-¿Cómo está mi padre doctor?- preguntó el joven de cabellos negros como la noche y mirada igual de escura, al médico personal de la familia White.
Su padre, llamado Frank White o mejor conocido Sr. White, era líder de la primera familia, El famoso y temido Grupo Sol que lideraba la mafia de la ciudad.
-Está delicado joven Withe, lo recomendable es que haga reposo por un tiempo y que no se haga mala sangre por nada- dijo el médico.
Iván White asintió con la cabeza sin mostrar ninguna emoción.
“Así que llegó mi momento de tomar el mando, me he estado preparando para este momento durante toda mi vida”
-Gracias por cuidarlo, ya puede retirarse- exclamó el joven.
El médico se inclinó en señal de respeto y salió del pasillo junto con un guardaespaldas de la familia que lo escoltaron hacia la familia.
Iván entró con cuidado al cuarto de su padre, donde era constantemente vigilado por dos de sus guardaespaldas, cada uno parado en postura recta contra una de las esquinas, con la mirada felina y atenta a cualquier peligro.
-Padre… ¿Me buscabas?- preguntó Iván.
El hombre estaba postrado en la cama de forma horizontal, el joven nunca lo había visto así, tan débil, siempre había sido un hombre intimidante y no solo por su contextura de gigante sino por su actitud dura para con sus enemigos y sus amigos.
El hombre movió sus viejos y oscuros ojos hacia su primogénito y con un simple gesto de su mano ambos guardaespaldas los dejaron solos, cuidando desde el otro lado de la puerta.
-Hijo… mi hijo favorito- exclamó con la voz ronca.
Iván tuvo que contenerse para no poner los ojos en blanco, harto de que su padre lo adule tanto a él y deje tan de lado a su hermano menor.
-¿Cómo te sientes ahora? Realmente me asustaste- exclamó el joven, sentándose en el borde de la cama.
El Sr. White bufó intentando sentarse en el respaldo, pero su hijo se lo impidió.
-El miedo es tu peor enemigo Iván, no debes tenerle miedo a nada, o van a comerte vivo allí a fuera- sentenció duramente su padre.
Iván sabía a qué se refería con eso, sabía que si el hombre no podía levantarse de la cama él tendría que hacerse cargo de todos sus asuntos y por lo tanto su vida iba a estar en peligro.
-Hoy a la noche tienes la reunión con los italianos, no falles, es tu momento de poner a prueba todo lo que te enseñé.
Iván asintió con la cabeza y se levantó de la cama caminando hacia la puerta.
-Hijo…
Iván se paró en seco, pero no se volteó, esperando que el Sr. White le dijera alguna frase que lo anime.
-No falles.
El azabache no se sorprendió con esto, su padre nunca había sido más que un jefe para él.
El joven jefe no dijo más nada y salió del cuarto, dejando que los guardaespaldas entraran nuevamente al cuarto del paciente.
“Si muero, Nick va a tener que hacerse cargo de la empresa familiar y no puedo permitir que mi hermanito corra peligro”
Iván jamás se perdonaría que su hermano menor tuviera que hacerse cargo de la empresa familiar, Nick era un hombre libre, sin el peso del Grupo Sol ni de su padre en su espalda, en cambio él era la imagen y semejanza de su padre, su destino era ser el jefe de toda la mafia y que todos le temieran.
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Iván estaba contemplando su figura frente al espejo de su vestidor, esa noche había elegido un traje ceñido a su cuerpo que marcaba perfectamente su ancha y trabajada espalda y su cintura estrecha, con un pantalón de pinzas color negro y unos zapatos de cuero negro con un leve tacón que le agregaba más altura a sus ya 1.90.
Se acomodó su camisa color gris oscuro con el último botón suelto y tiró su cabello negro y lacio peinado hacia atrás.
Era todo un mafioso.
El líder tirano y sin corazón que dominaría el Grupo Sol y por lo tanto manejaría al Grupo Luna, los inferiores, los que estaban escalones más abajo en la jerarquía mafiosa.
Tenía que ser fuerte e Iván lo sabía, con tan solo un error, el Grupo Luna podría apropiarse de todo el poder que su padre se había ganado a costa de la sangre de otros.
Asintió a su reflejo y respiró hondo.
-Aquí vamos…- se dijo a sí mismo, saliendo del vestidor donde dos guardaespaldas armados lo estaban aguardando para escoltarlo al lugar de encuentro.
Iván no era tonto, aunque los italianos querían cerrar el trato de venta de armas con la familia White, no había que confiar en ellos, tenían la mala fama de traicionar a sus socios.
-Señor White - exclamó uno de los hombres que siempre lo había protegido- Ya lo están esperando en el restaurante.
-Señor White… suena bien- exclamó sonriendo ampliamente mostrando toda su hilera de perlas blancas y brillantes.
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Llegaron rápidamente al restaurante acordado, un lugar de pastas, para que su invitado se sintiera como en casa.
Caminó hacia la mesa privada y reservada para negocios, entrando con una gran presencia, con la frente en alto y la mirada dura.
El mafioso italiano se levantó de su asiento y entendió sus manos en alto, con su m*****a sonrisa falsa y sus palabras escandalosas.
-Pero mira nada más, el pequeño Iván ya es todo un hombre-
Iván pudo detectar el sarcasmo en sus palabras.
-Un gusto volver a verlo- respondió estrechando su mano con firmeza.
Ambos se sentaron enfrentados, rodeados por sus guardaespaldas que intercambiaban miradas atentas y de advertencia.
-Entonces dime… ¿Tu padre no va a hacer acto de presencia esta noche?
-Me temo que solo vamos a ser tu y yo…
-¿No será que tu padre ya está más cerca de la tumba que de los negocios?- preguntó burlón.
-Solo son rumores- respondió secamente.
“Si se enteran que mi padre está delicado todo se va a ir al carajo en segundos” Pensó sabiendo que todos anhelaban tener el poder del Grupo Sol.
-Y bien… ¿Cerramos el trato? 10 millones de dólares por tu mercancía.- sentenció el joven White.
-Aunque la oferta de tu padre fue tentadora en su momento, aún tengo mis dudas de si cerrar el trato o no.
-¿Se puede saber cuáles son?- murmuró apretando con fuerza las muelas.
-Bueno… para mi familia es una ofensa que tu padre estuviera “Ocupado” con cosas más importantes que ver a su viejo amigo, y enviar a su niño mimado.
“¿Niño mimado?” Pensó furioso a sus adentros.
“No soy un niño, soy el jefe del Grupo Sol, quien maneja todo en esta ciudad, maldito idiota”
Iván se contuvo y tuvo que tragarse sus ganas de mandar a la m****a al italiano.
-Con todo respeto, pero ya no soy un niño, preferiría que me llame Sr. White.
El hombre se rió burlón, haciendo irritar al joven mafioso.
-Puede confiar en el Grupo Sol, que el trato que está haciendo es el mejor que va a conseguir, ninguna otra familia le va a dar tanto dinero por su mercancía.
El italiano se movió en su asiento y sin más vueltas apoyó un arma sobre la mesa, alertando a los guardaespaldas de Iván, quienes sostuvieron sus armas, haciendo que los guardaespaldas del italiano también lo hicieran.
Iván levantó la mano en alto, tranquilizando a sus guardaespaldas.
-No hay necesidad de llegar tan lejos- dijo tranquilamente el joven mafioso, haciendo reír al italiano.
-Solo es una advertencia, no me gustan que jueguen conmigo ¿Sabes? Tengo pocas pulgas.
“Eso ya lo veo” Pensó a sus adentros el azabache.
-No tengo más opción que esperar a que tu padre se digne a reunirse conmigo y que no mande a uno de sus niños a verme- sentenció levantándose de golpe, tomando su arma en sus manos.
Iván no se inmutó, mirándolo desde abajo, luego se levantó con tranquilidad, extendiendo su mano hacia el mafioso italiano.
-Espero que cambie de opinión y nos veamos pronto. Créame, no va a conseguir mejor oferta que esta y es por tiempo limitado.
El hombre miró con sospecha la mano del joven, pero finalmente lo estrechó.
-Vas a ser un buen negociante algún día niño…
-Gracias…
-¡A no ser que te mate antes de eso!.
Todo pasó muy rápido, los guardaespaldas del italiano arremetieron sin piedad contra los suyos, bajándolos al suelo rápidamente, dejando indefenso al joven White, quien no dudó en correr lejos de allí esquivando las balas, saliendo hacia el salón principal, donde todos los comensales comenzaron a gritar al ver a Iván con un arma en la mano siendo corrido muy de cerca por dos italianos también con armas.
-¡Mierda m****a!- gritó mientras corría con todas sus fuerzas por los callejones de la ciudad, sintiendo que una bala golpearía en su espalda en cualquier momento. -¡Traigan refuerzos m*****a sea!- gritó al teléfono.
Dobló en un callejón y comenzó a correr con todas sus fuerzas sintiendo sus pulmones salir por su garganta.
Se giró para mirar hacia atrás sin dejar de correr, descubriendo para su desgracia que dos matones italianos lo venían siguiendo.
-¡Ven aquí maldito!
Cuando volvió su vista hacia el frente, lo único que sintió fue que algo frenó su huida, cayendo de lleno al suelo.
Abrió sus ojos negros confundido, y al ver lo que tenía delante de su vista se sintió abrumado, debajo de él había una mujer, de ojos grandes, redondos y de color miel, casi tan brillantes como el oro.
Se quedó petrificado mirando ese rostro angelical bañado en gliter plateado y pestañas largas con labios pintados con un fuerte rouge color rojo, que intentaban hablar sin emitir sonido.
Aunque su corazón latía con fuerza ante esa mirada tan llena de vida, no como la suya, el miedo a morir fue más fuerte.
-Ayúdame a esconderme- ordenó con la voz dura, mientras se levantaba de encima de la joven que se había interpuesto en su escape.
Iván miró con impaciencia como la mujer de pocas ropas lo miraba de arriba hacia abajo con desprecio como si él fuera el vulgar en la situación.
Esa mujer misteriosa estaba prácticamente desnuda.
Con un pequeño top engomado plateado con una falda tubo del mismo color que dejaba a la vista su ombligo y por debajo sus muslos tonificados.
“Claramente es una prostituta” Pensó al ver los grandes tacos aguja y el dinero metido al costado de su falda.
-Olvídalo- sentenció la mujer misteriosa de cabellos castaños.
La joven se dio vuelta dispuesta a dejarlo a la merced de esos asesinos, pero el joven mafioso la sostuvo del brazo haciéndola girar hacia él.
“¿Olvídalo? ¡Nadie le decía que no a Iván White!”
-¿¡Que haces?! ¡Suéltame!- chilló la castaña forcejeando con el joven.
El mafioso escuchó los pasos a lo lejos de los mafiosos.
“M****a, necesito desaparecer”
-Te pagaré, si me ayudas te pagaré, lo que quieras.
La joven lo miró con una ceja enarcada.
-¿Lo que yo quiera?
Iván se giró nervioso hacia los italianos que estaban más cerca.
-¡Si lo que quieras!- exclamó desesperado, perdiendo por completo la paciencia.
Clara pareció pensarlo y el joven sentía que su vida estaba en manos de esa mujer demasiado relajada para su gusto.
-Está bien, 500 dólares.
Iván la miró con ambas cejas enarcadas, quiso reírse de ese monto ínfimo, pudo haberle pedido un millón de dólares y se lo hubiese dado por su vida, pero la joven parecía muy segura de ese monto.
“Que tonta, seguro lo va a usar para alcohol o drogas” Pensó.
-Trato hecho, ahora ayúdame a esconderme.- ordenó.
En un rápido movimiento, la joven de la calle lo empujó detrás de un conteiner parándose en medio del callejón con los puños cerrados en señal de pelea.
-¿Qué haces?- exclamó en shock el joven mafioso.
-Darles su merecido a esos maleantes.
-¡Estás loca te van a matar!
Los ojos negros de Iván se agrandaron a su máxima expresión cuando la pequeña joven se tacos altos y ropa pequeña y ceñida daba una patada voladora hacia los mafiosos.
La patada voladora de Clara fue certera en el pecho del hombre del doble de tamaño que ella.El grandulón italiano cayó de lleno como un muñeco de trapo contra una pila de bolsas de basura.Clara rápidamente se giró hacia el otro hombre que la apuntaba con el arma y con otra patada mandó a volar la pistola muy lejos de allí.El mafioso italiano gruñó, furioso de que una mujer lo desarmara tan fácil humillando su ego masculino, el hombre comenzó a arremeter contra la castaña intentando golpear el rostro de su enemiga, pero Clara fue más rápida, gracias a su pequeña estatura y delgadez, esquivó con agilidad cada golpe con solo mover su cuerpo de un lado hacia el otro.Iván aún estaba viendo atónito la escena que parecía sacada de una película de acción con la mujer como protagonista, como si fuera una agente encubierta fingiendo ser una prostituta.No podía creer que esa mujer estuviera dándole duro y sin asco a dos hombres que se habían preparado toda su vida para ser máquinas de matar
Clara cerró la puerta trasera de antro con fuerza, aún sosteniéndola por si a ese extraño y peligroso hombre se le ocurría volver a entrar.Mientras se aferraba a la puerta como si su vida dependiera de ello, Clara no podía calmar el fuerte latido de su corazón.“¿Qué me está pasando?” Se preguntó a sus adentros, sintiendo que todo su cuerpo temblaba y un calor infernal invadía cada rincón de su ser como si estuviera abrigada con mil prendas y no desnuda con dos diminutas piezas de tela.Esos ojos negros como la noche, tan peligrosos y llenos de banderas rojas la habían abrumado como nunca antes ningún hombre lo había hecho.Toda su vida había pensado que el amor y el sexo eran cosas poco importantes, dándole prioridad a sus estudios y a mantener el negocio de sus padres a flote.¿Por qué ahora pensaba de forma indebida en ese maleante?Clara no pudo evitar imaginar cómo se sentirían esos glúteos firmes entre sus manos y cómo sabría esa boca que había besado su mano.“Seguramente a ta
Clara llegó agotada de la facultad, pero con una pizca de esperanza, sabía que le había ido bien en el examen de anatomía, aunque mientras resolvía las preguntas, que para ella eran pan comido, no había podido dejar de pensar en ese hombre misterioso que la distraía constantemente del papel frente a ella.Especialmente cuando llegó a la parte anatómica masculina.Sus mejillas se encendieron al ver las partes íntimas masculinas, como si fuera una niña avergonzada, tuvo que taparlos con su mano, incapaz de mirar la imagen sin pensar en cómo sería ese hombre allí abajo.Entró al local de comida de su familia más tranquila que nunca, sabiendo que los matones no los molestarían hasta el próximo mes.Pero cuando encontró a su tío llorando contra el mostrador supo que algo no estaba bien.-¿Tío?- preguntó acercándose al hombre- ¿Qué pasa? ¿Qué sucede?El hombre sollozó el silencio sin responder.-Tío… por favor contesta, dime que pasó.El hombre negaba con la cabeza, que estaba escondida ent
Clara intentó abrir sus párpados con todas sus fuerzas, los sentía pesados sobre sus ojos, como si fueran dos persianas rotas que tapaban toda la luz y la visión del bar.“¿Qué me está pasando?” Se preguntó a sus adentros. “Debe ser el cansancio de tantas horas despierta” concluyó.-¿Te sientes bien?-Por un momento la castaña se había olvidado del hombre apuesto que le había invitado un Martini.-Oh… estoy bien, solo un poco cansada- respondió avergonzada.Se acomodó en su asiento, un alto taburete de madera y rogó no caerse de lleno contra el suelo cuando sintió que por un segundo perdía el equilibrio y todo le daba vueltas. – Perdona… ¿Qué decías?- No recordaba haber hablado en bastante tiempo y tampoco recordaba qué le había estado diciendo el hombre, solo había visto cómo sus labios se movían sin emitir un sonido, como si sus oídos hubieran dejado de escuchar de repente.La línea recta que eran los labios de Demian se curvaron hacia arriba en una sonrisa extraña que la joven no p
Demian se encontraba encima de Clara, besando el cuello vulnerable y expuesto de la joven semiinconsciente que tenía debajo.Escuchó un fuerte golpe detrás suyo, de la puerta abriéndose en un estruendo.-¿No ves que estoy ocupado? Vete….- gruñó a quien sea que había interrumpido su momento íntimo con la hermosa joven. Quiso continuar con su tarea, pero sintió como lo agarraban del cuello de su camisa desabrochada y lo arrojaban con fuerza hacia atrás y lejos de la joven.-¡¿Qué mierda?!- exclamó desconcertado contra el suelo.- Hijo de….- No pudo terminar su frase, porque cuando levantó su rostro hacia la silueta que se había parado delante suyo sintió que se le helaba la sangre- Señor White…- apenas pudo decir.No, ese hombre no era el joven White, más bien era un demonio, toda su aura lo decía a gritos.Ivan tenía los puños cerrados con fuerza y temblando a los costados de su cuerpo, su pecho subía y bajaba con una respiración pesada, como si fuera un animal con rabia, mostrando sus
La señora cerró la puerta detrás de sí dejando a la joven castaña con el vestido entre sus manos y confusión en su rostro. Levantó la prenda delante de ella con rabia y la arrojó a un costado sin cuidado.“Está loco si cree que voy a ponerme ese maldito vestido” Bufó a sus adentros-Necesito salir de aquí- murmuró pensando en sus posibilidades. No tenía idea de donde estaba, si estaba cerca de su casa o siquiera en la misma ciudad.Recordaba que la mujer amable le había dicho que unos hombres la esperaban fuera del cuarto para llevarla al comedor, seguro eran los guardaespaldas del idiota ese llamado “Sr. White”. La joven estaba familiarizada con ese tipo de gente y estaba más que segura que ese hombre misterioso no era alguien de quien fiarse y tenía bien en claro que “Desayunar” no iba a significar solamente eso.Miró con desespero hacia todos lados. Había una puerta que conducía a un baño del mismo tamaño que la habitación, pero nada más, volvió sobre sus pasos hacia el cuarto y su
-Sí, quiero que trabajes para mí, para mi familia. El Grupo Sol ¿Te suena?¡Claro que le sonaba! ¿Qué persona de toda la ciudad no conocía al peligroso y poderoso Grupo Sol? No era tonta, sabía que era la familia que manejaba el tráfico de armas y tenía a todos los maleantes controlados y bajo sus órdenes.Clara abrió levemente sus ojos con asombro al darse cuenta que tenía al frente suyo al líder del Grupo Sol y rogó que ese hombre de mirada oscura y sonrisa divertida no notara el miedo que se apoderó de su cuerpo.Había pensado que era un simple niño rico caprichoso de papá, pero qué equivocada estaba. Había estado desafiando toda la mañana a un hombre que podía chasquear los dedos y simplemente deshacerse de ella sin que nadie se atreviera a preguntar luego.Tragó saliva pesadamente y se odió por eso.-¿Y bien?- finalmente habló el hombre.La joven se odió, tenía que mostrarle a ese tipo que su poder no la intimidaba, aunque no fuera cierto.-Estás loco si crees que voy a aceptar s
Clara no podía creer haber aceptado convertirse en la guardaespaldas de un maldito mafioso, pero así fue, ahora se encontraba en su nuevo cuarto con su nuevo uniforme de entrenamiento.-Esto es ridículo e hilarante- exclamó mientras se observaba en su espejo de tocador con una musculosa color negra y unos pantalones de algodón del mismo color, realmente parecía una toda una profesional con su cabello recogido en una coleta alta dejando completamente descubierto su rostro sin maquillaje.“No está nada mal” Pensó contemplando su figura, luego sacudió su cabeza quitando sus tontos pensamientos y volviéndose a sentirse irritada.¡Necesitaba volver a su negocio! Quería saber cómo estaba todo, si su tío se encontraba bien y si realmente esos malditos buenos para nada no lo habían matado por la deuda. Pero Ivan le había dicho que todo estaba resuelto y que no volverían a molestarlos.Clara quería creerle, supuso que no tenía más opción ya que tampoco tenía su móvil para verificarlo, según su