Theodore Moretti 🍂Me despierto y siento algo cálido entre mis brazos. Al abrir los ojos, sonrío al ver a Sarah dormida, con su cabello desordenado sobre la almohada. Parece tan tranquila que no quiero moverme, pero finalmente me deslizo con cuidado para no despertarla y me meto a la ducha.El agua fresca recorre mi cuerpo mientras repaso en mi mente todo lo que pasó anoche. Fue mágico, más de lo que imaginé. Salgo de la ducha con una toalla alrededor de mi cintura, y al entrar en la habitación, veo que ella comienza a despertar. —¿Cómo te sientes? —pregunto mientras me acerco a ella con una sonrisa. —Desorientada… Creo que bebí demasiado vino —murmura mientras se talla los ojos, aún con voz ronca por el sueño.Me agacho para quedar a su altura y le doy un beso suave en los labios. Ella se congela por un segundo antes de separarse. —No hagas eso… Dijimos que solo sería una noche —dice con una mueca, evitando mis ojos. Tomo sus manos entre las mías y, mirándola a esos ojos cel
Sarah Hale✨Me encontraba arreglando la maleta de Isaac mientras que Alissa arreglaba la de los niños tal como Theo me lo había pedido. Marcus se había mudado a España unos meses atrás, y la verdad es que como se lo había dicho a Theo lo extrañaba demasiado. -Te lo dije. - dijo Alissa asustándome. - ¿Perdón? - -El señor Maoretti y usted. - Realmente me había quedado sin palabras, no sabía que responderle, pues de cierta forma había notado un acercamiento entre Theo y yo. -A-ah creo que solo somos amigos, ya sabes. -Alissa me observó burlona. -El otro día los vi, el te beso.- Oh santo cielo, me dice la desentendida. -Bien, las maletas de Tristán y Emma ya están listas, solo falta la de Isaac y el señor Moretti. - -Gracias Alissa, yo me encargo de la de Isaac y de Theo bueno él debe encargarse de eso. - La chica asintió y salió dejándome sola en mi habitación, apenas dos meses atrás Isaac había dejado de dormir en la habitación de Theo, sin embargo, aho
Sarah Hale✨ Nos encontrábamos en el restaurante que Marcus había elegido; realmente era lindo y tenía una vista espectacular. Alissa me había ayudado a elegir un vestido, y como Theo vendría de negro, opté por ir a juego con él. Elena, la novia de Marcus, era una chica muy guapa, de cabello rizado rubio y ojos miel. Curiosamente, ambos también venían a juego, ya que Marcus vestía de negro y ella igual.—Vaya, parece que todos nos pusimos de acuerdo para venir a juego —mencionó Elena con un deje de molestia en la voz.—Sí, bueno, Theo y yo nos pusimos de acuerdo… y, al parecer, ustedes también —respondí con amabilidad, tratando de restarle importancia.—Claro, Marcus y yo siempre usamos negro, es nuestro color.Sonreí un poco incómoda ante el comentario. Theo lo notó enseguida y, sin decir nada, me rodeó la cintura con su brazo y dejó un beso suave en mi mejilla.—Vamos, linda, quiero disfrutar esta velada contigo —murmuró en mi oído.Nos alejamos dejando a Marcus y a su novia detrás.
Sarah Hale✨ La luz comenzaba a filtrarse por la ventana. Me removí en la cama; Theo estaba dormido boca abajo, pero uno de sus brazos descansaba sobre mi cintura. —Theo… —susurré mientras lo movía suavemente. —Mmm… ¿qué sucede? —murmuró adormilado. —Creo que ya es tarde. Debemos ir a ver a los niños. Theo se giró para mirarme. Una sonrisa tierna se dibujó en su rostro, irradiando amor. —Alissa está con ellos. Tú y yo podemos quedarnos aquí todo el día —dijo mientras acariciaba mi mejilla con dulzura. —Theo… —murmuré mientras me inclinaba sobre él—. Los niños son más importantes. Dejé un beso suave en sus labios. —Tienes razón. Desayunemos todos juntos, como la familia que somos. Sonreí ante sus palabras. —Muy bien. ¡Arriba, entonces! —me puse de pie y busqué mi ropa—. Iré a buscar mi maleta, no tengo ropa aquí. —Puedes usar una camisa mía. Hice caso y tomé su playera, que había quedado tirada en el suelo. —Gracias. Theo también se puso de pie y, antes de
Todo aquello con lo que alguna vez soñé por fin se estaba cumpliendo. Era feliz. Estaba construyendo la familia que un día pensé imposible. Me enamoré de nuevo, algo que jamás creí posible… pero todo puede cambiar en un instante. La felicidad tiene la curiosa costumbre de parecer eterna, como si nada pudiera arrancártela. Pero lo cierto es que la vida no respeta tus planes ni tus sueños; a veces, solo necesitas un segundo para que todo se derrumbe. El sonido intermitente de los monitores del hospital me devolvió a la realidad. El olor penetrante a desinfectante, las luces blancas que me cegaban, el murmullo constante de voces… Todo se sentía lejano, como si estuviera atrapada en un sueño al que no pertenecía. Traté de moverme, pero mi cuerpo estaba pesado, inmóvil. Un eco distante me sacó de ese limbo. —¿Puedes escucharme? —La voz de un médico resonó en mi mente, como si viniera desde el fondo de un túnel—. Tuviste un accidente. Vamos a ayudarte. Quise responder, pero las palabr
Sarah Hale ✨ Los días desde que mis padres murieron son un vacío interminable, y la idea de seguir adelante se me escapa cada vez más. Si no fuera por Marcus, que viene a verme todos los días, probablemente ya habría perdido la cordura… o tomado la salida más fácil. —Deberías buscar algo que hacer para entretener tu mente —dice Marcus, sacándome de mis pensamientos oscuros. Estamos tirados en el enorme tapete verde de la biblioteca de mi casa, mi lugar favorito. Aquí solía pasar horas leyendo mientras mi padre se sentaba en su sillón favorito. Ahora, en el silencio, solo quedan recuerdos dolorosos. —Tal vez retome la pintura —respondo, con voz apagada. Marcus asiente con una sonrisa suave. —Es un buen comienzo. James dice que podrías venir a vivir con nosotros. No será tan cómodo como aquí, pero estaríamos juntos, los tres… como siempre. Sus palabras me hacen reflexionar. Ellos han sido mi única familia desde que me quedé sola. —¿Y si ustedes se vienen a vivir aquí? —suelto, ca
Sarah Hale ✨Tomé una gran bocanada de aire mientras limpiaba mis lágrimas. El dolor en mi pecho era sofocante. Recogí el desastre en la habitación que ahora ocupaba y tomé en mis manos las últimas pinturas que mi padre me regaló en Navidad. No pude contener más las lágrimas. Comenzaron a caer, incontenibles.—Debiste guardarlas mejor —me regañé a mí misma, ahogada en mi tristeza.No me di cuenta de que Alissa había entrado hasta que sentí su mano en mi hombro.—Déjame ayudarte —susurró con ternura.—Era el último regalo que recibí de mi padre… —sollozé, sin poder evitar romperme aún más.Alissa, sin dudarlo, me abrazó. Ese simple gesto fue suficiente para desmoronarme por completo. Me dejé llevar y lloré hasta vaciarme. No sé cuánto tiempo pasó, pero le conté todo lo que había sucedido con mis padres.—Los niños no lo hicieron con mala intención… solo son niños —dijo en voz baja mientras me acariciaba el cabello.—Lo sé… pero no puedo evitar sentirme así.—Voy a prepararte un té. Tóm
Sarah Hale ✨Dormir en una casa que no es la mía me resulta casi imposible. Suspiré mientras me acomodaba en la cama. Miré el reloj: 4:00 a.m. La puerta de mi habitación se abrió lentamente, y vi la pequeña silueta de Emma entrar y trepar a la cama conmigo.—Es muy temprano para que estés aquí, ¿sucede algo?Emma no respondió, solo se metió entre las cobijas y se acurrucó contra mí. Le acaricié el cabello suavemente. Era increíble lo mucho que se parecía a su padre. Lo único que había heredado de su madre era el color de su cabello.Sin darme cuenta, el cansancio me venció, y me quedé dormida junto a ella.—Sarah, no encuentro a Emma… ¿podrías…?La voz de Theo se detuvo de golpe cuando entró alterado a la habitación. Su grito nos despertó a Emma y a mí al mismo tiempo.—¿Qué sucede? —pregunté mientras me tallaba los ojos. Emma, aún somnolienta, me imitó.—Emma, ¿por qué no estás en tu habitación? Me asustaste mucho —la regañó Theo, pero su voz temblaba de alivio.—Perdón, Theo… vino a