Esa tarde, David y Amira retomaron sus actividades, regresando a la compañía. Román y Ronny ya habían reunido la información necesaria para la nueva propuesta de negocio que iban a presentar a Harry Wood. Tanto el Beta como Ronny estaban alineados en no permitir que Wood y su empresa ingresaran directamente en el acuerdo. En su lugar, la estrategia era que ellos operaran como mediadores.Dado que Wood era socio de La FIRMA y esta tenía un amplio alcance en el mercado, podía invertir en la compañía de Wood y crear una filial en Seattle sin que él estuviera directamente involucrado en la operación. No obstante, como dueño de la empresa, Wood tendría un alto nivel de decisión y la mayor parte de las ganancias. Por otro lado, esta estructura permitiría que tanto La FIRMA como ALFA CORPORATION negociaran directamente con la Naviera Straks, facilitando el proceso de expansión que David había planeado desde el inicio cuando decidieron ir por La FIRMA.—Bueno, señores, creo que estamos listos
Ronny GonzálezHoy me levanté con una mezcla de nervios y desconcierto. ¿Qué carajos me pasa? Sigo dándole vueltas a esa foto de César Straks, como si me hubieran hechizado, como en las películas. Pero esto es aún peor, ¡sólo fue una foto! No tiene sentido que me esté sintiendo así. Tal vez la falta de sexo, las tensiones por lo del accidente de Canela y todo lo que ha pasado últimamente me estén pasando factura.De todas formas, no tengo más remedio que ir a ese bendito almuerzo con él. Tengo que comportarme y hacer lo que se espera de mí. En última instancia, si no me puedo contener, supongo que tendré que encontrar un compañero de ocasión para desquitarme mientras sigo pensando en él. No sé qué me está pasando, pero esto está fuera de lugar.Salí media hora antes, con el corazón acelerado y la cabeza llena de pensamientos dispersos. Tenía que llegar al restaurante con tiempo, organizarme y, sobre todo, calmarme. El lugar era lujoso, pero no era el ambiente lo que me tenía nervioso.
Ronny sintió el calor subiéndole por el rostro hasta las raíces de su cabello, y aunque intentó disimularlo, el rubor lo delataba. Esa respuesta de César lo había dejado sin palabras, algo muy raro en él, y para su sorpresa, había visto cómo la mirada del hombre se volvía más intensa, más fija en él. ¿Cómo podía alguien despertar ese deseo y, al mismo tiempo, transmitir tanta seguridad?Justo cuando Ronny abrió la boca para responder, el camarero llegó a su mesa, interrumpiendo el momento.—Disculpen, caballeros, ¿ya están listos para ordenar?César sonrió y le dirigió una última mirada a Ronny antes de volverse hacia el camarero.—Claro, creo que sí. ¿Tú qué dices, González? —preguntó, su tono sugerente apenas disimulado, como si aún estuviera saboreando ese sutil coqueteo de hace un momento.Ronny, sintiendo el corazón acelerado, respiró profundo y, con la mejor sonrisa profesional que pudo reunir, asintió.—Sí, estamos listos.Ambos pidieron su almuerzo y, una vez que el camarero se
Ronny llegó tarde al departamento, pero Amira lo esperaba, más preocupada por él que por cómo se había desarrollado su almuerzo.—¿Dónde estabas, corazón? Ya me tenías preocupada, sé que no eres un niño, pero te llamé y no me contestaste —dijo Amira, con el ceño fruncido.—Discúlpame, mi Canela. Tenía cosas en qué pensar y además había quedado con un agente de bienes raíces para ver algunos departamentos. No pensarás que voy a vivir aquí para siempre, ¿verdad? —respondió Ronny, con un tono cansado y algo taciturno.Amira, sin soltarlo de vista, lo siguió hasta su habitación.—Oye, ¿pero tan mal te fue que vienes así? —preguntó con suavidad, mientras él se dejaba caer sobre la cama.—Canela… realmente no sé cómo describir lo que pasó, pero estoy jodido. Ese hombre me dejó sin palabras. Me envolvió y sometió mi voluntad solo con palabras. Estoy asustado, pero, al mismo tiempo, no quiero salir corriendo.Amira lo observó detenidamente antes de hablar.—¿Y crees que él también esté tan in
—Hola, buenos días, ¿durmió usted bien? —Ronny saludó a César con tono juguetón al contestar la llamada matutina.—Sí, dormí bien, pero despertar escuchándote fue mejor. ¿Y tú? ¿Dormiste bien? —respondió César, su voz aún grave por haberse despertado hace poco.—Sí, aunque estaba un poco preocupado por no escuchar el despertador, no quería quedar mal en mi nuevo “trabajo” —contestó Ronny riendo.—Bueno, tu "jefe" está muy complacido con la eficiencia de su nuevo empleado —rió César—. Dime algo, ¿normalmente despiertas a esta hora o duermes un poco más?—Mi alarma suena a esta hora, pero... realmente me levanto media hora después —admitió Ronny, un poco apenado por su pereza.—Está bien, solo por ti. No quiero que esos lindos ojos tuyos me miren mal. Así que te liberaré y me conformaré con que me llames cada mañana, si estás de acuerdo, claro. No quiero imponerte nada que no quieras hacer.Ronny captó la intención detrás de las palabras de César y, sin más rodeos, preguntó directamente
En la manada.Luego del incidente de Amira en la manada, que forzó su regreso apresurado a Seattle junto a David. Dalia vio la oportunidad perfecta para sembrar la duda en el consejo, preparó su nueva estrategia la cual puso en práctica con mucha sutileza.—Mis estimados ancianos, gracias por acompañarme esta tarde para tomar el té —dijo Dalia, con una sonrisa amable. Había invitado a cuatro de los ancianos del consejo a la terraza de la Casa de Visitas. No eran los más poderosos, pero sus opiniones eran valoradas por la sabiduría de sus reflexiones, y ella lo sabía.—El gusto es nuestro, señorita Stone. Cada día se parece usted más a su difunta tía —respondió uno de los ancianos, lo cual la llenó de satisfacción.Sabía que tenía un parecido físico notable con la madre de David, y desde que había concebido la idea de ser la Luna de esa manada, había pasado largas temporadas allí, aprendiendo de su tía cómo manejar las tradiciones y los rituales de la manada. Tal vez no era brillante e
El domingo pasó lentamente, pero para David, la calma exterior no se reflejaba en su interior. Desde el viernes, algo en el aire le provocaba inquietud. Había una extraña sensación en su pecho, como si presintiera que las cosas dentro de su manada no estaban bien. Ese malestar lo acompañó durante todo el fin de semana. Otra cosa que se había sumado a su preocupación fue que comenzó a notar algo peculiar en Amira, un ruidito bajo como un latido arrítmico, en su pecho, pero que se volvía casi hipnótico cada vez que se acercaba a ella. Aunque no comprendía del todo por qué, el sonido lo calmaba. Sin razón aparente, se descubría a sí mismo pegado a su Luna, simplemente para escuchar ese latido, esa vibración que lo conectaba con algo profundo, algo que solo él parecía notar.Cuando la tarde llegó y ambos descansaban tranquilos en la habitación, compartiendo un momento de paz, la inquietud de David no desaparecía. Decidió romper el silencio, su voz suave y algo preocupada.—¿Estás bien, am
Iván Dimitrish Romanov:Esto fue más fácil de lo que imaginé, todo a pedir de boca. Apenas tuve una idea de cómo acercarme sin levantar sospechas y, zas, recibo una solicitud en mi empresa de seguridad para proteger a nada más y nada menos que la ilustre Amira Gutiérrez. Las cosas, cuando están destinadas a suceder, parecen orquestarse solas. No fue necesario que interviniera; la oportunidad llegó como un regalo en bandeja.Esa solicitud, no voy a mandarla a procesar. No quiero que quede ningún registro en nuestros archivos, ninguna evidencia que pueda volverse en mi contra cuando termine con esto. Después de que ella esté muerta, sé que David Stone moverá cielo y tierra para encontrar al culpable, que buscará respuestas sin descanso. Pero eso no me preocupa. Esta vez no dejaré cabos sueltos.Listo, solo tengo un día para prepararme. Bueno, realmente no necesito mucho; esto no es más que un trámite rápido. Hoy en la noche vuelo a Miami, y mañana en la mañana la recibiré en el aeropuer