Capítulo XXXVI

Selene

El día comenzó como cualquier otro en la manada. Me levanté y tomé el desayuno junto a Kaiya, ambas nos preparamos para una larga jornada de trabajo. Me vestí con uno de mis nuevos trajes que había elaborado con la piel de oso que una de las hembras de la manada me había hecho llegar de manera misteriosa.

De repente, fui muy consciente de mi apariencia: llevaba una falda corta hasta la mitad de mis muslos con una abertura en mi pierna derecha, mientras que mi blusa cubría gran parte de mi abdomen, dejando solo una franja de piel al descubierto.

Cada vez lograba hacer mejor mi trabajo en la aldea, por lo que las lobas estaban contentas con mi desempeño y me recompensaban con obsequios como pieles cada vez más grandes y bonitas, con las que podía confeccionar diseños menos reveladores y más cómodos.

Nunca me había importado en absoluto mi apariencia ni había puesto demasiado empeño en lucir bien, pero ahora era diferente; sentía la necesidad de verme presentable, de verme linda p
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