—¿Ah? ¿Hermana? —preguntó Carolina muy sorprendida. Miguel y ella no eran más que amigos normales, ¡no eran hermanos biológicos!Sandra no dijo una solo palabra, simplemente afirmó con la cabeza al ver a Carolina.—Pues sí, es hermosa. Bueno, ustedes salgan primero, tengo que discutir la situación d
—Carolina, te lo digo, ese chico definitivamente está enamorado de ti, de lo contrario, no nos trataría con tanta amabilidad —se quejó en ese momento Daniel.—Hermano, no deberías decir esas cosas. Aunque el señor Rodríguez esté interesado en mí, no me ha hecho ningún mal... ¿Por qué lo odias tanto?
—Por supuesto que hay tantas personas, ya que el elixir de la familia Álvarez es mucho mejor que el de la familia Martínez —explicó Lucas, sonriendo.—Por eso, tenemos que conseguir la autorización de representación del elixir de las mil maravillas —juró Lucas, apretando los dientes.Por supuesto qu
—Si no tienes ningún problema, firma el divorcio.En la villa de los Salamanca, ubicada en la Ciudad Ríomar.Una mujer hermosa, en un vestido de gala, puso los papeles del divorcio delante de Miguel Rodríguez.Esta mujer era, justamente, su suegra, Ana Gómez.Con la mirada puesta en los papeles, Mig
Miguel salió de la villa y volvió la cabeza para ver el lugar donde había vivido durante tres años.Vino solo y se fue con las manos vacías.Un Rolls-Royce llegó desde lejos y paró frente a él.Se abrieron las puertas y se apeó un hombre de mediana edad, vestido de traje.—Señor Rodríguez...Trotó h
Juan se quedó perplejo, ¿qué pasó con este José? Ni él mismo le había ofendido.Le pasó el Rolls-Royce.Juan abrió desmesuradamente los ojos, como si hubiera vivido una escena increíble.¿Miguel estaba realmente en el coche de José?¿Qué demonios estaba pasando aquí?En el escritorio de la familia S
Cuando Miguel descansaba con los ojos cerrados en el coche, una llamada lo despertó.Inesperadamente, era una llamada de Alicia.Al contestarla, oyó su voz fría:—Miguel, ¿estás con el presidente Morales?Miguel echó un vistazo rápido a José, a su lado, y respondió:—Sí.Alicia respiró profundamente
—Estás bromeando, ¿no? ¡Es demasiado joven!Le interrumpió en seco José, con una expresión seria:—Señor Álvarez, todo lo que digo es verdad. Si el señor Rodríguez no puede curar la enfermedad de la señorita Álvarez, quizás no haya nadie que pueda curarla.Aunque Alejandro no estaba convencido de qu