CAPÍTULO 101: LA BATALLA FINAL IIIAkira jadeaba, su cuerpo estaba cubierto de sudor y sangre mientras enfrentaba a la extraña criatura frente a ella. El dragón era una mezcla aterradora de humano y bestia, y la miraba con una sonrisa cruel. Nunca había imaginado que el hijo del sol, el enemigo al que la luna la había destinado a destruir, tendría una apariencia tan bizarra: su cuerpo esbelto y alargado estaba cubierto de escamas negras, su rostro humanoide pero deformado por colmillos que sobresalían de su boca, y una cola afilada como una cuchilla sobresalía de su espalda.La loba plateada ya estaba agotada, pero no podía rendirse. Sabía que la batalla aún no terminaba, y que el destino del reino, de su pueblo, y su propia vida dependían de lo que sucediera en esos momentos. Su cuerpo estaba herido, y aunque sus habilidades regenerativas luchaban por mantenerla en pie, sentía cada golpe como si la estuviera rompiendo por dentro.El dragón lanzó un rugido que sacudió la cueva, sus oj
CAPÍTULO 103: EL PODER DE LA MANADALa cueva tembló bajo el rugido ensordecedor de Drakthar, el hijo del sol. Sus alas gigantescas agitaron el aire como una tormenta implacable, y el calor que emanaba de su cuerpo transformado en dragón hacía que las piedras parecieran derretirse a su alrededor. Akira y Thane observaban con horror la escena, sabiendo que el final se acercaba, pero no de la manera que habían esperado. El poder del dragón se había multiplicado, y ahora parecía imposible de derrotar.—Thane... —susurró Akira, con la voz rota por el cansancio y el dolor. Su cuerpo estaba herido y agotado, apenas se mantenía en pie—. Tal vez esta noche no salgamos de aquí.Él la miró con esos ojos oscuros. La batalla que habían enfrentado juntos había sido brutal, pero en su corazón, Thane no estaba dispuesto a rendirse. No cuando Akira estaba a su lado.—Si morimos esta noche —dijo él con un tono firme y decidido—, lo haremos juntos.Akira asintió. No había más palabras que decir. Lo ente
CAPÍTULO 104: SE REESTABLECE EL EQUILIBRIOElla asintió con la cabeza y dejó caer la espada al suelo, el metal resonó en la piedra con un eco agudo y chirriante. Su mirada se encontró con la de Thane, y ambos supieron que, a pesar de las cicatrices habían sobrevivido.Con el dragón derrotado, algo en el aire cambió. La presión que había envuelto la cueva durante la batalla disminuyó. Los lobos y los cazadores que habían acudido al llamado de Akira comenzaron a recuperar la conciencia, libres ahora del poder de su voz.Akira se tambaleó todavía por la herida que tenía en el costado. Thane la sostuvo entre sus brazos y ambos miraron preocupados a todos esos lobos junto a los cazadores, que se miraban entre sí un poco confundidos.—¿Y ahora qué? —se preguntó, más para sí misma que para Thane. Sin embargo, no se movieron ni se alejaron de ella. Todos sabían lo que había sucedido, todos eran conscientes del sacrificio que ella y Thane habían hecho.Uno a uno, los lobos comenzaron a inclina
CAPÍTULO 105: UN CACHORRO EN CAMINOEn las semanas posteriores a la batalla, el reino había comenzado a florecer nuevamente. La oscuridad que había envuelto las tierras durante años, gracias a la influencia del dragón y del rey Alaric, se había disipado. Los cazadores y los lobos ahora convivían en una paz tensa, pero duradera, y bajo el liderazgo de Thane y Akira, se sentía como si un nuevo capítulo de prosperidad estuviera en marcha.Akira caminaba por los jardines del castillo una mañana, admirando el cambio en la naturaleza. Los colores parecían más brillantes, los aromas más intensos. Sin embargo, en los últimos días, se había sentido extraña, como si algo dentro de ella estuviera cambiando. Había intentado ignorarlo, atribuyendo la fatiga y las ligeras náuseas a la tensión acumulada durante la batalla y las responsabilidades que había asumido como Alfa junto a Thane.Esa mañana, sin embargo, el malestar era imposible de ignorar. Sentía una presión en su vientre, una sensación de
CAPÍTULO 106: LA MATE (NO) MUDA DEL REYEl sol se alzaba sobre el horizonte, derramando su luz dorada sobre los vastos bosques que rodeaban el castillo. Era un día especial, uno que marcaría un nuevo comienzo para el reino y para la manada. Akira se preparaba en la intimidad de su recámara, su corazón latía con fuerza, no por la nerviosidad, sino por la emoción de lo que estaba por venir. Aquella mañana, ella no solo se casaría con Thane, su compañero de vida, su Mate Alfa, sino que también sería proclamada como la Luna del reino, la reina que lideraría junto a él en tiempos de paz.Un vestido blanco, sencillo pero adornado con finos detalles plateados que evocaban la luz de la luna, envolvía su cuerpo con suavidad. Su presencia hablaba por sí sola. Su porte, su fuerza y su sabiduría irradiaban con cada movimiento que hacía, mientras las sirvientas la ayudaban a terminar de arreglarse. Alrededor de su cuello descansaba un colgante con la forma de una pequeña luna creciente, un símbolo
CAPÍTULO 1: DESTERRADAEl fuego crepitaba con fuerza mientras Akira limpiaba insistentemente una de las mantas de algún lobo superior de la manada. Las manos ya no las sentía, el agua helada le quemaba la piel y la enrojecía, pero ella no se detuvo por nada hasta dejarla impecable.Estaba a punto de terminar el trabajo cuando Ryna se acercó a ella y le empujó la cesta con la ropa húmeda hacia el lodazal seguido de una carcajada.—Te faltó ahí, esclava —espetó con desdén.Akira no respondió, de todos modos no podía hacerlo. Se aguantó las ganas de llorar y recogió la tela llena de tierra para volver a lavarla. Hacía dos meses que las lobas la estaban molestando, desde que su hermana se fue al palacio del Rey Alfa, supuestamente para cumplir con un deber superior. Pero ella todavía lloraba en las noches al recordar el cuerpo de su hermana sin vida, lleno de heridas que, le habían dicho, fueron por un accidente, sin embargo Akira estaba segura de que eso no era verdad.Después de que ter
CAPÍTULO 2: CAUTIVAAkira tembló ante su presencia, imponente, dominante y oscura. Aquel lobo era el hombre más grande que ella había visto. Tenía el pecho descubierto así que podía ver perfectamente sus abdominales marcados y bronceados, Su rostro estaba cubierto por una gruesa barba, llevaba el cabello atado en una coleta y sus ojos rojos eran como la misma sangre.Podía olfatear el aroma a muerto fresco de los cinco cazadores. Akira pensó que ese lobo debía ser un Alfa formidable.—¡Responde! ¿Quién eres? ¿Acaso eres tonta o no detectaste la trampa a kilómetros? —cuestiona.Enseguida se dio cuenta de que estaba en un aprieto, pues no había forma de que le respondiese, la desterraron sin su cuaderno y ahí no había nada con lo que pudiese escribir.Sus ojos se llenaron de pánico, negó con la cabeza y le hizo señas para que entendiese que no podía hablar, pero ese Alfa no le entendió.—¿Te crees muy lista, eh? Si eres una espía de los humanos, te llevaré conmigo hasta que hables.Akir
CAPÍTULO 3: LA SEXTA CONCUBINAEl miedo de Akira no hacía más que crecer con cada minuto. La sacaron de la celda y la guiaron a una habitación cálida y bien iluminada, una extraña comodidad que no se podía comparar con la fría celda donde había estado antes. El suelo de piedra estaba cubierto con alfombras suaves, y en el centro de la habitación había una gran tina llena de agua tibia.Tres mujeres vestidas con largos vestidos blancos la esperaban, y con una mezcla de curiosidad y nerviosismo, la empujaron suavemente hacia la tina.No pudo evitar sentir una punzada de vergüenza mientras se desnudaba. En su manada, nunca había tenido acceso a lujos como este. Sus baños se limitaban a sumergirse en el río helado, donde el frío que entumecía sus huesos era la única opción. La vida como Omega había sido dura, en especial después de que su hermana se fue de la manada. Al sumergirse en el agua cálida, sintió una oleada de alivio que casi le hizo llorar. El agua acariciaba su piel, llevándos