2. Eres una chiquilla

Dylan subía las escaleras para ingresar a la universidad ocupado con algunas carpetas en los brazos, cuando desde lejos detecta una figura femenina que ya conocía. Violeta se encontraba en la entrada de brazos cruzados mirándolo con aquellos ojos tan peligros, parecía irritada pero eso le tenía sin cuidado. Continúo avanzando sin darle importancia a su manera de mirarlo tan desafiante, paso a un lado de ella sin dedicarle una sola mirada pero claramente podía sentir su enojo.

El profesor se encamino en busca de su salón, uno que justamente era de la clase de Violeta… en toda la clase se sintió un poco intimidado por la manera en que esa mujer lo miraba, no era algo normal. En todos sus años nunca había conocido a una mujer como ella, con razón se corrían muchos rumores de que liarse con las hijas de Demian Morgan era como cavarse su propia tumba. Dylan alejo esos pensamientos absurdos de su cabeza concentrándose en la clase.

Para cuando la clase concluyo, la manada de estudiantes se pusieron en pie para salir del salón desesperadamente. El cierra las carpetas dando por finalizada esa clase, al ponerse en pie escucha como alguien pasa el pestillo de la puerta que lo lleva a levantar la vista en dirección a la misma. Se topa con la mirada de Violeta

—Al fin te dignas en venir a dar clases—Suelta con voz de reproche—.Ayer estuve esperando tu clase y para que, ni te apareciste ¿Se puede saber cuál fue tu razón?

—No tengo porque responderle eso señorita Morgan, y será mejor que abra esa puerta sino quiere meterse en problemas.

—¿Problemas?—Se ríe con gracias mientras camina hasta el escritorio—.Mi familia es el infierno en persona, ¿Crees que me importa ganarme un problema en la universidad?

—A mí sí me importa no ganarme un lio, y menos por una chiquilla como tú—Musita mortalmente serio, pero la sonrisa de Violeta no se borró, sino más bien se ancho.

 —Así que eres de esos profesores bien portados—Contesta deslizando un dedo por el borde del escritorio, Dylan observa sus movimientos cuidadosamente y luego mira hacia la puerta—.Debe ser por eso que me encantas—Termina diciendo mientras lo mira fijamente.

—Señorita Morgan, yo soy su profesor entre nosotros no puede existir nada.

—Si tanto te preocupa esa situación, yo puedo resolverlo. Es muy fácil para mí hacer que te echen de aquí, de ese modo estarás libre para mí.

Dylan aprieta la mandíbula con fuerza hasta el punto que la vena de su cabeza palpitaba. Esa mujer estaba dispuesta a ir con todo con tal conseguir lo que se proponía.

—No estoy interesado en usted. Y espero que esto no se vuelva a repetir, porque no estoy dispuesto a tolerar su comportamiento tan infantil—El profesor contesta sin inmutarse, imagino que ella lo quería intimidar pero no le iba a funcionar.

La sonrisa de Violeta se borró inmediatamente, y entonces en una fracción de segundos la joven se abalanzo sobre Dylan terminando ambos sentados sobre el escritorio. Todo fue muy rápido, ella era veloz y ágil que lo dejo con la boca abierta.

—Señorita Morgan, ¿Qué demonios está haciendo?—Intenta quitársela de encima de la manera más delicada posible, si lastimaba a esa muchacha estaría en serios problemas.

—Tu no me hablaras de ese modo, ni mucho menos me harás un desplante como este—Gruñe muy cerca de sus labios, estaba a nada de besarlo—.Ya te lo dije, ¡Tú eres mío!—Frota su cuerpo contra el de Dylan de una manera tan seductora y excitante.

El profesor lucho contra sus impulsos primitivos, era hombre y por su venas corría sangre. Era excitante que una mujer le restregara su cuerpo de esa manera, sino se controlaba podría cometer un grave error del que estaba seguro que se arrepentiría. Así que reunió de todas su fuerza de voluntad, agarro la muñeca de su alumna y en un habilidoso giro la hizo darse la vuelta. Violeta se encontraba de espaldas y pegada contra el pizarrón.

—¿Qué diablos crees que haces?—Despotrica furiosa.

—Deja de acosarme, no estoy interesado en usted. Así que por favor evite acercarse  a mí, no quiero perder mi empleo—Le dice sobre su oído mientras la sujetaba con fuerza ya que ella se estaba resistiendo.

—Esto me lo vas a pagar, nadie me trata de esta manera.

—Solo eres una niña malcriada, aun no tienes en claro lo que quieres. Así que te recomiendo que te enfoques en tus estudios y luego cuando seas mayor buscas a otra víctima a la que acosar con tu infantilismo.

Después de aquellas frías palabras Dylan la soltó, tomó sus cosas y se dirigió hasta la salida terminando por cerrar la puerta con violencia… Violeta sobaba su muñeca mientras no apartaba la vista de la entrada, estaba tan enojada pero a la vez tan excitada. La presencia de ese hombre destapaba ciertas emociones en su interior que no creyó tener, aunque la tuviera contra la pared se excito no más al escucharlo hablarle en el oído.

—¡Me gusta! Me encanta ese hombre, definitivamente será para mí—Muerde sus labios mientras que una sonrisa se hace presente ya que empieza a maquinar un plan para poner a su profesor a sus pies—.No se me escapara.

[…]

Rabioso, Dylan ingresa en la sala de maestros, de momento allí no tendría visita de su loca alumna. No debía permitir quedarse a solas con ella, era peligrosa y muy decidida. Lidiar con una Morgan no le sería un trabajo fácil, negó, se sirve una taza con café deseando en eso momentos una copa de whiski. Le sentaría mejor que una taza con café, pero era lo que había.

Al sentarse en la mesa los frescos recuerdos de lo sucedió en el aula llegaron a su mente, esos carnosos labios pintados con aquel rosa pálido la hacía ver tan inocente y vulnerable. Una joven dulce y tierna que no podía matar ni a una mosca, pero todo era una fachada, Violeta era peligrosa de armas tomar. ¡Debía recordarlo! Ni mucho menos olvidar de dónde provenía.

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