Ocho años después…Pietro toma asiento en medio de la algarabía del lugar, para él es increíble estar en el Teatro Dolby junto a su esposa, quien luce preciosa a sus cuarenta años. Magnífica, perfecta y realmente emocionada.Para el hombre, estar allí sosteniendo su mano en un momento como ese hace inevitable traer a su mente todo lo vivido en todos esos años.Lara y Petra han crecido en medio del amor y protección de hombres que cuidan de su familia, es cierto, pero que con sus mujeres son mucho peor, por lo que a las gemelas atención y cómplices para sus fechorías no les había faltado, especialmente sus hermanos, quienes las ven como el regalo más lindo sus vidas, las princesas y Cara no se ha quedado atrás, como la reina indiscutible, la madre de todos aquellos hijos, porque ella no dudó en adoptar ese papel incluso para Piero cada vez que lo ha necesitado.Y, aunque toda la familia esperó a que ellos tuvieran más hijos, ambos quedaron de acuerdo en que con las gemelas era sufic
El silencio de la enorme mansión se termina cuando un grito de dolor se oye entre sus paredes.La servidumbre corre para asistir a la señora, quien se encuentra embarazada y todos están muy pendientes de ella.—¡Señora! —grita el ama de llaves al verla de rodillas al lado de la cama, con una mano en el piso y la otra sosteniendo su vientre.—Llama… llama al médico —dice Gretta jadeante.—Podemos llevarla al hospital, hay tiempo.—No… no me moveré de aquí, sin mi esposo no saldré de la mansión —la mujer mira a una de las chicas del servicio y esta corre para llamar al doctor, mientras que ella ayuda a Gretta a recostarse en la cama.—Moveré a las muchachas para preparar el cuarto para recibir a la niña.—Justina… no me dejes sola —la mujer sonríe con cariño, su jefa es joven y este es su primer hijo, por lo que entiende que tenga miedo de dar a luz y además sin su esposo a su lado.—No, señora, yo estaré aquí.Todos los empleados se dedican a preparar el cuarto para recibir al bebé, el
Dieciocho años después…Anna tiene todo organizado en su maleta para irse, sin tener idea de a dónde, sólo sabe que debe abandonar el hogar que la protegió lo mejor que pudo porque ha cumplido los dieciocho años.—Es injusto… —le dice Vittoria ayudándola a meter las últimas prendas—. Antes los niños que salían de aquí se quedaban trabajando.—Sí, en la época en que nadie se quería hacer cargo de ellos, ahora es distinto. Quiero quedarme, pero primero debo estudiar, hacer algo de mi vida. Te juro que no me olvidaré de todo lo que han hecho por mí.—¡Nada! —dice exaltada su amiga—. Sólo te dieron techo, comida y educación, pero si no fuera por la señora Moretti, seguro esas condenadas te habrían hecho picadillos. Y ni hablar de la directora, esa mujer te odia y no sé por qué.—Como sea, al menos no me dejaron morir de hambre en la calle —Anna mira por la ventana y deja salir un suspiro—. No te metas en problemas mientras yo no estoy, te esperaré afuera. Florencia es un lindo lugar para
Lejos de allí en Roma, un hombre entra desesperado a su despacho mesándose los cabellos. Aquella sucia jugada que realizó años atrás ahora está a punto de haber sido completamente inútil sólo por el descuido de una persona.—¿Cómo se supone que arreglaré esto ahora? —se deja caer en el sillón frente a su escritorio y se suelta un poco la corbata, como si eso le ayudase a pensar mejor.Mira a todos lados y sus ojos se posan en una pintura que para su familia es una reliquia. Es la representación de dos hombres batiéndose a duelo y de pronto, una idea cruel se le cruza por la mente, toma su teléfono y le pide a su secretaria con urgencia.—Consigue la dirección de Egan Argyris.En cuanto corta la llamada, se pone de pie y saca de su caja fuerte una fotografía relativamente reciente de aquella piedra de tropiezo que puede entorpecer sus planes.Mete todo lo que tiene de la chica dentro de un sobre y sin colocar el remitente, pone el nombre de Egan Argyris y luego la dirección que su secr
Anna sale de la biblioteca con el corazón latiéndole a mil por hora, no sabe si quiere reír o llorar, no tiene idea de qué hacer, así que llama a la única persona que le puede ayudar en ese momento.—Mi niña…—No me abandonaron —le dice con un susurro ahogado y buscando dónde meterse para hablar tranquila.—¿Encontraste a tu familia?—Creo… creo que sí. No estoy segura de que sean ellos, pero vi una foto de quién podría ser mi abuela, ¡somos idénticas!—Mi niña, ese puede ser un engaño de tu mente…—¡No! Se lo juro, le enviaré una fotografía, necesito irme a Roma lo antes posible.—Bien… haremos lo siguiente, iré a verte a Prato…—Estoy en Florencia, veámonos en el café que está cerca de orfanato, voy para allá.Se despiden y Anna sale disparada para reunirse con la señora Moretti, en este momento es la única que le puede ayudar a buscar a su familia. Quiere aferrarse a la idea de que son ellos, porque si es así, esa idea con la que creció acerca de que la habían abandonado sólo fue u
En la oficina Joshua está concentrado en lo suyo, pero como siempre, atento a sus mensajes y correos, hasta que la notificación de uno le llega, al leerlo se queda impactado, más que por el texto, por aquella fotografía en donde ve a una joven que le saca las lágrimas de los ojos.—No lo puedo creer…No duda en responderle, porque está seguro de que es ella.Su hija, su niña.La cita en la mansión porque no quiere que nadie más se entere de que la ha encontrado, prefiere mantenerlo en privado y eso en la empresa no sucederá.Se debate entre llamar a su esposa o no para contarle la buena noticia, pero decide que es mejor enfrentar todo de una vez.Se come las calles desesperado, pensando en qué le dirá, cómo será ese reencuentro y siente una ansiedad enorme, siente su cuerpo hinchado por tanta felicidad y sólo quiere abrazarla, estrecharla entre sus brazos y no dejarla ir más.—Ni cuando se case… se quedará conmigo en casa hasta que se haga una ancianita —dice con los ojos anegados de
Anna siente que su cuerpo está a punto de colapsar, Egan da un paso hacia ella y su instinto le dice que se aleje, así que lo hace rápidamente, hasta que queda atrapada entre la pared y aquella figura. Cierra los ojos asustada, recordando las veces que las chicas en el orfanato la encerraron o acorralaron, pero ahora no están ni la señora Moretti ni Vittoria para protegerla.—Por favor… —le dice ella con el labio temblando e intenta mirarlo a los ojos, aunque en la penumbra no los encuentra—. No sé qué le hice, yo nunca le he hecho daño a nadie, se lo suplico…—¿Acaso crees que tienes que hacerle algo a la gente para que quiera hacerte daño? —le dice con un claro tono de desprecio—. Ya te digo yo que no. El mundo es cruel, muchachita, ¿dónde estabas que no te diste cuenta?—Yo… —gruesas lágrimas caen por sus mejillas, Egan se acerca a ella hasta quedar a escasos centímetros, los suficientes para que el aroma de la chica inunde sus fosas nasales y eso lo hace perder el control.Se agac
Si creen por un segundo que Anna es valiente, están muy equivocados. Aquella orden salió de lo más profundo de su miedo, porque en verdad temía que el animal fuese a causarle más daño y tanto Egan como Ángel no vieron que ella también se quedó con la boca abierta.Aunque el animal sigue algo inquieto, no vuelve a atacar a Anna como al inicio. Ella se mueve lentamente a su alrededor, hasta que termina y le ofrece unos terrones de azúcar.—Eres magnífico —le dice acariciando al animal y él relincha en respuesta.—¡¿Qué crees que haces?! —Anna se encoge enseguida ante el grito de Egan y se gira lentamente para guardar el cepillo—. ¡¿Acaso me estás ignorando?! —se acerca a ella y la toma por el brazo con fuerza.—N-no… es sólo que… le tengo miedo —le dice ella sin mirarlo a la cara, Egan sonríe con satisfacción y le dice muy cerca de su oído.—Haces muy bien, niña —la suelta con violencia y se aleja de ella—. ¡Ángel! Dale la siguiente orden, no quiero que pare en todo el día. Yo me voy po