Capítulo 2

Cada hora de ese primer día de trabajo para Liz parecieron como si duraran mucho más de 60 minutos y se había prometido no volver a caer en otra relación como la que vivió con Keith y mucho menos si este era su jefe así que respiró profundo y cruzó los dedos porque por más buenote que su jefe estuviera, ese hombre era su jefe y debía ser honesta no era en realidad su tipo, no después de conocer a Arthur.

    

Liz escuchó paciente todas las indicaciones y además tomó nota de todos los detalles que a él le gustaban, miró rápidamente alrededor de la oficina, notó que a pesar de ser de día su jefe mantenía cerrada las cortinas que para peor eran de un color azul oscuro y no permitían que el sol iluminara ese lugar.   

   

—Me puede decir ¿qué tanto mira señorita…? —dijo hasta molesto tratando de recordar su nombre porque, aunque estaba seguro de que esa era la loca de New York siempre había tenido problemas con los nombres.       

—Mi nombre es Liz, sólo tres letras… nombre simple y corto nada complicado —dijo con ironía y una sonrisa —miro alrededor porque noto que le gusta la oscuridad, pero al mismo tiempo veo que su oficina carece de personalidad.       

—¡Perdón! ¿Cómo se atreve? —respondió Howard molesto.      

—Le explico… no hay un solo cuadro ni suyo ni de nadie en especial, es muy temprano y las cortinas están cerradas, no permite que entre la luz natural todo está perfectamente ordenado, pero en esta perfección hay frialdad señor Benjamín Howard —respondió Liz hasta con un tono de tristeza.    

    

—Por lo visto se fija en todo.  

    

—Soy detallista señor Howard, por eso a mí antiguo jefe, el señor Roberts, le gustaba trabajar conmigo porque sabía que yo estaba ahí para ayudarle, pero por sobre todo que podía confiar en mí y en que soy honesta —respondió Liz lo más seria que pudo. 

      

Howard presionó el botón del citófono y se quedó pensando un momento como tratando de recordar el nombre de la recepcionista.   

     

—Lily.    

    

—¿Qué?   

   

—Ese es el nombre de la señorita en la recepción, imagino que está tratando de llamarla.    

   

Howard tragó saliva —señorita Lily venga a mi oficina —dijo muy serio al citófono sin ni siquiera agradecer por la ayuda recibida.   

      

La voz de la chica al otro lado fue casi de incredulidad tal vez porque era una de las pocas veces sino la primera en la que Howard la llamaba por su nombre llegó a la puerta en sólo segundos con un lápiz y su libreta.  

       

—Dígame señor Howard —dijo la chica apenas entró a la oficina.  

   

—Necesito que le muéstrele aquí a…      

—Liz, señor soy Liz —interrumpió nuevamente.   

    

—Si muéstrele aquí a Liz su lugar de trabajo y dele las indicaciones de todo lo que debe hacer.     

Liz y Lily salieron de la oficina sin notar que Howard no pudo evitar darle una mirada de pies a cabeza a Liz, esa chica no sólo tenía personalidad, sino que además era hermosa con lindas piernas y buen trasero que se notaba suavemente con el ligero ajuste de esa falta.    

   

«¿Qué te pasa Howard? No me vas a salir a estas alturas que te gusta la nueva asistente ya sabes lo que te pasó la última vez que una chica con esa personalidad llegó a tu vida» pensó él mientras la veía salir de la oficina.   

  

En realidad, Howard si tenía un pasado triste con una mujer que le había destrozado el corazón y desde entonces se sumergió en el trabajo, el mantener las cortinas cerradas era como un reflejo de ese cierre que tenía puesto a sus sentimientos.    

Al salir de la oficina Liz le preguntó a Lily —¿Siempre es así de simpático el jefe o hay días que esta de mal humor?  

   

—La verdad es que cuentan quienes lo conocieron desde hace años es que antes era diferente, pero dicen que hubo una mujer que ya sabes… jugó con él… y desde entonces el pobre se sumergió en su encierro y su trabajo —respondió la chica casi con un suspiro.

  

—Un hombre tan atractivo como él debe tener una fila de mujeres tratando de conquistarlo

—respondió Liz.      

Lily la miró al escucharla decir eso —¿Tú también crees que es atractivo?   

—Hay que estar ciega para no notarlo —dijo Liz levantando las cejas —te apuesto que tu piensas lo mismo —agregó mientras le cerraba un ojo.   

Ambas rieron con el comentario y Lily se dedicó ese día a mostrarle todas las instalaciones y presentarla con el resto del personal, además de darle todas las indicaciones a Liz de cuál sería su trabajo.  

 A eso del medio día Liz golpeaba nuevamente la puerta de la oficina de Howard con una ensalada, una botella de agua helada de la marca que a él le gustaba, incluso había conseguido llevarle un pan suave y caliente y su postre de frutas favorito, aunque debía reconocer que todo eso se lo debía a la ayuda de Lily.

—Señor Howard tengo entendido que al mediodía le gusta almorzar y que normalmente esto es lo que ordena, pero si hay algo más en lo que yo le pueda ayudar no dude en decirme.   

Howard la quedó mirando casi embobado, nunca sus asistentes se habían preocupado de esos detalles con tanta rapidez, aunque debía ser honesto que la recepcionista siempre lo recordaba.  

—Le recuerdo que a las 2 de la tarde tiene una llamada de conferencia con los representantes de las diferentes zonas y a las 4 de la tarde la reunión con el representante del banco.

  

Howard seguía sin poder cerrar la boca esa chica en cosa de horas estaba más informada que él de cómo sería su día.   

  

—También debo recordarle que en un mes será la cena de beneficencia a la que la compañía debe asistir cada año, aquí le dejo la invitación que trajo hoy un mensajero —dijo entregándole un hermoso sobre gris —pero no sé si necesita que haga alguna reservación o le contacte a alguien desde ya para que lo acompañe.   

Howard se detuvo un segundo después de escuchar tanta información para esa semana y en especial para esa famosa cena —Necesito que me acompañe —dijo serio y hasta casi sin mirarla.    

—¡¿Perdón?! —respondió Liz mientras pensaba «en que fregados estaba pensando cuando le recordé mejor que se quedara sin cena, sin almuerzo y desayuno.    

—Creo que fui claro… Necesito que vaya conmigo, no tengo a quien llevar.   

—Y yo soy la única opción... es decir a falta de pan buenas son las tortas —respondió con ironía Liz. 

—Usted es mi asistente personal y por lo que puedo ver es muy buena con los nombres y los detalles así que la necesito a mi lado durante la cena y no quiero que sea ni pan ni torta —dijo casi con un tono molesto. 

—Está seguro de que no quiere que le contacte qué se yo a alguna novia, ex o amiga con o sin derecho digo porque ya sabe siempre hay prensa en esos lugares.  

—No tengo novia y dejemos a mis amistades de lado por favor, deme su dirección y pasaré por usted además marque en el calendario que ese viernes sólo trabaja hasta medio día para que tenga tiempo para prepararse señorita Luz.  

—Liz señor soy Liz no Luz… pero es un avance sólo cambie la vocal.  

—Bueno Luz perdón Liz… y no me mire así que me confunde.  

Liz tragó saliva era claro que no importaba ahora lo que dijera no le quedaría otra que acompañar a ese hombre que por lo visto aun no recordaba bien ni su nombre, pero bueno faltaba aun un mes y en una de esas conseguía una novia durante ese tiempo o de una se fijaba en Lily que de seguro no pensaría dos veces en decir que sí.   

Howard la vio salir de la oficina y pensó «sé que estoy jugando con fuego, pero hay algo en esa chica» 

Mientras Liz salía de la oficina pensó «Si no tuviera tan mal genio y no fuera tan despistado con los nombres todo sería mejor, aunque pensándolo mejor prefiero eso así no me paso ideas, aunque para que me engaño esas se quedaron en la ciudad junto a un guapo detective»  

Durante ese primer día de trabajo Liz demostró con creces lo buena trabajadora que era además de organizar mucho más de lo que se esperaba de ella, pasó los cursos de entrenamiento en tiempo récord.  

Lily estaba más que impresionada con todo el avance, no sólo en la agenda de Howard sino también en como en horas ya se conocía a prácticamente todos en el piso.  

Antes de terminar su día de trabajo Liz golpeó la puerta de Howard diciendo —Permiso señor, soy Liz —dijo antes de que él se pusiera a pensar en su nombre —vengo a despedirme por hoy ya organicé todo en su agenda para la semana y se lo envié por email.  

—Necesito su dirección para el día de la cena —respondió muy serio.   

—También le envié un correo con esa información y un mensaje de texto a su celular.  

—¿Siempre es tan eficiente? 

—Trato de serlo, se lo aseguro, buenas tardes, señor Howard… nos vemos mañana. 

Liz salió de la oficina y Howard pensó que tal vez podría alcanzarla en el elevador así que dejó todo como estaba, cosa que era muy inusual en él y salió justo cuando Liz estaba entrando al elevador para bajar sola esos 25 pisos cuando escucha una voz.  

—Señorita Luz… Perdón Liz yo también me voy.  

Liz tragó saliva y detuvo la puerta del elevador para que su jefe lograra llegar, al entrar Howard dijo algo que tal vez no decía en mucho tiempo —Gracias. 

Liz lo miró con una sonrisa, ahora junto a ella se veía aún mejor que detrás de un escritorio, Howard era incluso más alto de lo que imaginó, pero debía ser honesta le faltaba ese estilo fuerte de Arthur.

Esos minutos en el elevador para bajar los 25 pisos parecían que no tenían fin y aunque trataron de mantener sus miradas discretas, Howard en especial sintió nervios de saber que algo muy extraño le estaba ocurriendo.  

Ya ha pasado tanto tiempo desde que Alice salió de su vida y durante esos años se aisló de todo y todos y de pronto esa chica llegaba a su vida y en cosa de horas le decía hasta que su lugar carecía de personalidad y eso era algo que ni esas casi contadas personas que eran parte de su círculo de casi amigos jamás se habían atrevido hacer.

Liz sólo sonreía ya que no sabía que más hacer mientras sus dedos golpeaban de manera nerviosa su bolso y pensaba «Ojala que a aquí a mi mal geniudo jefe no se le ocurra irse todos los días al mismo tiempo que yo... entiendo que a Lily le guste, aunque ella no lo quiera reconocer porque el tipo está muy bueno, pero con ese genio yo simplemente paso»

«¿Y si la invito a cenar para conocerla mejor? ¿Será que me acepta una invitación? Piensa rápido Howard pareces niño chiquito sin saber que hacer»

Justamente cuando estaba a punto decir algo tal vez medianamente cordial cosa que no era común en él ya estaba en el primer piso.

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