CAPÍTULO 98: TODO ERA UNA TRAMPAAkira jadeaba, sintiendo cada músculo de su cuerpo arder mientras subía por el sendero empinado hacia la cueva en la montaña. Sabía que no podía detenerse, que Thane estaba justo detrás de ella, cegado por el hechizo de Seraphine, dispuesto a matarla. El aire frío le cortaba la piel, y la oscuridad creciente a su alrededor solo intensificaba su desesperación.Cuando finalmente llegó a la entrada de la cueva, sus piernas temblaron de cansancio. No tenía otra opción, a pesar de saber que algo más oscuro y peligroso la esperaba dentro.Akira se adentró en la penumbra de la cueva, esperando poder esconderse o encontrar alguna salida. Sentía el peso de la montaña sobre sus hombros, como si todo el lugar estuviese observándola, esperando a que cometiera un error.Pero no estaba preparada para lo que encontró al entrar más profundo en la cueva.Allí, de pie entre las sombras, con una postura tan fría y autoritaria como siempre, estaba el rey. Sus ojos la obse
CAPÍTULO 99: LA BATALLA FINAL ILos gritos de Akira parecieron atravesar el hechizo de Seraphine como un rayo. Thane dio un paso atrás, su cuerpo se sacudió por espasmos mientras las imágenes en su mente se desmoronaban, revelando la verdad detrás de la mentira.—Akira... —murmuró, con los ojos llenos de confusión y dolor—. ¿Qué... qué he hecho?Akira sintió que las lágrimas llenaban sus ojos. Sabía que había logrado romper parte del hechizo, pero no tenían mucho tiempo. El dragón podría aparecer en cualquier momento, y Seraphine y la bruja estaban al acecho.Thane bajó lentamente sus garras, aun temblando por el esfuerzo que le había costado luchar contra la magia oscura. Sus ojos, ahora claros y llenos de culpa, buscaron los de Akira, pero no había tiempo para disculpas.Ambos se giraron al unísono, enfrentando al rey que los observaba con una sonrisa burlona, imperturbable ante la tensión que llenaba la cueva. Sabían que estaban en la cueva del dragón, y aunque la criatura no se ve
CAPÍTULO 100: LA BATALLA FINAL IILa cueva resonaba con los gruñidos y los golpes que sacudían las paredes. Thane, en su forma de lobo negro, se lanzó una vez más hacia su padre, el rey Alaric, con una furia nacida de años de traición y mentiras. Las garras de ambos se encontraron en el aire, chocando con un impacto que hizo vibrar la piedra a su alrededor. Eran dos lobos poderosos, cada uno con la fuerza de un alfa, luchando no solo por sus vidas, sino por el futuro del reino.Thane gruñó mientras intentaba someter a su padre, pero Alaric era más fuerte de lo que había anticipado. El rey, aunque mayor, no había perdido ni un ápice de su habilidad o poder. Sus movimientos eran rápidos y precisos, y cada golpe que Thane lanzaba parecía desvanecerse ante la experiencia y la astucia del rey.—¿Esto es lo mejor que puedes hacer, Thane? —se burló Alaric mientras esquivaba otro ataque—. Siempre has sido débil, igual que tu hermano.El comentario sobre Kael hizo que la ira de Thane creciera
CAPÍTULO 101: LA BATALLA FINAL IIIAkira jadeaba, su cuerpo estaba cubierto de sudor y sangre mientras enfrentaba a la extraña criatura frente a ella. El dragón era una mezcla aterradora de humano y bestia, y la miraba con una sonrisa cruel. Nunca había imaginado que el hijo del sol, el enemigo al que la luna la había destinado a destruir, tendría una apariencia tan bizarra: su cuerpo esbelto y alargado estaba cubierto de escamas negras, su rostro humanoide pero deformado por colmillos que sobresalían de su boca, y una cola afilada como una cuchilla sobresalía de su espalda.La loba plateada ya estaba agotada, pero no podía rendirse. Sabía que la batalla aún no terminaba, y que el destino del reino, de su pueblo, y su propia vida dependían de lo que sucediera en esos momentos. Su cuerpo estaba herido, y aunque sus habilidades regenerativas luchaban por mantenerla en pie, sentía cada golpe como si la estuviera rompiendo por dentro.El dragón lanzó un rugido que sacudió la cueva, sus oj
CAPÍTULO 103: EL PODER DE LA MANADALa cueva tembló bajo el rugido ensordecedor de Drakthar, el hijo del sol. Sus alas gigantescas agitaron el aire como una tormenta implacable, y el calor que emanaba de su cuerpo transformado en dragón hacía que las piedras parecieran derretirse a su alrededor. Akira y Thane observaban con horror la escena, sabiendo que el final se acercaba, pero no de la manera que habían esperado. El poder del dragón se había multiplicado, y ahora parecía imposible de derrotar.—Thane... —susurró Akira, con la voz rota por el cansancio y el dolor. Su cuerpo estaba herido y agotado, apenas se mantenía en pie—. Tal vez esta noche no salgamos de aquí.Él la miró con esos ojos oscuros. La batalla que habían enfrentado juntos había sido brutal, pero en su corazón, Thane no estaba dispuesto a rendirse. No cuando Akira estaba a su lado.—Si morimos esta noche —dijo él con un tono firme y decidido—, lo haremos juntos.Akira asintió. No había más palabras que decir. Lo ente
CAPÍTULO 104: SE REESTABLECE EL EQUILIBRIOElla asintió con la cabeza y dejó caer la espada al suelo, el metal resonó en la piedra con un eco agudo y chirriante. Su mirada se encontró con la de Thane, y ambos supieron que, a pesar de las cicatrices habían sobrevivido.Con el dragón derrotado, algo en el aire cambió. La presión que había envuelto la cueva durante la batalla disminuyó. Los lobos y los cazadores que habían acudido al llamado de Akira comenzaron a recuperar la conciencia, libres ahora del poder de su voz.Akira se tambaleó todavía por la herida que tenía en el costado. Thane la sostuvo entre sus brazos y ambos miraron preocupados a todos esos lobos junto a los cazadores, que se miraban entre sí un poco confundidos.—¿Y ahora qué? —se preguntó, más para sí misma que para Thane. Sin embargo, no se movieron ni se alejaron de ella. Todos sabían lo que había sucedido, todos eran conscientes del sacrificio que ella y Thane habían hecho.Uno a uno, los lobos comenzaron a inclina
CAPÍTULO 105: UN CACHORRO EN CAMINOEn las semanas posteriores a la batalla, el reino había comenzado a florecer nuevamente. La oscuridad que había envuelto las tierras durante años, gracias a la influencia del dragón y del rey Alaric, se había disipado. Los cazadores y los lobos ahora convivían en una paz tensa, pero duradera, y bajo el liderazgo de Thane y Akira, se sentía como si un nuevo capítulo de prosperidad estuviera en marcha.Akira caminaba por los jardines del castillo una mañana, admirando el cambio en la naturaleza. Los colores parecían más brillantes, los aromas más intensos. Sin embargo, en los últimos días, se había sentido extraña, como si algo dentro de ella estuviera cambiando. Había intentado ignorarlo, atribuyendo la fatiga y las ligeras náuseas a la tensión acumulada durante la batalla y las responsabilidades que había asumido como Alfa junto a Thane.Esa mañana, sin embargo, el malestar era imposible de ignorar. Sentía una presión en su vientre, una sensación de
CAPÍTULO 106: LA MATE (NO) MUDA DEL REYEl sol se alzaba sobre el horizonte, derramando su luz dorada sobre los vastos bosques que rodeaban el castillo. Era un día especial, uno que marcaría un nuevo comienzo para el reino y para la manada. Akira se preparaba en la intimidad de su recámara, su corazón latía con fuerza, no por la nerviosidad, sino por la emoción de lo que estaba por venir. Aquella mañana, ella no solo se casaría con Thane, su compañero de vida, su Mate Alfa, sino que también sería proclamada como la Luna del reino, la reina que lideraría junto a él en tiempos de paz.Un vestido blanco, sencillo pero adornado con finos detalles plateados que evocaban la luz de la luna, envolvía su cuerpo con suavidad. Su presencia hablaba por sí sola. Su porte, su fuerza y su sabiduría irradiaban con cada movimiento que hacía, mientras las sirvientas la ayudaban a terminar de arreglarse. Alrededor de su cuello descansaba un colgante con la forma de una pequeña luna creciente, un símbolo