Un mes y medio después.
Estimada alfa de la Manada Plata y de la Manada de los Desterrados:
Sé que tienes demasiadas obligaciones como alfa de dos manadas, pero quiero hablarte de tus responsabilidades como luna.
Entiendo que todo esto de aprender sobre la marcha el significado de ser un alfa y que sea por partida doble, además, teniendo que lidiar con lobos de una manada tan orgullosa y que no quiere mezclarse con miembros indeseables de nuestra sociedad, o el hecho de que la naturaleza salvaje de los desterrados, a quienes les ha tocado encarrilar tanto mi padre como tu madre ha sido demasiado complicado, o que tu tiempo ha tenido que dividirse en cuatro, siendo alfa de dos manadas, luna en otra y hermana e hija de una familia que ahora se reúne, después de todo lo que ha sufrido, se sienta muy pesado para ti.
Te diría que creo que te perdonaría si estás con tu madre y tus hermanos en la manada Media Noche, ahora
― ¡Despierta, Bianca! ―me grita Meg al oído y abro los ojos algo aturdida. Me paso la mano por el cuello que me duele por haber dormido mal en la silla junto a la cama de Matt, quien estuvo con fiebre toda la noche. Pobre chico, no paraba de quejarse por el malestar, pero Richard no quiere llevarnos al hospital a que nos atiendan. Dice que están llenos de gérmenes y que uno entra con una enfermedad y sale con otras tres. A veces me molestan ese tipo de manías de su parte, como por ejemplo, no le gusta que esté cerca cuando está meditando. Pero con eso de que no quiere llevarnos al médico se pasa. Por suerte para él, los chicos que vivimos en su casa de acogida somos muy sanos, claro, salvo cuando nos cae una enfermedad como la varicela. Como siempre, yo estoy al pie de la cama cuando se sienten mal. No tengo ni idea de cómo curarlos. No soy enfermera ni quiero ser una, yo voy a ser abogada y lo mío son las leyes, no las inyecciones. Por suerte, todos los chic
―No tengo nada qué ponerme―le susurro a Kayra, quien pone los ojos en blanco. Estamos en mi habitación. Le dijimos a Richard que íbamos a tener una especie de piyamada, tratando de que Meg no se enterara porque no queremos romperle el corazón. ―Descuida―dice, mientras revuelve su maleta―por aquí tengo algunos vestidos que te deben quedar bien. Pone sobre mi cama un par de trajes, el primero es salmón intenso, holgado en la parte de enfrente, pero se ajusta en la cintura con unas tiras de cuero negras y tiene vuelo en la falda que llega a medio muslo, atrás tiene un escote que llega a media espalda, la cual se entrecruza con una tira de cuero igual a la que está enfrente. El segundo es de satín, con mangas en tres cuartos y un escote en la parte de adelante, que se ajusta en el corpiño y hace una campana a medio muslos. Ambos son perfectos para usar con mis botines negros, pero me decido por el primero, ya que hace que se vea un poco medieval. A Kayra no le qu
― Ya está despertando―escucho una voz masculina a mi lado―debemos darle algo para que siga inconsciente.Tengo un dolor punzante en mi sien y la boca seca. Mis ojos siguen cerrados. Me siento asustada. No recuerdo muy bien cómo llegué aquí o dónde estoy o quién es esta gente.―No podemos darle más droga, lo que se tomó era suficiente para dormir a un caballo―dice una chica―pero ella se lo bebió todo como agua, tiene demasiada resistencia al licor o al licor más la droga en todo caso.― ¿Qué esperabas de ella, Astrid? ―le dice otra chica, cuya voz reconozco―su hígado debe procesar lo que le pongan, alcohol, drogas, lo que sea. Cualquiera amaría un hígado como ese―se burla.―Les dije que la había encontrado―dice otra vez el hombre. Ahora estoy segura de quién es. Velkan.―Me di cuenta en cuanto la vi, cariño―dice la otra chica
― ¿Qué? ―me burlo de Kieran cuando nos encontramos en su habitación― ¿necesitas una excusa para estar con una mujer? ―tengo los labios fruncidos de la rabia y mi boca sigue destilando veneno―intenta tocarme y te arranco la cabeza.Kieran se ríe a carcajadas ante mi amenaza. Es cierto, él es enorme, debe tener como un metro noventa de estatura y su cuerpo es muy musculoso, así que una cosa menuda como yo en comparación no debe tener ningún tipo de oportunidad.Eso no significa que se la voy a dejar tan fácil, si cree que voy a caer rendida a sus pies está muy equivocado.―Por qué no comes y dejas de amenazarme―dice entre risas, tratando de volver a su postura fría sin conseguirlo―solo quiero que estés bien y tú tienes hambre, así que come.―Si me quieres bien, devuélveme a mi casa―le espeto― ¿sabes lo difícil que es para una
―Va a estar bien, mi alfa―escucho decir a Velkan, quien está sentado en la cama contigua a la mía. Mis ojos están entrecerrados y el dolor en mi costado saca un quejido de mi boca. ― ¿Estás seguro? ―le pregunta Kayra con voz temblorosa―esa rama estaba metida entre las costillas y le debe haber perforado el pulmón. Estaba empapada en sangre. Por lo que sé, hasta debió atravesarle el corazón. ―Recuerda quién es―le responde Velkan, pero antes de que continúe trato de incorporarme. ― ¿Y quién se supone que soy? ―le digo, mirando mi costado. El dolor disminuye poco a poco, como si hubiera tomado alguna medicina para el dolor y ahora estuviera haciendo efecto―y creo que están exagerando, solo me hice un rasguño, mira―le muestro a Kayra, quien se lleva la mano a la boca. La medicina o lo que sea que me hayan dado acaba por hacer su efecto y ahora estoy mucho mejor. Me siento al borde de la cama todavía débil y veo a mi alrededor. Los rayos del sol me pegan d
La mesa en forma de U es presidida por Kyle en la parte central, con su esposa Luna a un lado y Kieran, al otro. Richard y yo nos sentamos enfrente. Este se pasa las manos por la cara varias veces, dejando una mano acariciando su barba de tres días, como hace cada vez que se queda sin palabras. Pero yo tengo demasiadas cosas qué decir y no tengo tiempo para que él tome el valor que necesita, así que rompo el incómodo silencio. ― ¿Cómo fue que llegaste primero que nosotros? ―Richard me mira sorprendido, porque estoy segura de que no esperaba que esa fuera mi primera pregunta. ―Tomamos un avión―me responde―me dijeron que te llevaron en auto y estuvo bien, es más difícil que te detectaran―añade, como si fuera normal utilizar la palabra “detectaran”. Respiro hondo. Creo que ni él ni yo podemos seguir dándole vueltas a esto un segundo más. ― ¿Es verdad todo lo que me han contado, Richard? ―le pregunto. ―Depende de lo que te han dicho, Bianca―me res
Un fuerte grito me despierta, pero aún me siento un poco mareada, así que no abro los ojos todavía.― ¡Recházala! ―dice una voz femenina, que creo que es Astrid.―Aunque quisiera, no puedo, ella todavía no se ha convertido, ni siquiera sabe qué yo soy―le responde Kieran molesto.― ¿Y qué harás, entonces? ―le pregunta ella― ¿me vas a dejar?―No… lo sé―le responde―aún no sé qué hacer, Astrid―se hace una pausa, hay mucha tensión en el aire, así que cierro más los ojos.―Resuélvelo, Kieran―añade Astrid―ella no puede ser tu Luna, no sabe nada de la manada y ni siquiera le importa nuestro mundo. Yo te apoyaré siempre, sabré ser mejor luna, esta es mi manada, aquí crecí y haré todo por llevarla adelante como tú necesitas.―Astrid, estábamos tonteando t&uacu
―Parezco una zorra―le digo a Kieran disgustada, cuando caminamos por el pasillo hacia las escaleras, para dirigirnos el comedor principal donde se servirá una cena en mi honor. Nunca me ha gustado llamar la atención, me pone nerviosa y torpe y es lo que menos necesito en este momento con tanta gente extraña. Hombres Lobo. Espero que Richard esté presente. No me vendría mal ver una cara conocida, aunque siga molesta por todas sus mentiras. ―Sí, pero una zorra hermosa―me responde muy cerca del oído, colocando su mano sobre mi espalda desnuda, por el escote que me llega hasta la cintura de mi vestido negro de mangas tres cuarto y cuya falda en forma de lápiz me cubre la mitad del muslo. Él va vestido con una camisa negra con dos botones abiertos y remangada en los brazos que le dibuja todos los músculos del torso y los brazos. Su pantalón es negro también. El cabello oscuro lo lleva una cola bien organizada con gel. ―Una zorra es u