En la tarde, el Alfa llevó a Amira a pasear por el territorio de la manada. Para ella, parecía un pueblo común, aunque su ubicación era especial: un lugar casi oculto en el corazón del bosque. Lo que más le llamó la atención fueron las miradas de los habitantes. Mientras recorrían las calles adoquinadas y las casas, Amira notó cómo todos los ojos se posaban en David con un respeto profundo, y en ella con simpatía y admiración. Era como si supieran algo que ella no. Sus miradas eran cálidas y llenas de significado, como si quisieran decirle algo importante, aunque ninguno rompía el silencio. En su lugar, le dedicaban sonrisas amables, dejando en el aire una sensación de misterio que la envolvía. Amira sentía que, de alguna manera, pertenecía allí.La noticia de que la Luna había regresado corrió como pólvora por toda la manada. A pesar de la orden estricta del Alfa de no referirse a Amira como Luna, algunos no pudieron evitar hablar de lo ocurrido, en susurros y a escondidas, lejos de
En su habitación, Amira se sentía como atrapada en un laberinto sin salida. Por más que intentaba encontrar lógica en lo que había escuchado, algo dentro de ella se resistía a aceptar que David pudiera ser tan cruel, con ella, ni tampoco con la mujer de la Casa de Visitas. Sabía que había algo que le faltaba, algo fundamental, pero su memoria seguía siendo una neblina impenetrable.Pensó en buscar a alguien que pudiera darle respuestas, pero no tenía la suficiente confianza en nadie de allí. Vanessa, aunque era su amiga, era también la esposa de Román, el mejor amigo de David; si le preguntaba a ella, probablemente no obtendría una respuesta totalmente sincera, sólo para no lastimarla.Con desesperación, intentó recordar algún detalle más, algún momento o conversación que le diera claridad. Cerró los ojos y se concentró, esforzándose hasta el límite para que su mente revelara lo que estaba oculto. Pero en lugar de respuestas, un agudo dolor de cabeza la golpeó, una punzada intensa que
Apenas David salió de la habitación de Amira, Ronny despertó. Había escuchado la conversación, pero fue lo suficientemente discreto como para fingir que no sabía nada.—Canelita, cariño, ¿estás despierta? A ver, ¿quién soy? —bromeó, con una sonrisa que provocó una risa en Amira, aligerando la tensión en el ambiente.—Ya, Ronny, déjate de bromas y llama al doctor —respondió ella divertida y segura de que David no lo había hecho.El médico no tardó en llegar para revisarla y darle los resultados de los últimos análisis realizados. Luego de hacer el examen de rutina dijo:—Sra. Stone, está usted bien. Su desmayo no fue sólo por el episodio que experimentó, también porque usted está embarazada. ¡Felicidades!Amira quedó asombrada, no solo por la noticia, sino también por el modo en que el médico la había llamado: "Sra. Stone". Pero al procesarlo, se sintió abrumada por una mezcla de emociones. Saber que esperaba un hijo de David era la mejor y, al mismo tiempo, la más complicada noticia q
Esa tarde, David y Amira retomaron sus actividades, regresando a la compañía. Román y Ronny ya habían reunido la información necesaria para la nueva propuesta de negocio que iban a presentar a Harry Wood. Tanto el Beta como Ronny estaban alineados en no permitir que Wood y su empresa ingresaran directamente en el acuerdo. En su lugar, la estrategia era que ellos operaran como mediadores.Dado que Wood era socio de La FIRMA y esta tenía un amplio alcance en el mercado, podía invertir en la compañía de Wood y crear una filial en Seattle sin que él estuviera directamente involucrado en la operación. No obstante, como dueño de la empresa, Wood tendría un alto nivel de decisión y la mayor parte de las ganancias. Por otro lado, esta estructura permitiría que tanto La FIRMA como ALFA CORPORATION negociaran directamente con la Naviera Straks, facilitando el proceso de expansión que David había planeado desde el inicio cuando decidieron ir por La FIRMA.—Bueno, señores, creo que estamos listos
Ronny GonzálezHoy me levanté con una mezcla de nervios y desconcierto. ¿Qué carajos me pasa? Sigo dándole vueltas a esa foto de César Straks, como si me hubieran hechizado, como en las películas. Pero esto es aún peor, ¡sólo fue una foto! No tiene sentido que me esté sintiendo así. Tal vez la falta de sexo, las tensiones por lo del accidente de Canela y todo lo que ha pasado últimamente me estén pasando factura.De todas formas, no tengo más remedio que ir a ese bendito almuerzo con él. Tengo que comportarme y hacer lo que se espera de mí. En última instancia, si no me puedo contener, supongo que tendré que encontrar un compañero de ocasión para desquitarme mientras sigo pensando en él. No sé qué me está pasando, pero esto está fuera de lugar.Salí media hora antes, con el corazón acelerado y la cabeza llena de pensamientos dispersos. Tenía que llegar al restaurante con tiempo, organizarme y, sobre todo, calmarme. El lugar era lujoso, pero no era el ambiente lo que me tenía nervioso.
Ronny sintió el calor subiéndole por el rostro hasta las raíces de su cabello, y aunque intentó disimularlo, el rubor lo delataba. Esa respuesta de César lo había dejado sin palabras, algo muy raro en él, y para su sorpresa, había visto cómo la mirada del hombre se volvía más intensa, más fija en él. ¿Cómo podía alguien despertar ese deseo y, al mismo tiempo, transmitir tanta seguridad?Justo cuando Ronny abrió la boca para responder, el camarero llegó a su mesa, interrumpiendo el momento.—Disculpen, caballeros, ¿ya están listos para ordenar?César sonrió y le dirigió una última mirada a Ronny antes de volverse hacia el camarero.—Claro, creo que sí. ¿Tú qué dices, González? —preguntó, su tono sugerente apenas disimulado, como si aún estuviera saboreando ese sutil coqueteo de hace un momento.Ronny, sintiendo el corazón acelerado, respiró profundo y, con la mejor sonrisa profesional que pudo reunir, asintió.—Sí, estamos listos.Ambos pidieron su almuerzo y, una vez que el camarero se
Ronny llegó tarde al departamento, pero Amira lo esperaba, más preocupada por él que por cómo se había desarrollado su almuerzo.—¿Dónde estabas, corazón? Ya me tenías preocupada, sé que no eres un niño, pero te llamé y no me contestaste —dijo Amira, con el ceño fruncido.—Discúlpame, mi Canela. Tenía cosas en qué pensar y además había quedado con un agente de bienes raíces para ver algunos departamentos. No pensarás que voy a vivir aquí para siempre, ¿verdad? —respondió Ronny, con un tono cansado y algo taciturno.Amira, sin soltarlo de vista, lo siguió hasta su habitación.—Oye, ¿pero tan mal te fue que vienes así? —preguntó con suavidad, mientras él se dejaba caer sobre la cama.—Canela… realmente no sé cómo describir lo que pasó, pero estoy jodido. Ese hombre me dejó sin palabras. Me envolvió y sometió mi voluntad solo con palabras. Estoy asustado, pero, al mismo tiempo, no quiero salir corriendo.Amira lo observó detenidamente antes de hablar.—¿Y crees que él también esté tan in
—Hola, buenos días, ¿durmió usted bien? —Ronny saludó a César con tono juguetón al contestar la llamada matutina.—Sí, dormí bien, pero despertar escuchándote fue mejor. ¿Y tú? ¿Dormiste bien? —respondió César, su voz aún grave por haberse despertado hace poco.—Sí, aunque estaba un poco preocupado por no escuchar el despertador, no quería quedar mal en mi nuevo “trabajo” —contestó Ronny riendo.—Bueno, tu "jefe" está muy complacido con la eficiencia de su nuevo empleado —rió César—. Dime algo, ¿normalmente despiertas a esta hora o duermes un poco más?—Mi alarma suena a esta hora, pero... realmente me levanto media hora después —admitió Ronny, un poco apenado por su pereza.—Está bien, solo por ti. No quiero que esos lindos ojos tuyos me miren mal. Así que te liberaré y me conformaré con que me llames cada mañana, si estás de acuerdo, claro. No quiero imponerte nada que no quieras hacer.Ronny captó la intención detrás de las palabras de César y, sin más rodeos, preguntó directamente