David Stone:Salimos del salón de belleza y nos dirigimos a la limusina que nos esperaba. Apenas me acerqué, noté cómo el chofer se quedaba mirando a Amira, prácticamente con la boca abierta. Me tensé de inmediato, y le lancé una mirada que dejó claro que no toleraría ningún atrevimiento. Esa era mi mujer, y aunque no soy del tipo celoso, hay ciertos límites que nadie tiene permitido cruzar.Una vez en la limusina, tomé la mano de Amira y la sentí apretarla con fuerza, su emoción era palpable, y cada tanto se giraba hacia mí con una sonrisa que iluminaba su rostro. Todo el trayecto hasta el helipuerto lo hicimos bajo una atmósfera de expectación y asombro por parte de ella. Subimos al helicóptero y despegamos rumbo a Nueva York, y aunque no le había revelado nuestro destino, cada vez que miraba por la ventana, sus ojos brillaban con fascinación. Había algo casi infantil en cómo apretaba mi brazo o daba pequeños saltitos de emoción; no podía dejar de sonreír al verla así.Nuestro destin
David Stone:La osadía de mi mujer es una de las cosas que más me enloquece, y ella lo sabe. Esa forma descarada de provocarme, de retarme, es lo que hace que quiera enamorarla una y otra vez, como si fuera la primera vez. Es ella, sin lugar a dudas, la única que quiero. Y con vínculo o no, tengo claro que siempre será mía. Esta noche, más que nunca, mi corazón late acelerado y mi cuerpo responde con una necesidad que apenas puedo contener. Estoy tan duro como un mástil, y sé que Amira lo nota, porque cada palabra y cada gesto suyo parece diseñado para tentarme, más y ver hasta dónde puedo resistir.“Muy bien, Amira Gutiérrez, ya es hora de que sepas que eres mi mujer y cuánto te gusta que yo sea tu hombre” -pensé para mis adentros, preparándome para darle la respuesta que estaba esperando.—Pues opino que el joyero estaría encantado de ser la joya más importante de tu colección por el resto de tu vida y en exclusiva —le respondí, atrayéndola hacia mí, rodeando su cintura con fuerza h
Cuando el servicio de habitaciones llegó con el pedido, Amira estaba disfrutando de una ducha reparadora. David, al escuchar el timbre, se levantó y fue a recibir a los camareros. Les pidió que dejaran todo en la sala de estar de la habitación. Luego, se tomó su tiempo para preparar la mesa, asegurándose de que todo estuviera perfecto.Una vez que terminó, colocó toda la ropa que había pedido sobre la cama, imaginando la expresión de sorpresa de Amira al ver todo.Poco después, su Luna salió envuelta en el albornoz del hotel. Al entrar en la habitación y ver la ropa dispuesta sobre la cama, se quedó momentáneamente sorprendida. Cada prenda era una combinación perfecta de estilo y elegancia, reflejando sus gustos a la perfección.Amira sintió una ola de emoción recorrerla y, mientras acariciaba la tela suave de las prendas, pensó: “¿Cómo no amar a este hombre? Así fuera el lobo feroz de Caperucita, me casaría mil veces con él.” En ese momento, su corazón latió con fuerza, llena de amor
El lunes en la mañana, la pareja feliz se topó en la cocina con Ronny, quien al verlos juntos y sonrientes no perdió la oportunidad de hacerle una broma a David.—Sabes que el estar aquí no te va a durar mucho —dijo Ronny, lanzando una mirada de complicidad a Amira.David frunció el ceño y preguntó: —¿Cómo así? ¿Me vas a botar de mi propia casa?Ronny, haciéndose el serio, respondió: —¿Yo? No, ¿Cómo crees, cuñadito? Quien te va a botar es tu suegro, cuando llegue la próxima semana.Amira abrió los ojos y se echó a reír de felicidad al escuchar la noticia, mientras Ronny seguía mirando la cara de David, con unas ganas inmensas de reír a carcajadas al ver el rostro sorprendido del Alfa. David, aún con el ceño fruncido, miró a Amira buscando alguna señal de que fuera una broma. Ella, incapaz de contener la risa, le acarició el brazo y le dijo:—Ay, cariño, no te pongas así. Mi papá siempre ha sido un poquito… protector. —Le guiñó un ojo a Ronny, que seguía disfrutando de la escena.David
El impacto de las palabras de David llenó a Amira de una calidez indescriptible, una chispa que revivía en su interior fragmentos de lo que alguna vez fue. Luego del beso que compartieron, ella rió feliz, sorprendida de que esa sensación de familiaridad regresara sin esfuerzo alguno. Sabía que sus recuerdos volvían de manera inconsciente, como destellos en medio de la niebla, y eso no solo le daba esperanza, sino también la seguridad que necesitaba para seguir adelante, para confiar plenamente en lo que estaban reconstruyendo juntos.—Te amo, David... mi Zeus olímpico —dijo suavemente, susurrando la última parte con ese toque de cariño que siempre hacía palpitar el corazón de David. Antes de que él pudiera responder, Amira se inclinó hacia él y lo besó, más profundamente esta vez, transmitiéndole toda la emoción que no necesitaba palabras para expresar.Al separarse, David la miró intensamente, y sus ojos brillaban con una mezcla de dorado y rojizo, como si sus emociones se reflejaran
Iván Dimitrish Romanov, último de los Enteros, fue creado hace siete siglos. Su especie, de la que solo los más antiguos tienen memoria, es conocida por su nombre olvidado en las sombras del tiempo: Enteros. Una raza tan singular que no puede ser catalogada ni comprendida por los mortales o incluso por criaturas antiguas y mágicas. Se dice que Iván ha muerto y renacido dos veces, y que volverá a hacerlo cuando el tiempo lo exija. Los Enteros han desarrollado la habilidad de adoptar cualquier forma, mezclándose con la especie que elijan por el tiempo que deseen. Sin embargo. En su estado auténtico, su apariencia es tan ajena y perturbadora que pocas criaturas han vivido para describirla. Son una raza nacida de un tiempo anterior a la memoria, y su presencia es la encarnación misma del misterio. Sus ojos son lo primero que cautiva, pues en ellos danza el origen de la vida misma. Sin un color estable ni límites en su profundidad, estos ojos se describen en antiguos textos de criaturas má
El lunes por la mañana, David se despidió temprano de Amira, quien aún lucía una sonrisa soñolienta. -Debo viajar a Europa por unos días, -le dijo, su voz envolvente llena de ternura. -Esta vez voy solo, por la urgencia de los negocios y porque quiero que pases tiempo con tus padres. Pero después, iremos juntos. Es una promesa, mi amor."Amira sintió un hormigueo en el estómago mientras él la abrazaba, sus labios encontrándose en un beso apasionado que le dejó un calor en el pecho. Cuando David se separó, sus ojos dorados reflejaban la determinación de un Alfa que siempre estaba dispuesto a proteger a los suyos.-Cuídate. -murmuró ella.David asintió y salió, cerrando la puerta tras de sí. En la entrada del edificio, Román lo esperaba, con una expresión seria. - ¿Listo para la primera parada? -le preguntó, David asintió, sintiendo la responsabilidad proteger a su manada.—Todo está en marcha para la reunión con el consejo —dijo Román, su voz tensa mientras miraba por la ventana del co
Zeus, la imponente forma de lobo de David, apareció en el centro de la sala de la mansión en una transformación instantánea. Su rugido resonó con una fuerza que hizo temblar las paredes, y todos los lobos a su servicio, al sentir la intensidad de su furia, se apresuraron a presentarse ante él con la cabeza baja en señal de sumisión. La ira del Alfa era un torrente imparable, y en su conexión mental, transmitió un mensaje firme, cargado de autoridad:—¿Quién se atrevió a quitar las cosas de mi Luna? —bramó, su voz colmada de furia—. Quiero todo en su lugar inmediatamente. Y a quien no le guste, que se vaya. Esta es la casa de la Luna, Amira Gutiérrez, y de nadie más.Los empleados, transformados en lobos, murmuraban nerviosos y retrocedían bajo el impacto de su aura, temiendo el peso de su enojo. Una loba anciana, que había presenciado la escena inicial y conocía al verdadero culpable de ese ultraje, se adelantó con precaución. Con voz temblorosa, pero llena de intención, se disculpó,