La patada voladora de Clara fue certera en el pecho del hombre del doble de tamaño que ella.
El grandulón italiano cayó de lleno como un muñeco de trapo contra una pila de bolsas de basura.
Clara rápidamente se giró hacia el otro hombre que la apuntaba con el arma y con otra patada mandó a volar la pistola muy lejos de allí.
El mafioso italiano gruñó, furioso de que una mujer lo desarmara tan fácil humillando su ego masculino, el hombre comenzó a arremeter contra la castaña intentando golpear el rostro de su enemiga, pero Clara fue más rápida, gracias a su pequeña estatura y delgadez, esquivó con agilidad cada golpe con solo mover su cuerpo de un lado hacia el otro.
Iván aún estaba viendo atónito la escena que parecía sacada de una película de acción con la mujer como protagonista, como si fuera una agente encubierta fingiendo ser una prostituta.
No podía creer que esa mujer estuviera dándole duro y sin asco a dos hombres que se habían preparado toda su vida para ser máquinas de matar.
Clara se cansó de esquivar los golpes del hombre y con un giro de 360 grados de su atlético cuerpo le propinó una fuerte patada en la cabeza, haciendo que el italiano cayera inconsciente contra el suelo como un saco de papas.
Clara sonrió victoriosa, quitándose el sudor de su frente y sus cabellos pegados a su rostro mientras respiraba agitadamente.
Odiaba la violencia, solo lo utilizaba cuando era realmente necesario y esta era una de esas ocasiones, porque ese hombre misterioso que había arruinado su descanso de media hora, le daría el dinero del alquiler de su comercio que tanto necesitaba.
Iván movió sus ojos negros hacia el hombre que había caído en la pila de bolsas cuando este se incorporó lleno de furia en sus ojos.
Clara estaba de espaldas al italiano, sin darse cuenta de que aún tenía el arma que ahora apuntaba a su cabeza para matarla.
-¡Cuidado!- gritó el joven mafioso.
Iván corrió y tomó a la misteriosa chica de la cintura alejándose junto con ella de la bala.
Ambos cayeron hacia un costado y un segundo después Iván se abalanzó hacia el hombre forcejeando con este hasta sacarle el arma y dejarlo indefenso contra el suelo.
Iván lo apuntó con el arma que le había quitado justo en medio de la frente.
Clara miró la escena aún en el suelo y cerró con fuerza en los ojos, simplemente no podía ver el fusilamiento de ese hombre, solo le haría regresas sus traumas, esos que la acompañaban todos los días de su vida.
Pero cuando no escuchó el sonido del cañón, abrió lentamente los ojos, viendo que el joven azabache guardaba el arma en su bolsillo y le daba un golpe al italiano noqueándolo, pero sin matarlo.
-Maldito cobarde- le gruñó a su enemigo.
Clara miró la espalda del joven de traje negro subir y bajar agitado como un animal salvaje.
“Realmente es muy guapo” No pudo evitar pensar, a ver su torso de triángulo invertido y ese pantalón… que apretaba perfectamente sus glúteos redondos y firmes, un calor invadió a la joven castaña, sonrojando sus mejillas.
“¿En qué estás pensando Clara? ¡Olvídalo! ¡Ese hombre es un maleante de la clase que odias!” Le dijo la vocecita de su mente.
-¿Estás bien?
La voz grave y aterciopelada del joven mafioso la hizo volver en sí. Cuando se quiso dar cuenta, el joven estaba parado delante de ella extendiendo su mano abierta para ayudarla a levantarse.
Clara frunció el ceño y quitó la mano del hombre de su camino, levantándose por su propia cuenta.
-Puedo sola- sentenció secamente.
-Claro…- exclamó el hombre poniendo los ojos en blanco.
“Debe haberse escondido ido por aquí el muy cobarde”
La voz de uno de sus enemigos se escuchó a lo lejos.
-¡Mierda!- exclamó alarmado el joven mafioso- ¡Sácame de aquí!- ordenó.
Clara bufó frustrada.
¿No iba a poder deshacerse de ese hombre nunca?
Lo tomó de la mano y lo jaló a través de la puerta trasera del bar.
Lo que la castaña no esperaba, al tocar y entrelazar su mano con los dedos largos y blanquecinos de ese demonio, era que todo su cuerpo gritara enloquecido, sintiendo una descarga eléctrica nacer de la unión de ambos y llegar hasta su corazón.
Una vez dentro del bar se soltó rápidamente del agarre como si la piel fría del joven le quemara.
Ambos suspiraron aliviados al escuchar que los mafiosos italianos seguían de largo sin percatarse de su escondite.
-Bien, me voy- exclamó sin emoción Iván, acomodando su camisa revuelta y sacudiendo el polvo de su traje.
Clara lo observó con una ceja enarcada.
-¿A dónde crees que vas?- sentenció cruzándose de brazos.
Iván la miró incrédulo sin entender qué quería esa mujer de él.
La mano de la castaña apareció con la palma abierta hacia arriba frente a él.
-¿Y mi paga por salvarte el trasero niño rico?- protestó.
“¿Niño rico? ¡Cómo se atreve!”
-Ah… cierto, tus 500 dólares- exclamó burlándose de la suma.
Sacó su billetera de cuero con las siglas “IW” grabadas en oro en la solapa
-Ten… 1000 dólares, te los mereces- exclamó con desdén y superioridad.
Pero Clara no tomó los billetes y le envió una mirada furiosa. Ella no pensaba aceptar la falsa generosidad de ese hombre.
La joven castaña no era idiota, sabía que ese joven era un mafioso en todas sus letras, no había que ser muy listo para darse cuenta de que toda su aura oscura lo decía a gritos.
La joven no pensaba deberle ni un centavo a los de su tipo, ya tenía suficiente con los que le cobraban la cuota mensual por su comercio.
-No… te dije 500 ni más ni menos- sentenció cruzándose de brazos.
Iván no podía creer lo terca que era esa mujer.
¿Rechazar dinero gratis? ¡Pero que tonta!
-Lo que digas- exclamó guardando los billetes que sobraban y colocando los 500 dólares en el escote de la joven en un hábil movimiento.
Clara se escandalizó, poniéndose roja como un tomate ante el descarado atrevimiento de ese idiota al rozar con sus dedos su pequeño pecho apretado en el top plateado.
-¡Cómo te atreves!- chilló quitando los billetes de su piel desnuda.
¡Nadie, jamás la había tocado! Que ese hombre peligroso fuera el primero le daba nauseas.
Clara levantó su mano abierta que voló hacia el rostro del hombre, pero el mafioso fue más rápido y la tomó con fuerza de la muñeca.
-Por favor cariño…- exclamó divertido el joven mafioso- No me digas que un simple roce te avergüenza. Seguro por un buen monto te dejas hacer mucho más que eso.
-Tú no me conoces, así que guárdate tus comentarios, niño rico- exclamó con dureza soltándose de su agarre.
Iván no pudo evitar sonreír ampliamente y de forma genuina.
Jamás nadie se había atrevido a hablarle así sin temer por su vida, todos le tenían miedo, esa era la reputación que le daba ser un White.
Un poco de honestidad no le hacía mal a su corazón duro como una piedra. Esa joven era diferente, podía ver la llama de su pasión plasmada en sus ojos dorados.
De repente esa mujer semidesnuda y de habilidades de samurái le llamó la atención como ninguna mujer había hecho jamás.
-Por cierto linda… ¿Cómo te llamas?- exclamó utilizando su voz coqueta que ponía a sus pies a cualquier mujer.
Pero esa joven no parecía caer ante su voz sensual e hipnotizante, aún mantenía su ceño fruncido como un profundo surco entre sus cejas.
“¿Acaso no sabe sonreír?”
Clara tuvo que hacer una fuerza sobrehumana para que su mirada color miel no temblara ante los ojos negros y penetrantes de ese hombre que parecían leer su alma.
Estaba loco si creía que le iba a dar su nombre verdadero, pero tampoco podía negárselo, lo mejor era no ser enemiga de un hombre como él.
-Lola- sentenció sin titubear, utilizando su nombre de bailarina nocturna.
-¿Lola cuánto?
“¡Mierda! ¿Para qué quiere saber tanto de mí? Seguramente es para mandarme a silenciar”
-Lola García-
-Lola García- repitió el azabache, tomando la mano de la joven que se sintió tiesa bajo su agarre y la besó- Nos vamos a volver a ver, Lola…
Las pupilas de Clara temblaron al sentir el calor y la humedad de esos finos labios contra su piel, tragó saliva pesadamente y fingió que no le había afectado el toque.
-Ni lo sueñes- escupió con fuerza- ahora vete, que tengo trabajo que hacer- exclamó empujándolo por la misma puerta por donde habían entrado.
Clara no le dio tiempo a reaccionar y cuando Iván se dio vuelta para quedarse con la última palabra, la puerta ya se había cerrado en su cara, dejándolo solo en el callón.
No pudo evitar sonreír, divertido por la actitud rebelde de esa mujer.
Justo en ese momento aparecieron sus refuerzos, rodeándolo protectoramente.
-¡Señor! ¿Se encuentra bien?- preguntó uno de ellos, revisando que el hijo de su jefe estuviera sano y salvo o su cabeza rodaría.
El guardaespaldas vio cómo en el rostro del joven White se dibujaba una sonrisa divertida y hasta lasciva mostrando sus dientes brillantes y blancos que parecían tener colmillos sedientos de la piel de esa joven.
-Nunca me he sentido mejor.
Clara cerró la puerta trasera de antro con fuerza, aún sosteniéndola por si a ese extraño y peligroso hombre se le ocurría volver a entrar.Mientras se aferraba a la puerta como si su vida dependiera de ello, Clara no podía calmar el fuerte latido de su corazón.“¿Qué me está pasando?” Se preguntó a sus adentros, sintiendo que todo su cuerpo temblaba y un calor infernal invadía cada rincón de su ser como si estuviera abrigada con mil prendas y no desnuda con dos diminutas piezas de tela.Esos ojos negros como la noche, tan peligrosos y llenos de banderas rojas la habían abrumado como nunca antes ningún hombre lo había hecho.Toda su vida había pensado que el amor y el sexo eran cosas poco importantes, dándole prioridad a sus estudios y a mantener el negocio de sus padres a flote.¿Por qué ahora pensaba de forma indebida en ese maleante?Clara no pudo evitar imaginar cómo se sentirían esos glúteos firmes entre sus manos y cómo sabría esa boca que había besado su mano.“Seguramente a ta
Clara llegó agotada de la facultad, pero con una pizca de esperanza, sabía que le había ido bien en el examen de anatomía, aunque mientras resolvía las preguntas, que para ella eran pan comido, no había podido dejar de pensar en ese hombre misterioso que la distraía constantemente del papel frente a ella.Especialmente cuando llegó a la parte anatómica masculina.Sus mejillas se encendieron al ver las partes íntimas masculinas, como si fuera una niña avergonzada, tuvo que taparlos con su mano, incapaz de mirar la imagen sin pensar en cómo sería ese hombre allí abajo.Entró al local de comida de su familia más tranquila que nunca, sabiendo que los matones no los molestarían hasta el próximo mes.Pero cuando encontró a su tío llorando contra el mostrador supo que algo no estaba bien.-¿Tío?- preguntó acercándose al hombre- ¿Qué pasa? ¿Qué sucede?El hombre sollozó el silencio sin responder.-Tío… por favor contesta, dime que pasó.El hombre negaba con la cabeza, que estaba escondida ent
Clara intentó abrir sus párpados con todas sus fuerzas, los sentía pesados sobre sus ojos, como si fueran dos persianas rotas que tapaban toda la luz y la visión del bar.“¿Qué me está pasando?” Se preguntó a sus adentros. “Debe ser el cansancio de tantas horas despierta” concluyó.-¿Te sientes bien?-Por un momento la castaña se había olvidado del hombre apuesto que le había invitado un Martini.-Oh… estoy bien, solo un poco cansada- respondió avergonzada.Se acomodó en su asiento, un alto taburete de madera y rogó no caerse de lleno contra el suelo cuando sintió que por un segundo perdía el equilibrio y todo le daba vueltas. – Perdona… ¿Qué decías?- No recordaba haber hablado en bastante tiempo y tampoco recordaba qué le había estado diciendo el hombre, solo había visto cómo sus labios se movían sin emitir un sonido, como si sus oídos hubieran dejado de escuchar de repente.La línea recta que eran los labios de Demian se curvaron hacia arriba en una sonrisa extraña que la joven no p
Demian se encontraba encima de Clara, besando el cuello vulnerable y expuesto de la joven semiinconsciente que tenía debajo.Escuchó un fuerte golpe detrás suyo, de la puerta abriéndose en un estruendo.-¿No ves que estoy ocupado? Vete….- gruñó a quien sea que había interrumpido su momento íntimo con la hermosa joven. Quiso continuar con su tarea, pero sintió como lo agarraban del cuello de su camisa desabrochada y lo arrojaban con fuerza hacia atrás y lejos de la joven.-¡¿Qué mierda?!- exclamó desconcertado contra el suelo.- Hijo de….- No pudo terminar su frase, porque cuando levantó su rostro hacia la silueta que se había parado delante suyo sintió que se le helaba la sangre- Señor White…- apenas pudo decir.No, ese hombre no era el joven White, más bien era un demonio, toda su aura lo decía a gritos.Ivan tenía los puños cerrados con fuerza y temblando a los costados de su cuerpo, su pecho subía y bajaba con una respiración pesada, como si fuera un animal con rabia, mostrando sus
La señora cerró la puerta detrás de sí dejando a la joven castaña con el vestido entre sus manos y confusión en su rostro. Levantó la prenda delante de ella con rabia y la arrojó a un costado sin cuidado.“Está loco si cree que voy a ponerme ese maldito vestido” Bufó a sus adentros-Necesito salir de aquí- murmuró pensando en sus posibilidades. No tenía idea de donde estaba, si estaba cerca de su casa o siquiera en la misma ciudad.Recordaba que la mujer amable le había dicho que unos hombres la esperaban fuera del cuarto para llevarla al comedor, seguro eran los guardaespaldas del idiota ese llamado “Sr. White”. La joven estaba familiarizada con ese tipo de gente y estaba más que segura que ese hombre misterioso no era alguien de quien fiarse y tenía bien en claro que “Desayunar” no iba a significar solamente eso.Miró con desespero hacia todos lados. Había una puerta que conducía a un baño del mismo tamaño que la habitación, pero nada más, volvió sobre sus pasos hacia el cuarto y su
-Sí, quiero que trabajes para mí, para mi familia. El Grupo Sol ¿Te suena?¡Claro que le sonaba! ¿Qué persona de toda la ciudad no conocía al peligroso y poderoso Grupo Sol? No era tonta, sabía que era la familia que manejaba el tráfico de armas y tenía a todos los maleantes controlados y bajo sus órdenes.Clara abrió levemente sus ojos con asombro al darse cuenta que tenía al frente suyo al líder del Grupo Sol y rogó que ese hombre de mirada oscura y sonrisa divertida no notara el miedo que se apoderó de su cuerpo.Había pensado que era un simple niño rico caprichoso de papá, pero qué equivocada estaba. Había estado desafiando toda la mañana a un hombre que podía chasquear los dedos y simplemente deshacerse de ella sin que nadie se atreviera a preguntar luego.Tragó saliva pesadamente y se odió por eso.-¿Y bien?- finalmente habló el hombre.La joven se odió, tenía que mostrarle a ese tipo que su poder no la intimidaba, aunque no fuera cierto.-Estás loco si crees que voy a aceptar s
Clara no podía creer haber aceptado convertirse en la guardaespaldas de un maldito mafioso, pero así fue, ahora se encontraba en su nuevo cuarto con su nuevo uniforme de entrenamiento.-Esto es ridículo e hilarante- exclamó mientras se observaba en su espejo de tocador con una musculosa color negra y unos pantalones de algodón del mismo color, realmente parecía una toda una profesional con su cabello recogido en una coleta alta dejando completamente descubierto su rostro sin maquillaje.“No está nada mal” Pensó contemplando su figura, luego sacudió su cabeza quitando sus tontos pensamientos y volviéndose a sentirse irritada.¡Necesitaba volver a su negocio! Quería saber cómo estaba todo, si su tío se encontraba bien y si realmente esos malditos buenos para nada no lo habían matado por la deuda. Pero Ivan le había dicho que todo estaba resuelto y que no volverían a molestarlos.Clara quería creerle, supuso que no tenía más opción ya que tampoco tenía su móvil para verificarlo, según su
Micaela conocía a su mejor amiga Clara desde hacía años, prácticamente habían crecido juntas y aún así nunca dejaba de sorprenderla. Su amiga era una caja de pandora, siempre salía con algo nuevo. Quizás por ello es que cuando vio que un coche de alta gama, de color negro y perfectamente lustrado detenerse en la puerta de su casa, supo que Clara tenía algo que ver con eso.Y lo confirmó rápidamente cuando la joven salió del asiento trasero. La observó con curiosidad desde la ventana de su casa, la joven castaña se acercó a la puerta del conductor, la abrió y se inclinó hacia dentro del coche, como si le estuviera diciendo algo a la persona que estaba dentro, para luego cerrar la puerta con fuerza como si de una puerta giratoria se tratase.Micaela observó con curiosidad cómo el coche no se iba mientras su amiga caminaba apresurada hacia la puerta de su casa, parecía que la estaba esperando para volver.Escuchó que el timbre de su casa sonaba y corrió hacia la puerta, necesitaba saber