LumenDiosa luna, si tuviera que relatarle a alguien todo lo que ocurrió, simplemente no me creería.Cuando Rosé fue a buscar a Seth, sentí que mi mundo se desmoronaba totalmente. Porque si el rey mataba a mi novio todo habría sido en vano. No podía verlo morir, cuando se alejó, mi corazón clamó a gritos seguirlo para impedir que peleara. Tener que esperar, hizo que tuviera que al menos tener un gramo de fe, algo que parecía imposible. Mis amigos trataron de hacer que no me desmayara por los nervios. Experimenté tanto dolor y tanto miedo que no pensé siquiera en sobrevivir.El vínculo de compañeros que tenía con Seth se terminó de formar cuando rechacé a Athius. Como si la Diosa luna supiera que todo esto tenía que pasar para tener una oportunidad y vencer a la manada real. Eso incluso me daba escalofríos.Al completar mi vinculo, me dolía todavía más el miedo a perderlo.Por ello, cuando lo vi regresar al lado de su madre, la mujer que todos pensaron que estaba muerta, mi corazón par
Verlo allí, de frente a todo nuestro grupo, me dejó perpleja. La forma en la que todos los observaban me sorprendía tanto. Su aura de Alfa era casi innegable, era como si siempre lo hubiera sido y solo estuviera dormido.Su destino había sido siempre más grande que estar a la sombra del príncipe. Quizás todo estaba escrito desde antes que el y yo naciéramos… Diosa luna. ¿Acaso lo tenías todo planeado meticulosamente? Era algo que no podía asimilar.—No quiero….Las palabras de mi boca salieron sin poder controlarlas. Y todos se dieron vuelta para mirarme. El silencio se hizo notar y la hostilidad por parte de cada uno de los presentes me dolió un poco. Me hizo sentir fuera de lugar.Solo Seth pareció no odiarme con los ojos. Sentí su mano sujetando la mía y sus ojos penetrantes se posaron en los míos.“¿Qué sucede?” preguntó en nuestro enlace de compañeros.Lo miré con los ojos llenos de lágrimas.Dije en frente de todos los lobos ansiosos por venganza que no quería ir a pelear.“No p
NarradorEl tiempo transcurría de una forma diferente para Kyra ahora. También para Belcekar. En el pasado, cada día era una proximidad a una conquista. Cada día era un pensar en una poderosa estrategia para allanar nuevos territorios y encontrar nuevas posesiones para festejar luego. El tener que encontrar un nuevo castillo fue solo el comienzo de una vida completamente diferente.Belcekar debió pelear por su mando como rey y alfa, venciendo al menos a una docena de manadas que intentaron desafiarlo tras escuchar lo sucedido en el castillo con los insubordinados. Todos los días llegaban distintas amenazas y retos por parte de otros Alfas que trataban de quedarse con todo por lo que peleó alguna vez.Cuando la carta de la novedad de Seth y Lumen coronados como Alfa y luna llegó a los oídos de Kyra y Belcekar, el castillo modesto que adquirieron pareció temblar.En el norte, se establecieron en un palacio sencillo en comparación con el anterior, que tuvieron que quitarle al viejo alfa
Lumen—Desearía que me hubieras mentido... Quisiera tanto odiarte como el primer día en el que te vi. ¡Podría estar mejor ahora si quisiera matarte! —grité, mi voz, se quebraba por el dolor.La transformación fue agresiva conmigo misma. Mi pelaje de loba de plata resplandecía, ante la luna que brillaba en el cielo. En mi forma de loba, mis colmillos eran tan afilados como espadas.Y a pesar de ser tan imponente y majestuosa, no lograba mantenerme demasiado en pie, la poción que tenía corriendo por mi sangre hacía mis sentidos mucho más débiles.Imaginé que era la más fuerte, que mi manada confiaba en mí para ser la nueva alfa.Y eran todas mentiras. El enorme lobo alfa me observaba con los colmillos blancos y resplandecientes asomándose.No decía nada, yo no era de su importancia. Era un estorbo del cual, se desharía muy pronto. Su pelaje era como el manto de la noche, de un color negro majestuoso.Del doble de mi tamaño y sus garras cortaban con una facilidad sorprendente. Gruñía, es
Me dirigí hacia el corazón del bosque de nuestro territorio. No teníamos permitido ir mucho más allá. Como lobos jóvenes, no se nos permitía explorar sin la compañía de alguno de los más experimentados.Yo salí del territorio muchas veces con mi padre, conocía a otras manadas y también estudiaba sus costumbres.Descubrí que muchos tenían reglas que me parecían horribles. Incluso había manadas donde las lobas no podían ascender a rangos altos.Sentí el viento entre mis patas, en mi pelaje. Me sentía tan viva cuando era una loba, correr, trepar, cazar. La velocidad que alcanzaba, todo eso me hacía sentir más viva que nunca.Bauticé a mi loba como Silver, porque era tan preciosa que no se me ocurría otro nombre que le hiciera justicia.—¿Preparada? Van a nombrarnos. —le dije a mi loba, conectándonos en nuestro enlace mental.—Por supuesto. Somos fuertes. —rugió Silver, dando vueltas, eso me pareció extraño.Estaba bastante alborotada.—¿Qué sucede? —pregunté, algo incómoda por su compor
NarradorEn la gran sala este de la mansión de la manada Lamento de Sangre, la reunión se llevaba a cabo.Allí, en el centro, Belcekar, el rey alfa, discutía sobre los asuntos que apremiaban. Su hijo se había marchado ya hacia la celebración de la primera cena que inauguraba la temporada de eventos de la gran cacería.La mansión de la manada real era de un tamaño magistral. Allí, vivían casi cien lobos con distintos rangos y utilidades. Los más poderosos tenían cuartos lujosos y una vida de millonarios. Los más débiles, eran esclavos que usaban para las tareas que nadie quería realizar. El lugar estaba repleto de tesoros de todas las conquistas que ganaron. No había una sola expedición que no hubieran ganado. La manada era sumamente poderosa.Contaban con una fuerza de al menos treinta lobos de gran poder para pelear. Todos bajo el mando del gran hijo del alfa, Athius, que comandaba a los lobos de una manera excepcional, colmando de victorias a la manada.Belcekar poseía cerca de tres
Lumen—Te ves increíblemente hermosa, amiga mía. Los deslumbrarás a todos. —dijo Wendy, cuando me indicó que podía verme en el espejo.Ya estaba lista. El vestido que me puse acrecentaba mis formas femeninas. El color violeta me sentaba bien. Mi cabello ondulado y castaño caía por debajo de mis hombros.Abracé a Wendy.—Tú también te ves maravillosa. —sonreí, era cierto, ella también se veía muy bonita.En esta manada, las mujeres poseíamos una belleza natural notable. Todos en otras manadas nos lo recordaban.Mi madre llegó para buscarme para que llegáramos juntas y así, diera comienzo la gran cena. Entramos a la enorme sala con la cabeza en lo alto. Sentí las miradas de todos al entrar.Dentro de esta sala había al menos más de cien invitados. Estaban aquí, ya habían llegado y por el apretón leve de mi madre, era un poco tarde. Mi padre ya estaba en el centro de la reunión con los otros alfas. El olor de un alfa era característico, su poder era tan grande que se sentía en los huesos
Mi respiración era completamente agitada. El se daba cuenta, eso lo hacía sonreír. Era un maldito príncipe arrogante que creía que podía hacer lo que se le antojara.Me señaló y fue cuando me di cuenta que estaba señalando específicamente mi vestido. Estaba sudada y eso hacía que mi vestido se transparentaba. No llevaba maquillaje y ahora, estaba prácticamente desnuda. Diosa luna, esto era una prueba a mi fuerza.—Disfrute la velada, mi príncipe. —dije, con una reverencia cortes.Mi madre me enseñó que tenía que tener modales, ante todo. Demostrar mi fuerza ahora, era mostrarles que no me sentía avergonzada por lo que sucedió. Yo era una guerrera poderosa y talentosa. Esto no era más que una tontería. Avancé hacia donde se encontraban mis amigos.Ellos hicieron silencio. No se lo esperaban. Los escuché murmurar y reír después. Seguramente eran los amigos del príncipe, el grupo que habría traído desde la manada real.Mi loba estaba extraña, todavía ronroneaba, murmurando el nombre del