Sarah Hale✨ Todos estamos en el comedor. James me observa con una mirada que podría matarme, lo que me pone nerviosa. Theo toma mi mano y la aprieta con suavidad; ese gesto logra calmarme.—¿Entonces, oficialmente son novios? —pregunta James, rompiendo el silencio.—Ella me dijo que sí, pero aún no se lo he pedido como merece. Pensaba invitarla a cenar y hacerle la propuesta formal —responde Theo con tranquilidad.—Bien —es lo único que James dice.El desayuno transcurre lo más normal posible. 🍂 Me encuentro en la oficina de James. Me pidió hablar sobre los negocios.—Me gusta ver que ahora eres todo un hombre de negocios —digo, sonriendo al verlo concentrado en su computadora. Jamás imaginé verlo así.—Como dije, todo es gracias a ti —James levanta la vista y fija su mirada en mí—. Quiero pagarte el dinero que nos prestaste y…—No —lo interrumpo.—¿Qué?—No, James. No quiero que me lo devuelvas. Considéralo un agradecimiento por salvar mi vida.—Tu vida vale mucho más que eso. M
Sarah Hale✨ A veces, cuando nos sentimos perdidos y sin rumbo, aparece esa persona que, con solo estar ahí, nos recuerda que todo tiene un propósito. Nos hace ver que el camino que creíamos perdido siempre estuvo frente a nosotros, esperando. Y que cada paso vale la pena, simplemente porque ellos están a nuestro lado. Así me sentía con Marcus y James. Ellos siempre fueron una parte esencial de mi vida. Por eso, cuando se marcharon, me sentí incompleta, como si una parte de mí se hubiera desvanecido. Pero ahora, con Theo, todo empezaba a tener sentido de nuevo.Las vacaciones en España junto a los niños y los hermanos Weston fueron las mejores. Sin duda, me encantaba pasar tiempo con mi familia, porque eso eran ellos para mí: mi familia.—¿En qué estás pensando? —preguntó James, sorprendiéndome al entrar en mi habitación.Di un pequeño respingo y luego sonreí.—En esto… en lo que tengo. Ustedes, los niños… Theo.—En tu familia, Grillo —corrigió, usando aquel apodo de siempre.Sonreí
Sarah Hale✨ Mientras los niños están en el colegio, Alissa y yo comenzamos a trasladar mis cosas a lo que, a partir de ahora, será mi nueva habitación. La habitación de Theodore. El silencio se adueña del ambiente mientras trabajamos, roto solo por el sonido de las cajas al posarse en el suelo o el suave roce de la ropa al colgarse en el clóset. Sin embargo, la tensión invisible me obliga a hablar. —Es extraño esto —digo, rompiendo el silencio, mi voz casi un susurro. Alissa, que en ese momento estaba colocando mis blusas junto a las camisas de Theo, se detiene y me mira por encima del hombro. —¿Por qué? —pregunta con curiosidad, aunque su tono denota que ya intuye mi respuesta. Desvío la mirada hacia la cama, tratando de organizar mis pensamientos. —Porque ahora dormiré en esta habitación. La que alguna vez fue de Daphne. El nombre flota en el aire como un fantasma, un recordatorio de lo que alguna vez fue. Alissa deja escapar un suspiro, se vuelve hacia mí y, con una mezcla
Sarah Hale. ✨ Theo estaba en el baño, y mientras el sonido del agua corriendo llenaba el ambiente, me quedé acostada en la cama, inmersa en mis pensamientos. Han pasado dos meses desde que todo cambió. Dos meses en los que mi vida, nuestra vida, dio un giro inesperado. Los niños… ellos parecen más felices que nunca. A veces los observo y me pregunto si realmente comprenden lo que está sucediendo o si, en su inocencia, simplemente disfrutan de la calidez que ahora envuelve nuestro hogar. Una risa infantil resonó en la distancia, pero fue el golpeteo ligero en la puerta lo que me sacó de mis pensamientos. —Es día libre, ¿qué vamos a hacer hoy? —preguntó Tristán mientras se dejaba caer de espaldas en la cama junto a mí, hundiendo el colchón ligeramente con su peso. Sonreí ante su espontaneidad. Había algo en él que siempre lograba arrancarme una sonrisa, una mezcla de madurez y niñez que lo hacía único. Pasé mis dedos por su cabello despeinado, como solía hacer cuando quería tra
Theodore Moretti.🍂 Los días en el trabajo habían cambiado desde que Sarah llegó a mi vida. Todo era más fácil, más llevadero, como si su presencia me hubiera traído una calma que hacía tiempo no conocía. Incluso mis socios lo habían notado.—Oye, amigo, tu novia es idéntica a tu exesposa —comentó uno de ellos, con un tono curioso y quizás un poco burlón.Me detuve en seco. La comparación me molestó más de lo que quería admitir.—Estás loco. Eso no es posible. Mi dulce y linda Sarah jamás podría parecerse a ella —respondí, mi voz cargada de una firmeza que no aceptaba discusión.El tema quedó zanjado, o al menos eso parecía. Pero las palabras se quedaron rondando en mi cabeza. ¿Era posible que hubiera algo en Sarah que me recordara a Daphne? No. Me negaba a pensarlo. Sarah era diferente, y lo sabía.De camino a casa, pasamos frente a una joyería. Algo en mí se detuvo, como si una fuerza invisible me empujara a mirar las vitrinas. Frente a la sección de anillos de compromiso, me quedé
Sarah Hale✨Un año. Cuando alguien dice que un año pasa muy rápido, seguramente no tiene tres hijos. La tarea es muy difícil, y cada día los niños crecen más. Por fortuna, Alissa nos ayuda. Theo ya no quiso contratar a una niñera, así que seguía siendo yo quien me encargaba de los niños con su ayuda.—Jamás vas a dejarnos, ¿cierto? —preguntó Tristán mientras estábamos en el jardín. El pequeño de siete años estaba sentado en mis piernas.—Oh, cielo… —Le di un beso en la cabeza—. Por supuesto que no, no debes preocuparte por eso.—Tú eres mi mamá, solo tú —dijo el niño—. No me abandones tú también.Esas palabras hicieron que mi corazón diera un vuelco. Lo abracé aún más fuerte, y él se recargó con más confianza en mí.—Hola, cielo —Theo llegó al jardín y se acercó a nuestro lado—. ¿Podemos hablar?—Tristán, cariño, ve con Alissa y dile que los prepare para ir al parque —le pedí al pequeño para quedarme a solas con su padre.Tristán se fue feliz, dejándonos solos. Theo hizo que me pusier
Sarah Hale ✨ Llegamos al hospital, y aunque seguía nerviosa, el malestar físico había disminuido. Las náuseas habían desaparecido casi por completo, pero el miedo y la incertidumbre seguían aferrados a mi pecho. Cada paso hacia la consulta se sentía como un desafío, como si el destino estuviera esperando al final del pasillo para darme una respuesta que no sabía si quería escuchar. Marcus no me soltó en ningún momento. Su presencia era mi único ancla en medio de la tormenta. Cuando finalmente nos llamaron, entré en la sala de consulta con una mezcla de nerviosismo y resignación, intentando prepararme para cualquier cosa que el médico pudiera decir. El doctor, un hombre de rostro amable y voz tranquilizadora, realizó las preguntas habituales y, después de algunos análisis rápidos, se sentó frente a mí con una sonrisa en el rostro. —Muchas felicidades, señorita. Está usted embarazada. Sus palabras resonaron en mi mente como un eco interminable. Embarazada. Una sola palabra, pe
Theodore Moretti 🍂 Luego de días pensando en lo que Sarah me había preguntado sobre formar una familia, llegué a casa con una mente llena de dudas y emociones encontradas. Quería hablar con ella, aclarar todo, encontrar una respuesta para ambos. Pero no esperaba encontrarme con una figura familiar parada frente a la puerta, con una mirada desafiante que me llevó de golpe al pasado. Daphne. Estaba allí, con su cabello rubio cayendo sobre sus hombros y esa sonrisa cínica que siempre me había irritado. Parecía haber estado esperando por algo, o quizás solo buscando problemas, como siempre lo hacía. —Vaya… jamás creí que ustedes seguirían juntos después de tantos años. Los amigos que “follan” rara vez duran para siempre… pero parece que ustedes son la excepción —dijo, sus palabras cargadas de veneno. El aire se volvió pesado al instante. Mi corazón empezó a latir con fuerza, y sentí la tensión en el ambiente. Miré hacia adentro y vi a Sarah y Marcus de pie, pálidos, como si el