas eso… Dijimos que solo sería una noche —dice con una mueca, evitando mis ojos. Tomo sus manos entre las mías y, mirándola a esos ojos cel
Sarah Hale✨Me encontraba arreglando la maleta de Isaac mientras que Alissa arreglaba la de los niños tal como Theo me lo había pedido. Marcus se había mudado a España unos meses atrás, y la verdad es que como se lo había dicho a Theo lo extrañaba demasiado. -Te lo dije. - dijo Alissa asustándome. - ¿Perdón? - -El señor Maoretti y usted. - Realmente me había quedado sin palabras, no sabía que responderle, pues de cierta forma había notado un acercamiento entre Theo y yo. -A-ah creo que solo somos amigos, ya sabes. -Alissa me observó burlona. -El otro día los vi, el te beso.- Oh santo cielo, me dice la desentendida. -Bien, las maletas de Tristán y Emma ya están listas, solo falta la de Isaac y el señor Moretti. - -Gracias Alissa, yo me encargo de la de Isaac y de Theo bueno él debe encargarse de eso. - La chica asintió y salió dejándome sola en mi habitación, apenas dos meses atrás Isaac había dejado de dormir en la habitación de Theo, sin embargo, aho
Sarah Hale✨ Nos encontrábamos en el restaurante que Marcus había elegido; realmente era lindo y tenía una vista espectacular. Alissa me había ayudado a elegir un vestido, y como Theo vendría de negro, opté por ir a juego con él. Elena, la novia de Marcus, era una chica muy guapa, de cabello rizado rubio y ojos miel. Curiosamente, ambos también venían a juego, ya que Marcus vestía de negro y ella igual.—Vaya, parece que todos nos pusimos de acuerdo para venir a juego —mencionó Elena con un deje de molestia en la voz.—Sí, bueno, Theo y yo nos pusimos de acuerdo… y, al parecer, ustedes también —respondí con amabilidad, tratando de restarle importancia.—Claro, Marcus y yo siempre usamos negro, es nuestro color.Sonreí un poco incómoda ante el comentario. Theo lo notó enseguida y, sin decir nada, me rodeó la cintura con su brazo y dejó un beso suave en mi mejilla.—Vamos, linda, quiero disfrutar esta velada contigo —murmuró en mi oído.Nos alejamos dejando a Marcus y a su novia detrás.
Sarah Hale✨ La luz comenzaba a filtrarse por la ventana. Me removí en la cama; Theo estaba dormido boca abajo, pero uno de sus brazos descansaba sobre mi cintura. —Theo… —susurré mientras lo movía suavemente. —Mmm… ¿qué sucede? —murmuró adormilado. —Creo que ya es tarde. Debemos ir a ver a los niños. Theo se giró para mirarme. Una sonrisa tierna se dibujó en su rostro, irradiando amor. —Alissa está con ellos. Tú y yo podemos quedarnos aquí todo el día —dijo mientras acariciaba mi mejilla con dulzura. —Theo… —murmuré mientras me inclinaba sobre él—. Los niños son más importantes. Dejé un beso suave en sus labios. —Tienes razón. Desayunemos todos juntos, como la familia que somos. Sonreí ante sus palabras. —Muy bien. ¡Arriba, entonces! —me puse de pie y busqué mi ropa—. Iré a buscar mi maleta, no tengo ropa aquí. —Puedes usar una camisa mía. Hice caso y tomé su playera, que había quedado tirada en el suelo. —Gracias. Theo también se puso de pie y, antes de
Todo aquello con lo que alguna vez soñé por fin se estaba cumpliendo. Era feliz. Estaba construyendo la familia que un día pensé imposible. Me enamoré de nuevo, algo que jamás creí posible… pero todo puede cambiar en un instante. La felicidad tiene la curiosa costumbre de parecer eterna, como si nada pudiera arrancártela. Pero lo cierto es que la vida no respeta tus planes ni tus sueños; a veces, solo necesitas un segundo para que todo se derrumbe. El sonido intermitente de los monitores del hospital me devolvió a la realidad. El olor penetrante a desinfectante, las luces blancas que me cegaban, el murmullo constante de voces… Todo se sentía lejano, como si estuviera atrapada en un sueño al que no pertenecía. Traté de moverme, pero mi cuerpo estaba pesado, inmóvil. Un eco distante me sacó de ese limbo. —¿Puedes escucharme? —La voz de un médico resonó en mi mente, como si viniera desde el fondo de un túnel—. Tuviste un accidente. Vamos a ayudarte. Quise responder, pero las palabr
Sarah Hale ✨ Los días desde que mis padres murieron son un vacío interminable, y la idea de seguir adelante se me escapa cada vez más. Si no fuera por Marcus, que viene a verme todos los días, probablemente ya habría perdido la cordura… o tomado la salida más fácil. —Deberías buscar algo que hacer para entretener tu mente —dice Marcus, sacándome de mis pensamientos oscuros. Estamos tirados en el enorme tapete verde de la biblioteca de mi casa, mi lugar favorito. Aquí solía pasar horas leyendo mientras mi padre se sentaba en su sillón favorito. Ahora, en el silencio, solo quedan recuerdos dolorosos. —Tal vez retome la pintura —respondo, con voz apagada. Marcus asiente con una sonrisa suave. —Es un buen comienzo. James dice que podrías venir a vivir con nosotros. No será tan cómodo como aquí, pero estaríamos juntos, los tres… como siempre. Sus palabras me hacen reflexionar. Ellos han sido mi única familia desde que me quedé sola. —¿Y si ustedes se vienen a vivir aquí? —suelto, ca